Conceptos Fundamentales de la Historia y la Fe Bíblica


Moisés: Libertador y Legislador de Israel

Después de la muerte de José, los hebreos vivieron en Egipto durante unos 300 años. Su crecimiento poblacional provocó la reacción del faraón, quien decidió esclavizarlos y maltratarlos. En medio de esta opresión, los descendientes de Abraham clamaron a Dios, y Él se acordó de su promesa, enviando a Moisés como libertador, conocido como «salvado de las aguas» porque fue rescatado del río Nilo cuando era niño.

Moisés recibió un mensaje divino en el que Dios le ordenaba liberar a los israelitas y guiarlos fuera de Egipto, en un largo viaje hacia la «tierra prometida». Durante este viaje, y especialmente en el Monte Sinaí, Dios le entregó las tablas de la ley, conocidas como los Diez Mandamientos, que serían fundamentales para la vida religiosa y social del pueblo.

Moisés no solo fue un guía para el pueblo, sino también un sacerdote, profeta, juez y legislador. A lo largo de los 40 años que el pueblo marchó por el desierto, Moisés creó una alianza con Dios, y su figura fue clave en la formación de la identidad y la fe de Israel. Su papel como líder y mediador entre Dios y su pueblo fue esencial para la liberación y la consolidación de Israel como nación.

Los Primeros Reyes de Israel: Saúl, David y Salomón

Conoce a los tres primeros reyes que marcaron la historia de Israel:

Saúl

Saúl fue el primer rey de Israel, encargado de unificar el territorio y liderar al pueblo. Sin embargo, con el tiempo dejó de servir correctamente a su pueblo y no pudo defender la religión ni las tradiciones hebreas. Esto provocó una rebelión y el pueblo pidió un nuevo rey. Cuando Dios eligió a David, Saúl sintió envidia de su éxito.

David

David fue el segundo rey de Israel, elegido entre los descendientes de Jesé a pesar de ser el menor. Su reinado se destacó por su cercanía a Dios y por la organización del país. Es famoso por derrotar a Goliat y por llevar a plenitud la ciudad de Jerusalén. No obstante, también cometió errores, como el adulterio con Betsabé.

Salomón

Salomón, hijo de David y Betsabé, fue el tercer rey de Israel. Su reinado estuvo marcado por la riqueza, la sabiduría y la estabilidad. Se dedicó a proyectos de construcción y alianzas políticas. Durante su gobierno, Israel vivió una época de paz y prosperidad. Fue el responsable de la construcción del Primer Templo de Jerusalén, donde se custodió el Arca de la Alianza con las tablas de la ley que Dios entregó a Moisés en el monte Sinaí.

Los Profetas: Mensajeros de la Palabra Divina

Los profetas son los mensajeros de Dios, personas comunes que, a diferencia del resto, viven una experiencia única con Él. Esta experiencia los impulsa a servir al pueblo y a comprometerse con la justicia y la verdad.

Su misión es transmitir la Palabra de Dios a través de tres tareas principales:

  • Denuncian: la falsedad, la injusticia, la hipocresía y la infidelidad a la Alianza.
  • Promueven: la conversión, la justicia, la verdad y el cumplimiento de la Alianza.
  • Anuncian: una nueva Alianza, el perdón de Dios y la salvación.

Los profetas proclaman la llegada del Mesías como la salvación de Dios para toda la humanidad, estableciendo una nueva alianza y un mundo renovado.

Jerarquía Social en Palestina en la Época de Jesús

La sociedad en Palestina estaba organizada en forma de pirámide con una marcada desigualdad entre la clase alta y la baja, sin una clase media numerosa.

Clase Baja

  • En la base estaban los esclavos fugitivos, marginados sociales, enfermos contagiosos, bandoleros y ladrones.
  • Por encima de ellos se encontraban los esclavos domésticos.
  • Luego venían los trabajadores agrícolas, tanto esclavos como arrendatarios libres.

