Filtración Glomerular
La filtración glomerular es la primera etapa de la formación de orina. Las sustancias deben pasar una barrera de filtración de 3 capas:
- Endotelio capilar: capilares fenestrados con grandes poros para el paso de sustancias y células mesangiales que dan soporte con filamentos de actina que controlan el flujo de los capilares.
- Membrana basal: matriz acelular de glicoproteínas y colágeno que es la verdadera barrera de filtración de proteínas plasmáticas debido a su carga negativa.
- Epitelio de la cápsula de Bowman: con podocitos cuyas prolongaciones o pedicelos se entrelazan con células vecinas y poseen una membrana fina y porosa para que fluya el agua y los solutos.
La facilidad de filtración de los solutos dependerá del tamaño, la forma o de la carga. Los solutos de peso molecular menor a 10 kD pasan libremente, los de peso ligeramente superior pasan con dificultad y los de más de 20 kD no pasan la barrera. Las moléculas delgadas y flexibles atraviesan mejor la membrana de filtración glomerular, al igual que aquellas cargadas positivamente, ya que la barrera de filtración tiene carga negativa que repelen y favorecen cargas positivas.
Mecanismos de Filtración
La filtración está influida por las fuerzas de Starling. El gradiente de presión hidrostática entre el capilar (PHc) y la cápsula de Bowman (PHb) favorece la salida de líquido hacia la cápsula de Bowman, y el gradiente de presión coloidosmótica entre el capilar (πc) y el líquido capsular (πB) favorece la reabsorción de agua en el capilar. A medida que el plasma fluye por los capilares glomerulares, el gradiente de PH disminuye, aunque siempre sigue siendo mayor que el coloidosmótico, por lo que el efecto global (presión neta de ultrafiltración/Puf) determina siempre una ultrafiltración hacia la cápsula de Bowman.
Tasa de Filtración Glomerular
La tasa de filtración glomerular es el volumen de líquido que se filtra por unidad de tiempo. Se filtran grandes volúmenes para la rápida eliminación de las sustancias de desecho acumuladas y para simplificar y facilitar la regulación de iones y agua. En condiciones normales, permanece bastante constante por su mecanismo de autorregulación que depende de:
- Puf / Gradiente neto de ultrafiltración: depende de la PH que a su vez depende del flujo sanguíneo renal (FSr) y presión arterial.
- Kf / Coeficiente de filtración glomerular: comprende el área de la superficie de los capilares disponibles para filtración y la permeabilidad de la barrera de filtración glomerular.
Control de la Filtración
- Neuronas autónomas: existen centros integradores nerviosos y endocrinos que regulan la TFG modificando el FSr mediante vasoconstricción o vasodilatación de las arteriolas o modificando el coeficiente de filtración. El sistema nervioso simpático (NA) produce vasoconstricción.
- Hormonas: angiotensina II (NA, Ad, ADH y PNA) producen vasoconstricción, mientras que las prostaglandinas producen vasodilatación.
- Pueden afectar también al coeficiente de filtración actuando sobre podocitos y células mesangiales, variando el tamaño de las hendiduras o causando cambios en la superficie de los capilares, respectivamente.
La filtración es un proceso poco selectivo, ya que se filtran tanto sustancias de desecho como útiles; en cambio, el transporte a través de las paredes de los túbulos es selectivo y distintas sustancias presentan diferentes mecanismos de transporte.
Características para la Filtración en el Glomérulo
La facilidad o capacidad de filtración es diferente para los distintos solutos que atraviesan la membrana de filtración glomerular y depende fundamentalmente de:
- Tamaño/peso molecular: siempre que las moléculas no estén unidas a proteínas del plasma, todas aquellas con un peso molecular inferior a 10 kD se filtran libremente. Moléculas con tamaño superior a 10 kD se filtran con relativa dificultad y aquellas con un peso molecular mayor de 20 kD no se filtran en absoluto.
- Forma: para un tamaño molecular determinado, una molécula delgada y flexible atraviesa la membrana de filtración glomerular más fácilmente que otra esférica y no deformable.
- Carga eléctrica: las células de la barrera de filtración contienen glicoproteínas, que tienen carga negativa. Las cargas negativas repelen electrostáticamente a las macromoléculas con carga negativa y favorecen el paso de las cargadas positivamente. A pH fisiológico, las proteínas plasmáticas están cargadas negativamente.
