El educador cristiano y su presencia en la comunidad educativa


Empezaré por definir que es la Educación Social, para ello usaré la definición que nos da ASEDES: es el derecho de la ciudadanía que se concreta en el reconocimiento de una profesión de carácter pedagógico, generadora de contextos educativos y acciones mediadoras y formativas, que son ámbito de competencia profesional del educador social, posibilitando:

  • La incorporación del sujeto de la educación a la diversidad de las redes sociales, entendida como el desarrollo de la sociabilidad y la circulación social.
  • La promoción cultural y social, entendida como apertura a nuevas posibilidades de la adquisición de bienes culturales, que amplíen las perspectivas educativas, laborales, de ocio y participación social.

Asi, por otra parte la Pedagogía Social es la madre desde la cual se investiga la Educación Social y todo lo que va vinculado a esta.

Esta se basa en una praxis que quiero entender como, esencialmente, transmisora y mediadora. Porque no se puede aprender en lugar del otro, pero sí crear un ambiente en el que el sujeto quiera y decida aprender y educarse, la responsabilidad del educador social pasa por unamediaciónentre el sujeto y los conocimientos culturales, los recorridos sociales o relaciones con otros sujetos. En la mediación no hay transmisión de contenidos, sino un trabajo alternativo para producir un encuentro con unos contenidos culturales, con otros sujetos o con un lugar.

Por otra parte, la Educación Social es una profesión y para estudiarla se debe hacer desde su profesionalización, entendiéndola como el proceso de una ocupación tratando de llegar a convertirse en  profesión. Para estudiar los procesos de profesionalización de esta, debemos abordar los actores de ese proceso:

  • Los propios profesionales: nosotros mismos podemos profesionalizar o desprofesionalizar, un lenguaje propio, una cultura… la desprofesionalización se da cuando una profesión que está desarrollándose acaba dependiendo de otras variables que limitan su proceso para sobrevivir.
  • El Estado y sus administraciones: un estado profesionaliza cuando distribuye a través de sus políticas sociales con equidad y justicia. Y desprofesionaliza cuando esas políticas no se distribuyen con sentido equitativo sino con economía.
  • Las Universidades: investigan, forman y acreditan.
  • El Mercado: se profesionaliza cuando abre el mundo del empleo al Ed. So. Y desprofesionaliza cuando se pierde ese espacio para los Ed. So.
  • Los usuarios necesitan más educación fuera de la escuela que dentro.
  • Otras profesiones: competitividad.

Todos estos actores, implicados a diferente nivel y grado, tienen mucho que ver con la profesionalización de la Educación Social y los procesos que se desarrollan en tomo a ella.

Pero a pesar del reconocimiento burocrático y legal, aun el educador social es un profesional muy vulnerable al desempleo y al intrusismo laboral. Si bien son muchas las competencias y sectores de población muy amplios a los que atender, esta profesión tiene muchas dificultades a la hora de establecer fronteras firmes y objetivas. Todavía hay mucha gente que no sabe definir muy bien cuál es el papel específico del educador, y peor aún, otra gente que no sabe ni que existe. La sociedad carece de una concienciación en cuanto a necesidades sociales, relacionales o meramente educativas fuera del ámbito formal.

A todo esto, se le suman las políticas actuales basadas en la mercantilización (se invierte en lo que genera un beneficio económico y a corto plazo) y la situación de crisis que hace que las profesiones de carácter social se desprofesionalicen. Que caigan este tipo de profesiones, no es porque disminuyan las necesidades y demandas, la realidad es  que se duplican en situaciones difíciles.  Se trata de un problema estructural entre el estado  y su ciudadanía a la que le está privando de satisfacer unas necesidades y unos derechos que les pertenecen.

Para Sáez Carreras «[…] el educador social es un profesional que interviene y es protagonista de la acción social conducente a modificar determinadas situaciones personales y sociales a través de estrategias educativas». 

La práctica educativa de este Educador Social está condicionada por tres variables: Justicia, Ética y Metodología. La justicia es aquella por la cual, el Estado está en la obligación de llevar a cabo políticas sociales, la tarea educativa consiste en trabajar el encargo político y convertirlo en educativo aplicando una ética en la relación con el otro basada en el respeto, cuidado, acompañamiento… la metodología es todo aquello que condiciona y dirige la práctica profesional (competencias, código deontológico, actitudes, aptitudes…)

Las competencias básicas y singulares que monopolizan el campo de actuación socioeducativa son:

-Transmitir desde la ética de la transmisión aquellos recursos, habilidades, conocimientos y valores que consideremos que abrirán un nuevo camino.

-Mediar, que se refiere a dar al otro cualquier recurso, haciendo  de nexo entre los recursos culturales que dispone una comunidad y las personas que viven en ella.

-Generar, construir o crear nuevos contextos de aprendizaje, nuevos espacios no estandarizados. Se trata de identificar espacios y centrarnos en los sujetos a los que daremos herramientas para que autogestionen su propio aprendizaje.