Clase Media

  • Se dividía en media baja (comerciantes y artesanos libres) y media alta (clases sacerdotales y servidores del templo).

Clase Alta

  • Funcionarios públicos, incluyendo saduceos.
  • Terratenientes y aristocracia provincial, con grandes riquezas y tierras.
  • En la cúspide estaban los ciudadanos romanos, representados por el gobernador y su familia.

El Reino de Dios: Revelación y Propósito

El Reino de Dios surge de la revelación de Jesús, hijo de Dios hecho hombre. Jesús anuncia una buena nueva basada en la conversión y el perdón de los pecados. Su presencia en la vida de las personas se manifiesta a través de la curación de enfermedades, la liberación del mal, el perdón de los pecados y su entrega total al dar la vida por la humanidad. Jesús vive cumpliendo la voluntad de Dios, orando, amando hasta el extremo y personificando las bienaventuranzas.

El Reino de Dios consiste en que Dios, como Padre, Amor y Salvador cercano a los pobres, se ha revelado a la humanidad a través de Jesús. Su propósito es que todos los hombres y mujeres, considerados como hermanos e hijos de Dios, sean libres, encuentren la verdadera felicidad y vivan una vida plena en comunión con Él, construyendo un mundo nuevo basado en el amor, la justicia y la paz.

El Plan de Salvación de Dios Padre a Través de Jesús

Jesús lleva a cabo el Plan de Salvación de Dios cumpliendo su voluntad a través del servicio a los demás, entendiendo que la verdadera felicidad no está en centrarse en uno mismo, sino en buscar la felicidad de los otros. Su amor es sin límites ni condiciones, y no hace distinciones sobre a quién lo otorga. Todo esto se resume en la entrega total de su propia vida: morir para dar vida.

La muerte y resurrección de Jesucristo significa salvación, ya que con su sacrificio ofrece la felicidad plena y total; redención, es decir, la liberación del pecado y de la muerte, porque Dios ha ocupado nuestro lugar y Cristo ha establecido una nueva Alianza. Esta Alianza entre Dios y los hombres se hace presente en la Eucaristía, donde los cristianos recuerdan y celebran el sacrificio de Cristo en la Cruz.

Este Plan de Salvación tiene tres grandes consecuencias:

  1. La recuperación de la amistad con Dios.
  2. El perdón de los pecados.
  3. La posibilidad de alcanzar la verdadera felicidad.

Alianzas Divinas: Antigua y Nueva

La Antigua Alianza y el Antiguo Pueblo de Dios

La Antigua Alianza es el pacto que Dios hace con diferentes personas a lo largo de la historia, estableciendo su relación con ellas hasta llegar al pueblo de Israel. Comienza con la promesa de Dios a Abraham: “Yo seré vuestro Dios. Vosotros seréis mi pueblo”. A través de los patriarcas y profetas, como Abraham, Moisés, David, Isaac y Jacob, Dios comunica al pueblo de Israel que es el pueblo elegido. Esta alianza se expresa a través de varios pactos importantes: en el Monte Moria con Abraham, en Egipto con la sangre del cordero durante la Pascua, y en el Monte Sinaí con la entrega de las Tablas de la Ley. Todo esto convierte a Israel en el Pueblo de Dios, del cual nacerá el Mesías prometido.

La Nueva Alianza y el Nuevo Pueblo de Dios

La Nueva Alianza, por otro lado, se establece cuando Dios mismo se hace hombre en la persona de Jesús. Esta Alianza es universal, abarcando a toda la humanidad, y surge con la llegada de Jesús, quien durante su vida predica sobre el Reino de Dios. Con su muerte, resurrección y ascensión, acompañado por el Espíritu Santo, se abre una nueva etapa de salvación. En el Monte Calvario, Jesús da un solo mandamiento: “Amaos unos a otros”, con lo cual funda el Nuevo Pueblo de Dios, que es la Iglesia. Este Nuevo Pueblo de Dios es el resultado de la predicación de los 12 apóstoles y la expansión de su mensaje.

