Conceptos Fundamentales de Antropología Cultural: Intercambio, Parentesco y Sociedad


La Distribución e Intercambio según Karl Polanyi

La distribución e intercambio, según Karl Polanyi, se abordan desde el estudio comparativo y transcultural del intercambio.

Principios de Intercambio

  • El principio de mercado: Compra y venta con dinero. Los objetos se compran y venden buscando la maximización del beneficio, y su valor viene determinado por la ley de la oferta y la demanda.
  • El principio de la redistribución (jefaturas, estados): Los bienes o servicios pasan del nivel local al central y son redistribuidos por una jerarquía (funcionarios).
  • El principio de la reciprocidad (el intercambio de dones):
    • Reciprocidad generalizada: Sin esperar nada a cambio (familia, parientes).
    • Reciprocidad equilibrada: Entre personas que están relacionadas o emparentadas, pero más alejadas. El donante espera algo a cambio.
    • Reciprocidad negativa: Entre personas sin relación social. Las personas quieren algo a cambio inmediatamente e intentan obtener el mejor retorno por su inversión.

El Don según Marcel Mauss

El don, según Marcel Mauss, posee las siguientes características:

  • Encarna la relación social que se refleja en su intercambio entre grupos e individuos determinados.
  • Tiene un valor no material, sino social: alianzas, prestigio.
  • Establece lazos entre quien da y quien recibe, quien debe reafirmar más tarde esos lazos con un contra-regalo. Fortalece las relaciones de correspondencia y hospitalidad, protección y asistencia mutuas.
  • El don es inalienable: representa al donante.

El Parentesco: Lazo Social y Construcción Cultural

El parentesco es un lazo social que organiza las relaciones entre individuos a partir de ciertas ideas compartidas sobre la procreación, la convivencia y la pertenencia. No se basa exclusivamente en la biología, sino que es una construcción social que varía entre culturas. En muchas sociedades, el parentesco regula derechos, deberes, herencias, residencias y alianzas.

Formas de Adquirir Parentesco

  • La consanguinidad (parentesco por sangre): Se refiere a vínculos establecidos por el nacimiento, como tu hermano o primo.
  • La afinidad, que se genera.
  • El parentesco por adopción: Relación legal que crea vínculos familiares sin necesidad de lazos biológicos, como un hijo adoptado.

El parentesco no solo organiza la reproducción biológica, sino también la social, determinando quién cuida a quién, cómo se organizan los hogares y qué responsabilidades se comparten.

Estrategias de Adaptación Humana: El Caso de las Sociedades Forrajeras

Las estrategias de adaptación son patrones culturales y sociales mediante los cuales los seres humanos responden a las condiciones de su entorno para sobrevivir y prosperar.

En este sentido, las sociedades forrajeras representan una de las formas más antiguas de adaptación humana. Estas comunidades subsisten mediante la recolección de frutos, plantas, raíces y la caza de animales silvestres. No producen sus alimentos, sino que dependen directamente de los recursos naturales disponibles a su alrededor.

Hasta hace unos 10.000 años, todos los grupos humanos eran forrajeros. Estas sociedades presentan una gran diversidad según su entorno: por ejemplo, en el Ártico predominaba la caza mayor, en los trópicos la recolección de frutos y en las costas del Pacífico los recursos marinos.

Los forrajeros suelen tener una organización social igualitaria, con poco desarrollo de jerarquías y una fuerte cooperación. Su movilidad (nómadas o seminómadas) les permite ajustarse a los cambios del ambiente.

Aunque hoy en día viven en lugares apartados como selvas, desiertos o zonas muy frías, su forma de vivir cuida más el medio ambiente y es más sostenible, al contrario de lo que pasa con la vida moderna e industrial.

La antropología estudia estas estrategias para entender cómo los humanos se han relacionado con la naturaleza y con otros humanos a lo largo del tiempo.

