Desarrollo
Factores Condicionantes de la Distribución de la Vegetación Natural
Factores Condicionantes de la Vegetación
1. Factores Físicos y Humanos
La gran biodiversidad es consecuencia de la interacción de una serie de factores físicos y humanos, que no siempre tienen efectos positivos.
a. El Clima
Los grandes contrastes climáticos que caracterizan a la Península Ibérica y sus archipiélagos se traducen en la presencia de especies adaptadas tanto al frío como a las elevadas temperaturas y a la aridez. En consecuencia, el clima es un factor básico que define los diferentes paisajes vegetales.
b. La Situación Geográfica
La Península Ibérica y el Archipiélago Balear se sitúan en el extremo suroccidental del continente europeo y a poca distancia de África. Esta posición de encrucijada ha favorecido el desarrollo de especies vegetales muy dispares. La posición subtropical del Archipiélago Canario y su aislamiento son claves para entender los numerosos endemismos que allí se localizan.
c. El Relieve y los Suelos
El relieve influye en la distribución de las plantas. La altitud provoca un cambio de la temperatura que se acompaña de un escalonamiento de la vegetación en altura. La montaña, además, introduce modificaciones entre la vertiente de barlovento y sotavento, y entre la vertiente de solana y la de umbría.
Los suelos también condicionan la vegetación. Cada especie tiende a colonizar un tipo de suelo. Por ejemplo, hay especies adaptadas a los suelos silíceos, como el alcornoque, y otras adaptadas a los suelos calcáreos, como el roble. Los suelos salinos, por su parte, dificultan la existencia de vegetación.
d. La Acción Antrópica
La vegetación también debe sus características actuales a la acción del hombre a lo largo del tiempo. La deforestación y la reforestación han alterado el paisaje vegetal originario. Las causas de la deforestación incluyen:
- Sustitución de los bosques por campos de cultivo.
- Aprovechamiento ganadero u obtención de madera o leña.
- Incendios.
- Expansión de las áreas urbanas y de la actividad turística.
La deforestación no ha ocasionado el mismo efecto en todas las zonas: junto a paisajes escasamente intervenidos por la actividad humana (en la España atlántica y de montaña), los paisajes de la España mediterránea están muy transformados por la actividad agraria, industrial y turística.
En los últimos años, la deforestación ha venido acompañada de una intervención positiva (protección de espacios naturales, repoblación con especies autóctonas…), con el fin de preservar el medio natural y conseguir un desarrollo sostenible.
2. Consideraciones Generales Biogeográficas
La biogeografía es la ciencia cuyo objeto de estudio es la distribución de las plantas y los animales sobre la superficie terrestre y las causas de dicha distribución. También clasifica los distintos tipos de vegetación en rangos o jerarquías (reino, región, provincia y sector).
La vegetación española forma parte del reino holártico y dentro de él se clasifican las siguientes tres regiones:
- La región eurosiberiana: De clima atlántico, que corresponde con la zona norte de la península.
- La región mediterránea: Que ocupa el resto de la península, el Archipiélago Balear, Ceuta y Melilla.
- La región macaronésica: Subtropical, que define el Archipiélago Canario.
A estas regiones hay que añadir la vegetación propia de alta montaña (boreoalpina) y de ribera.
Las formaciones vegetales que tapizan actualmente el espacio español son, en gran parte, ejemplos de formaciones regresivas, es decir, alteradas y modificadas por el ser humano. Es una vegetación que se aleja cada vez más de su estadio climácico (clímax), es decir, de su estado natural en equilibrio con el medio. Así, los bosques han ido reduciendo su extensión a lo largo de los siglos, y en muchos casos han retrocedido hacia un estadio degradado de matorral o herbáceo.
Además, los espacios vegetales “naturales” actuales no solo cuentan con especies primarias, autóctonas, sino que desarrollan especies secundarias, propias de otras regiones e introducidas por el hombre.
Factores Condicionantes de la Red Hidrográfica Española
La red hidrográfica española está condicionada principalmente por la diversidad climática, el relieve, la litología, la vegetación y la acción antrópica.
1. Factores Físicos
a. El Relieve
El relieve condiciona la disposición y la organización de la red fluvial. La Península Ibérica está inclinada hacia el oeste. Este factor explica la importante disimetría entre las vertientes atlántica y mediterránea. Todos los grandes ríos, salvo el Ebro, desembocan en el Océano Atlántico, labrando extensas cuencas hidrográficas. La divisoria de aguas entre la vertiente atlántica y la mediterránea está definida por las cumbres del Sistema Ibérico y de las Cordilleras Béticas.