No todo el plasma que fluye por los capilares glomerulares se filtra, sino que solamente existe una pequeña fracción de filtración (20%), el resto del plasma continúa por la arteriola eferente hacia los capilares peritubulares. La osmolaridad del filtrado glomerular es isotónica con el plasma.
Funciones del Riñón
El órgano excretor en los vertebrados se denomina riñón. Las funciones que tiene el órgano renal son diversas:
- Excreción de desechos: los riñones eliminan los productos de desecho metabólicos, así como sustancias extrañas: fármacos, medicamentos, toxinas, etc. Los desechos metabólicos incluyen sustancias nitrogenadas (urea, ácido úrico, amoniaco) procedentes de nutrientes que contienen nitrógeno (aa, purinas), creatinina proveniente del metabolismo muscular, metabolitos de la degradación de la Hb (urobilinógeno) y de hormonas esteroides o tiroideas, así como metabolitos sin degradar (hormonas, glucosa, aa, etc.) que se encuentren en niveles excesivos en la sangre.
- Función osmorreguladora: los riñones mantienen las concentraciones de los iones fundamentales dentro de los rangos adecuados, controlando la excreción de los mismos y equilibrándolos con la ingesta. Así mismo, regula el volumen del líquido extracelular. Como consecuencia de las dos funciones anteriores, está claro que los riñones mantienen la osmolaridad de los líquidos corporales.
- Regulación del pH: en condiciones normales, el pH del plasma se mantiene dentro de un estrecho margen. Si el pH disminuye, se incrementa la eliminación de H+ y favorece la reabsorción y síntesis de HCO3.
- Control de presión arterial: modificando la cantidad de agua o solutos excretados.
- Producción de hormonas: aunque el riñón no es una glándula endocrina, algunas de sus células producen hormonas como la eritropoyetina que regula la producción de eritrocitos, la renina que regula la activación de otras hormonas que participan en el control de la PA y el equilibrio iónico, y la vitamina D.
- Función nutritiva: en un ayuno prolongado, los riñones pueden sintetizar glucosa a partir de otros sustratos (gluconeogénesis).
Estructura de la Nefrona
Cada nefrona consta de:
- El corpúsculo renal: es una estructura que consta de dos partes, una perteneciente al riñón y otra al sistema vascular. El extremo proximal de la nefrona se ensancha y adquiere forma de copa y se denomina cápsula de Bowman. En el interior de esta cápsula se encuentra una intricada red de capilares sanguíneos que se denomina glomérulo. Entre los capilares sanguíneos se encuentran una serie de células con funciones diversas que se denomina aparato yuxtaglomerular.
- Los túbulos renales: se inician a partir de la cápsula de Bowman y se pueden distinguir diferentes tramos o segmentos. El tramo inicial se denomina túbulo contorneado proximal, que se continúa con otro segmento denominado asa de Henle, con forma de horquilla y consta de una rama descendente inicialmente gruesa y luego delgada que llega a distintas profundidades de la médula, y una rama ascendente (inicialmente delgada y luego más gruesa) que vuelve hacia la corteza para desembocar en el túbulo contorneado distal. Los túbulos distales de varias nefronas drenan en un tubo común denominado túbulo colector.
La sangre ingresa en el riñón a través de la arteria renal, que entra a través del hílio y se ramifica en arterias de menor tamaño, que discurren entre los lóbulos renales desde la médula hasta la corteza. Desde las arterias corticales nacen múltiples arteriolas renales aferentes, y cada una de ellas origina el glomérulo en cada cápsula de Bowman. Los capilares del glomérulo desembocan en una arteriola renal eferente. Desde las arteriolas eferentes parte una segunda red capilar, los capilares peritubulares, que se disponen alrededor de los túbulos de la nefrona. En las nefronas yuxtamedulares y corticales, la porción de capilares peritubulares que llegan hasta las profundidades de la médula rodeando el asa de Henle se denominan vasos rectos. Por último, los capilares peritubulares confluyen para formar las vénulas y venas de pequeño calibre que transportan la sangre hasta la vena renal que deja el riñón saliendo por el hílio.
