El Romanticismo: Libertad, Emoción y Rebeldía
Corrientes del Romanticismo
Romanticismo Tradicional
- Entiende la libertad como un impulso restaurador de los valores ideológicos, patrióticos y religiosos que habían querido asimilar los racionalistas dieciochescos.
- Exaltan el cristianismo, el trono y la patria como valores supremos.
- Representantes: Zorrilla, Duque de Rivas, Cecilia Böhl de Faber.
Romanticismo Liberal
- Entiende la libertad como defensa de los derechos humanos.
- Fe en el progreso.
- Limitación del poder del Estado e individualismo (el Estado solo intervendrá para que los intereses no perjudiquen a la sociedad).
Características Fundamentales del Espíritu Romántico
Individualismo del Yo Exaltado
El yo es el eje de la cosmovisión y del mundo recreado. En conflicto consigo mismo y con la sociedad, surge un héroe o heroína que protagoniza las más extrañas acciones: el burlador, el bandolero que roba a los ricos para dárselo a los pobres, la joven burlada, el trovador herido de amor, la inocente aislada del mundo.
La Capacidad Creadora como Centro del Mundo
El autor se siente superior, exhibe su orgullo y egocentrismo. Los artistas románticos cuidan o descuidan su imagen para mostrarse diferentes.
Subjetivismo e Imaginación
El yo íntimo y el desbordamiento sentimental son el núcleo de la expresión artística. Se produce una negación de la razón, obligando a rastrear otras formas de conocimiento y a relacionarse con la realidad de una forma distinta: mediante el inconsciente, la imaginación, la emoción, la intuición…
Libertad y Rebeldía
El hombre es un ser libre. Se rebela contra cualquier límite de acción o conducta y contra todas las normas: mezcla los géneros literarios, el verso y la prosa, alterna la tragedia y la comedia para buscar originalidad y un estilo personal. La libertad en todo, como dijo Larra, potencia la espontaneidad y la improvisación más que lo elaborado y manido.
Idealismo Inalcanzable
Se pretende un ideal inalcanzable en todas las facetas de la vida. La libertad individual conlleva el derecho a la duda y al escepticismo. Hay una extraña reivindicación del fracaso, del sentimiento de pesimismo y desengaño, lo que conduce al tedio por la vida: la melancolía del deprimido, el hastío que puede desembocar en el suicidio del personaje.
Irracionalismo
Se valora la intuición, las emociones, las fantasías, los sueños y los anhelos. Los románticos creen comprender mejor la realidad a través de la intuición, no con la razón. Interesa la exaltación de lo subjetivo.
Literatura Fantástica y de Terror
Se desarrolla una literatura fantástica y de terror (ej: «Vampiro» de Polidori, «Frankenstein» de Mary Shelley) con paisajes tenebrosos y amenazadores, escenas nocturnas y horribles tormentas. Se busca describir la sensación subjetiva que transmiten, el propio sentimiento.
Escapismo: Evasión y Exotismo
Se huye de la realidad que no gusta para escapar a otros tiempos y a otros lugares, fundamentalmente la Edad Media, pero también en las leyendas orientales. Es importante el tema de España para los europeos, basado en tópicos andaluces. La huida de la vida conduce también al suicidio.
La Narrativa Romántica
Manifestaciones de la Prosa Romántica en España
La Novela Histórica
En España, la novela en el siglo XVIII y principios del XIX era un género en desuso, con poco éxito de público. Con el auge en Europa de la novela histórica de aventuras y las primeras novelas costumbristas, resurgirá la edición de novelas a partir de traducciones, sin apenas producción nacional. Según los románticos europeos, en la tradición se muestra la idiosincrasia de los pueblos; se recogen y reelaboran cuentos y leyendas tradicionales (ej: Leyendas de Bécquer).
El triunfo de la novela histórica, ambientada casi en la Edad Media, se relaciona casi siempre con el deseo de evasión del presente, característico del Romanticismo.
Las novelas españolas más representativas son: El señor de Bembibre de Enrique Gil y Carrasco, donde se narran los amores de Álvaro y Beatriz en un mundo medieval idealizado y legendario; y Amaya o los vascos del siglo VIII de Francisco Navarro Villoslada, que obedece a un nacionalismo típicamente romántico.
El Cuadro de Costumbres
El Romanticismo es la época de apogeo del costumbrismo y el cuadro de costumbres: breves narraciones que presentan situaciones, lugares y personajes típicos de la vida cotidiana de un país. Los protagonistas no tienen transformación. Los elementos dominantes en ellos son la hipérbole y la caricatura (ej: El castellano viejo de Larra).
Su mayor difusión fue en los siglos XVIII y XIX, aunque empezó en el siglo XVII. Gracias a la difusión del periódico, los cuadros de costumbres podían aparecer aislados, como pequeños apuntes satírico-descriptivos para una lectura amena y con frecuencia divertida. Su éxito fue tan grande que incluso aparecieron revistas íntegramente dedicadas a publicar estos cuadros.
