CONTEXTOS DE APLICACIÓN DE LA PREVENCIÓN DE LA DELINCUENCIA
2.1 Diseño Ambiental
Este enfoque, con más de 40 años de discusión, busca dificultar el delito mediante cambios físicos en el entorno. Incluye mejorar la iluminación, instalar cámaras y reforzar puertas, además de fomentar la vigilancia. Surge del concepto de espacio defendible de Oscar Newman, influenciado por Jane Jacobs, quien planteó que un entorno adecuadamente diseñado favorece el control social informal. Se promueve la territorialidad, donde los residentes sienten el espacio como propio y lo defienden.
Newman propone cuatro estrategias clave:
- Subdividir zonas públicas para que parezcan privadas.
- Facilitar la vigilancia desde las viviendas.
- Ubicar residencias cerca de actividades no amenazantes.
- Diseñar espacios que transmitan la idea de vigilancia.
La prevención del delito a través del diseño ambiental, conocida como CPTED (Crime Prevention Through Environmental Design), se basa en varios elementos fundamentales que influyen en la seguridad de un espacio:
- Territorialidad: Implica el sentido de pertenencia y control que los residentes o usuarios legítimos tienen sobre un área, fomentando su acción ante conductas inapropiadas. Se establece mediante límites físicos o simbólicos (cercas, señales) que distinguen la propiedad y permiten reconocer a extraños, generando un clima comunitario que disuade a posibles infractores.
- Vigilancia: Aumenta la probabilidad de que un delincuente sea observado y disuadido. Puede ser natural (ventanas, puertas, actividades al aire libre), formal (guardias, patrullas ciudadanas) o mecánica (cámaras, luces). Un mayor nivel de vigilancia reduce las oportunidades delictivas al incrementar el riesgo de ser detectado.
- Imagen o Apariencia del Área: Un entorno cuidado y mantenido comunica que hay residentes preocupados y vigilantes, desalentando la delincuencia. Eliminar grafitis, por ejemplo, mejora la percepción de control comunitario.
- Entorno o Ambiente: Las zonas con baja criminalidad y bien mantenidas proporcionan protección adicional. La construcción de nuevas viviendas o negocios en estas áreas beneficia la seguridad al mantener ese nivel bajo de delincuencia.
Las estrategias de prevención a través del diseño ambiental buscan reducir las oportunidades de delito mediante tres enfoques principales:
- Control de Accesos: Permite únicamente la entrada de personas con negocios legítimos en un área, dificultando el acceso a posibles infractores. Se aplica en edificios o a nivel de vecindarios mediante calles sin salida, vías de sentido único o comunidades cerradas, limitando la permeabilidad del espacio y facilitando el reconocimiento de usuarios legítimos.
- Dificultad de los Objetivos: Consiste en fortalecer la seguridad de posibles blancos criminales para que sean más difíciles de victimizar. Ejemplos claros son las cerraduras, alarmas, vidrios resistentes y otros dispositivos de protección que dificultan la intrusión. Sin embargo, estas medidas no eliminan el delito por completo, ya que un delincuente persistente puede superarlas.
- Refuerzo de la Motivación y Apoyo a Actividades Comunitarias: Fomenta un ambiente de comunidad donde se respeten las normas y se promueva la cohesión social. Esto se logra a través de actividades sociales (fiestas, jornadas comunitarias) y la participación directa de los residentes en iniciativas contra la delincuencia. La eficacia de estas estrategias depende en gran medida del comportamiento activo de los usuarios legítimos, quienes deben reconocer a extraños y estar dispuestos a actuar, aprovechando el diseño del espacio, la iluminación y la vigilancia para mantener un ambiente seguro.
DELINCUENCIA Y PREDICCIÓN
3.1 Conceptos y Preceptos de la Violencia
- Agresividad: Indica la capacidad de respuesta del cuerpo humano para defenderse contra peligros potenciales del exterior (Echeburúa, 2004). Es un instinto o rasgo natural que ayuda a aumentar la eficacia biológica de la especie; sería una respuesta de adaptación de los seres humanos.
- Violencia: Tiene un efecto destructivo sobre personas y objetos. Webster, Douglas, Eaves y Hart la definen como un comportamiento que causa daño a otros, llegando incluso a provocar miedo. Se entiende como un fenómeno interpersonal y social que afecta el bienestar y la salud pública, pudiendo tener efectos en el ámbito político-económico y social de los grupos humanos.
