La Condición Humana según Hannah Arendt
En su estudio de la condición humana, Arendt distingue tres tipos de actividades humanas fundamentales que el ser humano desempeña en su vida activa, en su relación con el mundo y con los demás:
Las Tres Actividades Fundamentales
- La labor: orientada a satisfacer las necesidades de la vida.
- El trabajo: dirigido a la creación duradera más allá de la vida individual.
- La acción: la actividad privilegiada, por encima del trabajo, que nos permite acceder a la inmortalidad gracias a nuestras hazañas y a nuestras contribuciones a la comunidad.
El Concepto de Pluralidad
Mediante el concepto de pluralidad, Arendt destaca que los seres humanos son seres únicos e irrepetibles, que coexisten en un mundo compartido. La acción política y la creación artística son formas de reconocer y de celebrar esta pluralidad. Dicha pluralidad también nos vincula con la inmortalidad a través de la perdurabilidad de las instituciones políticas y de las obras de arte.
Mortalidad, Natalidad e Inmortalidad
Arendt concibe al ser humano como un ser que nace, que actúa y que muere. La mortalidad es una condición inherente a la vida humana, pero la natalidad otorga al ser humano la capacidad de comenzar algo nuevo y de dejar una huella, más allá de nuestra mortalidad, en el mundo. Esta forma de perdurar al paso del tiempo es una forma de inmortalidad.
El Espacio Público y la Comunidad Política
Por otro lado, la noción de espacio público, entendida como el lugar en el que se desarrolla la acción política y donde los individuos pueden debatir, relacionarse y revelarse a sí mismos y a los demás, nos ayuda a construir las relaciones, más allá de la colaboración que pudiera ser necesaria para realizar las funciones de labor o de trabajo. Este espacio forja la identidad colectiva, que, de nuevo, sobrevivirá a nuestra identidad individual mortal, es decir, una verdadera comunidad política.
Crítica a la Modernidad
Arendt critica la pérdida de la esfera pública y de la acción política en la Modernidad y considera que la búsqueda de la inmortalidad es una forma simbólica de afirmar la humanidad contra las tendencias modernas hacia la privatización y el conformismo. Concibe la vida humana como una búsqueda constante de significado y de trascendencia. A través de la acción y de la creación, los individuos pueden dejar una huella duradera en el mundo y alcanzar una forma de inmortalidad.
La Teoría Ética de Hannah Arendt
Hannah Arendt propone una teoría ética orientada hacia la tradición clásica; en su caso, cercana a Aristóteles. Para ella, la acción moral no se limita a maximizar la felicidad, sino que implica una relación con los demás y una responsabilidad hacia el mundo común. También va más allá del utilitarismo, en el que se considera que la moralidad de una acción se determina por sus consecuencias y se busca la mayor felicidad para el mayor número de personas.
Distanciamiento de otras Corrientes Éticas
Ahora bien, Arendt no reduce la moralidad a un mero sentimiento, como en el emotivismo, en el que se plantea que los juicios morales no expresan verdades objetivas, sino, más bien, actitudes o emociones, por lo que no afirmamos hechos, sino que expresamos nuestra aprobación o desaprobación a una acción. Y también rechaza el intuicionismo, en el que se argumenta que los juicios morales son intuitivamente evidentes, pues la bondad es una cualidad simple e indefinible que se percibe directamente. Según Arendt, la acción moral implica un juicio y una reflexión sobre el significado de nuestras acciones.
Arendt y Kant: Un Contraste en la Ética
En la importancia que le da al juicio moral, Arendt se aproxima al planteamiento kantiano, aunque no busca principios universales, sino que sostiene que el juicio moral es siempre situacional y requiere la capacidad de distinguir lo bueno de lo malo en contextos concretos.
Por otro lado, el planteamiento kantiano es intrínsecamente subjetivo, aunque trascendental. Es decir, está referido a un sujeto, pero en su vertiente de racionalidad universal. Para Arendt, sin embargo, la ética se desarrolla en el espacio público, en la interacción con los demás, y requiere un ejercicio constante del juicio intersubjetivo.
Diferencias Clave
En conclusión, Arendt pone más énfasis en la acción, mientras que Kant se centraba más en la reflexión. Además, Arendt centra su análisis en la acción humana en el mundo, mientras que Kant se centra en la teoría moral. Como resultado de su interés por la acción, Arendt concede gran importancia al contexto histórico y político, considerando que la moralidad está profundamente arraigada en las circunstancias históricas y políticas, mientras que Kant se basa en principios morales atemporales y universales. Una derivada del planteamiento de Arendt es que insiste tanto en la pluralidad social como en la singularidad individual, en lugar de en la unicidad y en la uniformidad a las que pueda dar lugar un planteamiento universal y racionalista al estilo de Kant.
Legado y Relevancia
Tanto Kant como Arendt son dos referentes de la naturaleza de la responsabilidad moral y de la importancia de una democracia liberal basada en el imperio de la ley y en los derechos fundamentales.
En ambos casos se nos ofrece una perspectiva original y enriquecedora sobre el problema de la moralidad. Al tener en cuenta la importancia del juicio, en el caso de Kant, y al subrayar la relevancia de la acción y de la pluralidad, con Arendt, estamos más preparados para afrontar los desafíos contemporáneos sobre la naturaleza de la responsabilidad moral en un mundo en crisis de valores.