Fundamentos del Racionalismo Cartesiano y el Empirismo de Hume: Teoría y Crítica


René Descartes: El Fundamento del Racionalismo

La filosofía cartesiana surge en el siglo XVII, de la necesidad de encontrar un método similar al matemático que convierta la filosofía en un saber definitivo, en el que no cabe error.

Teoría del Conocimiento Cartesiana

El proyecto de Descartes es construir mediante la razón un sistema de proposiciones ciertas, fundamentado en principios verdaderos e indudables. El modelo tiene como referente a las matemáticas. La premisa cartesiana fundamental es que es posible el método científico universal dado que la razón es una y la misma para todos. Este principio de la unidad de la razón garantiza que el saber sea uno. La razón conoce gracias a dos operaciones:

  • Intuición: Captación inmediata de la verdad de algo (verdades muy simples).
  • Deducción: Captación de la verdad de algo por fases mediante derivaciones de premisas complejas a individuales.

El método consistirá en una serie de reglas que garanticen el empleo correcto de estas dos operaciones. Son cuatro:

  1. Evidencia: No aceptar nada como verdadero salvo si es claro y distinto. Descartes llama claro aquello que entendemos sin dificultad y distinto a aquello que entendemos de forma separada de cualquier otra idea.
  2. Análisis: Dividir cada una de las dificultades encontradas en el mayor número de partes para resolverlas, de manera que lleguemos a intuiciones.
  3. Síntesis: A partir de las ideas simples empezar un proceso de deducción mediante una cadena de intuiciones hasta llegar a reconstruir lo complejo.
  4. Enumeración: Revisar todo el proceso.

Las reglas del método suponen poner en duda todo conocimiento y aceptar únicamente aquello que resista toda crítica. La duda es una exigencia del método y presenta características propias:

  • Es universal y radical (cuestiona toda certeza).
  • Es metódica (instrumento para alcanzar la verdad).
  • Es teorética (solo debe afectar al nivel de la reflexión filosófica).

Para justificar la necesidad de esta duda universal Descartes propone una serie de razones:

  • El engaño de los sentidos: Debemos dudar de las cualidades secundarias de las cosas (ya que los sentidos nos engañan a veces) pero no de las mensurables (ya que se perciben por la razón). Aun así, y dada la probabilidad de estar viviendo un sueño, tampoco se pueden admitir como verdades dichas cualidades.
  • Solo queda un objeto de duda tanto en sueños como en la vida real: las proposiciones matemáticas son ciertas siempre (inmutables). Pero pudiera ocurrir que existiese un Genio Maligno capaz de modificar el procedimiento que lleva a cabo la razón en asuntos matemáticos, llevándonos a error.

De esta manera, para Descartes la primera certeza inquebrantable es la existencia del “yo” (que tiene su origen en la duda misma, dado que el “yo” piensa y duda), configurando así la metafísica cartesiana.

Metafísica Cartesiana: Las Tres Sustancias

Sustancia Pensante (Res Cogitans)

Pienso, luego existo”. De la duda se desprende la única verdad inquebrantable. Al afirmar la existencia del “yo” se afirma la existencia de una cosa que piensa; todo aquello que esa mente pensante percibe o piensa sigue siendo objeto de duda, incluso la existencia del propio cuerpo, y tendrá que ser probada a partir de esta primera verdad.

Descartes encuentra en el cogito un criterio de certeza, que aplica la regla de la evidencia. En el pensamiento Descartes encuentra:

  • Las ideas, que son formas de pensamiento desprovistas de toda materialidad, y que son aprehendidas de forma inmediata, reales y tienen valor representativo.
  • Los modos de pensamiento, en los que además de captar un objeto el espíritu añade algo más.

Descartes estudia las ideas desde un triple punto de vista:

  • Material: como modos de pensamiento.
  • Objetivo: como ideas a las que corresponden realidades objetivas (sustancia, accidente; infinito > finito).
  • Formal: considerando su valor representativo.

Para saber si los objetos que representan las ideas existen fuera del pensamiento, investiga su origen y distingue (sin total seguridad, ya que todavía no ha concluido la existencia del mundo) entre:

  • Adventicias: Parecen provenir de fuera del sujeto.
  • Facticias: Formadas por la mente a partir de otras ideas (fácil de modificar).
  • Innatas: No proceden de nada externo y son claras y distintas (ej. la idea de infinito).

