Fundamentos de la Moral Cristiana: La Búsqueda de la Felicidad Auténtica y la Verdad


La Vida en Cristo y el Fundamento de la Ética

En la vida en Cristo y en el Espíritu Santo encontramos los pilares de la fe:

  • Profesión de fe: Los dones de Dios (la Creación), la Redención y la Santificación.
  • Los sacramentos comunican la fe y la vida en Cristo.

Cristo vive en perfecta comunión con el Padre, glorificándolo en todo. Los cristianos, por lo tanto, participan de la vida de Cristo.

La Ética como Saber Filosófico

La ética es un tipo de saber cuyo objeto de estudio es la moralidad o la dimensión moral del hombre, sin reduccionismos a sus componentes. Se constituye racionalmente y utiliza los métodos y explicaciones propias de la filosofía. Su finalidad es dar sentido a la vida del hombre, respondiendo a la pregunta fundamental del porqué.

Formas de Vida y Actuación

Encontramos dos formas de vida y de actuar del hombre:

  • Humana: Con moral.
  • Inhumana: Inmoral.

Distinción entre Ética y Moral

Aunque en el lenguaje ordinario son sinónimos intercambiables (tanto para designar la moral vivida como la moral pensada), en el lenguaje filosófico se distinguen:

  • Moral: Conjunto de normas por las que se rige un individuo o una colectividad.
  • Ética: Reflexión sobre cómo debemos actuar las personas, buscando las normas y criterios por los que estas deben regirse.

Es fundamental recordar que el bien común es el bien para todos, no solo para una minoría.

Moralidad de los Actos Humanos

La moralidad de los actos humanos se determina por tres elementos esenciales:

  • Objeto: El bien real o aparente.
  • Intención: El fin de la acción.
  • Circunstancias: Las consecuencias del acto.

Aquello que puede anular o disminuir la responsabilidad moral incluye la ignorancia, la inadvertencia, la violencia, el miedo, los afectos desordenados y los hábitos.

La Búsqueda de la Felicidad Auténtica

La Felicidad, en la concepción cristiana, es un estado de unidad y plenitud, y no debe confundirse con el Hedonismo. Todos los seres humanos buscan la felicidad, pues es el motor que impulsa la vida. La felicidad implica buscar un bien real, concreto y verdadero.

Felicidad vs. Placer

Lo placentero puede confundirse con la felicidad, pero el placer por sí mismo no es la felicidad. El placer puede ser espiritual o corporal:

  • Felicidad Espiritual: Se relaciona con el deleite (el placer por obrar bien) y es un placer del alma. Aquello que no produce deleite espiritual debe desecharse.
  • Felicidad Corporal (Hedonismo): Cuando la meta es el placer corporal, y este se iguala a la felicidad, el resultado es el Hedonismo.

El Desafío del Hedonismo

El Hedonismo, que el hombre suele confundir con la Felicidad, busca maximizar el placer y minimizar el sufrimiento. Sin embargo, el placer hedonista es siempre efímero. El placer no es un estado del alma, sino un bienestar corporal que nunca permanece, lo cual dificulta el camino hacia la auténtica felicidad.

La felicidad espiritual o del alma no consiste en poseer algo, sino en tender hacia algo (un bien superior).

La Moral Cristiana: Un Camino de Madurez y Esperanza

La confusión entre la felicidad auténtica y el hedonismo es posible porque ambos buscan, de alguna manera, el placer. Por ello, es crucial seguir las enseñanzas de la Iglesia, que establece la meta definitiva y el camino auténtico.

Existe una felicidad imperfecta, aunque auténtica, que experimentan aquellos que están en el verdadero camino, incluso con sufrimiento, pues les permite vislumbrar lo verdadero. La moral cristiana, a diferencia del planteamiento hedonista, implica la idea de lucha y exigencia.

Entender la moral cristiana es descubrir que la vida es una lucha constante, asistida por la Gracia. En este contexto, se contrastan los dos caminos:

  • El camino de la Felicidad Cristiana: Es el camino de la madurez, del perfeccionamiento y del amor. Lleva a la esperanza.
  • El camino del Hedonismo: Es el camino del egoísmo. La búsqueda del placer por encima de todo lleva al estrechamiento del alma y a la desesperanza.

Verdad, Relativismo y Tolerancia

El Desafío del Relativismo

La vida moral exige el seguimiento del Bien y el conocimiento de la Verdad. Sin embargo, el relativismo postula que no se puede conocer la Verdad absoluta. Según esta postura, cada individuo posee «su verdad», a la que llega con sus propias posibilidades.

Paradójicamente, este pensamiento llega a negar la posibilidad de que otros piensen de manera distinta, lo que implica que, aunque no creen en la Verdad, actúan bajo una verdad que consideran absoluta. Para el relativismo, tener una idea concreta de Dios es inaceptable.

Consecuencias del Relativismo

Aunque el relativismo es más teórico que práctico, presenta graves carencias. El ser humano necesita argumentos y sentido para la vida, y el relativismo no puede dar respuesta a la existencia, pues su «mandamiento» es la duda permanente. Si no hay Verdad, no puede haber felicidad.

La Verdad en la Revelación Cristiana

Es esencial que el hombre dirija su vida hacia el amor. El cristiano está muy cerca de la Verdad gracias a la Revelación de Jesucristo. Como afirma la Escritura: «La verdad te hace libre». Con la Revelación, el cristiano sabe a qué atenerse y dónde buscar la Verdad.

Relativismo vs. Tolerancia

La tolerancia es un valor esencial de la sociedad moderna, que consiste en respetar a las personas, creer en el hombre y respetarlo.

El relativismo, al tener «su verdad» como absoluta, puede llevar a no creer en el hombre ni a respetarlo (como se observa en el caso del terrorismo).

Una persona verdaderamente tolerante no puede ser relativista, ya que la tolerancia se fundamenta en una idea absoluta e innegociable: la dignidad de la persona humana.

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