El Bienio Progresista (1931-1933)
El Bienio Progresista (1931-1933) fue el período durante el cual el gobierno de Manuel Azaña intentó transformar España mediante una ambiciosa serie de reformas destinadas a modernizar el país y superar las estructuras tradicionales heredadas de la monarquía. Estas reformas buscaban fortalecer la democracia, establecer un Estado laico, mejorar las condiciones laborales y sociales, y abordar problemas históricos como la desigual distribución de la tierra. No obstante, estas iniciativas encontraron una férrea oposición por parte de sectores conservadores, la Iglesia Católica, facciones del Ejército y los grandes propietarios agrarios, lo que generó profundas tensiones sociales y políticas que finalmente marcaron el fin de esta etapa y propiciaron la llegada al poder de la derecha en las elecciones de 1933.
Las Reformas del Bienio Progresista
Reforma Militar
La reforma militar tuvo como objetivo principal modernizar el Ejército y asegurar su subordinación al poder civil. Entre sus medidas más destacadas se encuentran:
- La promulgación de la llamada “Ley Azaña”, que ofrecía el retiro voluntario con sueldo íntegro a los oficiales, buscando reducir el excesivo número de mandos.
- La supresión de los ascensos por méritos de guerra.
- La eliminación de las capitanías generales.
- La clausura de la Academia Militar de Zaragoza, entonces dirigida por el general Franco.
- La creación de la Guardia de Asalto, una fuerza policial leal a la República.
Estas medidas generaron un considerable malestar en amplios sectores del estamento militar, especialmente entre los llamados africanistas, y contaron con la oposición de la Derecha política. Este descontento culminó en el fallido golpe de Estado liderado por el general Sanjurjo en agosto de 1932 (conocido como la Sanjurjada).
Reforma Religiosa
La reforma religiosa buscó establecer un Estado laico, lo que provocó graves tensiones con la Iglesia Católica. Las principales disposiciones incluyeron:
- La consagración constitucional de la separación entre la Iglesia y el Estado.
- La supresión de la financiación pública del clero y el culto.
- La disolución de la Compañía de Jesús en España y la nacionalización de sus bienes.
- La introducción del divorcio.
- La nacionalización de parte de los bienes eclesiásticos.
- La prohibición a las órdenes religiosas de dedicarse a la enseñanza.
Estas medidas provocaron el distanciamiento de amplios sectores católicos de la sociedad española respecto al régimen republicano y fortalecieron significativamente la oposición de la derecha.
Reforma Agraria
La reforma agraria fue uno de los proyectos más ambiciosos y conflictivos, con el objetivo de redistribuir la propiedad de la tierra para mejorar las condiciones de vida de los campesinos sin tierra y jornaleros. La Ley de Bases para la Reforma Agraria, aprobada en 1932, establecía:
- La expropiación, con indemnización (salvo excepciones), de latifundios y tierras infrautilizadas.
- La redistribución de estas tierras entre los campesinos, ya fuera para su explotación individual o colectiva.
- La creación del Instituto de Reforma Agraria (IRA) como organismo encargado de su aplicación.
Sin embargo, su implementación fue extremadamente lenta y limitada debido a diversos factores: la complejidad técnica de la ley, la resistencia y obstrucción de los grandes propietarios, la falta de recursos presupuestarios suficientes y las dificultades burocráticas.
Reformas Educativas
Las reformas educativas se propusieron combatir el elevado índice de analfabetismo y democratizar el acceso a la cultura y la enseñanza. Sus ejes fundamentales fueron:
- La declaración de una educación laica, mixta (coeducación) y gratuita en el nivel primario.
- Un ambicioso plan de creación de miles de escuelas públicas para cubrir el déficit existente.
- La contratación y mejora de la formación y el salario de los maestros.
- El fomento del acceso a la educación para las mujeres y las clases populares.
- El reconocimiento y permiso para la enseñanza en lenguas regionales.
A pesar del notable esfuerzo realizado y los avances conseguidos, la escasez de recursos económicos impidió la plena aplicación de todos los objetivos propuestos.
Estatutos de Autonomía
En relación con la organización territorial del Estado, la Constitución de 1931 abrió la posibilidad de que las regiones con características históricas, culturales y económicas comunes pudieran acceder al autogobierno mediante la aprobación de estatutos de autonomía.
- Cataluña fue la primera región en obtener su Estatuto en septiembre de 1932 (conocido como Estatuto de Nuria), que restablecía la Generalitat y le otorgaba competencias en áreas como educación, sanidad y derecho civil, entre otras.
- Otras regiones, como el País Vasco y Galicia, también iniciaron el proceso para la aprobación de sus respectivos estatutos, aunque su tramitación y aprobación definitiva se vieron retrasadas por diversas circunstancias políticas; el vasco se aprobaría ya iniciada la Guerra Civil y el gallego no llegaría a entrar en vigor.
La Cuestión Social
La cuestión social se manifestó a través de una intensa conflictividad laboral y campesina. El gobierno republicano-socialista, bajo la dirección de Largo Caballero como ministro de Trabajo, impulsó importantes avances en la legislación laboral, como:
- La consolidación de la jornada laboral de 8 horas.
- El fomento de la sindicación y el reconocimiento del derecho de huelga.
- La Ley de Contratos de Trabajo y los Jurados Mixtos para la resolución de conflictos laborales.
No obstante, la lentitud en la aplicación de la reforma agraria generó una creciente frustración entre los jornaleros y campesinos pobres, lo que se tradujo en ocupaciones de fincas y revueltas. Uno de los episodios más trágicos fue el de Casas Viejas (Cádiz) en enero de 1933, donde una insurrección anarquista fue reprimida con extrema dureza por las fuerzas de orden público (Guardia de Asalto), causando un grave deterioro de la imagen del gobierno de Azaña y una profunda crisis política.
Consecuencias de las Reformas del Bienio Progresista
El ambicioso programa reformista del primer bienio republicano tuvo múltiples y profundas consecuencias:
- Creciente oposición de la derecha: Los sectores afectados por las reformas (terratenientes, parte del Ejército, empresarios y amplios grupos católicos) se aglutinaron y reorganizaron políticamente, principalmente en torno a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA).
- Divisiones en la izquierda: Surgieron tensiones y desacuerdos entre los partidos que apoyaban al gobierno, especialmente entre los republicanos de Azaña y los socialistas, estos últimos cada vez más impacientes por la lentitud de algunas transformaciones y las consecuencias de la represión.
- Auge del radicalismo: Tanto a la izquierda (anarquistas de la CNT-FAI y comunistas, que consideraban las reformas insuficientes y al gobierno burgués) como a la derecha (grupos monárquicos y fascistas), las posturas se radicalizaron, incrementando la polarización social y política.
- Resultado de las elecciones de 1933: El desgaste del gobierno, la crisis económica mundial que afectaba a España, la reorganización de la derecha y la desunión de las izquierdas (que acudieron separadas a las elecciones) condujeron a la victoria de las derechas en las elecciones de noviembre de 1933. Este cambio de poder supuso la paralización o rectificación de muchas de las reformas iniciadas.
El Final del Bienio Reformista
Hacia finales de 1933, el gobierno de Manuel Azaña se encontraba considerablemente debilitado. Las reformas emprendidas habían chocado con fuertes resistencias y generado una amplia oposición. La persistente crisis económica mundial agudizaba el descontento social, y la derecha política había logrado reorganizarse eficazmente, capitalizando el malestar existente. Por su parte, la coalición de izquierdas que había sostenido al gobierno se fragmentaba: los socialistas se mostraban cada vez más desilusionados con el ritmo y alcance de las reformas, mientras que el movimiento anarquista (CNT-FAI) intensificaba su oposición frontal al Estado republicano.
