El Siglo XVIII en España: Transformaciones del Reformismo Borbónico y la Ilustración


El Siglo XVIII: Reformismo Borbónico y la Ilustración en España

Contexto: Un Nuevo Siglo, Una Nueva Dinastía

El siglo XVIII comienza con un cambio de dinastía. A la muerte de Carlos II, este deja sus territorios a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Esta decisión no fue aceptada ni por las potencias europeas ni por todos los territorios de España, y pronto surgieron dos bandos: el del Borbón, apoyado por Francia y por los territorios de la Corona de Castilla, y el bando del Archiduque Carlos de Habsburgo, apoyado por potencias europeas que no deseaban que los Borbones ocupasen los tronos de Francia y España. El conflicto se desarrolló en la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), larga hasta llevar al agotamiento a los contendientes. La victoria de los Borbones se plasmó en la Paz de Utrecht-Rastatt, pero el bando vencedor tuvo que permitir que un barco inglés comerciase con las Indias (denominado «navío de permiso»); también los ingleses obtenían el «derecho de asiento de negros» en las colonias españolas, así como el control de Gibraltar y Menorca.

El Espíritu de la Época: Ilustración y Reformismo Borbónico

Con la nueva dinastía gobernando en España, se llevaron a cabo una serie de transformaciones y modificaciones que se conocen como Reformismo borbónico. Pero estas reformas y políticas no solamente eran debidas a la nueva situación política derivada de la Guerra de Sucesión; se deben también al espíritu de los tiempos y de la Ilustración. Los ilustrados creían que el hombre ocupaba el centro del universo y era un ser racional que, mediante su inteligencia y su razón, podía entender el mundo y transformarlo. El fin último era alcanzar la felicidad para todos y, por ello, se aplicaron en comprender el mundo físico y natural para hacer avanzar las ciencias experimentales. También, en materia religiosa, quisieron terminar con la enorme influencia —considerada negativa— de la Iglesia, porque impedía el progreso, y proponían el deísmo: la creencia en un ser superior y racional que no necesitaba de formalismos para rendirle culto. Estas ideas llegaron a España adaptándose a la idiosincrasia de las clases que las recibieron: los ilustrados españoles. Los monarcas del siglo XVIII adoptaron algunos de los principios filosóficos de la Ilustración y se contagiaron del deseo reformista. Es lo que se llamó despotismo ilustrado.

Las Grandes Reformas Borbónicas

Los Borbones españoles emprendieron, por tanto, una política de reformas que abarcó diversos ámbitos:

Reformas Político-Administrativas

  • Un primer grupo de reformas se deriva de la Guerra de Sucesión y afecta a la forma de gobernar y administrar el territorio. Felipe V promulgó los Decretos de Nueva Planta (entre 1707 y 1716), por los que eliminaba las leyes propias de los territorios de la Corona de Aragón, suprimiendo los privilegios que tenían con respecto a las leyes de Castilla. Se unificaron todas las Cortes y se modernizaron las Secretarías de Despacho siguiendo el modelo francés, formando así el origen de los ministerios actuales.
  • Se reorganizó el territorio en intendencias, a cuyo mando se puso a un intendente.
  • Por lo que respecta a la sucesión, se impuso la Ley Sálica, con la que se regían los Borbones y que primaba al varón (descendiente directo del rey) sobre la mujer.

Reformas Fiscales y Económicas

  • Se mejoró la Hacienda y se incrementaron los ingresos debido a una mejor gestión de los funcionarios de la Corona, y también al hecho de mayores contribuciones de la Corona de Aragón. Sin embargo, hemos de recordar que se mantenía la situación propia del Antiguo Régimen, en la que los estamentos privilegiados no contribuían.
  • Se llevaron a cabo políticas de mejora de la economía. España, en el siglo XVIII, estaba manifestando un atraso preocupante con respecto a territorios como Francia o Gran Bretaña. Las reformas más interesantes se llevaron a cabo en las repoblaciones de Sierra Morena. Para ello, se trajo a esas zonas población de otras regiones e incluso de Europa (siempre que fueran católicas). Este gran proyecto, encargado a Olavide, tenía también el objetivo de asegurar las comunicaciones y evitar el bandidaje en una zona de paso importante.
  • Las manufacturas se relanzaron creando las Reales Fábricas (tapices, porcelanas, vidrios), promovidas por la monarquía. Pretendían ser un estímulo para otras actividades artesanales.
  • El comercio también experimentó cambios. Se decretó la libertad de precios de productos básicos que antes estaban regulados, sobre todo del grano.

Reformas Culturales y Educativas

  • Las reformas culturales fueron también significativas. Se crearon academias bajo la protección real, como la Real Academia de la Lengua o la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
  • La educación era para los ilustrados el instrumento necesario del progreso. Se promovieron escuelas de «primeras letras» y centros o escuelas técnicas. Frente a la tradición española, donde la universidad ofrecía principalmente estudios de Derecho o Teología, se impulsaron planes de enseñanza más prácticos y científicos.
  • Proliferaron las Sociedades Económicas de Amigos del País, que buscaban el desarrollo industrial, científico, etc., y favorecieron informes y proyectos científicos.

La Iglesia y las Reformas

  • La Iglesia también experimentó modificaciones con respecto a su posición. Los miembros del clero eran un estamento privilegiado y en España la influencia social de la Iglesia era muy alta entre la población, incluidos los ilustrados.

El Motín de Esquilache y la Expulsión de los Jesuitas

Sin embargo, la medida más importante en relación con la Iglesia fue la expulsión de los jesuitas en 1767. En el año anterior, se produjeron en Madrid y otras capitales (Ciudad Real entre ellas) importantes motines donde la población protestaba por la subida del precio de los productos y alimentos básicos. Coincidió que ese mismo año el ministro Esquilache había dictaminado unas normas sobre vestimenta en las que se prohibían las capas largas y los «sombreros gachos», típicos del pueblo. Esos descontentos derivaron en las protestas (conocidas como el Motín de Esquilache). El rey se vio obligado a volver a Madrid y destituir a los ministros extranjeros (como Esquilache). Resultado de las investigaciones encargadas por Carlos III, se dedujo que los jesuitas habían estado promoviendo dichos motines, de ahí su expulsión un año después.

Obstáculos y Límites del Reformismo

La política reformista de los Borbones contó con importantes obstáculos. Primeramente, buena parte de las clases privilegiadas (nobleza y clero) eran reacias a los cambios y a perder privilegios. Hemos de recordar que los ilustrados eran una minoría. Hubo muchos planes, pero muchos menos proyectos que se llevaron a cabo. Los mismos monarcas, sobre todo Carlos III después de los motines de 1766, fueron más cuidadosos a la hora de llevarlos a cabo.

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