1. Fases del Desarrollo de la Religiosidad Infantil (0 a 12 años)
El desarrollo de la religiosidad del niño pasa por diferentes fases a medida que crece y madura. A continuación, se describen las cuatro fases principales:
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Primera fase: Etapa Parental-Familiar (0-6 años)
La experiencia de identificación del niño con los padres la proyecta sobre Dios y, en consecuencia, la imagen de Dios reflejará la imagen percibida en los padres.
El despertar religioso del niño tiene lugar en el ambiente familiar que condicionará la formación religiosa por:
- La creación de actitudes básicas de seguridad, confianza, felicidad, etc.
- La presencia testimonial de los padres.
- La intervención directa de los padres iniciando a sus hijos en la oración, el descubrimiento de Dios y los valores religiosos.
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Segunda fase: Etapa Escolar (7-8 años)
Se caracteriza por el pensamiento lógico concreto que conlleva a una capacidad de comprensión, reflexión, sistematización, análisis y síntesis que va en progreso. Es, por tanto, una buena etapa para el aprendizaje en la que hay que darle mucha importancia a la “actividad” como necesidad psicológica y cauce de aprendizaje.
Desde el punto de vista afectivo-intelectual, el egocentrismo va amainando y, si la educación religiosa es buena, va superando la religiosidad animista y mágica. Además, la escuela, al ser un lugar de “socialización”, permite al alumno identificarse con modelos adultos, descubrir el valor del grupo, reconocer sus responsabilidades y deberes morales, etc. Es por ello que es un ámbito fundamental en la educación religiosa.
A partir de los 8-10 años, el alumno entrará en una “fase atributiva”, en la que la imagen de Dios se fundamentará en unos atributos. Hay 3 clases:
- Objetivos: Grandeza, Omnipotencia, Omnisciencia.
- Afectivos: Potencia, Fuerza, Belleza, Santidad, Pureza.
- Subjetivos: Bondad, Amor, Justicia.
En esta etapa se le da mucho valor al grupo y al líder y se ve a Dios desde esta perspectiva, por lo que es admirado. Además, en esta etapa se recibe catequesis.
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Tercera fase: Etapa de Crisis e Interpretación de la Vida Religiosa (11-12 años)
Preadolescencia, nueva etapa para la vida religiosa del alumno. Todo lo aprendido y asumido en la etapa anterior se replantea, cuestiona y reinterpreta. Esto se debe a la “reidentificación del yo”. Hay un abandono de las prácticas religiosas, no por rechazo o menosprecio, sino por la búsqueda de la verdad.
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Cuarta fase: Etapa de Maduración Religiosa (11-12 años)
Esta es la etapa en la que el individuo descubre a Dios como distinto de sí, como trascendente, como radicalmente “Otro”, como alguien que trasciende al hombre y que se hace presente dando sentido a su existencia. De este descubrimiento, surge la actitud de alteridad. Dios no es manipulado ni instrumentalizado. La propia vida es contemplada como «don» de Dios. Ante Él no caben posturas indiferentes.
Pero no solo eso: Jesús nos descubre la auténtica naturaleza de Dios cuando nos lo presenta como Padre, es más, como Trinidad, comunidad perfecta de amor. Dios es así plenamente “misterio”, no proyección de nuestra imaginación o deseos más profundos.
5. La Competencia Espiritual en el Nuevo Proyecto Educativo (LOMLOE)
Justificar la conveniencia de integrar una Novena Competencia Clave en el Nuevo proyecto educativo, según la LOMLOE: La Competencia Espiritual.
Mediante esta incorporación, la espiritualidad podría encontrar su camino de normalización y su identidad propia, ya que durante años se ha mantenido aislada en compartimentos estancos, como la asignatura de religión. Mediante el desarrollo de capacidades y la adquisición de competencias, es posible que desde los diseños curriculares se contemple el aspecto espiritual de la persona para realmente alcanzar un desarrollo integral, tal como proponen todos los sistemas educativos modernos. La incorporación de la competencia espiritual aspira a formar a seres humanos que sean útiles, productivos, sociales y trascendentes.