El relieve también influye en la capacidad erosiva de los ríos. Cuanto mayor es la pendiente, mayor es la capacidad erosiva de una corriente. Al contrario, en las zonas llanas el agua presenta una circulación endorreica, sin salida al mar, que da lugar a formaciones lacustres.
b. La Litología
Los suelos condicionan la red fluvial a través de la permeabilidad y resistencia a la erosión que presenta cada roca:
- La roca caliza: Es permeable, se define por una escorrentía superficial mínima e irregular (sumideros y surgencias), dominando la circulación subterránea.
- La roca silícea: Mayoritariamente en el oeste peninsular, es muy poco permeable, lo que favorece la circulación superficial, salvo en los sectores diaclasados, en los que el agua se infiltra hacia niveles subterráneos.
- Los roquedos arcillosos: Propios de las grandes cuencas sedimentarias, son muy impermeables y se caracterizan por la escorrentía superficial.
c. El Clima
Determina el caudal y la regularidad de los cursos, puesto que el agua que alimenta los ríos, lagos y acuíferos proviene fundamentalmente de las precipitaciones.
De la cuantía y distribución anual de las precipitaciones podemos considerar los siguientes aspectos:
- Una España húmeda: De ríos regulares y de caudal abundante en el área de clima atlántico.
- Una España seca: Con ríos menos caudalosos e irregulares en la región de clima mediterráneo.
- Una España árida: En el sureste peninsular, con ríos de caudal muy pobre y grandes estiajes.
Las temperaturas son el otro elemento que influye en la red hidrográfica. De ellas dependen las pérdidas por evaporación, que son máximas en verano en el interior y en el sur peninsular, coincidiendo con un periodo mínimo de precipitaciones. Hablamos entonces de aridez estival.
d. La Vegetación
La vegetación retiene el agua de las precipitaciones, favorece la humedad del suelo y dificulta la erosión.
Por eso, en un suelo desprovisto de vegetación, las filtraciones de agua son menores, aumenta la evaporación y el agua de arroyada fluye más rápidamente, erosionando y destruyendo el suelo.
Por el contrario, en un suelo cubierto por un denso tapiz vegetal, la evaporación y la erosión del suelo se dificultan, lo que favorece la formación de acuíferos y de cursos permanentes de agua.
2. Factores Humanos: La Acción Antrópica
Las personas modificamos los caracteres de la red fluvial mediante la construcción de infraestructuras de regulación como embalses, que tratan de paliar los profundos estiajes de muchos de nuestros ríos. Estos embalses también se utilizan para generar electricidad o para abastecer de agua a los cultivos de regadío.
Las Vertientes Hidrográficas Españolas
La red fluvial peninsular se estructura en tres vertientes: la vertiente cantábrica, la atlántica y la mediterránea. Son tres vertientes muy diferentes, tanto por su desigual extensión como por las características de los ríos.
En los archipiélagos no encontramos auténticos ríos, y la escorrentía superficial se limita a una red de barrancos y torrentes.
1. La Vertiente Cantábrica
Esta cuenca se define por unos cursos fluviales cortos. La mayoría de sus ríos nacen en la Cordillera Cantábrica, muy próximos a su desembocadura. En su recorrido excavan profundos valles para salvar los desniveles (de hasta 2.000 m) entre las montañas donde nacen y el mar, por lo que tienen una gran fuerza erosiva y un carácter torrencial que se aprovecha a lo largo de toda la cornisa cantábrica para producir electricidad.
Las elevadas y regulares precipitaciones otorgan a estos ríos un caudal abundante y regular, con un régimen de alimentación pluvial y pluvio-nival.
- Ríos vascos: (Bidasoa, Nervión) son los más regulares.
- Ríos cántabros y astures: (Pas, Deva, Sella, Nalón, Narcea, Navia) tienen una gran potencia erosiva.
2. La Vertiente Atlántica
Los grandes ríos atlánticos se caracterizan por su gran longitud, ya que nacen en montañas alejadas de su desembocadura. Discurren por extensas llanuras, en un ambiente climático mediterráneo con una marcada aridez estival, que se traduce en un régimen irregular, dulcificado por el aporte de sus afluentes. De norte a sur se localizan los ríos gallegos y las grandes cuencas de la Meseta (Duero, Tajo y Guadiana) y el río Guadalquivir.
- Ríos gallegos: (Miño y Sil) son los que presentan un curso más corto ya que nacen en el Macizo Galaico, próximos a la costa. Aun así, no tienen fuertes pendientes.
