El Lenguaje del Arte: Tiempo, Espacio y Significado Sociocultural


Criterios para la Interpretación del Arte

Introducción

El arte ha evolucionado con el paso de los años. Conforme el ser humano cambia y evoluciona, va adoptando conceptos diferentes del arte, modificándolos y avanzando en nuevas técnicas según cambian su ideología, política, filosofía, etc. En este proceso, crea símbolos que representan un significado especial y que transmiten sus emociones.

Cada siglo tiene algo que aportar; cada artista deja una muestra de sus pensamientos e ideales que han transformado el arte a lo largo del tiempo.

En este tema, revisarás la interacción del arte y la sociedad, su importancia e influencia para dejar testimonio de cada época.

Claves para la Comprensión de una Obra

2.1 El Contexto: Tiempo y Espacio

En la conceptualización de la historia se han replanteado dos nuevas definiciones de tiempo y espacio.

El tiempo no se concibe como algo lineal; tampoco se siguen simplemente las pistas de las acciones de los artistas y su estilo. De acuerdo con Freeman (1992), el tiempo más bien se representa como un espacio multidireccional en el que existen varios grupos culturales y socioeconómicos que influyen en la producción artística. El conocimiento del arte, así como los valores relacionados con él, se configuran por las crisis que suceden ante el enfrentamiento de clases sociales y culturas.

La historia no es algo únicamente del pasado; por el contrario, todos seguimos viviendo en un espacio cultural e histórico que nos sitúa en un momento concreto y nos va dando forma. Aunque el pasado no puede cambiarse, lo sucedido queda estampado en este espacio como una conciencia colectiva.

La historia del arte es una disciplina que estudia la evolución del arte a través del tiempo. Para un historiador del arte es vital no pensar que el tiempo y el espacio son algo separado, sino que uno es parte del otro.

El Rol del Historiador del Arte

Un historiador del arte es un experto en el valor histórico de las obras. Su estudio se basa en la difusión y el contexto espacio-temporal aplicado a la arquitectura, pintura, escultura, fotografía, literatura, cine, danza y música. Debe descifrar una iconografía, atribuir las obras a artistas y períodos concretos, participar en la restauración del arte y divulgar escritos de investigaciones para registrar e informar sobre hechos específicos. Basado en todo esto, el historiador del arte tiene tres misiones fundamentales:

e2-01.jpg

  • Estudiar el objeto artístico: Es un proceso complejo que consiste en reunir información de la obra que se estudiará, la cual deberá proporcionar datos que permitan resolver dudas históricas para llegar a un mejor entendimiento. Este proceso incluye reunir bibliografía e información arqueológica, sobre todo del lenguaje y las técnicas de la época de la obra. Con esto se puede hacer un juicio estético, valorar la calidad, profundizar en el autor, hacer comparaciones y descubrir soluciones que respondan a preguntas o dudas históricas para llegar a un análisis formal de la obra.
  • Difundir sus estudios: Una vez que se concluyen las investigaciones de una obra de arte, se deben dar a conocer las conclusiones a través de congresos, libros, tesis, cursos o documentos. Parte del trabajo del historiador del arte es difundir sus hallazgos, lo que implica una gran honestidad y ética profesional, así como respeto a la autoría de las fuentes utilizadas en su investigación. Por ello, es indispensable citarlas todas adecuadamente.
  • Conservar la obra: Su función es participar junto a un equipo de especialistas (como arqueólogos, arquitectos, químicos y geólogos) para conservar una obra y evitar abusos o daños que se le puedan ocasionar por falta de asesoramiento y conocimiento histórico.
Profesionales Clave en la Conservación y Difusión

Dentro de esta labor de conservación, destaca el restaurador de arte, quien trabaja en la conservación, tratamiento, prevención y cuidado de las obras. Muchos museos tienen su propio taller y equipo de restauradores que dan mantenimiento constante a las obras de arte dañadas o desgastadas. Estos profesionales deben saber sobre historia del arte, materiales utilizados, química de productos y las técnicas que se emplean para restaurar la integridad de la obra.

Otra figura esencial es el museógrafo, el profesional que se encarga del correcto funcionamiento y la organización de las exposiciones, tanto permanentes como temporales, en un museo. Verifica la organización interna, así como las relaciones de la institución en su contexto social y cultural. Además, debe organizar su correcta presentación: ambientación, colores, seguridad y cuidado de las obras de arte para que estas sean apreciadas correctamente por el espectador, basándose en el ordenamiento, la temporalidad y el público como líneas generales para las exposiciones.

En museos como el Louvre de París, existen programas con actividades como visitas guiadas, recorridos para grupos según edades, talleres de formación y encuentros adaptados para personas con discapacidad cognitiva o física, así como para colectivos en riesgo de exclusión social. De esta forma, se acerca al público a la enseñanza del arte y se contribuye a ampliar sus conocimientos.

Como puedes ver, detrás de una pieza de arte hay muchas personas que, de una forma u otra, logran poner la información a nuestra disposición y descifran los enigmas que la humanidad ha dejado a través de la historia.

2.2 Arte y Entorno Sociocultural

Para comenzar este tema, primero definamos qué es el arte:

De acuerdo con Farga (2013), el arte es una actividad con fin estético y comunicativo que expresa sentimientos, ideologías, experiencias y recrea la realidad en formas bellas, valiéndose de la materia, la imagen o el sonido. El arte es un componente de la cultura, y este varía según la época, el país y el conocimiento.

