Karl Marx
Materialismo Dialéctico
Es la filosofía de Marx y Engels para interpretar la realidad y sus cambios en general: la naturaleza, la historia humana, la sociedad, incluso el pensamiento humano. Las afirmaciones del materialismo dialéctico son principalmente tres:
- Primera: la realidad es única y de naturaleza material, no es ni depende de ningún tipo de conciencia o razón al estilo del idealismo de Hegel.
- Segunda: todo cambia y se transforma en otra cosa en virtud de las contradicciones internas, las cuales acaban generando un conflicto, una crisis, que dará paso a otra fase (y así sucesivamente).
- Tercera: todo se estudia y se interpreta dialécticamente (como en una discusión): tesis, antítesis y síntesis (nueva tesis). Dicho de otra manera: situación, conflicto y resolución (y así sucesivamente).
Materialismo Histórico
Es la teoría marxista que sostiene que la historia humana es algo cambiante y determinado por las condiciones materiales y económicas, no por ideas o valores abstractos. Se trata de la aplicación del materialismo dialéctico a la historia humana. Busca explicar el desarrollo y los cambios sociales e históricos a lo largo del tiempo. En cada época ha habido un modo de producción diferente, unas condiciones de trabajo distintas, y estas han determinado unas clases sociales y unas ideas y valores propios. Pero cada modo de producción lleva internamente una serie de contradicciones que desembocan en conflictos y en la aparición de una crisis que causa el cambio a una nueva etapa con un modo de producción diferente.
Alienación
Es el proceso o estado que sufre el ser humano cuando el producto de su trabajo (la cosificación de su esencia) no le pertenece. La alienación o enajenación en el marxismo describe el proceso o el resultado por el cual los trabajadores, al vender su fuerza de trabajo por un salario, se ven separados del producto de su trabajo. Por tanto, bajo el capitalismo, el trabajador se convierte en una simple pieza de la maquinaria del sistema. Si partimos de que el ser humano es el animal que trabaja, la venta de su fuerza de trabajo le lleva a su deshumanización. Con el trabajo asalariado el ser humano se degrada, es explotado, no puede realizarse ni ser feliz. La alienación es una consecuencia inherente al capitalismo y una de sus más graves contradicciones.
Plusvalía
Es el valor de más que tiene el producto del trabajo con respecto al salario que le es pagado al trabajador por dicho producto. Ese valor es convertido en capital por el empresario. Sin ninguna duda es uno de los conceptos clave del marxismo. La plusvalía, no solo genera alienación por su forma de producirse, también es causa de la explotación laboral y del progresivo empobrecimiento del trabajador: se da la paradoja de que cuanto más trabaja más pobre es porque más enriquece al empresario. Por eso, además también genera consecuencias estructurales dentro del capitalismo, como la concentración de la riqueza, desigualdades sociales y políticas, crisis económicas. Todos estos efectos son, para Marx, contradicciones internas del sistema capitalista que, a largo plazo, conducen a su crisis y transformación inevitables. Solo con la llegada del socialismo y el comunismo el trabajador controlará el proceso y el producto de su trabajo.
Friedrich Nietzsche
Superhombre
Es el nuevo hombre, el hombre superior, porque ha superado la moral antinatural de los viejos moralistas filósofos y cristianos. Es el que tras la muerte de Dios ha creado sus propios valores respetuosos con el cuerpo y afirmadores de la sensualidad. Para Nietzsche, el superhombre es un ser inocente que se toma la vida en un sentido lúdico, ávido de experiencias, como un niño. Es el anuncio del profeta en su obra Así habló Zaratustra. Entre sus características podríamos destacar:
- No busca la seguridad, toma riesgos.
- No le para la posibilidad de sufrir para alcanzar un deseo.
- No se queja, no culpa a los demás de sus desgracias.
- No cree en Dios ni en verdad alguna.
- Se guía por la belleza y no por el deber.
Nihilismo
Es la tendencia a la nada, al vacío, a la pérdida de fundamento y de sentido que sufre la cultura occidental por haber matado a Dios y todo lo que representa: la verdad y el bien absolutos. Para Nietzsche, el nihilismo se expresaría de dos maneras.
