Arte Bizantino
El Arte Bizantino se desarrolló en el Imperio Bizantino desde el siglo IV, tras la fundación de Constantinopla por Constantino, hasta su caída en 1453, siendo una de las manifestaciones artísticas más influyentes del mundo medieval. Estrechamente ligado al cristianismo ortodoxo y al poder imperial, este arte tuvo una clara función religiosa, simbólica y propagandística, ya que representaba tanto la gloria de Dios como la del emperador, considerado su representante en la Tierra.
La arquitectura bizantina se caracteriza por el uso de la planta centralizada (especialmente la cruz griega), las cúpulas sostenidas por pechinas y una decoración interior lujosa, como se observa en su obra cumbre: Santa Sofía de Constantinopla, construida bajo el mandato del emperador Justiniano. En cuanto a la pintura, destacan los mosaicos con fondo dorado y las figuras hieráticas, frontales y sin profundidad, cuyo objetivo no era imitar la realidad, sino transmitir una presencia espiritual. Los iconos, imágenes sagradas pintadas sobre madera, también fueron fundamentales en la devoción ortodoxa y protagonistas de la crisis iconoclasta (ss. VIII–IX), que marcó un periodo de rechazo temporal a las imágenes. Este estilo artístico evolucionó a lo largo de los siglos, pero siempre mantuvo su esencia espiritual y simbólica. Además, dejó una profunda huella en el arte románico occidental, en el mundo islámico y en las regiones cristianas del Este de Europa, como Rusia y los Balcanes, donde su influencia perdura hasta hoy.
Arquitectura Barroca
La Arquitectura Barroca se desarrolló entre finales del siglo XVI y el siglo XVIII, como una evolución del Renacimiento, y estuvo profundamente influida por el contexto de la Contrarreforma, que impulsó a la Iglesia católica a utilizar el arte como medio de persuasión emocional y espiritual. Se caracteriza por su teatralidad, dinamismo, monumentalidad y riqueza decorativa, buscando impresionar al espectador y generar una experiencia sensorial intensa.
La arquitectura barroca rompe con el equilibrio clásico, introduce líneas curvas, efectos de luz y sombra, y una integración de escultura y pintura en el espacio arquitectónico, con fachadas ondulantes, interiores recargados y cúpulas que crean efectos visuales sorprendentes. En Italia, el barroco tiene figuras clave como Gian Lorenzo Bernini (autor del Baldaquino y la Plaza de San Pedro en el Vaticano) y Francesco Borromini (San Carlo alle Quattro Fontane), cuyas obras reflejan el dramatismo y la complejidad espacial del estilo. En España, la arquitectura barroca se manifiesta con gran expresividad, destacando el Churrigueresco por su exuberante decoración (como en la fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago o el Transparente de la Catedral de Toledo). También sobresale en la arquitectura religiosa americana durante la colonización, fusionándose con elementos indígenas.
El barroco se adaptó a las distintas regiones, desarrollando variantes como el barroco francés (más clasicista y ordenado, como en el Palacio de Versalles) o el barroco centroeuropeo, que destacó por sus iglesias de planta centralizada y ornamentación exuberante. En definitiva, la arquitectura barroca buscó conmover, guiar a la fe a través de la emoción y demostrar el poder de la Iglesia y de las monarquías absolutas, dejando un legado de grandiosidad y belleza escénica inigualables.
Arte Prerrománico
El Arte Prerrománico es el conjunto de manifestaciones artísticas que se desarrollan en Europa Occidental entre la caída del Imperio Romano (siglo V) y la consolidación del arte románico (siglo XI), actuando como un puente entre la Antigüedad y la Edad Media. En el caso de la arquitectura prerrománica, se caracteriza por su variedad de estilos regionales, ya que no existe un modelo único, sino diferentes formas según los reinos y culturas que surgieron tras la descomposición del Imperio. En este periodo se combinan elementos de la arquitectura romana con influencias germánicas, bizantinas e islámicas.
Estilos Prerrománicos en España
En España, se distinguen claramente tres estilos:
- Estilo Visigodo (siglos VI–VIII): Desarrollado tras la llegada de los visigodos a la península, destaca por el uso de arcos de herradura, bóvedas de cañón y una decoración sobria (ej: San Juan de Baños o San Pedro de la Nave).
- Arte Asturiano (siglos VIII–X): Se da en el Reino de Asturias, como resistencia cristiana al islam, y se caracteriza por el uso de la piedra, planta basilical, cubiertas de madera o bóveda, contrafuertes exteriores y decoración con celosías y capiteles tallados (ej: Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo o San Julián de los Prados).
- Estilo Mozárabe (siglos IX–XI): Lo realizan los cristianos que vivían en territorio musulmán o que huyeron hacia el norte, incorporando elementos islámicos como el arco de herradura califal, bóvedas de nervios y una rica decoración geométrica y vegetal (ej: San Miguel de Escalada o Santa María de Lebeña).
Prerrománico en el Resto de Europa
En el resto de Europa también destacan:
- Prerrománico Carolingio: Impulsado por Carlomagno, con influencia clásica y basilical, como en Aquisgrán.
- Prerrománico Otónico: En el Sacro Imperio, con plantas más complejas y torres monumentales.
En resumen, la arquitectura prerrománica es un periodo de transición, rico en variedad e innovación, que sentó las bases para el posterior desarrollo del arte románico en toda Europa.
Expresionismo
Expresionismo: Manifestación artística que parte de las emociones interiores del artista para, mediante la deformación violenta, la exageración expresiva y a veces la utilización de colores intensos, manifestar la angustia que causan sus situaciones personales o la sociedad. Este movimiento se inicia antes de la Primera Guerra Mundial.
Impresionismo
El Impresionismo surgió en la segunda mitad del siglo XIX y se enfocó en capturar la luz y el momento preciso, sin centrarse en los detalles o la identidad de los objetos. Se caracterizó por el uso de colores puros sin mezclar, la visibilidad de la pincelada y la importancia de la luz y el color. Las formas se vuelven imprecisas, ya que cambian dependiendo de la luz, lo que daba como resultado una pintura en constante transformación. Los impresionistas, influenciados por los paisajistas de la escuela de Barbizon, se dedicaron a la pintura al aire libre para reflejar el cambio de luminosidad y el instante fugaz. Artistas como Monet, Seurat y Sisley son algunos de los máximos exponentes de este movimiento.
El Grabado
El Grabado es el arte de reproducir un dibujo mediante una plancha o matriz, que varía según el material utilizado, dando lugar a diferentes técnicas. Estas incluyen la xilografía (realizada en madera), la calcografía (realizada en cobre), la litografía (realizada en piedra) y la serigrafía (realizada en seda). Un ejemplo destacado de grabado es Los desastres de la guerra de Goya, realizado a principios del siglo XIX.
Rococó
El Rococó nació en Francia a principios del siglo XVIII, durante los reinados de Luis XV y Luis XVI, como una reacción al barroco. Se caracteriza por su elegancia, opulencia y el uso de colores vivos, en contraste con la oscuridad del barroco. Este estilo aristocrático se enfoca en lo refinado, íntimo y delicado, tratando temas de la vida diaria y alejados de lo religioso. En arquitectura, destaca por interiores decorados de manera exuberante, como en el Palacio Real de Madrid, y en pintura, los temas más comunes son fiestas galantes y aventuras amorosas, como en la obra El columpio de Fragonard.