2. Etapas del Desarrollo Moral de los Niños
Explicación de las cuatro etapas del desarrollo moral de los niños:
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Etapa de Anomía (Etapa y Nivel Premoral, 0-6 años)
Esta etapa es decisiva en la configuración del sujeto moral. Algunos factores tendrán una particular repercusión en él, tales como: expectativa de los padres ante el futuro hijo, repercusiones de la vida prenatal y parto, primera relación con el recién nacido, aparición del “otro” como presencia gratificante, motricidad, primeras reacciones conscientes ante hechos morales, etc.
Características de esta etapa:
- Comportamientos instintivos.
- Controles y sanciones del comportamiento: placer o dolor.
- Acompañante del comportamiento: la disciplina de las consecuencias naturales.
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Etapa de Heteronomía (Etapa y Nivel “Moral Externa”, 7-8 años)
La heteronomía expresa la forma de moral impuesta al sujeto desde fuera.
Características de esta etapa:
- Comportamiento moral impuesto desde fuera.
- Controles y sanciones del comportamiento: premio y castigo.
- Acompañante del comportamiento: el temor más o menos servil.
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Etapa de Socionomía (Etapa y Nivel de “Moral Externa-Interna”, 9-12 años)
En esta etapa, los criterios éticos se configuran a través de las relaciones con los demás dentro de la sociedad. Es externa porque proviene de un grupo, pero a la vez interna porque el sujeto está dentro del grupo como factor de decisión.
Características de esta etapa:
- Comportamiento moral desde el grupo.
- Controles y sanciones del comportamiento: alabanza y censura.
- Acompañante del comportamiento: la conciencia de pertenecer responsablemente a un grupo.
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Etapa de Autonomía (Etapa y Nivel de la “Moral Interna”, 12 años en adelante)
Es el final del desarrollo moral, el nivel regulador de la conducta moral adulta en el que se desarrolla el factor de autorregulación. Las normas que gobiernan el comportamiento moral proceden del interior del sujeto.
Características de esta etapa:
- Comportamiento moral regulado desde el interior del sujeto.
- Controles y sanciones del comportamiento: la coherencia e incoherencia personal.
- Acompañante del comportamiento: independencia de criterio y autonomía emocional.
3. Criterios Educativos para la Formación de la Imagen de Dios en los Niños
La formación de la imagen de Dios en los niños es un aspecto importante de la educación religiosa. A continuación, se presentan algunos criterios educativos que pueden guiar a los educadores en la formación de la imagen de Dios en los niños:
- Presentar a Dios como una realidad presente, trascendente y personal: Una imagen cercana y que genere en los niños confianza.
- Descubrimiento progresivo: Los educadores deben guiar a los niños en el descubrimiento progresivo de la imagen de Dios. Esto significa que los niños deben ser introducidos gradualmente a la idea de Dios a medida que maduran y desarrollan su capacidad cognitiva. Es importante evitar sobrecargarlos con conceptos demasiado complejos o abstractos, y adaptar la enseñanza a su nivel de comprensión.
- Concepción de Dios trascendente: Los educadores deben enseñar a los niños que Dios es trascendente, es decir, que va más allá de lo que podemos ver y entender. Esto ayudará a los niños a entender que Dios es una entidad poderosa y divina, y a desarrollar un sentido de respeto y reverencia hacia Él.
- Descubrimiento de un Dios personal: Los educadores deben guiar a los niños en el descubrimiento de un Dios personal. Esto significa que los niños deben entender que Dios se preocupa por ellos de manera individual y personal, y que pueden comunicarse con Él a través de la oración. Los educadores pueden ayudar a los niños a desarrollar su relación personal con Dios mediante la enseñanza de la oración y la meditación.
4. La Formación de una Conciencia Específicamente Cristiana
Aceptar el principio de que hay necesidad de una formación moral no es suficiente, sino que esta ha de responder a los criterios y principios cristianos. Por eso hablamos de una formación específicamente cristiana. Para el cristianismo, el fundamento de la moral es el Evangelio. El mandamiento del amor y las bienaventuranzas son las coordenadas de la educación moral cristiana.
a. ¿Cuál es el sentido del pecado?