La Organización Mundial de la Salud, desde 1996 (citado en Loinaz, 2017:22), define la violencia como: “El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho, o como amenaza, contra uno mismo, otra persona, grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”. La OMS analiza cómo la violencia afecta a la salud, entendiéndola como una estrategia para lograr un beneficio a costa de perjudicar a los demás, incluso a su salud. Por ello, se puede hablar de violencia económica, física, psicológica, etc. La violencia se puede entender como un problema de salud pública, ya que la salud y el bienestar de las víctimas se ven afectados.
Características de la Violencia:
- Complejidad: Posee una gran variedad de componentes relacionados con su finalidad, según las motivaciones y las estrategias para llevarla a cabo.
- Heterogeneidad: Se clasifica según la manera de llevarla a cabo (física, psicológica, sexual, económica…), cómo es la conducta violenta, quién la comete (perfil del agresor) y cómo es quien la sufre (perfil de la víctima). Se requiere una correcta prevención, detección e intervención mediante el control y la gestión de la misma.
- Multicausalidad: Para que se produzca la conducta violenta deben concurrir en el mismo espacio y tiempo una gran cantidad de variables que pueden influir directa o indirectamente en la conducta violenta general o en un tipo particular de violencia.
- Intencionalidad: La decisión de cometer un acto violento es voluntaria (dolo y capacidad).
- Infrecuencia: La violencia es un fenómeno poco habitual, aunque tengamos la sensación de que es más cotidiano. Esta percepción se debe a la alarma social y la victimización que produce.
Funcionalidad de la Violencia:
- Violencia Reactiva: Como reacción a una agresión previa. No es racional ni planificada, pero sí intencional. Se da en situaciones de alto contenido emocional.
- Violencia Instrumental: Busca beneficios personales, materiales o sociales. Se asocia a delincuentes planificadores y antisociales (peor pronóstico).
Diferencia entre Agresividad y Violencia:
La agresividad es una respuesta de adaptación para mejorar la eficacia biológica de la especie y no tiene por qué ser negativa. A diferencia de la agresividad, la violencia tiene un efecto destructivo sobre personas y objetos. La distinción es necesaria porque al hablar de personas violentas se pueden incluir a personas con tendencias agresivas que no han manifestado esa tendencia en expresiones violentas. La agresividad sería un factor de riesgo, pero por sí misma no causaría daños a un tercero.
Peligrosidad:
Históricamente, se entendía por peligrosidad: “la perversidad constante y activa del delincuente y la cantidad de mal previsto que hay que temer por parte de este”. Desde un punto de vista clínico o de análisis forense, ahora está relacionada con propiedades psicológicas como la biografía constitucional y la clínica-patológica. La peligrosidad ocupa un lugar relevante en las decisiones judiciales para controlar a los delincuentes. A lo largo del siglo XX, se utilizó para diagnosticar la reiteración en la conducta violenta. La clasificación de la peligrosidad del sujeto enjuiciado la realizan los jueces para fijar la pena, asesorados por peritos forenses (psicólogos o psiquiatras forenses). Este término aparece por primera vez en España con la Ley de Vagos y Maleantes de 1933.
Se distinguen dos tipos de peligrosidad:
- Peligrosidad Criminal: Evaluación post-delito del delincuente, realizada por psicólogos forenses.
- Peligrosidad Social: Se refiere a la probabilidad de que un sujeto llegue a cometer un evento socialmente perjudicial (pre-delito).
Peligrosidad VS Predicción del Riesgo de Comportamiento Violento:
¿Qué es la evaluación del riesgo o predicción del riesgo de comportamiento violento?
La evaluación del riesgo de violencia es un método para identificar la probabilidad de que ocurra un comportamiento violento (Pueyo, 2006:24). Es posible predecir el riesgo de comportamiento violento con más precisión que la probabilidad aleatoria si conocemos las circunstancias determinantes de esa elección y tenemos datos sobre elecciones pasadas y sus consecuencias (Pueyo, 2006:24).
Teorías y Modelos de Valoración del Riesgo:
- Teoría del Vínculo Social de Hirschi: El principal elemento que disuade a los jóvenes de la delincuencia es la vinculación con personas no delincuentes (familia, escuela, amigos) y la participación en actividades convencionales (deportivas, culturales). El control informal familiar y de amigos, así como la participación en actividades convencionales, previenen la delincuencia. La ruptura de estos vínculos sería un factor causal de comportamientos delictivos.
- Teoría de la Personalidad de Eysenck: Los individuos con alta extraversión, neuroticismo y psicoticismo tendrían mayor dificultad en la adquisición de la “conciencia moral” como inhibidora del comportamiento antisocial, es decir, poseen dificultades para determinar qué actos están bien y cuáles no, y para reprimir o impedir conductas antisociales.
- Teoría del Aprendizaje Social de Akers: El aprendizaje de la conducta antisocial se produce cuando se dan cuatro condiciones:
- Asociación diferencial con personas que muestran hábitos y actitudes delictivas.