Procesos en la Nefrona
En la nefrona se llevan a cabo cuatro procesos básicos para la formación y eliminación de orina: filtración glomerular, reabsorción, secreción tubular y excreción. La filtración es el pasaje de plasma desde los capilares glomerulares hasta la luz de la nefrona; el filtrado atraviesa la cápsula de Bowman y fluye por el túbulo renal. Una vez que el filtrado glomerular está en el túbulo, su volumen y composición son modificados mediante los procesos de reabsorción y secreción.
- Reabsorción: es el pasaje de sustancias del filtrado, desde la luz tubular hacia los capilares peritubulares, atravesando el epitelio del túbulo.
- Secreción: es el movimiento de sustancias desde los capilares peritubulares hacia la luz tubular.
Las paredes de los túbulos renales están constituidas por una sola capa de células epiteliales. La membrana apical (luminal) de estas células presenta múltiples microvellosidades hacia la luz tubular. La zona basal de la membrana está próxima al endotelio de los capilares peritubulares. La membrana lateral está en contacto con las de las células vecinas, presentando uniones íntimas en algunos puntos, que pueden limitar el paso de sustancias entre ellas, pero no totalmente. Las moléculas son transportadas a través de la pared tubular mediante diferentes mecanismos de transporte activos o pasivos, utilizando dos vías:
- Vía transcelular: las moléculas atraviesan primero la membrana apical de las células epiteliales, luego abandonan la célula por la membrana basolateral y entran en capilares peritubulares.
- Vía paracelular: en la que las sustancias pasan a través de la unión entre dos células adyacentes. Las moléculas que usan la vía transcelular atraviesan la membrana utilizando canales o proteínas transportadoras, y el gradiente electroquímico determinará si el transporte es activo o pasivo.
La osmolaridad del filtrado en el túbulo contorneado proximal es isotónica (300 mOsm) y en este tramo se producen procesos de reabsorción y secreción. Es el segmento en donde sucede la mayor parte de reabsorción de agua, iones (Na+, K+, Cl–, Ca2+, HCO3) y otros solutos (glucosa, aa, vitaminas, urea, colina) y segrega varios cationes y aniones orgánicos.
Transporte Activo de Sodio
La concentración de Na+ es mayor en el filtrado que en las células tubulares. Por tanto, el Na+ puede entrar en las células tubulares atravesando la membrana apical de forma pasiva a favor de su gradiente electroquímico, utilizando canales iónicos o diversas proteínas transportadoras. Seguidamente, el Na+ atraviesa la membrana basal utilizando una ATPasa de Na+/K+. El potasio que entra difunde de nuevo hacia el exterior de la célula por canales de K+ de la membrana basolateral. En el túbulo proximal se reabsorbe el 70% del agua filtrada. Por ello, aunque la cantidad de Na+ descienda en el fluido tubular, la concentración de Na+ no varía y al final del túbulo proximal la osmolaridad total del filtrado sería la misma que al principio (300 mOsm).
Reabsorción de Glucosa
La concentración de glucosa en el fluido del túbulo proximal es menor que la concentración en las células epiteliales, por tanto, se reabsorbe mediante un mecanismo de transporte activo secundario acoplado al sodio. En la membrana apical de las células epiteliales existen cotransportadores de Na+/Glu, que transportan glucosa hacia el plasma en contra de su gradiente de concentración aprovechando el gradiente de sodio. La glucosa se acumula en las células y sale por la membrana basolateral por transporte pasivo y el Na+ por la ATPasa Na/K. El gradiente de Na+ sirve para meter glucosa dentro de la célula (cotransporte con Na+ por SGLT-1). El gradiente de Na+ produce una acumulación de osmolitos que generan presión osmótica. La orina pasa al espacio intersticial – fuerza de Starling – que favorece la reabsorción. Estos mecanismos dependen del número de transportadores. Son limitados y si hay mucha glucosa en orina, se saturan. Los aminoácidos utilizan un sistema de transporte similar al de la glucosa para su reabsorción en el túbulo proximal. El gradiente sirve para reabsorber aminoácidos (cada una de las familias de aa tiene transportadores específicos). Los solutos y aa generan presión osmótica, el agua de la luz atraviesa la célula llevando consigo sustancias disueltas. La acumulación de agua genera presión hidrostática que favorece la reabsorción por el vaso sanguíneo que vasculariza la nefrona.