El pecado supone una «ruptura» en una triple dirección: con respecto a Dios, con respecto a sí mismo y con respecto a los demás. Con respecto a Dios, el pecado rompe la «alianza» de amistad que existe entre Dios y el hombre. El pecado es una ruptura, por parte del hombre, de la amistad con Dios. Consecuentemente, al romper el hombre su relación con Dios, se produce igualmente una ruptura en sí mismo, de su propia unidad y plenitud, que radica en Dios. De esta manera, el pecado supone una «alienación» de sí. También una ruptura con los demás, que por el bautismo formamos un cuerpo con Cristo. Romper la relación con Dios no solo rompe nuestra relación amistosa con Él, sino también la relación con los demás.
Además, el sentido del pecado se relaciona con la necesidad de arrepentimiento, perdón y reconciliación. El pecado puede ser visto como una oportunidad para la reflexión y el crecimiento espiritual, ya que permite a la persona reconocer sus errores, buscar la ayuda de Dios y de los demás, y buscar la transformación interior que le permita vivir de acuerdo con la voluntad divina. Da una oportunidad para el arrepentimiento, el perdón y la transformación interior, que permiten a la persona vivir de acuerdo con la voluntad divina y encontrar la paz y la plenitud espiritual.
6. Fuentes y Núcleos Temáticos del Currículo de Religión
Las fuentes del currículo de Religión son múltiples y variadas, y dependen en gran medida del enfoque y la orientación religiosa de la institución educativa en la que se imparte la asignatura. A continuación, se presentan algunas de las principales fuentes del currículo de Religión:
- La Sagrada Escritura: tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento son una fuente fundamental del currículo de Religión, ya que contienen los principales relatos y enseñanzas de la tradición judeocristiana.
- La Tradición: la transmisión oral y escrita de las enseñanzas y prácticas religiosas a lo largo de la historia es una fuente importante del currículo de Religión, y permite ahondar en el conocimiento de la historia y la teología de la religión.
- El Santoral cristiano / la vida de los santos.
- El Magisterio de la Iglesia: la enseñanza y guía proporcionada por las autoridades religiosas, como el Papa, los obispos o los líderes religiosos, es otra fuente importante del currículo de Religión.
- El testimonio de los cristianos: fe y valores evangélicos en la sociedad.
Los núcleos fundamentales o bloques temáticos del currículo de Religión también pueden variar según la institución educativa y la orientación religiosa. Sin embargo, algunos de los temas que suelen estar presentes en el currículo de Religión son los siguientes:
- La predicación de los apóstoles.
- El Catecismo de la Iglesia Católica:
- Credo
- Padre Nuestro
- Sacramentos
- Mandamientos
- Diseño Curricular Base:
- La creación
- El pueblo de Dios
- La Iglesia
- La liturgia
- La moral de los creyentes.
- El arte
En definitiva, el currículo de Religión se basa en fuentes y bloques temáticos que permiten profundizar en el conocimiento de la religión y su influencia en la vida de los creyentes.
7. La Pedagogía de Dios y de Jesús en la ERE
La pedagogía de Dios incluye el Antiguo Testamento y, por tanto, la actitud de este se ha revelado a la historia de la humanidad de forma progresiva. La expresión “pedagogía de Dios” se refiere de manera específica a la forma de proceder de Dios para con las criaturas, su estilo educativo. Tiene unas características propias e irrenunciables, que permanecen a lo largo de la historia; no es un método, o un conjunto de normas y actividades, sino una forma de relación con el hombre, de “educación” en el sentido etimológico del término, que acompaña al ser humano en su proceso de crecimiento personal (educare) ayudándole a extraer lo mejor de sí (ex-ducere).
En su actuar, Dios toma la iniciativa, en cuanto que siempre se acerca como una oferta de amor para el hombre. Así nos lo muestra Jesucristo cuando se dirige a las personas eligiendo aquellas imágenes y parábolas que puede comprender el labrador, el pescador, el centurión… No quiere enseñar la cultura del entorno, sino que se sirve de ella para presentarse a sí mismo y transmitir su mensaje. Afirmar que la forma de actuar de Dios con sus criaturas es referencia, modelo y fuente significa que la pedagogía de Dios va a iluminar todo el currículo a la hora de actuar en el aula, lo que ha de reflejarse en los objetivos, contenidos y criterios de evaluación, así como en los métodos y actividades que utilicemos.