- Adquisición de definiciones favorables a la delincuencia.
- Refuerzo: La conducta delictiva se fortalece al obtener beneficios y no castigos.
- Imitación de modelos pro-criminales.
- Teoría General de la Tensión de Agnew: Cuando un individuo observa que no puede lograr una meta propuesta por la sociedad, esto le genera tensión y estrés que le lleva a delinquir, acudiendo a medios ilícitos para alcanzar la meta.
MODELO RIESGO-NECESIDAD-RESPONSIVIDAD E INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN Y PREDICCIÓN DE LA REINCIDENCIA
1. Identificación del Riesgo
El riesgo se puede identificar según el individuo, sus contextos o situaciones que pueden derivar en una mayor exposición a la violencia o la delincuencia. Se centra en personas que ya han delinquido o que tienen un historial de violencia. Por tanto, la evaluación del riesgo se enfoca en evaluar el riesgo de reincidencia o de ejercer violencia en el futuro. Utiliza como buenos predictores los comportamientos pasados, entendiendo que pueden ayudar a predecir comportamientos futuros. Además de la historia criminal, se valoran factores adicionales como los situacionales, el consumo de sustancias o las enfermedades mentales.
A la hora de identificar el riesgo, se debe definir el objeto de previsión. El más común es el riesgo de reincidencia, aunque también se contempla el riesgo potencial de implicarse en actividades delictivas o el incumplimiento de obligaciones judiciales previas. El objetivo final es obtener resultados fiables y evitar errores, como los falsos positivos y los falsos negativos.
Factores de Riesgo como Predictores:
- Comportamiento Delictivo: Delitos pasados o antecedentes delictivos. El contacto con el sistema de justicia puede aportar datos sobre la precocidad del delincuente. La historia criminal (número, tipo y edad de las medidas/condenas) es el mejor predictor de la reincidencia.
- Contexto Familiar y Social: Relaciones intrafamiliares, problemas de abuso de sustancias o comportamientos adictivos en personas cercanas, problemas judiciales con el cónyuge u otros familiares, rechazo o falta de apoyo familiar, necesidades de vivienda y mala relación con la comunidad.
- Escolaridad, Formación, Empleo y Situación Económica: Los delincuentes suelen tener menor nivel de escolarización y formación. La carencia económica exagerada actúa como factor de riesgo.
- Salud y Comportamientos Adictivos:
- Salud: Existe un alto nivel de riesgo en personas con problemas de salud mental o física graves y prolongados, con efectos perturbadores en su vida. El tratamiento solo controla síntomas o se abandona. Existe una relación entre problemas de salud mental y riesgo de cometer delitos violentos, así como entre delitos violentos, contactos en el sistema de salud y estrés.
- Comportamientos Adictivos: Los hábitos adictivos de consumo y dependencia de drogas, así como otros (juegos de azar), actúan como factor de riesgo. Estas adicciones generan dependencia, lo que puede provocar problemas de salud, familiares, de pareja y laborales. Los comportamientos adictivos con mayor riesgo de delinquir son el consumo de drogas inyectables en los últimos dos años y el consumo de drogas en los últimos seis meses con frecuencia semanal o diaria, independientemente de si están en tratamiento.
El Modelo de Riesgo-Necesidad-Responsividad (RNR)
Este modelo, elaborado por Andrews y Bonta, es uno de los más influyentes en el ámbito de la justicia penal contemporánea y una guía esencial para la planificación del tratamiento en personas condenadas por delitos. Se estructura en torno a tres principios fundamentales:
- Principio de Riesgo: La intensidad del tratamiento debe corresponder al nivel de riesgo de reincidencia del delincuente. Es crucial evaluar correctamente este nivel para asignar recursos de forma eficiente.
- Principio de Necesidad: El tratamiento debe centrarse en las necesidades criminógenas, es decir, factores dinámicos directamente relacionados con la conducta delictiva (abuso de sustancias, actitudes prodelictivas, impulsividad, falta de habilidades sociales, carencia de proyectos vitales, relaciones sociales antisociales). Modificar estos factores reduce la probabilidad de reincidencia.
- Principio de Responsividad: La importancia de adaptar el tratamiento a las características del individuo (motivación para el cambio, nivel cognitivo, trastornos mentales, estilo de aprendizaje, cultura). Adaptar los programas a estas características mejora la eficacia del tratamiento.
Este modelo es ampliamente aceptado por la comunidad científica y ha sido implementado con éxito en muchos sistemas penitenciarios y de justicia juvenil, demostrando reducciones significativas en las tasas de reincidencia cuando se aplica correctamente.
