La Dictadura de Primo de Rivera: Contexto y Establecimiento (1923-1930)
Contexto y Justificación del Golpe
La idea principal que subyace en el texto es la instauración de una dictadura militar, que comenzaría en 1923 y que daría por finalizado el régimen de la Restauración (1875-1923). Esto se debió a una serie de problemas que atenazaban al país y a los que no habían dado solución ni los partidos del turno ni los proyectos regeneracionistas.
Entre las ideas secundarias se esgrime la necesidad de saltarse la legalidad, puesto que los gobiernos que se habían alternado desde 1898 no habían sido capaces de dar soluciones. Miguel Primo de Rivera alude al «cuadro de desdichas e inmoralidades». Entre las desdichas podemos citar el Desastre de Cuba y la pérdida de las colonias de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Otras desdichas son incidentes graves como la Semana Trágica de Barcelona en 1909 o la grave crisis de 1917. En cuanto a las inmoralidades, no cabe duda de que se refiere a los casos de corrupción política llevados a cabo por gobiernos débiles dirigidos por la oligarquía española.
El Directorio Militar y Civil
Cuando se refiere a Directorio, hace alusión a un gobierno ejecutivo asumido por un grupo de personas, con poderes políticos similares a los de un gobierno. La calificación de «militar» se debe a que ese grupo de personas pertenece exclusivamente al estamento militar. El Directorio Militar se estableció en 1923 y se extendió hasta 1925. Durante ese periodo, se logró un restablecimiento del orden social con la disminución de asesinatos políticos, manifestaciones y huelgas. A partir de 1925, el Directorio Militar dio paso a un Directorio Civil, donde Miguel Primo de Rivera asumió casi todos los poderes.
El Problema de Marruecos y la Guerra del Rif
También hace referencia al problema de Marruecos, que comenzó con la Conferencia de Algeciras en 1906, la cual concedió a España el protectorado del Norte de Marruecos. España vio en esta concesión una oportunidad para recuperar su prestigio internacional y su estatus de potencia en el escenario internacional. Sin embargo, la ocupación efectiva del territorio fue difícil. La guerra civil marroquí dio lugar a la «Guerra de Melilla», con repercusiones en España como la Semana Trágica en 1909. La llegada de la Primera Guerra Mundial complicó la situación y dificultó el establecimiento efectivo del protectorado del Norte de Marruecos. A partir de 1918, se iniciaron una serie de ofensivas, a veces temerarias, contra las cabilas rifeñas, por parte del general Fernández Silvestre. Sus éxitos iniciales le otorgaron el apoyo de Alfonso XIII; sin embargo, finalizaron con el desastre de Annual y Arruit en 1921, con más de 12.000 bajas, lo que provocó la impopularidad del Ejército y arrastró a Alfonso XIII. Con Miguel Primo de Rivera se inició una ofensiva que comenzó con el desembarco de Alhucemas y que logró la rendición de las cabilas rifeñas y su líder Abd el Krim en 1927.
Consecuencias Políticas
Concluye sancionando la poca responsabilidad de los partidos políticos, que fueron apartados de la política nacional.
El Desastre del 98 y sus Consecuencias en España
Impacto Inicial y Catalizador del Descontento
El texto comienza indicando que, al principio, el Desastre de Cuba no tuvo consecuencias inmediatas. Lejos de cambios radicales en el sistema, solo se produjo una alternancia en los partidos del turno, y la sociedad parecía asumir con aparente tranquilidad la pérdida de las últimas colonias del Estado español. Pero el Desastre de Cuba sirvió de catalizador para aflorar el descontento de un estado de falsa democracia caciquil establecida por Cánovas y Sagasta.
Aunque es posible que el texto completo resalte muchas más consecuencias, en el fragmento que se nos presenta, Fusi y Palafox solo hablan de tres consecuencias, las tres primeras, y por ello debemos suponer que son las más significativas para los autores.