La sociología del arte, o la relación entre arte y sociedad, es una disciplina de las ciencias sociales que estudia el arte como producto de la sociedad humana. Para ello, se analizan diferentes componentes sociales y disciplinas como:

  • Sociología
  • Política
  • Economía
  • Antropología
  • Filosofía
  • Religión

Desde hace muchos siglos, el arte se asocia a la política, la religión y la economía de manera profunda, sobre todo para mostrar poder e ideologías, ya que se ha desarrollado en función del mecenazgo, que ha buscado su propia exaltación a través de las obras de arte.

En la Edad Media, durante el apogeo del cristianismo, surgen las indulgencias, estrechamente ligadas al pecado, la penitencia, la remisión y el purgatorio. Las indulgencias eran un pago que se hacía a la Iglesia católica con el fin de liberar el alma de los pecados y del purgatorio. En el siglo XVI, el abuso de estas prácticas dio pie a la Reforma protestante encabezada por Martín Lutero.

Como ejemplo, está la Catedral de Nuestra Señora de Ruan, cuya torre más alta es llamada popularmente Torre de Manteca, dado que su construcción fue financiada con el dinero de las indulgencias pagadas a la Iglesia por los permisos especiales (bulas) concedidos para poder consumir manteca y otros lácteos durante la Cuaresma.

A su vez, en la época de la monarquía, posterior a la Edad Media, se ejerce una fuerte presión económica sobre la burguesía a través de los impuestos que debían pagar al monarca, quien destinaba este dinero a sus lujos, entre los que se incluían la construcción de palacios y el encargo de pinturas.

Con el poder y la economía que tenían como monarcas, podían permitirse la máxima calidad a la hora de hacerse retratar, contratando a los mejores maestros de su tiempo. De la misma forma, el maestro elegido se enorgullecía de pintar al rey y a su familia, ya que le proporcionaba trabajo, prestigio y seguridad económica.

Tomemos como ejemplo a Felipe V de Borbón, rey de España durante la primera mitad del siglo XVIII. Louis-Michel van Loo, pintor francés, fue pintor de cámara de la corte en Madrid durante muchos años, retratando a la familia real individual y grupalmente.

En el siglo XX, la sociedad cambia constantemente, dando paso a nuevos factores de difusión en los medios de comunicación, donde aparece la cultura de masas. Se crean conceptos nuevos que serán fabricados a gran escala con técnicas industriales, dando lugar a una cultura comercial y una sociedad de consumo apoyadas por la mercadotecnia.

Entre los objetos de estudio de la sociología del arte se encuentran factores que intervienen desde un punto de vista social en la creación artística, desde aspectos como el ambiente social del artista o la organización sociocultural del público, hasta el mecenazgo, el mercado del arte (galerías, coleccionistas), los museos y las instituciones de fomento artístico, entre otros.

En definitiva, el arte está intrínsecamente ligado a la sociedad. Se conecta con la experiencia estética, y esta, a su vez, con los sentimientos y las emociones humanas. Ambos términos no se pueden separar; el arte trasciende y se modifica porque la sociedad cambia, evoluciona y se transforma según los acontecimientos que vive.

Como ejemplo, se puede observar que el arte contemporáneo, en gran medida, se ha alejado de los encargos de la Iglesia y de sus ideales, e incluso de las expectativas externas. Surge de la espontaneidad y la libertad del artista individual, con estilos y movimientos diferentes, innovadores e independientes. Esto va muy ligado a la diferencia en la motivación y el propósito de producir arte. Antes, al pintor le pagaban por crear algo específico, ya planeado y estructurado; hoy el artista crea lo que desea, ¿por qué? Porque la sociedad ha cambiado su forma de concebir y valorar el arte.

2.3 El Arte como Símbolo

Una obra de arte puede provocar una emoción o sensación en el espectador a través de la percepción sensorial. Algunos estilos artísticos buscan representar la realidad de forma fidedigna; otros pretenden que esa realidad se sienta de una manera particular; y otros, en cambio, no buscan imponer un sentido, sino que invitan al espectador a una interpretación libre.

Un símbolo es la representación perceptible de una idea, estableciendo un vínculo, a menudo convencional, entre un significante (la forma) y un significado (el concepto).

En el arte, un símbolo es un elemento visual (una imagen, un color, un objeto) que posee un significado propio más allá de su apariencia. Este elemento busca exteriorizar un pensamiento o idea, expresando un concepto a través de su carga significativa. El arte funciona como símbolo cuando una imagen adquiere un segundo significado, además del puramente visual y literal, que apela a la interpretación del espectador.

Veamos un ejemplo: el cuadro La ejecución de Lady Jane Grey (1833), del pintor francés Paul Delaroche, que representa el suceso histórico de 1554.

En esta obra puedes observar varios símbolos:

  • El color del vestuario del verdugo, su postura y el hacha.
  • La postura de la persona que la ayuda a encontrar el tajo.
  • Una doncella que aparta la mirada hacia la pared.
  • Una doncella que llora desconsolada.
  • El vestido blanco inmaculado de Jane, símbolo de inocencia.
  • Los ojos vendados de Jane.
  • La oscuridad y la austeridad del fondo de la escena.

e2-11.png

e2-11.png

Aunque el cuadro fue pintado casi 300 años después del evento, Delaroche se basó en las crónicas de la época que describían la ejecución. A pesar de no retratar con exactitud los detalles protocolares de la realeza, utiliza los simbolismos de tal forma que logra transmitir la angustia y el horror, convirtiéndonos en espectadores de uno de los actos más dramáticos de la historia.

En conclusión, cuando una obra remite a un concepto o idea que trasciende su representación literal, se convierte en un símbolo. No solo muestra algo, sino que representa la idea de algo, aquello que el autor desea transmitir. La mayoría de las obras de arte —ya sean mitológicas, religiosas o incluso contemporáneas— contienen una segunda lectura implícita en su representación: un simbolismo que enriquece su significado.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *