Filosofía Moderna: Ideas Clave de Kant, Descartes y Hume


Immanuel Kant

Conocimiento en Kant

Kant parte de una pregunta clave: ¿cómo es posible el conocimiento? Frente al empirismo, que afirma que todo conocimiento proviene de la experiencia, y al racionalismo, que sostiene que la razón puede alcanzar verdades universales por sí sola, Kant propone una solución intermedia: el conocimiento surge de la interacción entre la experiencia (sensibilidad) y las estructuras a priori de la mente (entendimiento).

Según Kant, nuestra mente no es una hoja en blanco, sino que posee formas a priori que ordenan lo que percibimos. La sensibilidad nos proporciona las intuiciones de espacio y tiempo, mientras que el entendimiento aplica las categorías (como causalidad, unidad o pluralidad) que permiten construir juicios y conocimiento. Así, conocemos los fenómenos, es decir, las cosas tal como aparecen, pero no podemos conocer los «noúmenos», las cosas en sí mismas, que están fuera del alcance de nuestra experiencia.

Además, Kant introduce la idea de juicios sintéticos a priori, es decir, juicios que amplían nuestro conocimiento sin basarse en la experiencia, como ocurre en las matemáticas o en los principios fundamentales de la física. Esto le permite justificar cómo es posible el conocimiento científico universal y necesario.

Ética en Kant

En su obra Crítica de la razón práctica, Kant plantea una ética basada en la razón, no en las consecuencias de los actos ni en los sentimientos. Para él, un acto moral no se define por su resultado, sino por la intención con la que se realiza. Solo una acción hecha por deber tiene verdadero valor moral. Esta idea se resume en el concepto de «buena voluntad», que es la voluntad que actúa por respeto a la ley moral.

La ley moral kantiana se expresa mediante el imperativo categórico, que es un mandato racional universal y necesario. Existen varias formulaciones de este imperativo, siendo las principales:

  1. «Obra solo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal.»

    Esto implica actuar solo de forma que lo que tú haces pueda convertirse en una regla válida para todos.

  2. «Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca simplemente como un medio.»

    Esto defiende el valor absoluto de cada persona como ser racional y autónomo.

Para Kant, los seres humanos tienen dignidad porque son capaces de razonar y de darse leyes a sí mismos (autonomía). Esta dignidad es lo que impide tratar a los demás como simples instrumentos.

René Descartes

Conocimiento en Descartes

Descartes establece que el conocimiento verdadero debe ser alcanzado a través de un proceso de duda radical. Esta duda metódica es la base de su pensamiento filosófico, en la que Descartes decide poner en duda todo lo que no sea absolutamente cierto. La duda abarca los sentidos, el mundo externo e incluso las ideas más fundamentales. Sin embargo, al dudar de todo, Descartes llega a una conclusión irrefutable: «Cogito, ergo sum» («Pienso, luego existo»). A partir de este momento, la única certeza es la existencia del pensamiento, ya que, aunque dude de todo, no puede dudar de que está dudando. De este modo, la razón se convierte en el único medio confiable para acceder al conocimiento verdadero, y las ideas claras y distintas son los criterios de verdad, ya que son percepciones directas e indudables que aseguran la certeza de lo conocido.

Racionalismo de Descartes

El racionalismo es la corriente filosófica que afirma que la razón es la fuente principal del conocimiento, frente a la experiencia sensorial, que puede ser engañosa. Descartes es uno de los máximos exponentes de esta corriente. Para él, la razón humana tiene la capacidad de alcanzar verdades universales y necesarias de forma independiente de los sentidos. Según Descartes, existen ideas innatas, que no provienen de la experiencia, sino que están presentes en la mente desde el nacimiento. Estas ideas incluyen conceptos como Dios, el yo y las matemáticas, que son universales y evidentes a la razón.

En su dualismo cartesiano, Descartes establece una distinción clara entre res cogitans (la sustancia pensante, el alma) y res extensa (la sustancia extensa, el cuerpo), lo que subraya la primacía de la razón y el pensamiento frente a la materia. A través de este enfoque, Descartes pretende construir un sistema de conocimiento seguro y exacto, similar al método científico o al de las matemáticas, partiendo de principios evidentes y deduciendo verdades lógicas.

