Explorando el Modernismo: Orígenes, Evolución y su Huella en Cataluña


El Modernismo: Origen y Características

El modernismo es un movimiento cultural que se produjo en Occidente durante la última década del siglo XIX y la primera del XX. Se suele identificar con las corrientes artísticas, especialmente arquitectónicas y decorativas, conocidas como Art Nouveau, Modern Style, etc. Se caracterizaba por el predominio de la curva sobre la recta, por la riqueza y el detallismo de la decoración, por el uso frecuente de motivos vegetales, por el esteticismo refinado y por el dinamismo de las formas. Representaba una actitud de rechazo al mecanicismo de la civilización industrial y a la consideración del arte como una mercancía.

Solución a la Decadencia y Punto de Partida

Los modernistas catalanes propondrán como solución a la decadencia la apertura indiscriminada a todo lo moderno. Todo ello quedó plenamente teorizado en el artículo que publicó Jaume Brossa en L’Avenç el 2 de agosto de 1892 con el título precisamente de «Vivir del pasado». Este artículo representa el punto de partida del modernismo en nuestra cultura y define claramente los objetivos: superar la literatura regional y el desfase de la literatura catalana respecto de otras literaturas europeas. Se quisieron alinear con la actualidad europea más pura y tradujeron al catalán los autores principales del momento. De esta manera, la literatura catalana se consolidaba y ganaba en cuanto a amplitud y recursos.

Renovación Narrativa y Crisis del Realismo

A finales del siglo XIX, la novela realista entra en crisis en Europa. Se deja de creer en la capacidad de la novela de analizar y describir la realidad cotidiana. El mundo externo ya no se ve como un todo reconocible y coherente, sino que se deshace en realidades múltiples, diferentes… La narrativa encontrará una vía de renovación en las propuestas poéticas del simbolismo francés y ya no intentará reflejar una realidad interior. El ritmo poético, las imágenes y las metáforas se instauran en la prosa. El novelista construirá textos basados en las imágenes auditivas o visuales para sugerir en el lector ambientes y atmósferas. El artista deberá hacer una selección de aquellos aspectos que por valor simbólico y sugestivo sean capaces de recrear en el lector una imagen de la realidad tan intensa y completa como sea posible. Más allá de las clasificaciones que se han intentado hacer de la novela modernista en la literatura catalana (rural, decadentista, costumbrista…), la mayoría de estas novelas plantean el problema de la individualidad, el hombre como ser dual, frente a la fatalidad de la materia pero capaz de imponer su voluntad.

El Modernismo en Cataluña: Un Movimiento Integral

En Cataluña, el modernismo tiene un sentido que va más allá del modernismo artístico y engloba unas actitudes culturales y estéticas muy diversas, adoptadas por la intelectualidad catalana aproximadamente entre 1892 y 1911. Todas ellas coincidían en la voluntad de construir una cultura nacional y abierta a Europa. Surge como movimiento en torno a 1892, cuando todo un conjunto de grupos renovadores (del arte, la literatura y la música) se articulan alrededor de un mismo programa. Estos criticarán el culto excesivo a la Edad Media de los renacentistas, su conservadurismo ideológico y su localismo.

La Reforma Lingüística Catalana

Uno de los ejemplos de esta voluntad de modernización cultural fue la reforma lingüística, que emprendieron desde L’Avenç Massó y Torrent, Joaquim Casas-Carbó y Pompeu Fabra con la intención de adoptar una ortografía unificada para el catalán y establecer unos criterios gramaticales que hicieran desaparecer la anarquía lingüística. Era imprescindible disponer de un modelo unificado de lengua culta. Desde 1893, L’Avenç se publicará de acuerdo con las normas elaboradas por Pompeu Fabra.

Evolución y Declive del Modernismo Catalán

En 1893, el modernismo catalán empezó a diversificarse en dos grupos: por un lado, los regeneracionistas, que dirigieron su actividad a la propagación de un programa de regeneración moral, social y política de Cataluña; y por otra parte, los esteticistas, que limitaban sus actividades al campo de la cultura y que se decantaron por el cultivo de formas decadentistas y simbolistas. La fundación de la revista Catalònia en 1898 representó la representación del movimiento unitario. Los objetivos modernistas coincidieron entonces con la reacción positiva de la burguesía catalana que, después de la crisis política y social, comenzaba a poner en marcha un movimiento nacionalista. Hacia 1909, aparece un nuevo grupo de intelectuales jóvenes que impulsan una nueva imagen del artista, como una pieza integrada dentro de la estructura social. Se concretará en un movimiento nuevo, el Novecentismo (impulsado por Eugeni d’Ors), que rectificará los caminos abiertos por el modernismo. Además, rechazó el impulso de revuelta ideológica. A partir de 1909, se produjo una liquidación rápida del movimiento. Muchos escritores modernistas abandonaron Cataluña, dejaron de escribir o quedaron marginados. En 1911, se puede decir que el modernismo había dejado de existir como movimiento activo.

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