Conceptos Fundamentales de la Filosofía: Aristóteles, Descartes y Kant


Aristóteles: Ética, Helenismo, Estoicismo y Política

Ética Aristotélica: La Búsqueda de la Felicidad (Eudaimonía)

La ética de Aristóteles tiene como fin último la felicidad, alcanzada a través del eudemonismo. Todo se orienta hacia la felicidad. Hace referencia a lo teleológico, buscando perfeccionar la conducta y la antropología. Existen diferentes tipos de bienes y es necesario contar con unas condiciones mínimas para ser feliz, como comida, bebida, hogar, etc. Ofrece una visión crítica sobre el estado de bienestar, postulando que la función humana es alcanzar la virtud y, posteriormente, la teleología. Además, para ser feliz, se necesita tiempo, movimiento y una vida contemplativa, lo que conduce al conocimiento a través de los hábitos. Existen dos clases de virtudes:

  • Virtudes dianoéticas: Relacionadas con la razón.
  • Virtudes prácticas: Implican la elección de lo conveniente.

Aristóteles y el Helenismo: Hedonismo y Placer

El pensamiento de Aristóteles en el contexto del Helenismo se basa en el hedonismo, que busca el placer a través de su administración y la amistad. Hay diferentes tipos de deseos:

  • Naturales y necesarios.
  • Naturales y no necesarios.
  • Ni naturales ni necesarios.

La felicidad se consigue afrontando el miedo, y se requiere serenidad y tranquilidad para el bienestar corporal. Finalmente, la sabiduría, obtenida a través del conocimiento, es esencial para alcanzar la eudaimonía.

Aristóteles y el Estoicismo: Destino y Virtud

Los estoicos postulan la existencia de un destino, donde la naturaleza está ordenada racionalmente. El microcosmos (el ser humano) refleja el macrocosmos (el universo). Se necesita serenidad, tranquilidad y autosuficiencia para alcanzar la felicidad. Para ser feliz, se deben superar dos fuentes de sufrimiento: aceptar el destino y controlar las pasiones. El resultado de esto es la virtud (entendida como la abstinencia de placeres y el control de las pasiones).

Política Aristotélica: El Ser Humano como Zoon Politikón

El ser humano es un Zoon politikón, lo que implica la necesidad de vivir en sociedad para desarrollar su esencia. La sociedad surge a través de cuatro elementos clave:

  • La polis: Cubre las necesidades básicas del hombre.
  • La naturaleza humana: Tiende a asociarse y ser social.
  • La necesidad de los otros: El ser humano necesita a la sociedad para desarrollarse y convivir.
  • El fin del Estado: Garantizar la felicidad, el buen vivir y crear las condiciones para el desarrollo humano.

Aristóteles defiende la esclavitud y excluye a las mujeres de la vida pública plena. Para él, los seres humanos se dividen en una clase élite y los esclavos.

Descartes: Ética y Teoría del Conocimiento

Ética Cartesiana: Autocontrol y Pasiones

El ser humano debe evitar ser víctima de las pasiones; por ello, Descartes propone el autocontrol como alternativa. Las pasiones no son del todo negativas, pero es crucial actuar de forma reflexiva, ya que, según el pensamiento racionalista, la libertad y el deber coinciden: el ser humano es libre cuando hace lo que debe hacer. Esta idea influirá en la visión ética de Kant, quien la superará notablemente.

Teoría del Conocimiento Cartesiana: El Método y las Sustancias

Descartes se preocupa por la Nueva Ciencia, surgida tras la negación de la Física Aristotélica. Su filosofía busca fundamentar esta nueva ciencia, y para ello se plantea cuál es el método correcto. Así propone un método basado en los siguientes preceptos:

  1. La Evidencia: Consiste en no aceptar nada que no sea evidente, es decir, considerar momentáneamente como falso aquello que no se presente con certeza. Se define como evidente todo lo que se nos presenta a la mente de forma clara y distinta.
  2. El Análisis: Consiste en dividir las dificultades en partes más pequeñas para facilitar el acceso a la verdad científica.
  3. La Síntesis: Consiste en iniciar el estudio por las partes más sencillas para proceder posteriormente al análisis de las más complejas.
  4. La Enumeración: Consiste en realizar las revisiones necesarias para asegurar que no se omita nada importante y decisivo.

Al definir sustancia, Descartes afirma que es todo aquello que existe de tal forma que no necesita de nada más para existir. Si se toma esta definición de forma literal, solo Dios puede ser considerado sustancia. Sin embargo, a pesar de no seguir estrictamente su propia definición, Descartes considera la existencia de tres tipos diferentes de sustancia:

  • Res Cogitans (Sustancia Pensante): Es el pensamiento, la razón y la inteligencia, de naturaleza inmaterial. Es el Yo surgido del Cogito, equivalente al alma.
  • Res Extensa (Sustancia Extensa): Es la materia en su cualidad de extensión.
  • Res Divina (Sustancia Divina): Es Dios, cuya existencia ya ha sido demostrada y sería la única sustancia propiamente dicha si nos limitamos a la definición original.

