Explorando la Naturaleza de la Mente: Sustancia, Procesos y Dualidad


¿Qué es la Mente?

Existen diversas opiniones respecto a la naturaleza de la mente, que podemos agrupar en dos respuestas generales:

A) La Mente como Sustancia

Por «sustancia» se entiende aquello que subsiste o se da por sí mismo; lo que puede ser sujeto de predicación. Si dijéramos de Sócrates que es mortal, Sócrates sería sustancia, mientras que el hecho de ser mortal, no. La «mortalidad» necesita de algo para darse, pero Sócrates no.

Entendida en este sentido, la mente sería algo en sí mismo, que no depende de otras cosas. Para la mente entendida de esta forma reservamos el término «alma».

1º) El Alma como Conjunto de Funciones Exclusivas de los Humanos

Así la concibe Platón (427-347 a. C.). En este sentido, el alma sería lo que diferencia a los seres pensantes (humanos) de los seres carentes de pensamiento. Porque, según Platón, de todas las partes (o funciones) del alma, la más elevada sería la parte racional.

2º) El Alma como Conjunto de Cualidades de los Seres Vivos

Así la concibe Aristóteles (384-322 a. C.). En este sentido, el alma sería lo que diferencia a los seres vivos de los seres inertes. Así, entendida como vida, el alma no sería exclusiva de los humanos, sino que la poseerían todos los seres vivos, aunque, según la escala zoológica, desarrollen facultades más o menos elevadas.

B) La Mente no como Sustancia

Conjunto de procesos psíquicos que ocurren en el cerebro, que no habría que confundir con la mente. El cerebro es algo material y la mente, inmaterial. El cerebro vendría a ser la sede donde ocurren el conjunto de fenómenos al que llamamos mente. Sería algo similar a lo que ocurre entre la digestión y el estómago. La digestión ocurre en el estómago, pero no son lo mismo: el estómago perdura, subsiste, la digestión solo ocurre durante un tiempo. Esta idea de la mente entendida como algo en sí mismo fue ya mantenida por el filósofo Hume. Hume afirmó que la mente solo existiría mientras se estuvieran dando fenómenos psíquicos, pero si esos fenómenos cesaran, entonces no quedaría nada.

A) El Monismo

Se denominan monistas las teorías que afirman que la diferencia entre mente y cuerpo es, en el fondo, pura apariencia, porque dichas teorías admiten, tan solo, un tipo de realidad: bien lo material, o bien lo espiritual.

El Monismo Materialista

Afirma que solo existe la materia y no existe nada espiritual, inmaterial, etc. En consecuencia, el ser humano estaría formado por una única sustancia de índole material: el cuerpo. ¿Según esto, qué se puede decir de la mente? Pues que sería algo que ocurre en el cuerpo, en la materia; puesto que el cerebro, que es parte del cuerpo (como todo el sistema nervioso) es material.

El monismo materialista presenta ventajas e inconvenientes. Porque, por un lado, permitiría explicar cómo se unen los hechos psíquicos con los hechos físicos: en el fondo, serían lo mismo. Podría afirmarse, desde esta postura, que los fenómenos mentales no son más que actividad cerebral. Pero, por otro lado, el monismo materialista no podría explicar una de las características que se atribuyen a los hechos mentales: la intimidad.

El Monismo Espiritualista

Afirma que solo existe lo espiritual: la mente. Y que no existe el cuerpo (ni siquiera el propio) porque la llamada «realidad material» sería, tan solo, un conjunto de objetos mentales; es decir, de «cosas» que ocurren simplemente en la mente.

Aunque esta postura parezca difícil de mantener, por su alejamiento del conocimiento ordinario (o incluso del sentido común) autores como el alemán Hegel (1770-1831), la mantuvieron pero, ciertamente, no es algo frecuente.

B) El Dualismo

Serían dualistas las teorías que admiten que cuerpo y mente son cosas diferentes. Pero el dualismo puede ser de dos tipos:

El Dualismo de las Sustancias

Afirma que el cuerpo y la mente son dos sustancias no solo diferentes, sino de diferente índole. Es decir, que el hombre sería un compuesto de cuerpo y lo que tradicionalmente se llamó «alma», tan diferente del cuerpo que podría existir, incluso, sin él. Así hay quien afirma que el alma, es preexistente, inmortal, eterna,…

Esta postura plantea, sin embargo, un problema: si el alma es una sustancia diferente ¿cómo se relaciona con el cuerpo? A esta pregunta se le han dado tradicionalmente respuestas como el «ocasionalismo» o la «armonía preestablecida» que recurren a Dios para afirmar que es la influencia divina la que establece la «armonía» o «correspondencia» entre sustancias tan heterogéneas como serían cuerpo y alma. Esta fue la postura del racionalista alemán Leibniz (1646-1716). Diferente fue la respuesta a dicha pregunta, del racionalista francés Descartes (1596-1650), que afirmaba que cuerpo y alma se unen en la llamada «glándula pineal».

El progresivo conocimiento del cerebro y la propia experiencia personal del cuerpo fueron anulando estas soluciones, al comprobarse empíricamente el control de la mente (no ya el alma) sobre el cuerpo.

El Dualismo de las Propiedades

No admite que cuerpo y mente sean dos sustancias diferentes, pero afirma que poseen diferentes propiedades (las físicas y las psíquicas). Afirma, sin embargo, que cuerpo y mente mantienen una estrecha relación que en este dualismo se denomina «emergencia». Teniendo en cuenta que «emerger» significa surgir, entenderemos que, según estos dualistas, las propiedades mentales surgen (a partir) de las corporales. Esto es algo que parece corroborar la experiencia, pues está comprobado que un determinado organismo con propiedades físicas similares a otro desarrolla, también, propiedades psíquicas similares a las del otro.

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