Crisis Climática y Solución Global: El Legado del Protocolo de Montreal en la Capa de Ozono


El Origen Químico de un Problema Global

Un hombre recuerda que, cuando era pequeño (a los 10 años), le compraron un tren eléctrico de juguete. Notó que el transformador olía muy mal debido al ozono (una sustancia química generada por la electricidad al atravesar el aire). Además, el transformador tenía un defecto: despedía una chispa eléctrica que desintegraba los enlaces de las moléculas de oxígeno.

La Química del Oxígeno y el Ozono

El aire que respiramos contiene un 20% de oxígeno (la molécula O₂, que son dos átomos de oxígeno enlazados), y el oxígeno molecular es esencial para la vida. El ozono es O₃ (tres átomos de oxígeno enlazados).

La chispa eléctrica, al dividir las moléculas de oxígeno, deja átomos libres que buscan combinarse. Estos se combinan con una molécula cualquiera (M), que actúa como catalizador, lo que explica por qué el transformador del tren producía ozono.

Este proceso de generación de ozono también ocurre en industrias y vehículos.

La Invención de los Clorofluorocarbonos (CFC)

En la década de 1920, la rotura de un frigorífico desprendía gases malolientes. Para evitar esto, se necesitaba un material que no fuera venenoso ni inflamable, que no causara corrosión, ni quemara los ojos, ni atrajera al gato… Químicos estadounidenses y alemanes inventaron los clorofluorocarbonos (CFC), formados por átomos de carbono unidos a átomos de cloro y flúor.

Poco después, los CFC se utilizaron en grandes cantidades en muchos productos (espumas aislantes, disolventes, agentes limpiadores, etc.) y se produjeron toneladas en la industria.

La Amenaza a la Capa de Ozono

El problema fundamental es que estas moléculas de CFC no se destruían fácilmente y tenían la capacidad de eliminar las moléculas de ozono sin eliminarse a sí mismas. Esto es extremadamente perjudicial, ya que el ozono es lo que nos protege de los rayos de luz ultravioleta (UV) del Sol. Actualmente, solo hay unos 3 milímetros de espesor en esa capa protectora.

Riesgos para la Salud Humana

La disminución del grosor de la capa de ozono que nos protege de los rayos ultravioleta es muy peligrosa porque aumenta las posibilidades de sufrir graves problemas de salud:

  • Aumento de las posibilidades de obtener un cáncer de piel.
  • Mayor incidencia de cataratas oculares.
  • Los rayos afectan más al sistema inmunitario (sistema que combate contra las enfermedades).

Las personas de piel clara sufren más estos efectos porque no tienen tanta protección natural.

Impacto Ambiental y Cadenas Alimentarias

Otro problema que se nos presenta es el impacto ambiental. La mayor incidencia de rayos UV afecta especialmente al océano Antártico, dañando gravemente el fitoplancton (algas marinas). La destrucción de estas algas colapsa la cadena alimentaria, ya que son esenciales para pequeños crustáceos.

También se podría romper la cadena alimentaria porque estos rayos de luz ultravioleta podrían poner en peligro las cosechas y el abastecimiento alimentario humano.

La Respuesta Global: El Protocolo de Montreal

En verdad, no sabemos cuánto nos afectaría seguir destruyendo la capa de ozono y no sabemos qué pasará. Muchos científicos (como Rowland y Molina) pedían que se parase la producción de clorofluorocarbonos, ya que una vez producidos no se podían eliminar de la Tierra y eliminaban el ozono.

Al poco tiempo, se observó que se había reducido casi la mitad del ozono primaveral y, por lo tanto, saltaron todas las alarmas y se volvió a pedir la prohibición de los CFC. Las industrias químicas negaban que esto fuera producido por los CFC, algo que se demostró poco más tarde: sí que eran los culpables en mayor medida de esa destrucción del ozono.

Muchas empresas prometieron reducir la producción de envases que contenían CFC, o reducir su producción de CFC. Finalmente, se firmó el Tratado de Montreal.

Se esperaba que EE. UU. no lo firmara, ya que es el país que más tendría que cambiar su actuación y al que más le costaría. Gran mérito de que aceptaran ese acuerdo se debe al embajador estadounidense Richard Benedick y a la ministra británica Margaret Thatcher.

El Caso DuPont

Cabe destacar la actuación de la empresa estadounidense DuPont, que era una de las que más producía CFC y, por lo tanto, una de las que más dañaba la capa de ozono. Sin embargo, ha sido una de las que más ha reducido su producción y se ha comprometido a reducirla aún más.

Más tarde, este tratado se consolidó al firmarse otros dos (el de Londres y el de Copenhague), a los que se adhirieron la antigua Unión Soviética, China y otros países. Se acordó la reducción progresiva de la producción de CFC hasta su total desaparición en el año 2000, y luego esperar un siglo para que la atmósfera se limpiara por completo.

El Desafío de la Sustitución

Pero esta prohibición causó otro problema: ¿Con qué se sustituirían los CFC? Surgieron varias preguntas cruciales:

  • ¿Existe un material sustituto que no contamine?
  • ¿Es muy caro?
  • ¿Quién pagará las investigaciones para crearlo?
  • ¿Y si el sustituto causa cáncer?

Actualmente, los CFC están siendo temporalmente reemplazados por HCFC, que son moléculas similares pero con átomos de hidrógeno. Siguen siendo dañinos para la capa de ozono, pero mucho menos, aunque son más caros.

Recuperación y Lecciones Aprendidas

Ha comenzado a descender los niveles de cloro y bromo, y la capa de ozono ha iniciado una recuperación a largo plazo. Esta historia nos enseña que todo empieza vertiendo alguna sustancia a la atmósfera sin examinar cuánto contamina (debido a que los estudios son muy caros) y luego pasa a ser un peligro de dimensión planetaria.

No somos prudentes ni inteligentes como para prever las consecuencias de nuestras acciones. Debemos ser más cuidadosos y menos tolerantes con la contaminación de este planeta. Debe haber más higiene planetaria y debemos observar y entender más el mundo. Debemos pensar y actuar por nosotros y por nuestras futuras generaciones.

“El Protocolo de Montreal y sus enmiendas representan un triunfo y un motivo de gloria para la especie humana”.

Conclusión

En resumen, esta lectura nos explica la situación de la capa de ozono y la incidencia de los CFC (clorofluorocarbonos) en su destrucción. También, destaca la importancia de los logros del Protocolo de Montreal y sus enmiendas, que consiguieron reducir la producción de CFC y, por lo tanto, minimizaron los daños a la capa de ozono. Finalmente, llama la atención sobre la necesidad de ser más prudentes al prever las consecuencias de nuestras acciones.

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