La Iglesia: Origen, Naturaleza y Misión

¿Qué es la Iglesia?

La Iglesia no es un edificio; el edificio es el Templo. La Iglesia es, en realidad, la comunidad de los creyentes, el Pueblo de Dios formado por todas aquellas personas que comparten la fe en Jesucristo y la misión de vivir según su enseñanza. No se refiere a una descendencia genética, sino a aquellos que continúan la obra de los apóstoles en la predicación y la fe. La Iglesia es el cuerpo de Cristo, compuesto por todos los fieles que, unidos en Cristo, forman una sola comunidad.

¿Cuándo y cómo surge la Iglesia?

La Iglesia surge cuando los discípulos, después de la Resurrección de Jesús, se llenan del Espíritu Santo y deciden continuar con la misión de Jesús: anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios. La llegada del Espíritu Santo el día de Pentecostés marca el inicio de la Iglesia. Los discípulos, transformados por ese Espíritu, sienten la necesidad de compartir con los demás lo que han experimentado: una vida nueva, marcada por el amor, la paz, la tolerancia y la superación de egoísmos y rencores.

La oración y la Eucaristía serán dos prácticas fundamentales para la vida y el crecimiento de la Iglesia, fortaleciendo su unidad y la relación con Dios.

Características de la Primera Comunidad Cristiana

La primera comunidad cristiana surgió en Jerusalén, en el siglo I, dentro del contexto del Imperio Romano y la religión judía. Fue formada por los discípulos de Jesús que, después de recibir el Espíritu Santo, decidieron anunciar su mensaje y vivir según sus enseñanzas. Las principales características de esta comunidad son:

  • Comunidad de fe: Los discípulos anunciaban la resurrección de Jesús, reconociéndose como el Mesías y el juez de vivos y muertos. La fe en Jesús como Salvador se transmitía mediante la conversión y el sacramento del bautismo.
  • Comunidad de vida: La vida de la comunidad cristiana estaba marcada por la eucaristía, el servicio a los demás, y la vida en unidad y amor fraterno. Compartían sus bienes, oraban juntos y se mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles.
  • Comunidad de acción: Los discípulos daban testimonio de su fe enfrentando dificultades como persecuciones, el martirio de San Esteban, y las tensiones entre los hebreos y helenistas. A través de su testimonio y acción, demostraron que Jesús era realmente el Señor.

Esta comunidad de fe, vida y acción fue clave para expandir el mensaje cristiano y establecer las bases de la Iglesia primitiva.

La Misión de la Iglesia en el Mundo

La misión de la Iglesia en el mundo es la misma misión de su fundador, Jesucristo: la salvación y la creación de un mundo nuevo. Para lograr esto, la Iglesia busca transformar a los seres humanos y el mundo siguiendo el ejemplo de Jesús. Para ello, la Iglesia realiza tres tareas principales:

  1. Anunciar el Evangelio: La Iglesia proclama el mensaje de salvación para suscitar la fe en Dios como Salvador.
  2. Dar testimonio de fe y vida: La Iglesia vive según los valores del Reino de Dios, mostrando con hechos concretos los principios cristianos.
  3. Colaborar en la construcción de un mundo mejor: Aporta los valores del Evangelio a la convivencia humana, promoviendo la justicia, la paz, y la fraternidad.

De esta manera, la Iglesia manifiesta el amor y la solidaridad de Cristo, especialmente hacia los pobres y marginados, con la esperanza de alcanzar, con la ayuda de Jesús resucitado y el Espíritu Santo, una humanidad nueva y un mundo transformado.

La Virtud Teologal de la Fe

La Fe es la respuesta libre del hombre a la iniciativa amorosa de Dios.

La Fe es una virtud teologal y sobrenatural, que dispone la mente y todo el ser, para asentir libre y firmemente a las verdades reveladas por Dios. No por la intrínseca verdad de las cosas percibidas por la ley natural de la razón, sino por la autoridad del propio Dios que se ha revelado. La fe implica confiar en la palabra de Dios y en su revelación, más allá de lo que la razón humana pueda comprender por sí sola.

