Arquitectura Bizantina
La arquitectura bizantina, con su rica historia y características únicas, dejó una huella imborrable en el mundo del arte y la construcción. Desde las imponentes cúpulas hasta los intrincados mosaicos, este estilo arquitectónico ha cautivado a generaciones. A continuación, exploraremos su evolución y sus elementos más destacados.
Decoración de Capiteles
Una de las contribuciones más significativas de la arquitectura bizantina fue la decoración de capiteles. Existieron diversos tipos, como el teodosiano, una herencia romana del siglo IV que evolucionó del corintio. Tallado a trépano, su aspecto recuerda a un avispero. Otra variedad fue el capitel cúbico de caras planas decorado con relieves a dos planos. En ambos casos, se colocaba sobre ellos un cimacio, una pieza troncopiramidal decorada con diversos motivos y símbolos cristianos.
Tipología de Templos
En cuanto a la tipología de los templos, abundan los de planta centralizada, lo que concuerda con la importancia otorgada a la cúpula. Sin embargo, también son numerosas las iglesias de planta basilical y las cruciformes con tramos iguales (planta de cruz griega). En casi todos los casos, los templos poseían, además del cuerpo de la nave principal, un atrio o nártex, de origen paleocristiano, y el presbiterio precedido de iconostasio. Este cerramiento calado se decoraba con iconos pintados.
Primeras Obras Cristianas
La primera obra cristiana destacada, del primer tercio del siglo VI, es la Iglesia de San Sergio y San Baco en Constantinopla (527-536). Este edificio de planta central cuadrada con octógono en el centro, está cubierto por una cúpula gallonada sobre ocho pilares y una nave a su alrededor. De la misma época, la primera mitad del siglo VI, es la iglesia rectangular con dos cúpulas de la Santa Paz o de Santa Irene, también en Constantinopla. Pero la obra cumbre de la arquitectura bizantina es la Iglesia de Santa Sofía (Iglesia de la Divina Sabiduría), dedicada a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Construida por los arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto entre los años 532 y 537, bajo las órdenes del emperador Justiniano I. Otra obra importante, aunque desaparecida, fue la Iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla. Proyectada como mausoleo imperial e inspirada en la iglesia de San Juan de Éfeso, presentaba una planta de cruz griega con cinco cúpulas, un modelo ampliamente imitado en todo el mundo bizantino, como en la famosa Iglesia de San Marcos de Venecia (siglo XI).
Rávena: Un Foco Bizantino en Occidente
Constantinopla no fue el único centro importante en la primera Edad de Oro de Bizancio. Rávena, capital del Imperio bizantino en Occidente desde el siglo VI hasta el siglo VIII, ubicada en el nordeste de la península italiana, a orillas del mar Adriático, también fue un núcleo relevante. Las iglesias bizantinas de Rávena presentan dos modelos: uno de inspiración constantinopolitana, como la Iglesia de San Vital (538-547), similar a la Iglesia de los Santos Sergio y Baco. De planta octogonal con nave circundante entre pilares elevados y una prolongación semicircular en la cabecera, delante del ábside del presbiterio, cuenta con un amplio atrio con torres laterales. En la Iglesia de San Vital se prefiguran los rasgos característicos de la arquitectura medieval de Occidente, especialmente la verticalidad en detrimento de la horizontalidad precedente. El otro modelo presente en Rávena muestra influencia paleocristiana por su estructura basilical con cubierta plana. Ejemplos de ello son la Iglesia de San Apolinar in Classe y la Iglesia de San Apolinar Nuovo, ambas de la primera mitad del siglo VI, con destacados mosaicos.
Segunda Edad de Oro
En la Segunda Edad de Oro predominan las iglesias de planta de cruz griega con cúpulas sobre tambor y una prominente cornisa ondulada en la base exterior. Este nuevo tipo de iglesia se ve en la desaparecida Iglesia de Nea de Constantinopla (881), construida por Basilio I. A este esquema compositivo pertenecen la Catedral de Atenas, la Iglesia del Monasterio de Daphni (que usa trompas en lugar de pechinas) y los conjuntos monásticos del Monte Athos en Grecia. En Italia destaca la Basílica de San Marcos de Venecia (1063), con planta de cruz griega inscrita en un rectángulo y cinco cúpulas sobre tambor: una sobre el crucero y cuatro en los brazos de la cruz, similar a la desaparecida Iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla. En esta Segunda Edad de Oro, el arte bizantino se extendió a la zona rusa de Armenia. En Kiev se construyó la Iglesia de Santa Sofía (1017), siguiendo la arquitectura de Constantinopla, con una estructura basilical de cinco naves terminadas en ábsides. En Novgorod se construyeron las iglesias de San Jorge y de Santa Sofía, ambas de planta central.