Transporte de Urea
La urea es un producto de desecho nitrogenado, que no dispone de transportadores activos en el túbulo proximal, pero puede atravesar el epitelio tubular si existe un gradiente para ella. En principio, la concentración de urea en el túbulo es igual a la del líquido intersticial, por tanto, no hay difusión, pero a medida que el agua se reabsorbe, la concentración de urea en el túbulo aumenta en relación al líquido intersticial, entonces la urea podrá difundir hacia el plasma, por vía transcelular hasta alcanzar el equilibrio. Alrededor del 50% de la urea filtrada es reabsorbida. A pesar de ello, el efecto final resulta que su concentración en el túbulo aumenta (disminuye mucho el volumen de agua).
Entrada en los Capilares Peritubulares
La etapa final de los procesos de reabsorción de solutos y agua es su entrada en los capilares peritubulares. Este transporte está regido por fuerzas de Starling que operan en el transporte transcapilar (PHc, PHI, πc y πI). El gradiente osmótico en los capilares peritubulares es mayor que el gradiente hidrostático, lo que favorece la entrada de solutos y agua hacia los capilares. Además de los procesos de reabsorción, el túbulo contorneado proximal segrega cationes (aminas y compuestos de amonio) y aniones orgánicos (ácidos carboxílicos y sulfónicos en su forma protonada). La secreción de estos compuestos se realiza fundamentalmente mediante mecanismos de transporte activo (primario o secundarios). También en el túbulo proximal se puede segregar H+ por intercambio con ion bicarbonato u otros aniones.
Intercambio por Contracorriente en el Asa de Henle
La respuesta reside en que en el asa de Henle se produce un mecanismo de intercambio por contracorriente. El término contracorriente indica flujo de líquidos en sentidos opuestos a través de estructuras adyacentes, que aumenta la eficacia de intercambio de materia o calor. En el riñón existe una estrecha asociación anatómica entre los capilares peritubulares que entran en la médula (vasos rectos) y el asa de Henle. En la médula renal, los capilares peritubulares forman un bucle con dos ramas que discurren próximas y paralelas a las ramas del asa de Henle. El flujo de sangre y de fluido tubular es contrario.
La sangre procedente de la zona cortical del riñón desciende por la médula a través de la rama capilar situada próxima a la rama ascendente del asa de Henle, luego da la vuelta y asciende de nuevo hacia la corteza a través de la otra rama, paralela a la rama descendente del asa de Henle. En ambos circuitos, el flujo de plasma y de fluido tubular es opuesto. La osmolaridad del plasma que ingresa en la médula es isotónica (300 mOsm), pero va aumentando a medida que desciende debido a que pierde agua y va recogiendo los iones reabsorbidos por la rama ascendente del asa de Henle, mientras que en esta la osmolaridad disminuye. Cuando el plasma alcanza la parte inferior del bucle, su osmolaridad puede alcanzar hasta 1.200 mOsm. El flujo es tan lento que, aunque se produzca la reabsorción de solutos, estos tienen tiempo de volver a salir. A medida que el plasma asciende de nuevo hacia la corteza, la elevada osmolaridad del plasma atrae a las moléculas de agua que se están perdiendo desde la rama descendente del asa de Henle. La entrada de agua en los capilares disminuye la osmolaridad del plasma, mientras que simultáneamente impide que se diluya el líquido intersticial, manteniendo un gradiente osmótico para que la rama descendente del asa de Henle pueda seguir liberando agua para alcanzar una osmolaridad en el fluido tubular muy elevada (1.200 mOsm). A medida que el plasma fluye hacia la corteza, su osmolaridad va disminuyendo hasta alcanzar de nuevo un valor isotónico (300 mOsm), mientras que la del fluido tubular en el asa es hipertónica. Con este sistema de multiplicación contracorriente, siempre se mantiene un gradiente osmótico o de concentración que permite la reabsorción de agua y de iones en el asa de Henle, permitiendo alcanzar una osmolaridad muy elevada en la misma y en el intersticio medular, lo cual otorga a los mamíferos la capacidad de producir, si es necesario, una orina muy concentrada.