Respecto al perfil del Educador Social, Sáez Carreras sostiene que el educador «[…] tendrá un carácter abierto y optimista, preferentemente extrovertido, disposición positiva hacia la propia actividad que realiza, empatía, personalidad equilibrada y con capacidad para establecer lazos positivos con sus educandos. Ha de saber escuchar y respetar las ideas de los demás. Por último, tendrá la madurez psicológica necesaria para que las circunstancias inherentes a su trabajo no le contaminen en demasía.» (1993, 207-209).

En definitiva, el educador social debe ser competente para atender a las necesidades y problemas de los sujetos y ayudarles en su desarrollo (maduración, construcción de autonomía, formación, etc.). Además, ha de poseer dedicación, entrega, implicación personal, honradez, coherencia personal, etc. Todo ello desde una madurez personal, con capacidad de análisis de la realidad y de gestión y planificación de programas, competencia psicopedagógica, conocimiento de sus educandos y buena disposición para trabajar en equipo. Ofreciéndose, de esta forma, como un adulto sensato de referencia que ayude a los educandos a crecer con dignidad y soltura suficiente.

Es por ello que el Educador Social actúa como un andamio que guía y que aguanta; que ayuda a la persona a construirse y que progresivamente ha de retirarse.

Por ello lo más importante para ser un buen profesional en el campo de la Educación Social es la formación sea del tipo que sea, es una pieza clave en la caja de herramientas de un educador social, nunca estamos completos ni se acaba nuestro desarrollo, el aprendizaje no entiende de edad ni de límites de conocimientos.

Tras conocer los conceptos anteriores, los cuales considero muy importantes, pasare a abordar las herramientas que a mi parecer debe de tener un buen Educador Social.

La principal herramienta es la palabra,  trabajamos con personas únicas, con unas necesidades específicas que quieren educarse, si no existiese esa voluntad, nos convertiríamos en un recurso motivador suscitando  el deseo de aprender. No educamos a drogodependientes, adultos ni a personas con problemas, educamos a personas que quieren aprender, pero desde un pensamiento rizomático, tenemos que tener la capacidad de crear un conocimiento compartido y dotarlo de varios significados a través de lo que aprendemos del “otro”, al ser de esta manera, no podemos hablar de una educación tecnocrática, se trata de una educación en la que el protagonista es el sujeto que asume el papel de aprender y participa en su proceso, no es simplemente un proceso de aprendizaje, sino que es también un proceso de desarrollo personal y social.

La pregunta es clave, ya que nos incita a pensar y crea un ciclo de retroalimentación, base de la formación, no pretendemos una “educación de receta”, tenemos que dejar que nuestros educandos piensen y decidan qué tienen que quieren hacer. Se trata de darles herramientas clave para ser personas críticas y  autónomas, se trata de iniciar una experiencia compartida en la que todas las partes aprenden. La educación nunca puede generar dependencia sino que debe ser emancipadora.

La experiencia es un elemento subjetivo, no está prescrita ni se puede cuantificar. La experiencia se subjetiviza, no se puede compartir porque es única e irrepetible, es lo que acontece. Y será la que enriquezca nuestra caja de herramientas.

La credibilidad es una cuestión de honestidad, una persona es honesta cuando hace bien su trabajo y este no es posible si no se cree en lo que hace.

En esta relación educativa, es muy importante que  entendamos y respetemos el tiempo como  esencial, el tiempo no está estandarizado cada persona necesita un tiempo diferente para reflexionar y disfrutar de la experiencia. El sujeto de la educación es el que asume y se implica en su propio proceso de aprendizaje

Además de esta relación educador-educando, hay también  una amplia red de trabajo en la que se establecen relaciones multidisciplinares para enriquecer aún más la acción. 

Sabemos que el sujeto es un otro que tiene sus propias opiniones respecto del trabajo y, por supuesto, sus propios intereses en lo que se refiere a qué aprender.

De ahí el reto del educador en la propuesta de ofertas lúdicas, formativas, educativas: los contenidos tienen (o no, según se haga la selección) valor social en un lugar y en un tiempo concretos, el lugar y el tiempo donde se desarrolla esa relación educativa.

Para concluir documento dedicado a la «caja de herramientas», resulta inquietante reflexionar y escribir sobre lo familiarmente conocido. Uno se percata de los sobreentendidos acumulados y de la dificultad para expresar a otros el bagaje acumulado en la trayectoria. Inquietud que obliga a pensar lo que hacemos para saber expresar lo que pensamos. Pero la valía de este documento es tener una caja de herramientas donde estén todos los conocimientos que he ido adquiriendo a lo largo de estos años como estudiante de Educación Social, asi como todas mis experiencias en ella (voluntariados, practicas, encuentros intergeneracionales, profesores, compañeros…).

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