En primer lugar, Nietzsche describe el declive progresivo de los valores de nuestra cultura enferma, una cultura con una Voluntad de poder debilitada. Este declive ha convertido la cultura occidental en improductiva, fatigada, desorientada. A este nihilismo, Nietzsche lo llamará nihilismo pasivo.
Por otro lado, la misma Voluntad de poder negará los valores enfermos de la vieja moral y los destruirá. A esta fase de destrucción y negación de lo antiguo Nietzsche la llamará nihilismo activo. Este nihilismo activo es la preparación del camino para la llegada del superhombre.
Voluntad de Poder
Más que un concepto a definir es la misma definición del concepto de vida en Nietzsche. Vida es Voluntad de poder, esto es, el deseo de ser más de lo que se es, la energía que impulsa a crecer, crear, aumentar la fuerza, expandirse, dominar; en definitiva, el impulso de autoafirmación. Como explicación del concepto diríamos que no solo es un impulso biológico, expresa todo en lo que nos hemos convertido y expresa la potencia creadora de nuestros valores. Es básicamente inconsciente, anterior a la razón, y empuja a actuar en sentido autoafirmativo. Pero no es constante sino cambiante, libre y creativa. Exige oposición, un enemigo a batir, un reto a superar, un miedo a vencer. Está siempre insatisfecha, se arriesga, acepta el sufrimiento, acepta el sentido trágico de la existencia.
Simone de Beauvoir
La Mujer
Para Simone de Beauvoir, ser mujer no es un hecho biológico sino una construcción social; ni siquiera es ser de una manera determinada (el eterno femenino) sino una imposición de la cultura patriarcal. En El segundo sexo, plantea que la identidad femenina no es una esencia natural ni un destino biológico, sino una construcción social y cultural, lo que más tarde se ha venido a llamar el género. Su famosa frase «no se nace mujer, se llega a serlo» resume la idea de la filosofía existencialista: primero se existe, luego se es.
Además, de Beauvoir sostiene que la mujer es definida en relación con el hombre, como «el otro», en una posición subordinada. Esta condición se construye a través de la educación, las normas sociales, la religión y los discursos que moldean a la mujer desde la infancia. Así, la feminidad es algo impuesto y aprendido.
Alteridad
Es la concepción que se atribuye a la mujer en la sociedad patriarcal o androcéntrica como “la otra” del varón, del hombre, el cual se entiende como el sujeto normativo; esta alteridad es el fundamento de su subordinación histórica. Así, la mujer no es reconocida como un sujeto autónomo, sino que es definida en relación al hombre, quien se erige como el sujeto absoluto, el referente universal de la humanidad.
Además, esta alteridad no es simplemente una diferencia entre los sexos, es una relación desigual que convierte a la mujer en el segundo sexo. La mujer es definida en oposición al varón. El ser humano es el varón; la mujer es “el otro” ser humano. Para Beauvoir, es una estrategia de dominación que impide a la mujer asumirse como sujeto libre para reclamar la propia subjetividad como ser humano completo.
Inmanencia y Trascendencia
Según Simone de Beauvoir, inmanencia es el estado de pasividad y permanencia en el ámbito privado (hogar, cuerpo, repetición), tradicionalmente asignado a las mujeres. Por otra parte, trascendencia es la capacidad de actuar, crear, proyectarse y transformar el mundo que históricamente ha sido atribuida al hombre.
En el caso de la mujer, la inmanencia se refiere a la condición de estar confinada al ámbito de lo privado. Es un estado estático, vinculado a lo biológico, lo natural, y a roles impuestos como el de madre, esposa o cuidadora. Las mujeres, históricamente, han sido relegadas a esta esfera, negándoseles el derecho a actuar en el mundo como sujetos libres.
En el caso del hombre, la trascendencia, por el contrario, implica ir más allá de uno mismo, actuar en el mundo, crear, tomar decisiones, asumir riesgos y transformar la realidad. Esta dimensión activa ha sido tradicionalmente reservada a los hombres, quienes han podido realizarse como sujetos autónomos.