Los discípulos tuvieron la experiencia directa de los rasgos fundamentales de la “pedagogía de Jesús”, consignándolos después en los evangelios: la acogida del otro, en especial del pobre, del pequeño, del pecador como persona amada y buscada por Dios; el anuncio genuino del Reino de Dios como buena noticia de la verdad y la misericordia del Padre; un estilo de amor que libera del mal y promueve la vida. Cristo les enseña la pedagogía de la fe en la medida en que comparten plenamente su misión y su destino.
Los rasgos fundamentales de la “pedagogía de Jesús”, consignados en los evangelios, marcan un estilo característico de proceder para el profesor cristiano. El más significativo es la propuesta de una relación interpersonal entre Dios, que busca al hombre, y el hombre, que busca el sentido de su vida. Cada encuentro de Jesús posee una peculiaridad especial y una novedad: Zaqueo, Nicodemo, la samaritana… cada una de las personas recibe un trato personal y un toque singular de la presencia de Dios. El análisis y la reflexión acerca de los episodios de encuentros narrados en los Evangelios son un instrumento muy útil para el profesor de Religión Católica. Esta convocatoria al encuentro sugiere, entre otras, los siguientes valores para el educador cristiano:
- La acogida del otro, en especial del pobre, del pequeño, del pecador como persona amada y buscada por Dios, es una característica singular que no debe pasarnos desapercibida en el acto docente.
- El respeto, reconociendo que trabajamos con personas que son hijos de Dios, a las que debemos el mismo trato que Él tiene con sus criaturas.
- La actitud de servicio que lleva al educador a poner sus conocimientos, sus cualidades y su propia persona al servicio de los alumnos que le son confiados; es un servicio a la persona integral.
- La condescendencia, realidad de la que manan numerosas actitudes educativas: compasión, cercanía, comprensión, adaptación a la realidad del alumno, ponerse a su nivel para elevarle, valorarle, apreciarle, acompañarle, etc.
Es característica de la pedagogía de Jesús el empleo de todos los recursos propios de la comunicación interpersonal, como la palabra, el silencio, la metáfora, la imagen, el ejemplo, y otros tantos signos. Esto supone también una invitación a buscar los recursos que en la actualidad sean más adecuados para la transmisión real de su mensaje.
La escuela, en la situación actual, no puede renunciar a su condición de ser un lugar señalado para la formación integral del hombre, mediante la asimilación sistemática y crítica del universo cultural: hechos, saberes, valores, sentido de la vida humana, posibilidades éticas, formas de interpretación creadora de la realidad, esperanzas, capacidades de autoidentificación, de discernimiento, de distanciamiento crítico respecto a lo dado y establecido. El objetivo irrenunciable de la institución escolar –formar al hombre desde dentro, liberarlo de todo lo que le impide vivir plenamente como persona–, lleva consigo su efectiva referencia a una determinada visión del hombre y a su sentido último, para afirmarlo, negarlo o prescindir de él.
8. La Biblia: Concepto, Composición y Verdad
La Biblia es un libro sagrado que recopila una colección de textos religiosos de origen hebreo y cristiano. Es una colección de libros dividida en dos secciones: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento contiene escritos que datan del siglo XV a.C. hasta el siglo II a.C. y es la principal fuente de la religión judía. Abarca una gran cantidad de géneros literarios como la historia, la poesía, la ley, la sabiduría, entre otros.
El Nuevo Testamento, por su parte, recoge escritos cristianos que se escribieron en los primeros siglos de la era cristiana y está compuesto por cuatro evangelios, historias de la iglesia primitiva, cartas y el Apocalipsis.
La Biblia es considerada por los creyentes como una fuente de revelación divina y está inspirada por Dios, es decir, contiene el mensaje de Dios escrito para el mundo. Es una guía de cómo vivir. Es un libro considerado sagrado por la mayoría de los cristianos y es utilizada como fuente de enseñanza y orientación espiritual. Su interpretación y aplicación varía entre las distintas denominaciones cristianas y dentro de cada comunidad religiosa.
10. El Espíritu Santo y su Relación con la Moral Católica y el Amor Cristiano
El Espíritu Santo es la actividad de Dios presente entre nosotros. Cuando percibimos la guía de Dios, el reto de Dios o el apoyo o consuelo de Dios, decimos que eso es obra del Espíritu Santo.