El Credo: Símbolo y Sumario de la Fe

La palabra griega “symbolon” significa la mitad de un objeto partido, un sello, que se presentaba como una señal para darse a conocer. Por eso, al “Credo” también puede llamársele “Símbolo”, pues es un signo de identificación y de comunión entre los cristianos.

“Symbolon” significa también recopilación, colección o sumario. El “Símbolo de la Fe” es además una recopilación de las principales verdades de la Fe. De ahí que sirva como punto de referencia fundamental en las catequesis.

El «Trípode» de la Fe Verdadera

La fe verdadera se sostiene sobre un «trípode» con tres pilares esenciales:

  • Profesada: Esto significa que debes expresar tu fe con palabras, afirmar lo que crees en tu corazón. Es como decir en voz alta que crees en algo.
  • Celebrada: La fe también necesita ser celebrada y vivida en comunidad. Esto implica participar en rituales, ceremonias o actividades religiosas que fortalezcan tu conexión con tu fe y con otras personas que comparten tus creencias.
  • Vivida: La fe debe reflejarse en tus acciones y en tu forma de vivir. No es suficiente decir que crees en algo, también debes demostrarlo en tu día a día, actuando de acuerdo con tus creencias y valores.

Si alguna de estas tres patas falta o no es sólida, la fe puede volverse débil o superficial. Sin este equilibrio, la fe podría convertirse en algo subjetivo y relativo, basado únicamente en sentimientos o conveniencia personal, en lugar de ser una convicción profunda que guía tu vida.

Cuando una persona vive su fe de esta manera, puede inspirar a otros a buscar y experimentar esa misma fe en sus propias vidas.

La Pascua Hebrea: Origen en el Éxodo

La fiesta hebrea que tiene su origen en el Éxodo es la Pascua, que en hebreo se llama Pesaj y significa “pasar saltando”. Su origen está en la décima plaga de Egipto, cuando Dios ordenó a los hebreos marcar las puertas de sus casas con sangre de cordero para que el Ángel de la Muerte pasara de largo y no matara a sus primogénitos. Gracias a este acontecimiento, el faraón finalmente permitió la salida del pueblo de Israel de Egipto.

La Pascua se celebra el 14 de Nisán, que es el tercer mes del año en el calendario hebreo, en la primera luna nueva de primavera. Como sigue el calendario lunar, no tiene una fecha fija y siempre cae entre marzo y abril.

Esto también explica por qué la Semana Santa cristiana no tiene una fecha fija, ya que la Resurrección de Jesús ocurrió en la Pascua judía, y actualmente se sigue calculando en base a la primera luna llena de primavera.

Grupos Religiosos Significativos en la Palestina de Jesús

El ambiente religioso en Palestina estaba influenciado por el dominio político romano y la cultura helenística, lo que provocó y favoreció las divisiones dentro del judaísmo. Había seis grupos religiosos principales:

  • Esenios: esperaban la inmediata llegada del Mesías, creyendo que su venida marcaría el fin del mundo. Practicaban el bautismo del agua y se retiraban al desierto para orar. Eran un grupo reducido pero significativo.
  • Hasidim (los piadosos): se oponían a la influencia del helenismo. Eran devotos del templo y veían a los hebreos helenizados como una amenaza.
  • Zelotas: eran antisistema, se oponían al dominio romano y rechazaban pagar tributos. Lideraron numerosas revueltas contra Roma.
  • Rabinos (los maestros): intelectuales que no formaban una secta organizada. Eran expertos en la ley y dirigían la oración en la sinagoga.
  • Fariseos (los separados): tenían normas de conducta muy estrictas y eran hipócritas, preocupándose más por la apariencia que por la verdadera espiritualidad. Jesús los llamó “raza de víboras”.
  • Saduceos: interpretaban la ley literalmente, apoyaban o toleraban el dominio romano, no creían en la resurrección y mantenían acuerdos económicos con Roma.

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