Análisis del cuento ‘La chabola’ de Pedro Lezcano


Estamos ante el cuento “La chabola”, la cual fue escrita por Pedro Lezcano. Esta obra pertenece al libro “Cuentos sin geografía y otras narraciones” que fue publicado en 1968. Pertenece al género narrativo, ya que se presenta una historia realizada por personajes contada por un narrador. Además pertenece al subgénero de cuento, una narración breve e imaginar.

Pedro Lezcano aunque nació en Madrid en 1920, su familia se trasladó a Gran Canaria cuando este tenía dos años y muere en 2002. Comienza a escribir sus primeras poesías en los años de la Guerra Civil Española. Se vio muy influenciado por la generación del 27 y dentro de la literatura de posguerra, representa uno de los mejores exponentes de una doble línea de compromiso: con la condición humana y con su territorio de adopción, Canarias. En el primer caso, sus creaciones se relacionan con la población más humilde o desarraigada a través de la denuncia de un sistema político y económico profundamente injusto. La segunda, a través de la relectura de las Islas Canarias y su historia en clave colonial.

En relación al movimiento literario, se vio influenciado por la Generación del 27, pero no pertenece a esta Generación. Entre los rasgos destacables de esta generación cabe resaltar que todos desean renovar el lenguaje poético en busca de la perfección conceptual, donde sus objetivos se centran en el empleo adecuado de la lengua y el rechazo del sentimentalismo. El conjunto de la obra narrativa de Pedro Lezcano, configura un mundo donde lo fantástico convive con el realismo. También emplea el uso del lenguaje literario que recurre a la imagen poética utilizando de forma natural la metáfora y el humor.

La poesía de Pedro Lezcano se divide en dos grandes etapas: la primera de formación y la segunda donde se muentran los principales temas de preocupación existencial de su poesía como poemas representativos del primer momento los titulados “Playa” y “Biografía”. De su obra poética, las más importantes son: “La Maleta” y “Consejo de Paz” , pero también hay que mencionar libros como “Cinco Poemas”, “Romancero canario”, “Paloma o herramienta” y “Romance del tiempo”. De su obra en prosa hay que destacar “La ruleta del Sur”, “Desconfianza” , “Diario de una mosca” y “Cuentos sin geografía y otras narraciones”.

Está anocheciendo, cerca de una playa se encuentra una chabola construida con materiales reutilizados. En ella una familia está organizándose para la noche, la madre reparte órdenes mientras cocina, la abuela ya está acostada, y se mantiene una conversación acerca de los cohetes espaciales. Se reparte la cena y aparece un hombre que pide que se desconecten los electrodomésticos, la familia parece entender que está pidiendo el silencio del bebé y con eso se pone fin a la cena y todos marchan a dormir.

Sucede, a la vez que un acontecimiento de la astronáutica americana. Al parecer por aquel entonces, se realizaba desde la estación de Maspalomas un seguimiento y apoyo a las misiones Apolo. En cuanto al tiempo interno, la historia transcurre durante un anochecer. Tiene lugar en un enclave de Canarias por el vocabulario empleado. En relación al espacio interno, la historia transcurre en la chabola de Juan ubicada en una playa. Es una chabola verdaderamente pobre.

Se puede dividir acorde a la estructura clásica de introducción-nudo-desenlace. El planteamiento abarca los dos primeros párrafos, donde se recoge una pequeña descripción de la chabola de Juan del chinchorrero. El núcleo, donde se desarrolla la trama mientras se mantienen las conversaciones entre la familia y se relata el episodio del extranjero; por último, el desenlace, que corresponde a las dos últimas líneas y se remata con el cierre lleno de ironía: “Y esta cena no tiene sobremesa”.

Los temas que configuran la obra son: el instante de la vida monótona y el atraso económico de una familia de clase humilde.

Ninguno de ellos tiene la relevancia de un personaje principal, son personajes secundarios. Sin embargo, pueden clasificarse en afines al entorno y el personaje extraño. Los personajes afines se corresponden con la familia chabolista formada por: Juan “el chinchorrero”, que es pescador y padre de familia. Se le describe como alguien con buen humor y relativamente culto, ya que sabe leer periódicos; María madre de familia y la figura que tiene la máxima autoridad; Juanitita es la abuela, y el resto son los hermanos (Pepa, Isabela, Justo y el bebé). El extraño es un hombre desconocido, que no se expresa de forma gramatical correcta, ya que parece ser de orígen norteamericano.

Desde el punto de vista de la participación es externo porque no es parte activa del relato. Su perspectiva temporal es en presente, tiene un dominio omnisciente de los acontecimientos, dado que conoce sucesos pasados. También interviene de forma subjetiva en la narración aportando sus impresiones.

Además en los diálogos hay una marcada incultura y vulgarismo, por ejemplo: “¿Cuálo dijo que hiciéramos? Se trata de un léxico sencillo, con palabras propias de la modalidad lingüística canaria, como “gofio” o “papas”. Además en los diálogos hay una marcada economía lingüística: “Que Pepa esta madrugada vaya a poner en cola las latas del agua” en lugar de decir: “dile a Pepa que vaya a poner en cola las latas del agua ”.

Al tratarse un texto literario, la función poética adquiere especial importancia desde el primer párrafo, pues el autor embellece la realidad con la utilización de múltiples recursos estilísticos. Sin embargo, también se aprecia la función expresiva en el uso del sufijo diminutivo “Juanitita” muy característico del dialecto canario. La función expresiva y apelativa predominan además en el habla de María: “¿te vas a callar, condenao?”.

Predominan las hipérboles (como las que se emplean para ponderar el mar de estrellas sobre la arena o para maldecir al benjamín de la familia, llamándolo “condenado”, o para remarcar la avanzada edad de la abuela “a medio morir”, “apenas hilvanada ya a este mundo”, o para enfatizar la frescura del pescado que, aún cocinado, se mueve en torno a las papas). En ocasiones la ironía y el humor le roban terreno y protagonismo a la hipérbole, como cuando el narrador afirma que Juan el pescador “suele llamar a la O.N.U. a su chabola”, o cuando se relatan las variantes del nombre de la abuela para certificar su decadencia empleando una derivación en escala descendente (“Juanona”, “Juana”, “Juanita”, “Juanitita”). Asimismo hay símiles que contribuyen al tono humorístico y realista, como el que compara el diminutivo de la abuela con el futuro, para ella inexistente, o el del extranjero con un ánima, por su presencia casi imperceptible. Por otro lado, se observan paralelismos cuando, por ejemplo, la madre enumera las instrucciones a los hijos: “Que Pepa…”, “Que Justo…”, “Que Isabela…”; o cuando se indican los rasgos del volador, que “ni hace chispas ni mete ruido” o el que cierra el cuento: “Cañazo al niño, soplo al carburo”. Son también llamativos otros recursos, como la metonimia al citar sólo la clase de tabaco que fuma Juan (“virginio”, que viene de Virginia, USA), o algunos sesgos vulgares como ese “cuálo” que dice María o alguna que otra elipsis en las descripciones.

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