El Origen de la Filosofía: Del Mito al Logos y la Búsqueda de la Verdad


Origen de la Filosofía

El pensamiento racional en la Antigüedad

El pensamiento filosófico surgió casi al mismo tiempo en tres lugares muy apartados entre sí: China, India y Grecia. En torno al siglo VI a.C., en estas zonas, surgió por primera vez un cuestionamiento racional de la realidad. Cada una de estas corrientes tuvo un desarrollo peculiar. Por ejemplo, el budismo nació en la India, mientras que en China surgieron el confucianismo y el taoísmo. Cuando hablamos de «filosofía» en este contexto, solemos referirnos específicamente a la filosofía occidental, que apareció por primera vez en Grecia.

La filosofía de los presocráticos

Los primeros que intentaron ir más allá de las explicaciones míticas para responder a las preguntas que se hacían fueron los filósofos presocráticos. Surgieron en el Mediterráneo oriental hacia el siglo VI a.C. y se les denomina de este modo porque vivieron antes de Sócrates.

Los presocráticos fueron los primeros que trataron de encontrar respuestas racionales a las preguntas que se planteaban. En lugar de recurrir a los mitos, utilizaron únicamente razonamientos basados en causas naturales. El término logos significa, al mismo tiempo, ‘razón’ y ‘palabra’. Los presocráticos fueron los primeros que consiguieron pasar del mito al logos. Ellos fueron los primeros que trataron de elaborar un discurso racional.

Las preguntas sobre la naturaleza

Las principales preguntas que se planteaban los presocráticos tenían que ver con la naturaleza. La realidad natural es physis (palabra griega), y por eso a estos primeros filósofos también se les conoce como «los físicos». Los presocráticos pensaban que debía existir una causa profunda y comprensible que justificase la regularidad de la naturaleza y sus ciclos. De este modo dio comienzo la filosofía.

¿Qué es la Filosofía?

El amor a la sabiduría

La palabra sophia significa en griego ‘sabiduría’. Se llamaba sophos (sabio) a la persona que destacaba por sus conocimientos en un campo concreto. Filosofía, en cambio, significa ‘amor a la sabiduría’. La primera persona que empleó esta palabra fue Pitágoras, quien le dio este nombre porque creía que la filosofía no consiste en poseer la verdad, sino en sentirse atraído por ella y tratar de alcanzarla.

Los dos sentidos de la filosofía

La filosofía puede entenderse de dos maneras:

  • Como disciplina académica, es un cuerpo de conocimientos.
  • Como actividad, consiste en tratar de buscar respuestas racionales para las grandes preguntas que todos nos hacemos.

El filósofo griego Aristóteles afirmó que la filosofía empieza con el asombro. Esto se debe a que nos hace reflexionar sobre cuestiones que habitualmente nos parecen ordinarias o evidentes. Lo importante en la filosofía consiste en plantearse preguntas e intentar contestarlas de manera racional. A menudo, las respuestas que se han dado no han resultado satisfactorias, duraderas o convincentes. Sin embargo, lo verdaderamente valioso de la filosofía es la actitud de indagación y la búsqueda racional de respuestas. La actitud filosófica supone también cuestionarse la validez de lo que solemos dar por sentado de forma habitual.

Una actividad racional, universal, radical y crítica

Las respuestas filosóficas aspiran a ser:

  • Racionales: porque rechazan las explicaciones basadas en los mitos o en la tradición.
  • Universales: porque pretenden ser explicaciones globales para las grandes preguntas que nos planteamos.
  • Radicales: porque intentan encontrar las respuestas últimas y el sentido profundo de las cosas.
  • Críticas: porque se enfrentan a las opiniones establecidas. Para una persona que filosofa no basta con que todos hayan creído siempre algo.

El Conocimiento y los Criterios de Verdad

Lo verdadero y lo falso

En ciertas sociedades suele considerarse que la verdad se basa en el criterio de autoridad. También se aceptan como verdaderas aquellas creencias que han perdurado por tradición a lo largo de los años y que siempre se han transmitido de generación en generación. El término griego que traducimos por ‘verdad’ era aletheia.

La verdad como correspondencia

En la historia del pensamiento se han propuesto diferentes procedimientos para determinar qué es verdadero y qué es falso. A estos procedimientos los llamamos criterios de verdad. El criterio de verdad como correspondencia sostiene que una afirmación es verdadera cuando lo que dice se corresponde con la realidad.

El criterio de la evidencia

El filósofo francés René Descartes desconfiaba del criterio de verdad como correspondencia. Eso le llevó a aplicar un método radical, la duda metódica, que consistía en poner en cuestión todo aquello de lo que no estuviera completamente seguro. Para Descartes, el criterio de verdad adecuado es el de la evidencia. Descartes pensaba que la verdad debe ser evidente e indudable. Esta primera verdad indudable es el célebre cogito cartesiano: «pienso, luego existo». El criterio de verdad como evidencia afirma que algo es verdadero cuando resulta absolutamente imposible dudar de ello.

La verdad como coherencia

En algunos ámbitos, se emplea el criterio de la coherencia. De acuerdo con este, una afirmación es verdadera cuando no es contradictoria y cuando puede encajar adecuadamente con el resto de afirmaciones que consideramos válidas. El criterio de la verdad como coherencia defiende que una afirmación es verdadera cuando no es contradictoria y cuando encaja con otras verdades. Este criterio también ha sido adoptado por algunos filósofos, como Hegel.

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