- El Duero: Es la cuenca más extensa de la Península (drena las tierras de la Submeseta Norte, parte sur de la Cordillera Cantábrica y este del Sistema Ibérico). Nace en los Picos de Urbión (Soria) y, tras atravesar las tierras castellanas, se encaja en los Arribes del Duero (Portugal), salvando el gran desnivel entre las tierras españolas y las portuguesas. Este desnivel se aprovecha para la construcción de presas que producen electricidad. Sus afluentes de la margen derecha (Pisuerga y Esla) son más caudalosos que los de la margen izquierda (Duratón, Adaja, Tormes) y su régimen de alimentación es pluvio-nival.
- El Tajo: En la Submeseta Sur, discurre entre el Sistema Central, las estribaciones del Sistema Ibérico y los Montes de Toledo. Es el río más largo de la Península: nace en la Sierra de Albarracín y desemboca en Lisboa. Está regulado por muchos embalses. Sus principales afluentes de la margen derecha son el Jarama, el Alberche, el Tiétar y el Alagón. Los de la izquierda, menos caudalosos, son el Guadiela, el Almonte y el Salor. Sus aguas se aprovechan para la producción de electricidad (presa de Alcántara) y regadío. Su régimen de alimentación es pluvio-nival.
- El Guadiana: También en la Submeseta Sur, extiende su cuenca entre los Montes de Toledo y Sierra Morena. Nace en las lagunas de Ruidera y desemboca en Ayamonte. Es un río de caudal pobre (es el menos caudaloso de los grandes ríos atlánticos) e irregular, con acusados estiajes. Además, la litología caliza presente en parte de la cuenca favorece la circulación subterránea. Su régimen de alimentación es pluvial y sus afluentes (Jabalón, Zújar y Matachel) aportan poca agua al curso principal. Casi todos sus embalses se aprovechan para el regadío.
- El Guadalquivir: Recorre la Depresión Bética. Recoge las aguas de Sierra Morena y las Subbéticas. Nace en la Sierra de Cazorla y desde Sevilla discurre por una llanura casi horizontal hasta su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda, en el golfo de Cádiz, donde se forman las marismas del Guadalquivir. Su régimen de alimentación es pluvial subtropical, aunque el de su principal afluente, el Genil, que nace cerca de Sierra Nevada, tiene influencia nival.
3. La Vertiente Mediterránea
La vertiente mediterránea, que ocupa el 31% de la superficie peninsular, se extiende, de norte a sur, desde Girona hasta Gibraltar. Hacia el interior, la divisoria de aguas de la vertiente está definida por el Sistema Ibérico y los Sistemas Béticos. Este aspecto condiciona las características de sus cuencas fluviales, puesto que, salvo el Ebro, son cursos de pequeña o mediana longitud, cuencas reducidas y pronunciadas pendientes en sus cabeceras, debido a la proximidad de los relieves montañosos a la costa.
El clima mediterráneo explica la pobreza del caudal de estos cursos fluviales y su gran irregularidad, con frecuentes crecidas y acusados estiajes, a los que se suma una elevada evapotranspiración, que contribuye aún más a reducir el caudal de estos ríos. De hecho, muchos de ellos son cursos intermitentes, torrentes o ramblas, que solo en ocasiones llevan el agua de unas intensas precipitaciones (generalmente otoñales) con consecuencias, muchas veces, catastróficas.
- Ríos catalanes: (Ter y Llobregat), con un régimen nivo-pluvial, son cortos y caudalosos.
- Ríos levantinos: (Mijares, Turia, Júcar y Segura) tienen cuencas de pequeñas dimensiones, un régimen pluvial, caudal pobre y gran irregularidad interanual, con peligrosas crecidas otoñales debidas a la gota fría.
- Ríos meridionales: (Almanzora y Guadalhorce) tienen un régimen pluvial subtropical. Son muy cortos, rápidos e irregulares, de difícil aprovechamiento y, como los levantinos, con frecuentes crecidas.
- El Ebro: Es una excepción en la vertiente mediterránea. Nace en la Cordillera Cantábrica, en Fontibre, por lo que su cabecera es lluviosa; atraviesa la Depresión del Ebro, donde la aridez se impone en la parte central, y, tras pasar el Sistema Costero-Catalán, desemboca en el Mediterráneo formando un delta con los materiales que arrastra. En consecuencia, es un río largo, de caudal abundante, tanto por su cabecera húmeda como por el aporte de sus afluentes pirenaicos (Aragón, Gállego, Cinca y Segre). Sus afluentes ibéricos (Jalón, Guadalope) tienen un caudal más pobre. El régimen es pluvio-nival, con estiajes cortos y menor irregularidad que el resto de los ríos mediterráneos. Sus aguas se aprovechan tanto para la producción de energía hidroeléctrica como para un intenso regadío, por lo que se han construido numerosos embalses para uso agrícola.