David Hume

Ética de Hume

Se basa en su visión empirista de la moralidad, según la cual el conocimiento moral proviene de los sentimientos y no de la razón. Hume sostiene que la razón no es la base de la moralidad, sino que es simplemente una herramienta para alcanzar los objetivos que nos dictan las emociones. En este sentido, la razón es “esclava de las pasiones”, es decir, no puede motivarnos moralmente por sí sola.

Según Hume, las acciones morales son aquellas que generan una respuesta emocional positiva en la sociedad, mientras que las inmorales son aquellas que provocan desaprobación. Las virtudes son vistas como aquellas conductas que conducen al bienestar social, como la generosidad, mientras que los vicios, como la crueldad, son rechazados por la sociedad. La moralidad, por tanto, depende de la aprobación o desaprobación que sentimos hacia las acciones, que está vinculada a nuestras emociones.

Otro concepto central en la ética de Hume es la simpatía, que se refiere a nuestra capacidad para sentir lo que los demás sienten. La simpatía es fundamental en la moralidad, ya que nos permite ponernos en el lugar del otro y considerar sus intereses. A través de la simpatía, somos capaces de aprobar o desaprobar las acciones de los demás, lo que forma la base de las normas morales.

Hume también argumenta que las normas morales no son producto de un contrato social racional o de principios universales, sino que surgen a través de la costumbre y de la experiencia repetida. A lo largo del tiempo, las acciones que resultan beneficiosas para el bienestar general se convierten en virtudes, mientras que las que son perjudiciales se consideran vicios.

Por último, Hume subraya que la moralidad está orientada hacia el bienestar general, y las normas morales son aquellas que fomentan la cooperación y la armonía social, basadas en los sentimientos compartidos de las personas.

Empirismo de Hume

El empirismo es la corriente filosófica que defiende que toda fuente de conocimiento se origina en la experiencia sensorial. Hume lleva este principio a sus últimas consecuencias y desarrolla una teoría radical sobre el conocimiento y la naturaleza humana.

  • Todo conocimiento proviene de la experiencia: Hume sostiene que la única fuente de todo conocimiento son nuestras experiencias sensoriales, y todo lo que sabemos sobre el mundo se deriva de estas percepciones directas (impresiones). No existen ideas que estén presentes en la mente sin haber sido previamente experimentadas.

  • La crítica a la causalidad: Hume pone en duda la noción de causalidad, es decir, la idea de que un evento A pueda producir necesariamente un evento B. Según Hume, no percibimos directamente la conexión causal entre los eventos, sino que solo observamos que un evento sigue constantemente a otro. Por ejemplo, vemos que el fuego calienta el metal, pero no podemos percibir que el fuego «cause» el calor de manera inmediata. Lo que llamamos causalidad no es más que un hábito o costumbre, una creencia que adoptamos por la repetición constante de la sucesión de eventos.

  • La crítica al «yo»: Hume también pone en duda la existencia de un «yo» constante o permanente. Según él, no existe una impresión única y constante que corresponda al «yo», por lo que este «yo» no es más que una colección de percepciones cambiantes que se suceden en el tiempo. No hay una esencia fija del ser humano, sino que somos una suma de experiencias transitorias.

Las ideas de Hume tienen importantes consecuencias filosóficas:

  • Escepticismo radical: Hume pone en duda muchas de las certezas que la filosofía y la ciencia habían dado por sentadas. Al argumentar que no podemos conocer la causalidad de manera directa, se convierte en un escéptico respecto a nuestras creencias sobre el mundo.

  • Influencia en Kant: Las ideas de Hume sobre la causalidad y el conocimiento influyeron profundamente en el filósofo alemán Immanuel Kant, quien reconoció que el empirismo de Hume lo había «despertado» de su enfoque racionalista. Kant desarrolló una teoría en la que combinaba el empirismo con el idealismo, dando lugar a su famosa filosofía crítica.

  • El desafío al conocimiento científico: Hume desafió la creencia en que la ciencia puede acceder a verdades absolutas sobre el mundo. A pesar de que la ciencia se basa en la observación y la repetición de experimentos, Hume sostenía que el conocimiento científico no es más que una acumulación de hábitos mentales basados en la experiencia, no una verdad última.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *