El Origen de la Filosofía: La Búsqueda del Arjé
La filosofía presocrática marca la transición del pensamiento mítico al racional, centrándose en la búsqueda del *arjé* (principio o sustancia fundamental) que da origen y orden al cosmos.
Los Filósofos de Mileto (Monistas)
Tales de Mileto
Tales fue uno de los primeros filósofos en buscar explicaciones naturales para los fenómenos del mundo en lugar de explicarlos a través de mitos o dioses. Su forma de pensar marcó el cambio de lo mítico a lo racional. Consideraba que el ***agua*** era el *arjé*, es decir, el principio o sustancia fundamental de la que todo proviene, y la causa de las leyes autorreguladoras de la naturaleza. No dejó escritos propios.
Anaximandro
Sostuvo que existe un *arjé*, pero no es el agua, sino el ***ápeiron*** (lo ilimitado o indefinido). El *ápeiron* no tiene forma, ni límites, ni características definidas; es eterno y divino, entendido no en sentido religioso, sino como un principio racional y eterno. Argumentaba que el principio fundamental debe ser distinto de los elementos conocidos, ya que la observación muestra que unos elementos destruyen a otros. Consideraba que la razón es la principal herramienta para alcanzar la verdad.
Anaxímenes
Buscaba explicar los procesos de cambio, por lo que para él el *arjé* es el ***aire***. El aire es la sustancia fundamental de la que todo proviene y a la que todo vuelve; está siempre presente, es invisible, pero vital. El aire puede transformarse en otros elementos dependiendo de su densidad (procesos de condensación y rarefacción). Explicó el origen del mundo en dos fases principales:
- Primera fase: Creación de los cuatro elementos mediante la condensación (aire comprimido) y la rarefacción (aire expandido).
- Segunda fase: Creación del mundo a partir de estos elementos primarios.
La Escuela Pitagórica: Número y Alma
Pitágoras y los Pitagóricos
Los pitagóricos entendían los números de forma que tenían magnitud y extensión espacial.
Antropología y Cosmología Pitagórica
En su visión antropológica, el hombre se divide en cuerpo y alma. El alma es inmortal y está sujeta a la reencarnación (transmigración). Postulaban que el universo también se divide en cuerpo y alma, y que nuestra alma es una porción del alma universal. El objetivo principal de la vida es purificar el alma, lo cual se logra mediante el ejercicio de la filosofía.
Para ellos, la filosofía es el conocimiento del alma del universo, que se expresa a través del ***número y la proporción***, ya que el mundo es un *cosmos* (orden). El número se manifestaba en ámbitos como la música y la astronomía. En su cosmología, la Tierra giraba alrededor de un Fuego Central. Para alcanzar la perfección numérica (el 10), y dado que solo observaban 9 cuerpos celestes, postularon la existencia de la ***Antitierra***.
El Problema del Cambio y el Ser
Heráclito de Éfeso
Sostiene que la realidad está en constante ***cambio y movimiento*** (*Panta Rhei*). Según Heráclito, el ***Logos*** es la razón universal que ordena estos cambios. Defendía la *lucha de contrarios*, argumentando que la tensión y el conflicto son necesarios para el equilibrio del *cosmos*. Su enfoque plantea el problema del *Arjé* en relación con el conocimiento de la realidad y la contraposición entre la razón y los sentidos.
Parménides de Elea
Una diosa le revela ‘la verdad’ y le indica dos caminos: la ***Vía de la Verdad*** y la ***Vía de la Doxa*** (la opinión).
- Vía de la Verdad: Sostiene que solo debemos confiar en la razón, ya que los sentidos nos engañan. El principio fundamental es que *el Ser es y el No-Ser no es*. El Ser es único, inmutable, eterno e indivisible.
- Vía de la Doxa: Representa las opiniones de los mortales, que se basan en la apariencia sensible. En esta vía, se actúa como si la realidad proviniera de dos principios opuestos: la luz y la oscuridad.
Los Pluralistas y Atomistas
Empédocles
Según Empédocles, el mundo está compuesto por cuatro ***elementos fundamentales*** (tierra, agua, aire y fuego), que son eternos. No existe la creación ni la destrucción, solo la mezcla y la separación de estos elementos. Para explicar el cambio, postula la existencia de dos fuerzas cósmicas: el ***Amor*** (que une y armoniza) y la ***Discordia*** (que separa y desordena). Gracias a estas fuerzas, el universo entra en un proceso cíclico de unión y disolución.
Anaxágoras
Anaxágoras basó su cosmología en las ***Homeomerías*** (o semillas), que son partículas infinitas y cualitativamente diferentes entre sí. Utiliza el ejemplo: ‘Si como lechuga y me crecen las uñas, la lechuga debe contener semillas de uñas’. No existen sustancias puras; cada cosa contiene gérmenes de todas las demás cosas, pero en diferentes proporciones. El orden y el movimiento inicial del cosmos son impulsados por el ***Nous*** (Mente o Inteligencia ordenadora).
Los Atomistas (Demócrito)
La realidad está compuesta de ***átomos*** y de ***vacío***. Los átomos son infinitos en número y sus diferencias radican en tamaño, forma, disposición y movimiento. El vacío es necesario para explicar el movimiento.
Según el atomismo, nada nace de la nada; todo se explica por la unión y separación mecánica de los átomos. El cambio se produce por la reorganización de estas partículas. Los cuerpos emiten *efluvios atómicos* que, al entrar en contacto con nuestros sentidos, producen las percepciones sensibles, distinguiendo así entre conocimiento sensible y conocimiento racional. Tanto el cuerpo como el alma están compuestos de átomos. La felicidad se encuentra en el equilibrio del alma (*eutimia*).
Sócrates: El Giro Antropológico y Ético
Sócrates y el Método Socrático
Para ayudar a sus conciudadanos, Sócrates empleaba un método dialógico conocido como el ***Método Socrático***, dividido en dos fases principales:
- Ironía: Consistía en fingir ignorancia para exponer la falta de conocimiento o las contradicciones del interlocutor.
- Mayéutica: Procedía mediante preguntas que guiaban al interlocutor hacia el descubrimiento del conocimiento real del tema, ayudándole a ‘dar a luz’ la verdad.
Sócrates defendía que la razón puede alcanzar verdades universales e inmutables. En su antropología, el alma es lo más importante, pues en ella residen la verdad y la virtud. Por lo tanto, el cuidado del alma es superior al cuidado del cuerpo o la acumulación de riquezas.