Ante esta compleja coyuntura, el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, decidió retirar su confianza a Azaña y convocar elecciones generales para noviembre de 1933. En estos comicios, los primeros en los que las mujeres ejercieron el derecho al voto en España a nivel nacional, la coalición de partidos de derecha y centro-derecha (principalmente la CEDA y el Partido Republicano Radical de Lerroux) obtuvo la victoria. Este resultado electoral puso fin al Bienio Reformista y dio paso al denominado Bienio Radical-Cedista o Bienio Conservador (1933-1935), una etapa caracterizada por la paralización y, en algunos casos, la reversión de las políticas reformistas del período anterior.
El Bienio Radical-Cedista (1933-1935)
La Reorganización de la Derecha y las Elecciones de 1933
En el contexto de creciente oposición a las reformas del primer bienio, la derecha española experimentó una importante reorganización. En 1933, José María Gil Robles consolidó la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), un partido de masas de ideología católica y conservadora que se convirtió en la principal fuerza de oposición a las políticas republicanas de izquierda. Junto a la CEDA, surgieron o se afianzaron otros grupos derechistas, como Renovación Española, de talante monárquico alfonsino y liderada por Antonio Goicoechea y José Calvo Sotelo, y Falange Española, un partido de inspiración fascista fundado por José Antonio Primo de Rivera.
En las elecciones generales de noviembre de 1933, las primeras con sufragio femenino pleno, la derecha obtuvo una clara victoria, en gran medida debido al desgaste del gobierno anterior y a la eficaz movilización de su electorado. Aunque la CEDA fue el partido más votado, el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, receloso de entregar el poder directamente a Gil Robles por sus ambiguas declaraciones sobre la forma de régimen, encargó la formación de gobierno a Alejandro Lerroux, líder del Partido Republicano Radical. Este nuevo gobierno, de centro-derecha, contó con el apoyo parlamentario de la CEDA y procedió a frenar o revertir muchas de las reformas del bienio anterior (contrarreforma), incluyendo una amnistía para los implicados en el golpe de Sanjurjo de 1932. Como reacción, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), especialmente su líder Largo Caballero, y otros sectores de la izquierda experimentaron un proceso de radicalización, llegando a plantear la posibilidad de una respuesta revolucionaria ante lo que consideraban una amenaza involucionista.
La Revolución de Octubre de 1934
La tensión política alcanzó su punto álgido cuando, en octubre de 1934, tres ministros de la CEDA entraron a formar parte del gobierno de Lerroux. La izquierda interpretó este hecho como una provocación y un paso hacia la implantación de un régimen autoritario o fascista, respondiendo con la convocatoria de una huelga general revolucionaria. La insurrección tuvo un seguimiento desigual en el país, pero alcanzó especial virulencia en dos focos principales:
- Asturias: Aquí, la revolución adquirió un carácter eminentemente obrero y social, con mineros y trabajadores (principalmente socialistas, anarquistas y comunistas unidos en la Alianza Obrera) levantándose en armas, tomando fábricas, cuarteles de la Guardia Civil y ayuntamientos, y proclamando la República Socialista Asturiana. La revuelta fue duramente reprimida por el Ejército, enviado por el gobierno y cuyas operaciones fueron coordinadas por el general Franco desde el Estado Mayor en Madrid, con un trágico balance de más de mil muertos, numerosos heridos y miles de detenidos.
- Cataluña: El presidente de la Generalitat, Lluís Companys, aprovechando la huelga general, proclamó el “Estado Catalán dentro de la República Federal Española” el 6 de octubre. Sin embargo, el movimiento fue rápidamente sofocado por la intervención del ejército, el gobierno catalán fue detenido y encarcelado, y el Estatuto de Autonomía de Cataluña fue suspendido.
La represión de la Revolución de Octubre fue muy dura y dejó profundas secuelas, ahondando la división y el enfrentamiento en la sociedad española y radicalizando aún más las posturas.
