15.2 la consolidacion del regimen


1. Las instituciones y la consolidación del régimen

El dictador, que concentraba todo el poder, asumió desde los inicios del régimen la función constituyente. Poco a poco el régimen fue aprobando diversas Leyes Orgánicas, que configuraron lo que se vino a llamar las Leyes Fundamentales del Movimiento:

Fuero del Trabajo, 1938


Prohibición de los sindicatos libres. Siguiendo el modelo fascista, la  Organización Sindical se configuró como el sindicato único controlado por la Falange. 

Ley Constitutiva de las Cortes, 1942


Cortes elegidas por sufragio indirecto basado en diversas corporaciones: la familia, el municipio, y el sindicato. En la práctica, eran unas elecciones totalmente amañadas y los representantes elegidos eran los que deseaba el régimen. 

Fuero de los Españoles, 1945


Teórica declaración de derechos y deberes impregnada de la mentalidad tradicionalista y católica. No supuso ningún reconocimiento real derechos políticos o sociales.
Ley de Referéndum Nacional, 1945 ley que permitía al Jefe del Estado convocar plebiscitos para que el pueblo, en un marco de ausencia de libertades, refrendara una ley.

Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, 1946


España fue declarada “reino” y Franco se reservó el poder de proponer su futuro sucesor. Esta ley constituyó una gran decepción para los monárquicos que soñaban con que Franco propiciara la vuelta al trono de los Borbones.

Este sistema político fue denominado democracia orgánica.

Pese a los profundos cambios económicos y sociales de la década de los sesenta, el inmovilismo, la ausencia de cambios importantes, caracterizaron a la política del período. No obstante, comienzan a surgir conflictos laborales y una incipiente oposición al régimen.

La respuesta de este a cualquier disidencia siguió siendo puramente represiva.

Dos ejemplos bastan:

En 1963, un militante clandestino del Partido Comunista, Julián Grimau, fue ejecutado por delitos cometidos en la guerra civil. Las protestas internacionales fueron generalizadas.

En 1962, tras pedir España la adhesión a la CEE, un grupo de representantes de la derecha liberal que vivían en el exilio se reunió en Munich y pidió que no se admitiera a España hasta que no se estableciera en el país un régimen democrático basado en las libertades políticas. La prensa franquista organizó un enorme escándalo contra lo que se vino a denominar el Contubernio de Munich.

Mientras el régimen aplicó pequeños e insuficientes cambios legislativos, que no cambiaron para nada su esencia dictatorial:

La Ley de Prensa de 1966, aprobada por el entonces ministro de Información, Manuel Fraga, aunque levantó algo la presión de la censura, no significó ningún avance significativo.

La Ley Orgánica del Estado de 1966. Última de las  Leyes Fundamentales del Reino, que no trajo ningún cambio de interés. 

  • Forzado por su avanzada edad, Franco tuvo finalmente que designar un sucesor. En 1969, Juan Carlos de Borbón, nieto de Alfonso XIII, fue designado sucesor «a título de Rey».

Crecimiento económico

El desarrollo económico de los años 60 estuvo marcado por una serie de planes económicos.

El Plan de Estabilización fue diseñado por los tecnócratas del Opus Dei, que habían accedido al gobierno en 1957, este plan económico fue elaborado siguiendo las indicaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Se trataba ante todo de liberalizar la economía, acabando con el período autárquico e intervencionista. Se recortó el gasto público y disminuyó el intervencionismo del estado, a la vez que se abría la economía al exterior, devaluando la peseta y liberalizando las inversiones extranjeras.

Los capitales para este espectacular crecimiento llegan de 4 procedencias:

  • Créditos e inversiones extranjeras
  • Divisas que envían los emigrantes españoles desde Alemania, Francia o Suiza (cerca de un millón de personas)
  • Divisas que dejan en España los turistas europeos que vienen a España.
  • Aumento de las importaciones y las exportaciones en los años 60.

