Claves de la Arquitectura Islámica y el Esplendor del Arte en Al-Ándalus

Características de la Arquitectura Islámica

Principios Generales

La arquitectura islámica, como toda su producción artística, es ecléctica. Sus edificios suelen tener poca altura y buscan la armonía con el paisaje. Quizás donde mejor se aprecia este eclecticismo es en el arte desarrollado en al-Ándalus, la parte más occidental del Imperio islámico.

Los materiales utilizados en las construcciones son, por lo general, pobres, como el ladrillo, el yeso o el estuco (una mezcla de cal, polvo de mármol y yeso). Es una arquitectura que se caracteriza por un marcado contraste entre la sencillez y sobriedad del exterior y la rica y profusa decoración del interior. Predominan los espacios cúbicos, sobre los que a menudo sobresalen las semiesferas de las cúpulas.

Como elementos sustentantes, se emplean columnas y pilares esbeltos, ya que las techumbres que soportan suelen ser ligeras. Se emplean diversos tipos de bóvedas, destacando:

Bóvedas de crucería
Bóvedas gallonadas
Bóvedas caladas, de gran fantasía y complejidad

Asimismo, se utilizan diversos tipos de arcos. Por influencia del arte visigodo, es característico el arco de herradura, junto a otros como los arcos polilobulados y los arcos de herradura apuntados.

La Ornamentación: El Horror Vacui

El arte islámico está íntimamente ligado a la religión, la cual prohíbe la representación de la figura humana y de seres vivos. Se trata, por tanto, de un arte anicónico e iconoclasta. La representación de la realidad se sublima a través de motivos geométricos, formas vegetales estilizadas y caligrafía, que a menudo reproduce versos del Corán.

Este enfoque da lugar a un extraordinario desarrollo de los recursos ornamentales, como los juegos de luces y sombras creados por las celosías o los vibrantes brillos de la cerámica vidriada. La repetición seriada de los motivos decorativos, que se multiplican hasta el infinito, y la densa ornamentación que cubre todas las superficies (conocido como horror vacui o ‘miedo al vacío’), generan un efecto de dinamismo y desmaterialización del espacio, creando juegos visuales de gran fantasía.

Los tres pilares de la ornamentación islámica son:

Caligrafía: Con dos estilos principales, el cúfico (de trazos angulosos y sobrios) y el nasjí (de rasgos más libres y cursivos).
Ataurique: Decoración con motivos vegetales muy estilizados, inspirados en la hoja de acanto.
Lacería: Complejas redes de motivos geométricos poligonales y estrellados.

El Esplendor del Arte Hispanomusulmán

En el año 711, la Península Ibérica fue conquistada por ejércitos musulmanes procedentes del norte de África, lo que supuso la progresiva islamización de casi todo el territorio. La antigua Hispania romana y visigoda se transformó en al-Ándalus, inicialmente una provincia dependiente del Califato Omeya de Damasco.

La arquitectura hispanomusulmana no solo destaca por la creación de formas originales, sino también por el crucial papel que desempeñó como difusora de técnicas y estilos orientales en la arquitectura cristiana occidental. De hecho, al-Ándalus se convirtió en un auténtico puente cultural entre Oriente y Occidente.

En el siglo X, Abderramán III proclamó el Califato de Córdoba, convirtiendo a al-Ándalus en un estado independiente. Este periodo representa el momento de máximo apogeo del arte andalusí, alcanzando cotas de esplendor y calidad inigualables en obras maestras como la Mezquita de Córdoba, el palacio de Medina Azahara o la Mezquita del Cristo de la Luz en Toledo.

Córdoba, en el siglo X, contaba con medio millón de habitantes, 700 mezquitas y 300 baños públicos. Sus calles estaban pavimentadas e iluminadas. En toda la cristiandad no había en esos momentos una ciudad que superase los cien mil habitantes. Córdoba no solo era una gran urbe, sino también un vibrante centro cultural y artístico.

La Mezquita de Córdoba: Joya del Califato

El ejemplo paradigmático es la Mezquita de Córdoba, el edificio más importante del periodo califal. Su construcción se desarrolló en diferentes fases entre los siglos VIII y X, a través de sucesivas ampliaciones y reformas.

Su innovación más célebre es el original sistema de soportes, diseñado para ganar altura y luminosidad. Este sistema se estructura en dos niveles:

Un nivel inferior compuesto por columnas (muchas de ellas reutilizadas de edificios romanos y visigodos) unidas por arcos de herradura.
Un nivel superior formado por pilares que se apoyan sobre las columnas y que están unidos por arcos de medio punto.

Esta superposición de arcos no solo permite alcanzar una mayor altura y una mejor iluminación, sino que también crea un efecto visual único gracias a la alternancia de dovelas de ladrillo rojo y piedra blanca, generando un hipnótico ‘bosque de columnas’.

Glosario de Términos Arquitectónicos

Acueducto: Estructura para conducir agua a largas distancias, formada por canales, túneles, zanjas y puentes de arcos.
Alfiz: Elemento decorativo que enmarca un arco mediante una moldura rectangular.
Arco de herradura: Arco ultrasemicircular cuya curva supera el semicírculo, adoptando una forma similar a una herradura.
Arco de medio punto: Arco semicircular con un solo centro.
Arquitrabe: Parte inferior del entablamento; viga horizontal apoyada directamente sobre las columnas.
Ataurique: Decoración vegetal muy estilizada, inspirada en el acanto, propia del arte islámico e hispanomusulmán.
Atrio: Recinto abierto y porticado situado en la entrada de un edificio.
Ábside: Parte de una iglesia o templo situada en la cabecera, generalmente de planta semicircular.
Basa: Parte inferior de una columna que sirve de apoyo al fuste.
Basílica: Edificio de origen romano, de planta rectangular con una nave central y naves laterales separadas por columnas o pilares, usado para tribunales y mercados.
Bóveda: Construcción arqueada que cubre un espacio entre muros, pilares o columnas.
Bóveda de arista: Bóveda resultante del cruce perpendicular de dos bóvedas de cañón.
Cabecera: Parte del edificio religioso donde se ubica el altar mayor.
Capitel: Parte superior de una columna, pilar o pilastra, decorado según el estilo arquitectónico.
Mocárabe: Elemento decorativo de la arquitectura islámica, compuesto por prismas que penden como estalactitas, formando composiciones tridimensionales.
Celosía: Tablero calado o enrejado que se coloca en vanos para permitir la ventilación y la visión desde el interior, pero no desde el exterior.
Columna: Elemento cilíndrico vertical compuesto por basa, fuste y capitel, que sirve como soporte.
Contrafuerte: Estructura adosada al muro que sirve de refuerzo o contrarresta el empuje de las bóvedas.
Crucero: Espacio cuadrado donde se cruzan la nave principal y la transversal (transepto) en una iglesia.
Escultura de bulto redondo: Escultura tridimensional totalmente exenta, que puede ser observada desde todos los ángulos.
Haram: Sala de oración de una mezquita, formada por naves perpendiculares al muro de la quibla.
Hornacina: Hueco con forma de arco practicado en un muro, destinado a albergar una estatua u objeto decorativo.
Minarete o Alminar: Torre de la mezquita desde la que el muecín llama a los fieles a la oración.
Orden corintio: Orden arquitectónico clásico cuyo capitel está decorado con hojas de acanto.
Planta de cruz griega: Planta de iglesia formada por dos brazos de igual longitud que se cruzan en el centro.
Planta de cruz latina: Planta de iglesia con un brazo mayor (la nave) y otro menor (el transepto) que se cruzan.