DELINCUENCIA Y TRATAMIENTO PSICOLÓGICO
2. La Diversidad de los Comportamientos Delictivos
- Delitos contra la Propiedad: Son los más frecuentes en Europa y América Latina. Incluyen robos, hurtos y actos de corrupción. Suelen estar asociados al uso de fuerza o amenazas, provocando pérdidas económicas y un fuerte impacto psicológico en las víctimas.
- Tráfico y Consumo de Drogas: Existe una relación compleja y bidireccional entre drogas y delito. El consumo de sustancias impulsa comportamientos delictivos al reducir la inhibición y aumentar la impulsividad. A su vez, algunos delitos financian el consumo, generando una espiral de “potenciación recíproca” donde delito y droga se alimentan mutuamente.
- Lesiones, Homicidios y Asesinatos: La violencia se manifiesta en delitos contra las personas como amenazas, lesiones o asesinatos. Estadísticamente, constituyen un pequeño porcentaje del total de delitos (menos del 2% en países europeos occidentales). En América del Norte y Latina, la tasa de delitos violentos es muy superior a la de Europa, con países como Colombia, El Salvador, México, Brasil, Venezuela, Puerto Rico y Estados Unidos liderando el ranking mundial de homicidios.
- Agresiones Sexuales: Representan una mínima proporción de la delincuencia (1% de los delitos denunciados). Sus autores suelen ser varones jóvenes o adultos. Presentan una gran cifra negra, duplicándose la cifra real de estos delitos si se conociera. La violencia sexual puede adoptar dos formas principales: violaciones (suelen ser a conocidas por los agresores) y abusos a menores (principalmente a niñas). El perfil de los agresores sexuales a menudo incluye bajo autoconcepto, poca tolerancia a la frustración, menosprecio hacia la figura femenina, rasgos de agresividad física y verbal, carencias normativas y educativas, problemas psicológicos, falta de afecto familiar y familias con uso de violencia. No es frecuente que se cometan en grupo. Existe la creencia de que los delincuentes sexuales tienen una alta probabilidad de reincidencia, pero alrededor del 80% no reincide. Para el 20% restante, el tratamiento puede reducir la tasa a la mitad, dejando una reincidencia residual del 10-15% en sujetos de alto riesgo que parecen no mejorar con el tratamiento (Worling y Langström, 2006).
5. Factores de la Delincuencia
El tratamiento con delincuentes no es una parcela aislada del problema delictivo, sino una pieza del rompecabezas general de la prevención delictiva. Se propone un modelo integrado de las posibilidades y límites de la rehabilitación de delincuentes mediante tratamiento. Según este modelo (Redondo, 2016), el riesgo actual de un comportamiento delictivo depende de tres grandes factores:
- Factores α (alfa): Incluyen las características personales del individuo (alta impulsividad) en combinación con sus experiencias y aprendizajes (abandono infantil, crianza punitiva, definiciones favorables a la delincuencia, traumatismos craneales, etc.). La variabilidad individual y experiencial confiere distintos niveles de riesgo para el inicio y mantenimiento de carreras delictivas. Los efectos criminógenos de estos factores ocurren desde edades tempranas, considerándose factores de riesgo estáticos. Los factores α constituyen objetivos adecuados para la prevención primaria y secundaria (ej. programas de apoyo social para reducir factores de riesgo futuros).
- Factores β (beta): Están directamente relacionados con la motivación actual de un sujeto para el delito, también denominados necesidades criminógenas. Incluyen la fuerza de los hábitos delictivos, las creencias favorables al delito, las adicciones, la carencia de vínculos y habilidades prosociales (educativas, relaciones de pareja, etc.), el bajo control informal y las experiencias de tensión vividas. Pueden estar muy relacionadas con los factores α. La motivación delictiva cambia a lo largo del desarrollo del individuo y es influida por su pasado, pero debe ser evaluada en el momento de estimar el riesgo. El clúster de motivación delictiva β está integrado por factores dinámicos moldeables, como las creencias, hábitos, habilidades y el autocontrol emocional. Estos factores constituyen el campo de acción más directo del tratamiento.
- Factores γ (gamma): Desde una perspectiva situacional, son las oportunidades para el delito. Cuanto mayor sea la disponibilidad de objetivos o víctimas atractivos o vulnerables, más delitos se cometerán. Las variaciones en las oportunidades (más coches nuevos aparcados, más turistas) interactúan con la motivación delictiva (por ejemplo, como consecuencia del desempleo prolongado), con resultados diversos en distintos momentos temporales. La reducción de oportunidades delictivas requiere dinámicas de prevención situacional orientada a dificultar el acceso a objetivos delictivos.