Las consecuencias se apreciaron en poco tiempo. A corto plazo se produce una recesión, bajan los salarios, aumenta el paro y la emigración, pero a medio plazo, comienzos de los 60, la economía está ya relanzada: el período 1961-1973 vino marcado por un rápido crecimiento industrial y del sector servicios. La apertura económica al exterior provocó un verdadero aluvión de inversiones extranjeras que llegaron atraídas por los bajos salarios. En el terreno comercial, España alcanzó un superávit en su balanza de pagos. El tradicional déficit de la balanza comercial se vio compensado por los ingresos procedentes del espectacular desarrollo del turismo, las inversiones extranjeras y las remesas enviadas por los emigrantes en Europa.

Para tratar de encauzar el crecimiento económico, el gobierno aprueba los Planes de Desarrollo (1964-1972).
Planificación de la política económica del país, fijando unos objetivos a medio plazo para la industria española, estos objetivos se revisan cada cuatro años. Entre los principales objetivos estaba el de fomentar el desarrollo de la industria en determinadas áreas geográficas que no contaban con una importante implantación industrial. Son los denominados “Polos de Desarrollo” (entre 1962 y 1975 se crearon 11 polos, entre ellos los de Valladolid, Vigo, Burgos y La Coruña).

 La economía siguió creciendo pero la planificación no funcionó:

 -El desarrollo será desigual según los sectores económicos (hay un gran desarrollo de la industria de bienes de consumo (automóviles y electrodomésticos), la química, la siderurgia y la alimentaria.

 -Creciente desequilibrio entre las diferentes regiones del país (Cataluña, Madrid y el País Vasco) frente al retroceso económico de las dos Castillas, Andalucía y Extremadura.

-Control de la economía por parte de la Banca Privada y concentración del poder económico. La burguesía financiera se convirtió en la élite de poder más importante,.

– Creciente dependencia de la coyuntura económica exterior. En 1973 se produce la crisis del petróleo que afecta a toda Europa.


Cambios demográficos y sociales


Tras los duros años de la posguerra, en los que la sociedad española había quedado anclada a un tipo de sociedad arcaica, los años sesenta presenciaron un acelerado cambio social. Estos fueron algunos de sus principales rasgos:

  • Masiva emigración rural a las ciudades y a Europa occidental. Más de un millón de españoles se desplazaron a Francia, Alemania, Suiza, Bélgica y otros países europeos. A la vez que la agricultura se modernizaba, amplias zonas del interior quedaban vacías de población.

La emigración trajo consecuencias positivas como la reducción del paro o el ingreso de las abundantes remesas enviadas por los emigrantes, pero agudizó las diferencias de riqueza entre las diversas regiones del país.

Fuerte incremento de la población. Se redujo la tasa de mortalidad, y la tasa de natalidad se mantuvo en valores muy altos e incluso aumentó.

La sociedad de consumo


Pese a sus limitaciones, el desarrollo económico propició la aparición de la sociedad de consumo en España. La extensión del uso de electrodomésticos, dos tercios de los hogares tenían televisión en 1969, y del coche, un cuarto de las familias españolas poseían un automóvil ese mismo año, fueron los elementos que mejor ejemplificaron la nueva sociedad.
La sociedad de consumo, caracterizada por el acceso a más información y por una mayor movilidad, trajo, especialmente entre los más jóvenes,  una nueva mentalidad que chocaba con el tradicionalismo del régimen:

Progresiva relajación de la importancia de la Iglesia.

Nuevos hábitos de relación social y nuevas pautas de relación entre ambos sexos (incorporación de la mujer al mundo del trabajo).

  • Modas, costumbres e indumentarias que llegaron a través del turismo.
  • La agricultura pasa del 23% al 9% del PIB.
  • Crece la clase obrera: obreros de la industria y del sector servicios que tienen un mayor grado de especialización y más movilidad social.
  • Aparecen nuevas clases medias urbanas, integradas por profesionales liberales, funcionarios y trabajadores por cuenta ajena.
  • Las clases altas son minoritarias (6% en 1975), pero tienen mucho poder e influencia: pierde poder la oligarquía terrateniente, aumenta su poder la burguesía industrial y sobre todo la aristocracia financiera (la banca), los militares de alto rango mantienen su poder.


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