Segmentos del Asa de Henle
El asa de Henle incluye varios segmentos (una rama descendente delgada, una rama ascendente con un segmento delgado y otro grueso), con diferentes propiedades estructurales y diferentes propiedades de transporte de iones y de permeabilidad al agua. La rama descendente del asa de Henle es muy permeable al agua debido a la presencia de gran cantidad de aquaporinas (canales de agua) en la membrana apical, pero es impermeable a los iones. Sin embargo, la rama ascendente es impermeable al agua y permeable a los iones. En el asa de Henle, que en su mayor parte o su totalidad se encuentran dentro de la médula renal, se produce reabsorción selectiva de agua e iones. El líquido tubular que llega al asa de Henle es isotónico (300 mOsm) y el que la abandona es hipotónico (100 mOsm). Esto se debe al hecho de que en el asa de Henle se reabsorbe más solutos que agua. A medida que el filtrado fluye por la rama descendente del asa de Henle, el agua sale (a través de aquaporinas) por ósmosis hacia el líquido intersticial y los capilares peritubulares, ya que la osmolaridad en el túbulo es menor que en el intersticio medular. Por tanto, la osmolaridad o concentración del fluido tubular aumenta, ya que no existe reabsorción de iones. En las nefronas más largas que penetran hasta capas más profundas de la médula renal, la osmolaridad del fluido en la rama descendente puede aumentar hasta 4 veces y alcanzar unos 1.200 mOsm. Cuando el flujo invierte la dirección y entra en la rama ascendente, el agua deja de salir, pero empiezan a transportarse activamente iones hacia el líquido intersticial y de ahí al plasma. La pérdida de solutos hace que la osmolaridad del fluido tubular disminuya progresivamente hasta alcanzar un valor de 100 mOsm (hipotónica) a la entrada del túbulo distal. El asa de Henle reabsorbe alrededor del 20% del sodio filtrado, el 25% del potasio, el 30% del calcio, el 65% del magnesio y el 10% del agua filtrada. En la rama ascendente, la reabsorción de iones se realiza por transporte activo o pasivo utilizando proteínas de membrana. En el segmento grueso, Na+, K+ y Cl– son transportados hacia el interior de la célula luminal activamente, utilizando el cotransportador Na+/K+/Cl–. Los iones entran en la célula aprovechando el gradiente de Na+; este ion pasa al líquido intersticial mediante la bomba de Na+/K+ de la membrana basolateral. El Cl– y el K+ salen pasivamente a través de canales iónicos o utilizando el contrasportador Cl–/K+ de la membrana basolateral.
Nefrona Distal
La denominada nefrona distal incluye el túbulo contorneado distal (TCD) y el túbulo colector. El epitelio de la nefrona distal contiene menos microvellosidades que el del túbulo proximal, por lo que su permeabilidad al agua y sales es menor. La primera porción del TCD comparte muchas características con la rama ascendente del asa de Henle. Reabsorbe activamente muchos de los iones (Na+, Ca2+, K+ y Cl–), mientras que la permeabilidad al agua y urea es muy baja. La pequeña cantidad de agua que pueda reabsorberse es transportada por ósmosis y no está regulada por la ADH. En consecuencia, en el TCD, debido a la reabsorción de solutos y agua (poca), disminuye el volumen del filtrado y su osmolaridad, y cuando el fluido se vierte en el túbulo colector es hipotónico (90-95 mOsm).
El túbulo colector constituye el segmento final del túbulo renal y en él desembocan TCDs de varias nefronas y discurre desde la corteza hasta las capas más profundas de la médula renal. La parte final del TCD y el túbulo colector cortical tienen idénticas características de transporte. Lo que ocurre con el filtrado en este tramo es variable y depende de su permeabilidad al agua y a los solutos Na+, K+, H+, HCO3 que pueden reabsorberse o secretarse. Estos procesos determinan la composición final del filtrado glomerular (volumen, osmolaridad), originando la orina. La urea es impermeable en esta porción de nefrona (final del TCD y túbulo colector cortical). El epitelio de este tramo del túbulo renal está formado por dos clases distintas de células:
- Células principales: reabsorben sodio y agua y segregan K+. La reabsorción de Na+ y secreción de K+ por las células principales depende de la ATPasa Na+/K+ que se encuentra en la membrana basolateral. También existe reabsorción de agua.
- Células intercaladas: reabsorben bicarbonato y potasio y secretan H+. Estas células secretan H+ hacia la luz tubular a través de una ATPasa de H+, intercambiándose por bicarbonato. (El TCD también tiene secreción de H+, pero el gradiente creado es menor).