El Matrimonio en Antropología

La definición operativa de matrimonio, según Barbara Miller, es:

“Unión más o menos estable, usualmente entre dos personas, que puede ser, aunque no necesariamente, corresidencial, sexual, y procreativa entre ambos”.

Las funciones tradicionales del matrimonio se basan en unos derechos que pueden asignarse a través del mismo, según Edmund Leach:

  • Establecer al padre legal del hijo de una mujer y la madre legal del de un hombre.
  • Otorgar el monopolio sobre la sexualidad del otro.
  • Otorgar derechos sobre las labores y tareas del otro.
  • Otorgar derechos sobre la propiedad del otro.
  • Establecer un fondo conjunto de propiedad, una sociedad, para beneficio de los hijos.
  • Constituir una “relación de afinidad” socialmente significativa entre cónyuges y sus parientes.

El Androcentrismo en la Antropología

El androcentrismo en la antropología hace referencia al sesgo de género que ha dominado históricamente la disciplina, en la que la experiencia masculina ha sido tomada como norma universal.

Durante mucho tiempo, las investigaciones antropológicas se centraron en las actividades, roles y discursos de los hombres, mientras que las mujeres y sus experiencias quedaban invisibilizadas o subordinadas. Se asumía que lo masculino representaba a “la humanidad” en general, lo que generaba un conocimiento incompleto y parcial.

El androcentrismo también se refleja en los temas elegidos para investigar (política, guerra, economía formal), en contraposición a temas como el cuidado, la reproducción o la economía doméstica, que se consideraban secundarios o “naturales” para las mujeres.

A partir de los años 70, con la influencia del feminismo y los estudios de género, esta crítica cobró fuerza. Se empezó a visibilizar cómo el género es una construcción cultural y cómo las relaciones entre hombres y mujeres son centrales en toda sociedad.

Hoy en día, la antropología intenta ser más justa, no solo estudiando a las mujeres, sino también revisando las ideas tradicionales y reconociendo que hay muchas formas distintas de vivir según el género, la sexualidad y otras identidades.

Patriarcado y Matriarcado: Conceptos y Mitos

Por patriarcado entendemos el sistema social en el que los hombres tienen el poder y predominan en los roles de autoridad política, moral, económica, etc.

Por otro lado, el matriarcado es lo opuesto: un sistema social en el que las mujeres ocupan una posición central de autoridad social.

El matriarcado es un mito.

Lejos de ser reflejo de una supuesta realidad ancestral, es una justificación ideológica para la desigualdad: se nos convence a través del mito de que a las mujeres se les arrebató el poder porque no hacían un buen uso de él.

Exogamia y Endogamia: Normas de Matrimonio

La exogamia y la endogamia son normas culturales que regulan con quién se puede o no contraer matrimonio, basadas en criterios de pertenencia al grupo.

La exogamia obliga a buscar pareja fuera del propio grupo de parentesco. Su función principal es evitar el incesto y crear lazos entre diferentes grupos. Se basa en la idea de que el matrimonio no es solo una unión individual, sino también colectiva. El antropólogo Claude Lévi-Strauss señalaba que el tabú del incesto genera exogamia y, por tanto, el intercambio entre comunidades, lo que forma la base de la vida social.

Por el contrario, la endogamia es la práctica de casarse dentro del mismo grupo, sea por religión, clase social, etnia o grupo profesional. Aunque parezca opuesta a la exogamia, la mayoría de las culturas combinan ambas: prohíben casarse con parientes cercanos, pero fomentan la unión con personas “socialmente parecidas”.

Por ejemplo, en la India, el sistema de castas obligaba a casarse dentro del mismo grupo, lo que es un tipo de endogamia. En algunas familias reales antiguas, incluso se permitían matrimonios entre familiares cercanos (incesto) para mantener el poder. En la actualidad, muchas sociedades siguen siendo endogámicas de facto: aunque no haya una ley, la mayoría de la gente busca pareja dentro de su mismo grupo social, cultural o económico.

