Héroe a mi pesar


El panorama poético de las últimas décadas del Siglo XX es muy complejo ya que conviven poetas procedentes de distintas generaciones y, por lo tanto, hay multiplicidad de tendencias: continúan escribiendo Aleixandre, Alberti, Hierro, Ángel González… y empiezan a publicar en revistas y antologías otros jóvenes que se abren paso en la lírica española. LOS NOVÍSIMOS Desde 1966 hasta los años ochenta, la estética dominante es la de los Novísimos. En 1970, Castellet publica la antología Nueve novísimos españoles. Estos tienen en común la ruptura y el distanciamiento con los preceptos éticos y estéticos de las promociones anteriores. Los novísimos consideran el lenguaje como el único elemento esencial de la poesía y la cultura como el medio de referencia propio de ese lenguaje. Rehúyen el Realismo y emplean motivos tanto de la cultura clásica como de la popular. Los rasgos que definen su poesía son el esteticismo y el culturalismo. Se aproximan a las vanguardias a través de la utilización de la escritura automática, el Surrealismo y la incorporación de las técnicas del collage. Estos poetas han dejado obras relevantes como Arde el mar de Pere Gimferrer y Así se fundó Carnaby Street de Leopoldo María Panero. Con el inicio de la democracia buscan un camino más personal y atenúan su actitud culturalista. Poetas cercanos a ellos son Antonio Colinas con Sepulcro en Tarquinia, Jaime Siles, que reflexiona sobre el lenguaje y el ser y Semáforos, semáforos vuelve a los temas cotidianos. Luis Antonio de Villena parte de dos temas fundamentales: la belleza y el deseo y Luis Alberto de Cuenca continúa con el culturalismo mimético hasta los ochenta. COETÁNEOS A LOS NOVÍSIMOS Consiguieron la difusión y el reconocimiento ya en los años ochenta entre los que podemos destacar a: Antonio Carvajal, culturalista, Barroco y clasicista. Aníbal Núñez que comienza con la denuncia social y acaba con una poesía simbólica o Clara Janés, quien evoluciona hacia una poesía musical y surrealista. LA POESÍA DESDE LOS 80 A partir de los años 80 comienzan a publicar poetas que rompen con los novísimos ya que conceden más importancia a la tradición que a la originalidad y a la emoción que al estilo. Podríamos agruparlos de la siguiente forma: La recuperación del Realismo, en la que destacan poetas como Javier Egea, Luis García Montero o Benjamín Prado; La escuela “Trieste” en la que se centran en lovalores pictóricos y las atmósferas sugerentes. Autores de este grupo serían Andrés Trapiello o Juan Manuel Bonet; La nueva épica, integrada por Juan Carlos Mestre o Julio Llamazares; el neosurrealismo de Blanca Andreu, basada en los valores irracionales del lenguaje; el conceptualismo, corriente que deja que el silencio diga lo inexpresable, como en la poesía de Ángel Campos A pesar de estas y otras tendencias tan variadas, podemos citar algunas carácterísticas comunes: e toman como modelos a autores anteriores como Gil de Biedma o Luis Cernuda; e recuperan las formas métricas tradicionales; se vuelve a una poesía narrativa con un lenguaje coloquial en la que los términos cotidianos y las anécdotas cobran gran peso; los temas son subjetivos, relacionados con el paso del tiempo, las relaciones personales; y, por último, se emplea el humor, la parodia y la ironía como elementos distanciadores. De estas tendencias se imponen dos en las décadas de los 80 y de los 90: “la poesía del silencio” y “la poesía de la experiencia”. LA POESÍA DEL SILENCIO Es heredera de la poesía pura y del existencialismo, en su desolada visión del hombre. Iniciada por Jaime Siles (Música de agua), José Ángel Valente la representó como nadie, en títulos como Mandorla, y en ensayos como Las palabras de la tribu. Esta poesía del silencio se interroga sobre la capacidad o incapacidad de la palabra decomunicar la esencia de las cosas; los poetas indagan