¿Qué relación tiene con la enseñanza de la moral católica y el amor cristiano? La enseñanza moral cristiana en la educación primaria tiene como finalidad principal favorecer ciertas actitudes tendentes a salir de sí mismos. No es fácil porque el niño tiene, al igual que los adultos, una naturaleza herida. Hemos de partir de una antropología cristiana para entender la moral cristiana; si no, no sabemos de dónde partimos ni sabremos el camino para esa meta. Por eso no es correcto pensar que los niños son egoístas, sino que toda persona nace con una herida en el amor, es decir, el pecado original, que es una situación existencial en la que nace todo ser humano. Se trata de situar al alumno desde pequeño en la senda del amor.
9. Significado de los Sacramentos: Origen, Función y Misterio
Los sacramentos son acciones a través de las cuales Dios santifica, es decir, a través de ellos, el hombre se transforma. Son los pilares reales sobre los que se asienta la estructura de la realidad humana. Mediante ellos entramos en contacto con Dios y somos capaces de realizar expresiones de corporalidad de nuestra fe, para que esta tome cuerpo. El fin de los sacramentos no es otro que la santificación de los hombres y la edificación del Cuerpo de Cristo (la Iglesia).
Origen de los Sacramentos
Los sacramentos tienen un origen divino, no son una invención cultural de la Iglesia. Han sido instituidos por Jesucristo, que es sacramento del Padre: del mismo modo que él nos hace visible a Dios no para enseñarnos cosas sobre Él o para transmitirnos su mensaje, sino porque es Dios mismo hecho hombre, los sacramentos no son puro símbolo cuyo centro sea nuestra comprensión intelectual de una realidad, sino la presencia misma de Cristo salvando hoy a los hombres.
Por la misma razón, podemos decir que la Iglesia es sacramento universal de salvación, porque hace visible a Cristo (no solo lo comunica verbalmente), ya que es su Cuerpo Místico.
Función de los Sacramentos
Los sacramentos son signos instituidos por Cristo para conceder la gracia, es decir, introducir al creyente en la misma vida divina. Son un lugar de encuentro del hombre con Dios, pues en ellos Dios se comunica a sí mismo, se entrega totalmente hoy a los hombres y mujeres de hoy. La presencia viva de Dios en la Iglesia se produce por el encuentro con Cristo en los sacramentos, de un modo más excelso en la Eucaristía, y por el encuentro entre los hermanos: “En esto conocerán que sois discípulos míos, si os tenéis amor los unos por los otros” (Jn 13,35).
Y este amor se expresa de modo celebrativo en los sacramentos, de ahí la importancia de resaltar el elemento comunitario y festivo que tiene toda celebración sacramental.
En este sentido, es incorrecto hablar, como dice mucha gente, de “cumplir” un sacramento (comunión, confirmación, etc.). No puede entenderse simplemente como rito preceptivo, sino que es fundamentalmente celebración de la comunidad creyente, fiesta por la presencia de Cristo entre nosotros, comunión alegre con Dios y con los hermanos, etc. Presentar los sacramentos desde la obligatoriedad es traicionar su esencia más íntima.
Misterio, no Magia
Los sacramentos no son acciones mágicas dentro de la Iglesia. No estamos hablando de una invención de las personas mediante la cual, a través de acciones y palabras con una fórmula exacta e invariable, hacemos que Dios haga lo que deseamos. Dios no está a disposición de los hombres. Cristo se ha entregado a sí mismo no para ser utilizado, sino por el amor que siente por la humanidad. Y porque esta humanidad no es un concepto abstracto, sino que se concreta en la existencia individual de hombres y mujeres, Cristo se hace presente en las acciones sacramentales para las personas que en ese momento están presentes.
La salvación se realiza aquí y ahora en los sacramentos. Esta salvación acompaña la vida del hombre y se hace presente en los momentos más significativos, porque toda la vida del hombre está llamada a la santidad. La persona acoge libremente esos dones desde la fe, lo que constituye un encuentro personal y comunitario con Dios. De hecho, si no hay libertad no hay sacramento; no son palabras mágicas que producen un efecto independientemente de la voluntad y libertad del que celebra.