Consecuencias Culturales: La Generación del 98
La primera de ellas es una consecuencia en la vida cultural del país: comenzaron a aflorar nuevos escritores que desarrollaron un nuevo estilo, el ensayo. En todas sus obras siempre subyace el tema de la humillación por parte de un país relativamente nuevo: Estados Unidos. Por otro lado, la pérdida de las últimas colonias, desde el mundo intelectual, supuso el derrumbe de grandes hitos pasados como la Reconquista, la Conquista de América o la España Imperial, lo que llevó a la necesidad de construir un nuevo concepto de España, ya que lo contrario significaría seguir en el estado decadente en el que se encontraba en 1898. Toda esta literatura crítica, representada por intelectuales citados en el texto como Unamuno, Valle-Inclán, Machado, Ortega y Gasset, Pérez de Ayala o Marañón, se conoce como Generación del 98 y se caracteriza por una visión pesimista, subjetiva y bajo un halo artístico de la situación que vivía el país.
Consecuencias Políticas: El Regeneracionismo
La segunda consecuencia que esgrime el texto es la aparición del movimiento político-intelectual conocido como Regeneracionismo, que, a pesar de tener una visión pesimista, se caracteriza por su carácter reformista. El movimiento, que tuvo como máximo exponente a Joaquín Costa, denunció los abusos de la oligarquía y del caciquismo, la enorme corrupción de la política española y el gran atraso económico que sufría el país. Algunas de sus propuestas pasaron por una reforma en la educación, la descentralización de la administración pública y una mayor apertura a Europa. Algunas de las propuestas fueron recogidas por algunos partidos políticos, como el Partido Conservador de Antonio Maura, que durante el periodo conocido como Gobierno Largo tuvo una gran actividad reformista. Sin embargo, la Semana Trágica de Barcelona en 1909 se contempló como un fracaso de estas políticas. El Partido Liberal-Demócrata de José Canalejas también se sumó a la corriente regeneracionista. Entre las medidas más destacadas estuvieron la abolición del Impuesto de Consumos, el Servicio Militar Obligatorio y, en un intento de descentralizar el Estado, trató de crear una Mancomunidad en Cataluña, aunque su asesinato en 1912 llevó al abandono de su programa. El Regeneracionismo no pudo cumplir sus pretensiones de modernizar el país, ya que sus reformas fueron muy superficiales y no atajaron los graves problemas estructurales de la sociedad y la economía española.
Consecuencias Territoriales y Sociales: Los Nacionalismos Periféricos
La tercera consecuencia descrita en el texto es que el Desastre del 98 marcó un antes y un después en la política española, debido a la irrupción de los nacionalismos periféricos. Si bien antes del 98 hubo una serie de movimientos culturales que reivindicaban la diferenciación y la identidad nacional de algunos pueblos, como la Renaixença en Cataluña o el Rexurdimento en Galicia, fue a partir del 98 cuando estos movimientos aspiraron a la participación política y se relacionaron directamente con la crisis identitaria que sufrió España como nación. Se cita a Sabino Arana, fundador del Partido Nacionalista Vasco, que representó una corriente independentista, conservadora, xenófoba y católica. También se cita la Lliga Regionalista de Lluís Cambó, que representó una línea tradicionalista y comprometida con el movimiento Regeneracionista. El caso de Solidaritat Catalana aglutinó, a diferencia del anterior, distintas corrientes políticas con la pretensión de conseguir cotas de autogobierno para Cataluña, y tuvo un éxito parcial al constituir la Mancomunitat de Cataluña.
Otras Repercusiones del 98
- Cabe, al margen del texto, mencionar otras consecuencias del Desastre del 98, como las numerosas bajas que se dieron durante la Guerra de Cuba, sobre todo en las clases más pobres, ya que era posible librarse del Servicio Militar con el pago de 2000 pesetas, lo que dio lugar a una corriente antimilitarista, que se hizo más patente con los conflictos de Marruecos.
- Además, la política española entró en una profunda crisis: ningún partido ni dirigente se hizo responsable del desastre. En este escenario, el ejército dejó de estar bien visto y tendió a separarse de la política liberal para adoptar posturas más autoritarias.
- También se dio una pérdida del prestigio internacional: España se presentó como una «nación moribunda». Esta situación fue la que impulsó a los diferentes gobiernos a embarcarse en la aventura marroquí, como último intento de recuperar su prestigio.
- Además, las pérdidas económicas fueron evidentes. A pesar de que la repatriación de capitales tuvo algunos efectos positivos en la industria del país, en general, podemos afirmar que el Desastre del 98 provocó una profunda crisis económica.