sobre lo trascendente del ser humano, pero sin acudir a lo religioso; no hay respuestas en Dios, ni en la palabra como comunicación. Solos, perciben que el lenguaje es insuficiente para expresar el dolor de la existencia. Así, los versos suelen ser cortos, fragmentados, con espacio para la sugerencia; son poemas breves, condensados, desnudos; predomina lo abstracto y conceptista, para emocionar a través de la inteligencia y la sensibilidad; el lector completa el poema, a través de las sugerencias. Poetas como Antonio Gamoneda unen la angustia existencialista de la posguerra con las aportaciones formales de Valente; su obra poética es testimonio de lo esencial que ha vivido, en un proceso constante de depuración e intensificación. LA POESÍA DE LA EXPERIENCIA Iniciada por un grupo granadino que publica su manifiesto La otra sentimentalidad en 1983 y heredera de la poesía impura, el término poesía de laexperiencia ya fue aplicado a los poetas del 60. Es la tendencia más representativa de esta época y domina el panorama poético, hasta mediados de los noventa. Es una poesía de corte realista que habla de la vida y de la realidad cotidiana, del desengaño amoroso, del fracaso, del desencanto y de los conflictos generacionales como la droga, la ncomunicación o el consumismo. En lo formal, destaca el uso de la narratividad, el monólogo y el diálogo dramático, las expresiones coloquiales y el sentido del humor. Luis García Montero es el autor más destacado de esta generación. Entre sus obras destacan El jardín extranjero o Completamente viernes. Otros poetas son Felipe Benítez Reyes, con Paraíso manuscrito; o Miguel D’Ors, con El cielo y es azul. Como ramificación de esta tendencia, se cultiva una poesía elegíaca que reflexiona sobre el paso del tiempo y la pérdida, en la que destaca Eloy Sánchez Rosillo (Páginade un diario).OTRAS TENDENCIAS DE LOS AÑOS 80 Y 90 Unas vuelven a la tradición, otras continúan con la experimentación y otras se reafirman en su propia individualidad. Se puede destacar el erotismo de Almudena Guzmán, el neoexistencialismo de Luisa Castro o el neoclasicismo de Fernando de Villena (Soledades tercera y cuarta). Manuel Rico establece dos carácterísticas reséñables para clasificar estas tendencias: Por un lado, ya no se estigmatizan las vanguardias y estas conviven con las poéticas más tradicionales (Fray Luis de León, Verlaine, Neruda…). Por otro lado, estosreferentes se enriquecen con la reivindicación explícita de la importancia de otras artes: pintura, cine, televisión o la nueva realidad digital. LA POESÍA DEL Siglo XXI Al finalizar el Siglo XX, las corrientes predominantes dan cabida a un mayor compromiso social del poeta frente a un mundo injusto e insolidario. Se abordan temas como la globalización, la ecología, el subdesarrollo o el neoliberalismo. Es una poesía rehumanizada y reflexiva y destacan autores como Ana Merino o Jorge Riechmann (El día que dejé de leer El País) Además, la poesía tiende un puente entre la tradición literaria y el mundo digital que impera hoy en día. No existe una bandera común para agruparlos, pero sí que podemos hablar de ciberactivismo literario. Por ejemplo, Generación Blogger reúne arece mujeres poetas que publicaban en blogs o en revistas digitales. Además, podemos estacar a poetas como Elvira Sastre o Andrea Valbuena que han tenido mucho éxito. Otras autoras recientes que podemos destacar son Luna Miguel o Mercedes Cebrián, sin lvidarnos de la obra de algunos músicos como Marwan o Joaquín Sabina, que recopila us sonetos en un volumen titulado Ciento volando de catorce. A pesar de haber trazado estas líneas, la continua aparición de autores y textos y su cercanía en el tiempo, dificultan su sistematización. Aunque podemos destacar dos rasgos que predominan: el posmodernismo y el eclecticismo

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