La Crítica de Nietzsche a la Tradición y la Moral Occidental
3.1. Crítica a la tradición socrático-platónica
Nietzsche critica la filosofía tradicional que, desde Sócrates y Platón, ha dominado el pensamiento occidental. Su crítica se enfoca en dos aspectos principales:
- En El nacimiento de la tragedia, Nietzsche dice que la cultura griega antigua entendía la vida como una mezcla de dos fuerzas:
- Lo apolíneo: orden, razón, belleza, equilibrio.
- Lo dionisíaco: caos, pasión, instintos, vida desbordante.
- La tragedia griega combinaba estos dos elementos, permitiendo que los espectadores experimentaran la realidad de la existencia en su totalidad, incluyendo el sufrimiento y el dolor.
- Sócrates y Platón arruinaron esta visión trágica, porque pusieron la razón por encima de la vida y la experiencia. Sócrates creía que todo podía ser entendido con conceptos y lógica, eliminando la pasión y la intuición.
- Platón llevó esto más lejos al dividir la realidad en dos mundos:
- El mundo sensible (lo que percibimos con los sentidos, que es cambiante e imperfecto).
- El mundo inteligible (donde están las ideas perfectas, eternas y verdaderas).
- Nietzsche rechaza esta división porque cree que el mundo de las ideas no existe, y que esta mentalidad llevó a la cultura occidental a despreciar la vida real.
3.2. Crítica al dualismo ontológico
Nietzsche critica una idea que viene desde Platón, y que después también tomó el cristianismo. Esa idea es que hay un mundo perfecto y eterno, más allá del mundo en el que vivimos, y que este mundo real es imperfecto o incluso falso. A eso Nietzsche lo llama «metafísica».
Pero Nietzsche no se lo cree. Para él:
- No existe otro mundo más allá del que vivimos.
- La realidad está en constante cambio, nada es fijo ni eterno. Eso es lo que él llama «devenir»: todo está siempre transformándose.
- No hay una verdad absoluta escondida detrás de las cosas. Solo existe lo que vemos, sentimos y vivimos.
Él dice que Platón se equivocó al querer que todo tuviera una forma perfecta y sin cambios. Eso fue como “momificar” la realidad, hacerla rígida y falsa.
Luego vino el cristianismo y repitió esa idea, diciendo que esta vida es solo un paso, que lo importante viene después (el cielo, el alma, Dios…). Y eso, según Nietzsche, arruinó la forma en que vemos la vida, porque hizo que la gente despreciara el mundo real, el cuerpo, el placer y las emociones.
3.3. Crítica de los conceptos metafísicos. Metafísica y lenguaje
Nietzsche cree que los filósofos han inventado conceptos como «ser», «sustancia», «yo» y «causa», creyendo que son realidades absolutas, cuando en realidad son ficciones creadas por la razón. Su error viene de dos cosas:
- Los conceptos son metáforas, no realidades:
- Cuando sentimos algo, usamos palabras para describirlo. Con el tiempo, nos olvidamos de que esas palabras son solo representaciones y empezamos a creer que los conceptos son reales por sí mismos.
- Nietzsche dice que los conceptos son sombras de nuestras sensaciones (La gaya ciencia). No reflejan la realidad, solo la simplifican y la distorsionan.
- Ejemplo: La palabra “árbol” agrupa muchas cosas distintas bajo una sola etiqueta, haciendo que olvidemos las diferencias entre cada árbol real.
- El lenguaje impone una visión estática del mundo:
- El lenguaje nos obliga a hablar de la realidad en términos fijos y estructurados (por ejemplo, usando sujeto y predicado). Esto nos hace creer que las cosas son permanentes, cuando en realidad todo está en constante cambio.
- Nietzsche dice que el concepto de sustancia (algo estable e inmutable) no existe en la realidad, sino que es una invención del lenguaje.
- El lenguaje, en lugar de ayudarnos a entender el mundo, nos aleja de él porque trata de «momificar» la vida, es decir, hacerla fija cuando en realidad todo es devenir y transformación.
- La gramática mantiene vivas las ideas metafísicas:
- Nietzsche afirma que el lenguaje no solo refleja la forma en que pensamos, sino que también mantiene ideas falsas, como la existencia de Dios o del alma.
- Por eso dice en Crepúsculo de los ídolos: “No nos hemos librado de Dios porque todavía creemos en la gramática”. Es decir, seguimos atrapados en una forma de pensar que nos hace creer en cosas inmutables y absolutas.
4. Crítica a la moral occidental
Nietzsche critica fuertemente la moral tradicional de Occidente, especialmente la cristiana, porque la considera antinatural y decadente. Para él, esta moral inculca culpa, sufrimiento y negación de los instintos naturales, lo que lleva a la debilidad y al nihilismo, es decir, a la negación de la vida misma.
Agrupa bajo el término «moral de esclavos» a toda moral que impone normas externas al individuo, ya sea por mandato divino, de la sociedad o de la conciencia (como la moral cristiana, kantiana o socialista). En contraste, defiende una «moral de señores», basada en la fortaleza, la ambición y la afirmación de la vida.
En su obra Genealogía de la moral (1887), Nietzsche analiza cómo la moral cristiana triunfó sobre la moral aristocrática de la antigüedad, que valoraba el poder y el placer. Según él, los sacerdotes cristianos transformaron los valores, promoviendo la compasión y la humildad para debilitar a las personas y dominarlas mejor. Para Nietzsche, esta moral proviene del resentimiento de los débiles contra los fuertes. Los débiles, en lugar de aceptar su inferioridad, crean valores que condenan a los poderosos, haciéndolos sentir culpables por su felicidad y éxito. Así nace la «mala conciencia».