Crisis Política y Fin del Bienio Conservador
Tras la represión de los sucesos de octubre de 1934, el gobierno se inclinó aún más hacia la derecha. Gil Robles asumió el Ministerio de la Guerra en mayo de 1935 y promovió a militares considerados afines y de mano dura, como Francisco Franco (nombrado Jefe del Estado Mayor Central), a puestos de relevancia. Sin embargo, la estabilidad del gobierno radical-cedista se vio comprometida por una serie de escándalos de corrupción que salpicaron al Partido Radical de Lerroux, destacando el del “estraperlo” (un caso de sobornos relacionados con la autorización de un juego de ruleta fraudulento) y el caso Nombela. Estos escándalos provocaron la dimisión de Lerroux y una creciente crisis política e institucional.
Ante la inestabilidad y para evitar que la CEDA, desgastada también por los escándalos y la gestión gubernamental, asumiera en solitario el poder, el presidente Alcalá-Zamora decidió disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones generales para febrero de 1936, poniendo fin al Bienio Conservador.
La República del Frente Popular (Febrero-Julio de 1936)
Ante la convocatoria electoral de febrero de 1936, las fuerzas de izquierda (republicanos de izquierda, socialistas del PSOE, comunistas del PCE, POUM, y otros grupos progresistas) lograron articular una coalición electoral denominada Frente Popular. Su programa se centraba en la amnistía para los presos políticos de la Revolución de Octubre de 1934, la restauración de la legislación reformista del primer bienio (especialmente la agraria y la autonómica catalana) y la continuación de las reformas sociales.
En las elecciones de febrero de 1936, el Frente Popular obtuvo una ajustada pero decisiva victoria en número de escaños. Manuel Azaña fue encargado de formar gobierno, inicialmente compuesto solo por republicanos de izquierda (Izquierda Republicana y Unión Republicana), con el apoyo parlamentario de socialistas y comunistas, que no entraron en el ejecutivo. Poco después, en mayo de 1936, tras la destitución de Niceto Alcalá-Zamora como presidente de la República por las Cortes (acusado de haber disuelto las Cortes anteriores de forma irregular), Azaña fue elegido para ocupar la jefatura del Estado.
El nuevo gobierno del Frente Popular puso en marcha rápidamente la amnistía y trató de reactivar las reformas paralizadas. Sin embargo, el clima social y político se deterioró velozmente. Se produjo un aumento de las huelgas, las ocupaciones de tierras por campesinos impacientes, los enfrentamientos callejeros y la violencia política, protagonizada tanto por grupos de extrema izquierda como de extrema derecha (como Falange Española). La polarización era extrema y la autoridad del gobierno se veía desbordada en ocasiones.
Paralelamente, sectores de la derecha política y, de manera crucial, un grupo de altos mandos militares (entre los que destacaba el general Emilio Mola como principal organizador o “Director” del complot, junto con otros como Sanjurjo desde el exilio, Goded o Franco, que se sumó más tardíamente) comenzaron a conspirar activamente para derrocar al gobierno mediante un golpe de Estado. La tensión llegó a su clímax en julio de 1936 cuando, tras el asesinato del teniente de la Guardia de Asalto José Castillo (instructor de milicias socialistas) por pistoleros de ultraderecha el 12 de julio, se produjo como represalia en la madrugada del 13 de julio el secuestro y asesinato del destacado líder monárquico y diputado derechista José Calvo Sotelo por parte de un grupo de guardias de asalto y militantes socialistas. Este suceso actuó como el catalizador y pretexto final para los conspiradores.
Pocos días después, el 17 de julio de 1936, una parte del ejército se sublevó en el Protectorado de Marruecos, extendiéndose la rebelión a la Península al día siguiente, 18 de julio. El golpe de Estado fracasó en su intento de tomar el control inmediato de todo el país, pero dividió a España en dos zonas enfrentadas, dando inicio a la trágica Guerra Civil Española (1936-1939).