Institucionalización del Régimen Franquista: Relaciones Internacionales y Etapas Políticas
Podemos diferenciar claramente dos etapas en el franquismo: una primera, en los años cuarenta, caracterizada por la precariedad material y la división entre vencedores y vencidos; y una segunda etapa en la que, particularmente a partir de los años sesenta, el desarrollo económico transformó profundamente a la sociedad española, manifestándose un rápido crecimiento urbano y un fuerte incremento de la población activa en los sectores secundario y terciario. De este modo, la pervivencia del sistema político franquista resultaría contradictoria con la gran modernización y transformación de las estructuras económicas y sociales que había experimentado España.
Etapas Políticas y Relaciones Internacionales del Franquismo
Etapa Azul (1939-1945)
Durante este período se dio el predominio de la Falange, con un programa típicamente fascista a través de los sindicatos verticales, el Frente de Juventudes, la Sección Femenina y el control de los medios de comunicación. Se promulgó la Ley Constitutiva de las Cortes, como otro paso más para institucionalizar el régimen. Las funciones de las Cortes serían más técnicas que políticas, siendo una fuerza de legitimación y apoyo. No se trataba de una Cámara creada para controlar al gobierno, sino para estar a su servicio, subordinada a Franco. Con el cambio de signo en la Segunda Guerra Mundial, la Falange empezó a perder protagonismo. Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, el régimen de Franco se vio sometido a un riguroso cerco internacional, con las excepciones de Portugal y Argentina. En 1946, la ONU condenó el régimen y decidió el aislamiento diplomático de España.
Etapa del Nacionalcatolicismo (1945-1957)
En esta etapa se pretendió hacer un lavado de cara del régimen, imitando las constituciones democráticas. Por ello se le dio el nombre de “democracia orgánica”, aunque los derechos que concedía eran escasos y el gobierno podía suspenderlos. Se acentuaron las características católicas del régimen y se aprobó la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, por la que España pasó a ser un Reino. En la década de los años cincuenta, y como consecuencia del comienzo de la Guerra Fría, España comenzó a romper su aislamiento. Volvieron los embajadores, y España ingresó en la UNESCO y finalmente en la ONU (1952), además de firmar un Concordato con la Santa Sede para regular las relaciones Iglesia-Estado. Se firmó también el Acuerdo Hispano-Americano, por el que EE. UU. estableció bases militares en territorio español, como Torrejón, Rota y Zaragoza.
Etapa de la Tecnocracia (1956-1969)
Al principio de esta etapa se produjeron disturbios en los que se enfrentaron grupos aperturistas y falangistas. Franco dejó a los representantes de ambos grupos políticos fuera del gobierno. Es entonces cuando entraron en juego ciertos sectores de la Iglesia: los tecnócratas del Opus Dei tendrían un gran protagonismo en esta etapa, ocupando puestos decisivos en la dirección del país y poniendo en marcha una amplia reforma de la administración, tratando de preparar el régimen para el futuro. Este grupo sustituyó a las élites de la Falange. En 1958 se aprobó la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento, que definía al régimen como una “democracia orgánica”, y al Estado español como una “monarquía tradicional, católica y representativa”. Se aprobó la Ley de Prensa, que acababa con la censura. También se aprobó la Ley Orgánica del Estado, que abordaba el tema de la separación del cargo de Jefe de Estado y presidente del gobierno. Franco resolvió su propia sucesión nombrando al príncipe Juan Carlos de Borbón como sucesor a la Jefatura de Estado, saltándose la línea dinástica de sucesión.
El Declive del Régimen (1968-1975)
En los años 70 era ya evidente la degradación del régimen franquista: un año antes estalló el “escándalo MATESA”, un caso de corrupción protagonizado por dicha empresa de maquinaria textil que tenía apoyos del gobierno y gozaba de la protección económica del régimen. El escándalo se conoció gracias a la Ley de Prensa y afloró la pugna por el poder entre falangistas y tecnócratas, descubriendo la corrupción del franquismo y transmitiendo la sensación de inestabilidad política. Además, la actividad de la organización terrorista ETA cada vez era mayor, y en 1973 Carrero Blanco murió víctima de un espectacular atentado, siendo sustituido por Arias Navarro. En el “Proceso de Burgos” se condenó a muerte a 16 miembros de ETA, ante las protestas nacionales e internacionales, hasta el punto en que finalmente Franco se vio obligado a indultar a los condenados para evitar el aislamiento internacional. La “Revolución de los Claveles” en Portugal trajo a España aires de libertad, mientras un Franco cada vez más envejecido era ya incapaz de ejercer el poder de forma directa, creándose una situación de inquietud por el futuro inmediato.