La Formación de la Monarquía Hispánica: Guerra, Unión Dinástica y Cohesión Territorial (1475-1512)


La Guerra de Sucesión de la Corona de Castilla (1475-1479)

La Guerra de Sucesión Castellana fue un conflicto dinástico provocado por la muerte de Enrique IV, enfrentando a su hermanastra **Isabel** contra su hija, **Juana de Castilla** (conocida como «la Beltraneja»).

El detonante fue el incumplimiento del **Pacto de los Toros de Guisando** (1468) cuando Isabel se casó en secreto con Fernando de Aragón. Al morir Enrique IV, Isabel se autoproclamó reina, lo que llevó a Juana a aliarse con Alfonso V de Portugal (con quien estaba prometida), mientras que Isabel fue apoyada por la Corona de Aragón.

Tras una división interna de la nobleza castellana, el conflicto se resolvió militarmente con la victoria de las fuerzas isabelinas en la **Batalla de Toro** (1476).

La paz definitiva se selló con el **Tratado de Alcaçovas** (1479), que estableció los siguientes puntos:

  • Portugal reconoció a Isabel como Reina de Castilla.
  • Portugal obtuvo el dominio de la costa atlántica de África.
  • Castilla obtuvo el control exclusivo de las Islas Canarias.

Este resultado aseguró la **unión dinástica** con Aragón, base de la futura Monarquía Hispánica.

La Concordia de Segovia y la Unión Dinástica

La **Concordia de Segovia** (1475) fue el acuerdo clave que reguló el ejercicio del poder por parte de Isabel y Fernando tras el inicio de la guerra sucesoria. Estableció que los monarcas gobernarían juntos y firmarían conjuntamente las disposiciones legales, pero fijó un principio fundamental: cada Corona (Castilla y Aragón) conservaría sus propias **leyes, instituciones, aduanas** y su propia sucesión dinástica.

Por ello, cuando hablamos del reinado de los Reyes Católicos, nos referimos a una **Unión Dinástica** y no a una unión territorial o política. Esto significa que los reinos quedaron unidos exclusivamente en la persona de los monarcas, manteniendo sus sistemas legales, instituciones, aduanas internas, lenguas y tradiciones propias diferenciadas. Esta fórmula pactada permitió a los Reyes Católicos coordinar políticas comunes (especialmente la exterior y la militar), pero preservó la autonomía interna y la personalidad jurídica de Castilla y Aragón. La consolidación de ambos reinos en una única entidad política se postergaría hasta el reinado de Carlos I.

Unificación Territorial bajo los Reyes Católicos

La unificación territorial fue el proceso mediante el cual los Reyes Católicos buscaron la cohesión de la Península Ibérica bajo su corona, consolidando la unión dinástica establecida inicialmente, con la única excepción de Portugal. Es fundamental señalar que, si bien se logró la unidad territorial, la estructura estatal resultante fue de carácter **federal**, pues Castilla y Aragón mantuvieron sus propias leyes, instituciones y aduanas.

Esta unificación se consolidó mediante dos grandes conquistas:

Conquista del Reino Nazarí de Granada (1482-1492)

  • Fue una guerra prolongada de una década, con una fase inicial de guerrillas y una posterior estrategia de asedio y toma de ciudades (como Málaga y Almería).
  • Los Reyes Católicos aprovecharon las divisiones internas entre los sultanes **Muley Hacen** y **Boabdil**.
  • El asedio final culminó con la entrega de la ciudad el **2 de enero de 1492**.
  • Aunque las Capitulaciones prometieron la conservación de la fe y costumbres a los vencidos, estas garantías se incumplieron a partir de 1499.
  • Granada se incorporó definitivamente a la **Corona de Castilla**.

Incorporación de Navarra (1512)

  • Se efectuó mediante la ocupación militar de Pamplona, siendo una acción personal de **Fernando el Católico**.
  • Se sumó también a la **Corona de Castilla**.
  • A pesar de la anexión, Navarra conservó sus **instituciones y fueros propios**, manteniendo un alto grado de autonomía.

De este modo, los Reyes Católicos lograron la unificación territorial de toda la Península Ibérica, a excepción de Portugal, sentando las bases geográficas de la futura España.

La Unificación Religiosa de los Reyes Católicos

El reinado de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón sentó las bases de la Monarquía Hispánica, unificando la Península bajo su corona, pero sin fusionar legalmente los reinos. Este proceso se basó en una Unión Dinástica, pactada en la Concordia de Segovia (1475), que estableció que, si bien gobernarían juntos, Castilla y Aragón conservarían sus propias leyes e instituciones, resultando en una estructura estatal de carácter federal. La Unificación Territorial se consolidó con la Conquista de Granada (1492) y la posterior Incorporación de Navarra (1512), sumando ambos a la Corona de Castilla.

Finalmente, la Unificación Religiosa se convirtió en un pilar esencial, utilizando el **Tribunal de la Inquisición (1478)** para garantizar la ortodoxia y llevando a la **Expulsión de los Judíos (1492)** y a la **conversión forzosa de los mudéjares (moriscos)**, logrando así la cohesión social en torno a la fe católica.

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