El túbulo colector medular es el tramo final del nefrón y participa en la reabsorción de agua e iones y en la secreción de H+, pero destaca por ser permeable a la urea. Parte de esta urea se reabsorbe al intersticio medular, lo que ayuda a mantener una alta osmolaridad y permite concentrar la orina. La reabsorción de agua en este segmento está regulada por hormonas:
- ADH (hormona antidiurética): aumenta la permeabilidad al agua, favoreciendo su reabsorción y generando orina concentrada (hasta 1.200 mOsm).
- Aldosterona: promueve la reabsorción de Na+ y la secreción de K+.
Cuando la ADH es baja, el túbulo colector es impermeable al agua y se excreta orina muy diluida (hasta 50 mOsm) y en gran volumen. A pesar de esta capacidad de concentración, siempre se pierde algo de agua para mantener el equilibrio iónico y eliminar residuos, por lo que es necesaria su reposición mediante la ingesta.
Sistema Angiotensina
Es una vía hormonal que regula la presión arterial y el equilibrio de fluidos y electrolitos en el cuerpo. Se activa cuando hay una disminución en el flujo sanguíneo renal o una disminución en la presión arterial. La renina, liberada por los riñones, convierte el angiotensinógeno en angiotensina I. La enzima convertidora de angiotensina (ECA), principalmente presente en los pulmones, convierte la angiotensina I en angiotensina II, una potente hormona vasoconstrictora que aumenta la presión arterial y estimula la liberación de aldosterona. La aldosterona actúa en los riñones para aumentar la reabsorción de sodio y agua, lo que eleva aún más la presión arterial y el volumen sanguíneo. Este sistema ayuda a mantener la homeostasis cardiovascular y la presión arterial.
Adaptaciones de los Animales Terrestres
Los animales terrestres están constantemente expuestos a la deshidratación, incluso en ambientes húmedos, debido a la pérdida de agua por evaporación (a través del tegumento y de las superficies respiratorias), por excreción (orina, heces) y por secreciones. Para mantener el equilibrio hídrico, han desarrollado mecanismos de osmorre regulación que minimizan las pérdidas y maximizan las entradas de agua. Según sus adaptaciones, se distinguen tres tipos:
- Animales humídicos: que viven en ambientes húmedos (anfibios, anélidos), con tegumentos altamente permeables y estrategias como secreción de moco para reducir la evaporación.
- Animales xéricos: adaptados a zonas secas (mamíferos, aves, insectos), con tegumentos impermeables recubiertos por lípidos (ceras, glucolípidos) que reducen la pérdida de agua.
- Animales mésicos: que ocupan hábitats intermedios.
La evaporación ocurre principalmente a nivel del tegumento y de las superficies respiratorias. Los animales xéricos presentan mecanismos como piel queratinizada y estructuras respiratorias invaginadas (pulmones, tráqueas) que limitan el área expuesta al aire seco. Algunos vertebrados, como aves y mamíferos, cuentan con un sistema de intercambio de calor a contracorriente en las fosas nasales, que permite recuperar parte del agua al enfriar el aire espirado. La excreción urinaria es otra fuente de pérdida. Mamíferos y aves concentran la orina gracias a nefronas con asas de Henle, produciendo orina hiperosmótica. En insectos, la reabsorción de agua ocurre en los túbulos de Malpighi y el epitelio rectal. Además, muchos animales eliminan el nitrógeno en forma de urea o ácido úrico, que requieren menos agua para su excreción que el amoníaco. En cuanto a las entradas de agua, los animales pueden beber, absorberla a través de alimentos (aunque sean aparentemente secos, como las semillas) y generar agua metabólica al oxidar nutrientes como carbohidratos y lípidos. En especies del desierto, esta última puede ser la única fuente disponible. La regulación de la sed está controlada por el hipotálamo, que activa osmorreceptores sensibles a la osmolalidad del plasma. La secreción de ADH (vasopresina) aumenta la reabsorción de agua a nivel renal. También existen receptores periféricos (en boca, grandes vasos y corazón) que detectan sequedad o hipovolemia, y modulan la sensación de sed. En humanos, factores sociales también influyen en la ingesta de agua. Gracias a estas estrategias, los animales terrestres pueden sobrevivir en hábitats con disponibilidad de agua muy variable, manteniendo su equilibrio osmótico y evitando la deshidratación.