Como demuestra San Agustín la existencia de Dios


1—-El primer párrafo del texto (desde “No sé si…” hasta “primer principio de la filosofía que buscaba”) el autor señala que mientras que en cuestiones morales cree razonable seguir las costumbres de la mayoría aunque le parezcan inciertas (esta es una regla de la moral provisional que ha desarrollado en el capítulo tercero), en cuestiones de teoría del conocimiento, acerca de la verdad señala el texto, no cree que deba ser así. En estas cuestiones sólo aceptará lo  indudable; vemos en este punto cómo aplica la primera regla de su método.  (habría que señalar brevemente qué es el método y señalar las otras reglas). El texto se centra en la aplicación de esta regla a varias cuestiones, es decir, establece tres niveles de duda en este orden: los sentidos, las matemáticas y la realidad. (En este texto no aparece, pero en otras de este mismo libro o de las “Meditaciones Metafísicas”, plantea la hipótesis del genio maligno y desarrolla más la idea de que lo que llamamos real podría ser un sueño; en el comentario se puede aludir a esto, pero señalando que no aparece en este texto, por ejemplo, lo del genio).
Se llega a una verdad indudable, que es que hay un yo que piensa, y eso se considera la primera verdad que buscaba (hay que señalar que, fijándose en el modelo matemático, él pretendía encontrar alguna verdad evidente que le sirviera de punto de partida de otras que se dedujesen de ella, tal y como  ocurre en las deducciones matemáticas).
En el comentario hay que señalar las carácterísticas del Cogito (que el yo al que se refiere es una mente, no un cuerpo, que no se trata de un silogismo…); se puede explicar que tras ésta, Descartes llegará a la 2ª verdad, que es Dios, y de ella a la verdad de la existencia del mundo, y ha que explicar cómo llega a ellas.

2—-En el segundo párrafo (desde “Al examinar…” hasta “concebimos distintamente” Descartes hace dos cosas:

           1Analizar cómo es ese “yo” que ha descubierto que piensa y existe, y llega a la conclusión de que se trata de un alma, que es una sustancia (en sentido aristotélico del término), cuya esencia es pensar, o sea, que es          (aunque no lo dice en el texto)
una “res cogitans” (En el comentario habrá que explicar las carácterísticas de ese yo).

  1. Analizar qué hace verdadera a la frase “cogito, ergo sum” y llega a la conclusión que es su claridad y distinción, y entonces considera que esas carácterísticas las usará como criterio de certeza ,es decir, como modo para saber si cualquier otra proposición es verdadera o no: las que sean claras y distintas lo serán, las que no, no lo serán. (Hay que explicar qué es claridad y distinción y hay que señalar aquí el círculo vicioso que fue denunciado ya por los críticos de Descartes en su misma época.

3—-En el tercer párrafo (desde “Reflexionando…” hasta “que fuera Dios”) el autor hace un intento de demostración de la existencia de Dios. Partiendo de su propia finitud, afirma que su idea de “perfecto” (que él identifica con Dios) tiene que proceder de un ser perfecto  ( o sea, de Dios). Las razones que da para ello son las siguientes:

  1. Tal idea no puede proceder de la nada (se apoya en el principio de Parménides según el cual “El no ser no es y no puede ser”, es decir, que del no ser no puede surgir el ser, de la nada, no puede salir algo).

  2. Tal idea no puede proceder de él, porque él es un ser imperfecto, y de lo imperfecto no puede surgir lo perfecto (se apoya en el principio aristotélico según el cual “todo tiene una causa proporcionada”).
  3. Tal idea, por tanto, afirma que sólo puede provenir de un ser proporcionado a la idea, o sea, perfecto, y ese es Dios (por tanto existe).

Hay otras ideas en él (como la del cielo, luz, calor… pero esas sí cree que pueden proceder de él, pues no le parece que sean ideas de algo más perfecto que él (la tierra, la luz…tienen cierto grado de perfección y cierto grado de imperfección, como el propio Descartes). En el comentario habría que señalar que este tipo de demostración ya fue usada por Agustín de Hipona – verdades eternas- Habrá que señalar que posteriormente usa otro tipo de demostración, semejante al argumento ontológico de San Anselmo.


4—–En el último párrafo hace otro intento de demostración de la existencia de Dios comparando la idea de Dios con algunos conceptos matemáticos (de la geometría). Señala que la diferencia se encuentra en lo siguiente:

  1. En los conceptos de objetos geométricos (como “triangulo”) no se incluya que tengan que se existentes; es decir, la definición de “triángulo” incluye que se trata de una figura cuya suma de ángulos equivale a dos rectos, pero eso no implica que tenga que existir ningún triángulo; es decir, la existencia no forma parte de las cualidades por las que definimos a los triángulos.
  2. En el concepto de Dios, entendido como “ser perfecto”, encontramos, sin embargo, que la existencia sí forma parte de la definición, ya que no concebimos al ser más perfecto como no existiendo (porque entonces no sería perfecto del todo); es decir, la misma idea de “ser perfecto” implica su existencia y, como tenemos tal idea, ese ser tiene que existir. Esto, afirma Descartes, es evidente. Se trata, pues, de una segunda verdad que es intuida por Descartes a partir de la primera (la del “Cogito”).—Se trata del mismo tipo de argumento que ya Anselmo de Canterbury utilizó para demostrar a Dios, habría que señalarlo en el comentario, y señalar también las críticas que este tipo de argumento había recibido por parte de Tomás de Aquino, y que posteriormente recibirá por parte de Kant. Al comentario habría que hacer alusión al otro tipo de argumento que aparece inmediatamente antes ( el que se basa en la causa proporcionada).

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