La Poligamia: Formas y Contextos Culturales

La poligamia es una forma de matrimonio en la que una persona puede tener más de un cónyuge a la vez. Aunque en Occidente predomina la monogamia, la mayoría de culturas no industriales permiten formas de matrimonio plural, por razones económicas, políticas o demográficas. Existen dos tipos principales: poliginia y poliandria.

La poliginia es el matrimonio de un hombre con varias mujeres. Es común en sociedades donde los hombres se casan más tarde o tienen mayor mortalidad (por guerras, caza), generando un desequilibrio demográfico. También puede estar asociada al prestigio: tener muchas esposas indica riqueza o poder. Además, permite aumentar la fuerza de trabajo en contextos donde el grupo doméstico es clave para la producción. Por ejemplo, en sociedades agrícolas o ganaderas.

Por otro lado, la poliandria (menos frecuente) es el matrimonio de una mujer con varios hombres. Se da en ciertas regiones del Himalaya, como en pueblos del Tíbet o del norte de India, donde hermanos comparten esposa. Por ejemplo, entre los pahari, una mujer puede casarse con varios hermanos que comparten todo: casa, esposas, hijos y tierras.

Esta práctica ayuda a controlar la natalidad y preservar la tierra dentro de la familia, evitando su división. Ambas formas de poligamia responden a contextos culturales y económicos específicos. No deben juzgarse desde valores externos, sino comprenderse en su lógica interna.

La Cultura en Antropología: Conceptos Clave

En antropología, la cultura no se entiende como algo exclusivo de las “bellas artes” o del conocimiento académico, sino como el conjunto total de formas de vida, saberes, prácticas y creaciones que las personas producen, reproducen y transmiten como miembros de una sociedad. Es una idea central en la disciplina, y una de sus principales aportaciones ha sido demostrar que no hay seres humanos sin cultura, y que toda persona adquiere la suya a través del proceso de socialización.

La cultura es aprendida, no heredada biológicamente. Los seres humanos la adquieren desde la infancia a través de la observación, la imitación, la educación formal e informal, y las experiencias cotidianas. También es compartida, ya que sus elementos (valores, símbolos, normas) permiten la comunicación y la cohesión dentro de un grupo.

Además, la cultura es simbólica: se basa en significados que no están determinados por la biología, como el lenguaje, los gestos o los colores. Por ejemplo, en Bulgaria el gesto de “sí” y “no” con la cabeza es inverso al occidental. Esto muestra que los significados son convencionales y aprendidos.

La cultura también es adaptativa: responde a las necesidades biológicas de los seres humanos, pero a través de soluciones diversas según el contexto. Por ejemplo, la ropa protege del frío, pero también refleja normas estéticas, de género o estatus social. Sin embargo, no toda adaptación es positiva: algunas prácticas culturales pueden ser maladaptativas, como la dependencia excesiva del petróleo.

Otro rasgo esencial es que la cultura está incorporada en el cuerpo: no solo pensamos culturalmente, también sentimos culturalmente. Lo que en una sociedad puede dar asco (como comer insectos), en otra puede ser un manjar. La cultura también es globalizadora (abarca todas las dimensiones de la vida) y no es homogénea ni estática. Dentro de una misma cultura existen variaciones, contradicciones y transformaciones constantes. No se debe caer en estereotipos que asumen que todos los miembros de una cultura actúan igual.

Por último, es importante destacar la interculturalidad: las culturas están en constante contacto e influencia mutua. España, por ejemplo, es producto de la interacción entre culturas musulmanas, romanas, visigodas, etc. Desde esta perspectiva, la antropología rechaza la idea de culturas superiores o inferiores y se basa en el relativismo cultural, que permite comprender cada cultura desde sus propias lógicas. Este enfoque ha sido fundamental para valorar la diversidad humana como riqueza y no como desviación.

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