Evolución Socioecológica Humana
a. Sociedad Cazadora y Recolectora
Paleolítico, entre 50.000 y 40.000 años atrás. La humanidad estableció un sistema de vida en equilibrio con la naturaleza. Las personas aprendieron a compartir alimentos, dividirse el trabajo y se adaptaron al entorno como cualquier otro depredador, es decir, sin apenas modificarlo. Si se agotaban los vegetales que consumían o los animales que cazaban, morían o se veían obligados a emigrar. El número de personas en la población estaba determinado por la capacidad de carga del lugar donde habitaban.
La humanidad cazadora-recolectora constituía un subsistema totalmente incluido dentro del sistema natural y, como tal, sus entradas por consumo de materia y energía estaban supeditadas a las disponibilidades del entorno, por lo que los impactos eran mínimos. El ingenio humano le llevó a desarrollar un profundo conocimiento del medio, lo que le permitió sobrevivir en climas extremos, descubrir plantas que le servían de alimentos y medicinas, y encontrar agua.
El sistema energético que mantenía a la sociedad cazadora-recolectora era el alimento que consumía (energía endosomática, interna o metabólica), de origen solar, a partir del cual obtenía diariamente unas 2500 kilocalorías. También utilizaba energía exsomática o externa, de origen solar, como el fuego.
b. Sociedad Agrícola y Ganadera
La sociedad agrícola comenzó en el Neolítico, hace unos 10.000 años. Se trata del cambio tecnológico de mayor relevancia para la humanidad, ya que se redujo su dependencia directa de la naturaleza para conseguir alimentos. El ser humano pasó de ser un subsistema incluido en el sistema natural, a constituir un sistema independiente: importador de materia y energía (entradas) y exportador de calor y desechos.
El consumo energético experimentó un ascenso, ya que, aunque el consumo de energía endosomática (alimento) apenas varió, el gasto de energías exosomáticas se elevó considerablemente. Así como el uso de la energía eólica para mover molinos y barcos de vela y el de la energía hidráulica para impulsar molinos. Todas las energías empleadas eran renovables y procedentes, directa o indirectamente, del sol.
Se considera la energía disponible en su conjunto como un sistema, las salidas del mismo originadas por el gasto energético solo podían ascender hasta igualar, pero nunca superar, a las entradas de energías procedentes de la solar. Esto quiere decir que el sistema energético podía llegar al equilibrio dinámico o, lo que es lo mismo, a un estado estacionario.
Las mejoras tecnológicas hicieron posible que la humanidad comenzara a fundir metales, la fabricación de herramientas metálicas, como el arado. Al conseguir más beneficios económicos, se propulsaron las mejoras tecnológicas con el fin de fabricar nuevas herramientas. Este es un bucle de realimentación positiva. La acumulación de recursos permitió abordar empresas anteriormente inalcanzables, como la construcción de carreteras. El número de personas de la población se mantenía estable, porque su crecimiento estaba controlado por los bucles de realimentación negativa, como las guerras.
c. La Sociedad Industrial
Las personas cambiaron su modelo mental, olvidando su dependencia de la naturaleza y llegando a pensar que los recursos eran ilimitados, comenzando así su derroche. La energía que anteriormente proporcionaban los molinos resultaba insuficiente para cubrir la nueva y creciente demanda energética.
Se consume mucha materia y, por primera vez en la historia de la humanidad, el sistema energético que mantiene a la sociedad deja de ser estacionario, ya que las salidas por uso son muy superiores a las entradas. Esto se debe a que las energías dependientes del Sol (renovables) son imposibles de gastar (salidas) a mayor velocidad con la que se generan.
Con los combustibles fósiles este panorama cambia, ya que solo tienen flujo de salida, pero no de entrada, porque no se regeneran (no son renovables). La agricultura pasó de ser tradicional a mecanizada. Este tipo de agricultura se basa en la implantación de grandes cultivos, que se trabajan con la ayuda de la maquinaria movida por combustibles fósiles, utilizando semillas seleccionadas.
La agricultura mecanizada requiere menos trabajo humano y, por ello, la población rural tuvo que abandonar el campo y se concentró en grandes ciudades, en las que estaban las fábricas. Mejoraron los sistemas sanitarios y las condiciones de vida, hecho por el que la población humana experimentó un vertiginoso crecimiento llegando a superar los 6.000 millones de habitantes actuales y acercándose peligrosamente a la capacidad de carga de la tierra para mantenerla. El consumo energético ascendió hasta unas 250.000 kilocalorías por persona y día, es decir, cien veces superior a la obtenida diariamente a través del alimento.