El ser humano es el ente que pone en contacto las tres sustancias, ya que, siendo dual, al mismo tiempo conoce la divinidad y, por lo tanto, relaciona a través de su conocimiento las tres sustancias.

Clasificación de las Ideas en Descartes

Otro aspecto crucial del pensamiento de Descartes es la clasificación de las ideas, que será determinante para el nacimiento de dos movimientos filosóficos enfrentados: el Racionalismo y el Empirismo. En primer lugar, es necesario definir el concepto de Idea, que para Descartes es el conocimiento del objeto. Existen tres tipos según su origen:

  • Ideas Adventicias (Sensibles): Provienen de la experiencia sensible (ej. un árbol).
  • Ideas Facticias (Elaboradas): Nacen de la combinación de otras ideas (ej. una sirena).
  • Ideas Innatas: Las poseemos en la mente por el hecho de existir.

Este último tipo de ideas no son aprendidas, sino que forman parte de nuestra mente sin que las hayamos experimentado. Por ello, el Racionalismo afirma que el conocimiento es posible fuera del ámbito de la experiencia.

Kant: Ética y Teoría del Conocimiento

Ética Kantiana: El Imperativo Categórico y el Deber

La teoría ética de Immanuel Kant se expone en su obra Crítica de la razón práctica. Su objetivo es establecer una moral racional y universal. Kant critica las éticas materiales, pues las considera interesadas, heterónomas, normativas e hipotéticas. Propone una moral formal que sea racional, a priori, universal y necesaria. Tiene como objetivo la paz y el entendimiento social. Para ello, utiliza el imperativo categórico: «Obra de tal manera…», es decir, que tu acción pueda servir de ley universal. El imperativo categórico implica una buena voluntad, que aspira a convertirse en una voluntad santa. Además, postula que las personas no deben ser utilizadas como un medio, sino como un fin en sí mismas, y que los actos deben realizarse por deber.

Todo esto nos lleva a preguntar: si hago lo que debo en todo momento, ¿puedo ser feliz? La respuesta es no, al menos no siempre. Esto se debe a la antinomia de la razón práctica, que establece que el bien no es equivalente a la felicidad, y que no es posible alcanzar el bien supremo del hombre en esta vida. Sin embargo, si creemos que el alma es inmortal, es posible que un día lo alcancemos.

Teoría del Conocimiento Kantiana: El Giro Copernicano y los Límites

La teoría del conocimiento de Immanuel Kant se expone en su obra Crítica de la razón pura. Según Kant, su teoría del conocimiento representa un giro copernicano respecto a las teorías anteriores, pues sitúa al sujeto como centro del acto de conocer. Intenta realizar una síntesis entre el Racionalismo y el Empirismo, otorgando importancia tanto a los sentidos como a la razón. Para establecer los límites del conocimiento, Kant indaga en la metafísica, una disciplina que no ha avanzado y se pregunta si puede ser considerada una ciencia.

La ciencia es una disciplina cuyos juicios sintéticos a priori aportan información y son universales y necesarios. Lo opuesto son los juicios analíticos a posteriori, que no aportan nada nuevo y provienen de la experiencia. Finalmente, llega a la conclusión de que la metafísica no es una ciencia, a diferencia de las matemáticas y la física, porque no admite juicios sintéticos a priori. Sin embargo, esto no significa que no sea válida, sino que marca el límite del conocimiento humano. Por este motivo, comienza a preguntarse cuáles son los límites de nuestro conocimiento y si es posible ampliar el conocimiento metafísico.

Divisiones de la Crítica de la Razón Pura

De esta forma, Kant estructura la Crítica de la razón pura en varias secciones:

  • Estética Trascendental: Estudia las condiciones sensibles del conocimiento (a priori), es decir, el espacio y el tiempo. Muestra las condiciones que hacen posibles los juicios sintéticos a priori en la Matemática. El espacio y el tiempo son las formas a priori de la sensibilidad, condiciones trascendentales que permiten la experiencia, pero no pertenecen al ámbito del objeto, sino del sujeto.
  • Analítica Trascendental: Kant aborda el entendimiento y sus categorías (conceptos puros del entendimiento), que clasifica en cualidad, cantidad, relación y modalidad. Se distinguirá entre el noúmeno (los objetos en sí mismos) y los fenómenos (los objetos tal y como los percibimos nosotros).
  • Dialéctica Trascendental: La razón es la tercera facultad del conocimiento, después de la sensibilidad y el entendimiento. La razón sirve para unificar y universalizar el conocimiento humano, dando como fruto las Ideas trascendentales (Alma, Mundo, Dios). Estas Ideas son la globalización del conocimiento para dar sentido a la experiencia. La razón utiliza las Ideas para esta tarea unificadora, pero es crucial tener presente que las Ideas no son fuente de conocimiento, ya que están más allá de la experiencia: son puros seres pensados y no tienen valor en el mundo de los fenómenos.

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