La Dictadura Franquista: Fundamentos Ideológicos y Evolución Política


La Dictadura Franquista (1939-1975)


Fundamentos Ideológicos y Evolución Política de la Dictadura Franquista

El triunfo de los nacionalistas en la guerra civil permitió la instauración de la dictadura franquista, que perduró hasta la muerte de Franco en 1975.

Fundamentos Ideológicos

El régimen evolucionó, pero permaneció fiel a sus principios iniciales y nunca abandonó su carácter de dictadura personal. La ideología del régimen se identifica con el pensamiento de la derecha conservadora y autoritaria europea de entreguerras y pervivió con algunos matices hasta los años 70.

  • Rechazo de la sociedad burguesa contemporánea y nostalgia de etapas pasadas en las que España triunfaba.
  • Rechazo de las instituciones políticas liberales y democracia parlamentaria.
  • Dura represión de las ideas marxistas y comunistas, junto con todo el movimiento obrero.
  • Un irritado nacionalismo, combinado con la xenofobia y el catolicismo más conservador.

El españolismo se extendió de forma centralista y el uso del catalán, el euskera y el gallego fue prohibido en actos públicos, escuelas e iglesias.

Bases Políticas del Régimen

Las fuerzas que se agrupaban en torno al régimen franquista se denominaban familias: la Iglesia, la Falange, los Monárquicos y los Tecnócratas del Opus Dei.

Evolución Política

El enorme poder que Franco había reunido durante la guerra civil aumentó con el establecimiento de la Ley del 8 de agosto de 1939, que reforzaba su poder legislativo y le concedía poder judicial.

El Régimen Totalitario (1939-1945) y la Actitud Durante la Segunda Guerra Mundial

En agosto de 1939, se constituyó el segundo gobierno de Franco. La superioridad de Alemania provocó el crecimiento de los falangistas. Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco, se convirtió en la figura clave. Hasta 1942, Falange obtuvo el mayor poder de toda su historia, agrupando a empresarios, técnicos de los sindicatos Verticales, creó el Sindicato de Estudiantes Universitarios, el Frente de Juventudes, y la Sección Femenina realizó concentraciones masivas y se adoptó el saludo fascista. Falange trató de institucionalizar el régimen franquista, pero Franco lo rechazó. En 1942, Franco promulgó la Ley de Cortes, que fue la segunda de las leyes fundamentales. Desde 1943, Falange fue perdiendo poder, incluso Serrano desapareció, y los monárquicos aprovecharon la situación. En 1945, cuando don Juan por el Manifiesto de Lausana condenaba el régimen y ofrecía una solución monárquica. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Franco declaró la neutralidad. En junio de 1940, Franco declaró la no beligerancia, en la que España se decantaba por el bando alemán, aprovisionando los submarinos y espías de los mismos. En octubre, tuvo lugar el encuentro de Franco con Hitler en Hendaya. España no entró en guerra, pero envió a la División Azul contra los soviéticos. Finalmente, en 1943, Franco declaró la vuelta a la neutralidad.

El Predominio de los Católicos (1945-1957) y el Contexto de la Guerra Fría

La derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial provocó que el régimen se adaptara a la nueva situación internacional. En 1945, Franco formó un nuevo gobierno apoyando a los políticos de la ACNdp, modificó el régimen impulsando instituciones no fascistas y una fuerte ofensiva diplomática. Los cambios más significativos fueron tres Leyes Fundamentales: el Fuero de los Españoles (1945), la Ley de Referéndum Nacional (1945) y la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, que definía España como reino y programaba una monarquía autoritaria. Franco quería demostrar que no era fascista, y aun así, sufrió un fuerte rechazo social, siendo aislado internacionalmente. Los esfuerzos de la diplomacia española dieron sus frutos con la Guerra Fría, donde se reabrió la frontera francesa y España finalmente pudo entrar en la ONU en 1955.

La Estrategia de los Tecnócratas

Esta nueva etapa tiene comienzo con la creación de un nuevo gobierno que Franco estableció en 1957. Los tecnócratas del Opus Dei reforzaron progresivamente sus posiciones con los cambios que Franco había establecido en el gobierno. Los tecnócratas daban mucha más importancia a la economía y a la mejora en la administración antes que a algunos procesos políticos. Pese a todo, no consiguieron el poder que buscaban. Para los tecnócratas, la modernización de la administración, la definitiva institucionalización del régimen y la cuestión sucesoria eran pilares básicos de sus ideales. Terminada la reforma de administración pública, Carrero Blanco y los ministros del Opus Dei consiguieron que Franco aceptara la Ley Orgánica del Estado 1967, que separaba los cargos de presidente del gobierno y jefe de estado, aumentó la institución monárquica y el número de personas en las cortes. Esta ley fue sometida a un referéndum nacional, el cual la aprobó con un 85%. Los tecnócratas lograron que Franco arreglara su problema con la sucesión, y el 22 de julio de 1969, se aprobó la propuesta de que Juan Carlos fuese su sucesor (al día siguiente, Juan Carlos juró fidelidad al régimen).

Los Gobiernos de Carrero y Arias (1969 y 1975)

Tras el escándalo que se produjo en Matesa, Franco estableció un nuevo gobierno. Carrero Blanco, su vicepresidente, configuró un ejecutivo a su medida. Daba la sensación de que se estaba formando un gobierno monocolor, y cosechó algunos éxitos, como el establecimiento de la Ley General de Educación 1970.

La Presidencia de Carrero Blanco

En junio de 1973, Franco, por problemas de salud, puso a Carrero Blanco al frente. Éste formó un nuevo ejecutivo con unas tendencias más equilibradas que el anterior, pero el nuevo gobierno apenas tuvo tiempo de actuar porque Carrero Blanco fue asesinado por unos miembros de ETA en Madrid.

El Gobierno de Arias Navarro

Fue nombrado para sustituir a Carrero Blanco en diciembre de 1973. Inició su mandato presentando a las cortes un programa de tipo aperturista, con el que pretendía establecer la elección de alcaldes, aumentar el poder de las cortes y llevar a cabo reformas sindicales. Sin embargo, el gobierno acabó yendo hacia posiciones inmovilistas. Se enfrentó al obispo de Bilbao, Monseñor Añoveros. Destituyó al general Diez Alegria por considerarlo demasiado liberal. Por ello, sufrió una negación de la oposición, con lo que él respondió llevando a cabo una fuerte represión que culminó con el fusilamiento de dos miembros de ETA y tres del FRAP en septiembre de 1975. Algunos grupos dentro del régimen comenzaron en 1974 a defender la necesidad de profundas reformas, aun sin llegar a proponer un sistema democrático, pero el régimen atravesaba una grave crisis que la muerte de Franco acentuó con creces el 20 de noviembre de 1975.

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