El costumbrismo derivará hacia la novela, desembocando en la novela realista del siglo XIX. La diferencia esencial entre el cuadro de costumbres y la novela realista está en la creación de un mundo novelesco más rico y en la creación de personajes. Autores más conocidos: Mesonero Romanos (Escenas Matritenses, Panorama Matritense) y Estébanez Calderón, quien con el pseudónimo de «El curioso parlante» escribió Escenas andaluzas.
Artículos Periodísticos
El autor más destacado es Mariano José de Larra, prototipo del romántico liberal. Destacó por sus artículos periodísticos que publicó bajo pseudónimos (Ej: Fígaro). En sus artículos hay un completo análisis crítico de la sociedad de su tiempo. La preocupación por la realidad de España en todos los ámbitos convive el humor y un hondo pesimismo. Sus artículos se clasifican en:
- Artículos de costumbres: «El castellano viejo», «Vuelva usted mañana»… Denuncia algunos males de la sociedad española: la ignorancia, la mala educación, la pereza… Larra aboga por la modernización del país y su apertura a la cultura europea.
- Artículos políticos: critica el absolutismo monárquico, el carlismo, la censura y la falta de libertad.
- Artículos literarios: en ellos comenta las obras literarias de su tiempo.
El Realismo y el Naturalismo: Reflejo de la Sociedad
Características del Escritor Realista
El escritor realista pretende reproducir la realidad de su tiempo tal como es, basándose en su observación sistemática, como si fuese un científico.
Verosimilitud
Se elimina lo sobrenatural y lo fantástico, y se procura que los personajes, situaciones y ambientes sean verosímiles a la realidad. A veces, la acción se desarrolla en lugares reales y se combinan hechos históricos con la ficción.
Descripción Exacta de Ambientes y Costumbres
Se describen ambientes de todo tipo: urbanos y rurales, lujosos, miserables… El entorno en el que se desarrollan los hechos adquiere casi la misma importancia que un personaje, ya que influye en el comportamiento de los protagonistas.
Descripción Exacta de los Personajes
Los personajes también son verosímiles o creíbles. Los autores realizan «auténticos» retratos de los personajes, describiendo con detalle su físico e intimidad, reacciones, vicios y defectos. Son personajes redondos, perfectamente creíbles, de carne y hueso, que con sus virtudes y defectos, nada tienen de héroes, son más profundos. Los personajes femeninos cobran mucha importancia. Aparecen personajes-tipo que representan una clase social.
Temas Contemporáneos
Los escritores tratan problemas de la sociedad de su época, de la vida cotidiana como la pobreza, la desigualdad social, la violencia… siempre con intención crítica. Un tema repetido es el adulterio (ej: La Regenta de Clarín), sobre todo para la mujer porque le oprime.
Triunfo de la Narrativa
El cuento y, sobre todo, la novela son los géneros literarios que más se cultivan porque son los más adecuados para reflejar los conflictos de la sociedad y de los personajes. En el Realismo se aprecia la esencia de la novela: mostrar el enfrentamiento entre un personaje y la sociedad o el mundo que le rodea, enfrentamiento que a menudo acaba en el fracaso del protagonista.
Narrador
El narrador suele estar en tercera persona (para aparentar objetividad) y omnisciente (para mostrar la intimidad de los personajes). A veces pierde su objetividad y se vuelve subjetivo, introduciendo comentarios sobre los hechos que narra y comentarios en los que el lector adivina las opiniones políticas, religiosas… del autor.
Lenguaje
Estilo claro y sobrio, sin excesivos adornos retóricos. Frecuentes diálogos entre los personajes, en los que a menudo se imita el habla coloquial y vulgar, reproduciendo la forma de hablar de niños, obreros… (con sus vulgarismos, muletillas…). Descripciones de personajes y lugares.
Nuevas Técnicas Narrativas
Se emplean nuevas técnicas narrativas como el estilo indirecto libre.
Etapas del Realismo en España
Se inició en España hacia 1870 y perduró hasta los primeros años del siglo XX. Se desarrolló a lo largo de las siguientes etapas:
Prerrealismo Costumbrista
El costumbrismo, que se cultivó durante el Romanticismo, consiste en la descripción de modos de vida, personajes, costumbres y ambientes típicos de la sociedad, especialmente de las clases populares. Suelen tener ideología conservadora. Primera novela del Realismo en España: La gaviota de Cecilia Böhl de Faber (seudónimo de Fernán Caballero) y El sombrero de tres picos de Pedro Antonio de Alarcón.
Etapa de las Novelas de Tesis
Estas novelas tienen como objetivo defender la tesis o ideas políticas de su autor. El realismo de estas novelas es aún imperfecto y maniqueo.
Etapa del Realismo Puro y Realismo Naturalista (1880-1900)
La reproducción de la realidad es más fiel, sin depender de las ideas políticas del autor. Aparecen algunos rasgos del Naturalismo. Se publican: La Regenta (Clarín), Sotileza (Pereda), Fortunata y Jacinta (Pérez Galdós), Los pazos de Ulloa (Emilia Pardo Bazán).
Realismo Espiritualista (1890-1900)
Los escritores profundizan en los aspectos íntimos de los protagonistas, a menudo seres idealistas que intentan cambiar la sociedad y que mantienen sus ideales hasta el final. Ocurre en Misericordia (Galdós), Su único hijo (Clarín).