Sustancia Infinita (Res Infinita): La Prueba de Dios

La teoría de la realidad objetiva de las ideas se atiene a cuatro principios:

  1. En la causa eficiente y total debe haber tanta realidad como en el efecto de la misma.
  2. No puede algo proceder de la nada, ni lo infinito de lo finito.
  3. La realidad objetiva de una idea tiene que deberse a una causa que tenga tanta realidad formal.
  4. No vale el recurso al infinito para la formación de las ideas; hay que llegar a una idea primera cuya causa contenga formalmente toda la realidad objetiva de la idea.

Esta teoría lleva a Descartes a demostrar la realidad fuera del sujeto de la idea de Dios. Entendiendo por Dios sustancia infinita, la realidad objetiva de la idea de infinito no se puede explicar desde la realidad formal del “yo”. Del hecho de existir del “yo” y contener en él la idea de un ente perfectísimo e infinito, Descartes concluye que Dios existe y ha debido crear el “yo” e infundirle su idea. El conocimiento de la existencia de Dios autoriza a afirmar que todo lo que el “yo” conoce con claridad y distinción es necesariamente verdadero (un ateo, que no conoce a Dios, no puede tener verdadero conocimiento; queda fuera de esta garantía la existencia del “yo” y de Dios).

Las verdades eternas también han sido creadas por Dios y así han sido posibles. No hay ni leyes ni esencias al margen de Dios creador (incluidas las verdades matemáticas). Esta concepción es la cumbre del teologismo gnoseológico cartesiano.

Sustancia Extensa (Res Extensa): El Mecanicismo

La veracidad de Dios garantiza que existe el mundo exterior al pensamiento, ya que este garantiza las cualidades primarias (extensión, figura y movimiento) que son claras y distintas; geometrizando, así, los cuerpos. En cambio, las cualidades secundarias (al no ser claras y distintas) no existen realmente en los cuerpos, sino en el yo.

Como consecuencia, el universo cartesiano se reduce a materia y movimiento. El movimiento se explica recurriendo a Dios: Dios creó la materia y con ella el movimiento, y conserva invariable la cantidad de movimiento en el universo, aunque este se transfiera continuamente de un cuerpo a otro. Descartes deduce esto de la inmutabilidad divina, así como de las leyes de la física (inercia, dirección de movimiento, conservación de movimiento). En el universo de Descartes no hay causas finales, todo se explica por leyes mecánicas. Esta concepción del mundo se denomina mecanicismo. Con su tesis mecanicista, extensible a todo cuerpo, Descartes intenta explicar todos los fenómenos del universo y su estructura.

Con la definición de sustancia (aquello que existe de tal modo que no necesita de otra cosa para existir) Descartes deriva la composición del hombre en dos sustancias separadas (cuerpo y alma). Aun siendo sustancias separadas, ambas se afectan. Para explicar esta comunicación, justifica la existencia de la glándula pineal (aunque él no tiene una idea clara y distinta).

A partir del cogito, Descartes llega a la existencia de tres sustancias, cada una definida por un atributo:

  • Sustancia Pensante (el “yo” o el alma): Atributo del pensamiento.
  • Sustancia Infinita (Dios): Atributo de la perfección.
  • Sustancia Extensa (cuerpos, materia): Atributo de la extensión.

Ética Cartesiana

La única manera que tiene Descartes de salvar la libertad humana es separando el alma del resto de la naturaleza: el hombre es libre porque tiene alma y es el alma lo que le define. El alma posee dos facultades: razón y voluntad (libre).

La libertad consiste en elegir lo que la razón propone como bueno y verdadero. Este sometimiento de la voluntad a la razón puede verse perturbado por las pasiones. Estas son emociones que afectan al alma y que tienen origen en los espíritus animales (especie de fuerzas mecánicas que circulan por la sangre y transmiten a la glándula pineal los mensajes del cuerpo). Descartes no considera las pasiones de forma negativa. No se trata de eliminarlas, sino de someterlas a la razón, que muestra al hombre el camino del bien.

Antes de desarrollar un sistema ético que se desprende del método, Descartes desarrolla una ética provisional basada en los máximos (máximas):

  1. Vive como los demás y no te hagas notar (obedecer las leyes, religión y opiniones moderadas).
  2. Una vez que tomes una decisión, mantenerla firmemente.
  3. No intentar imposibles; antes renunciar que empeñarte en imposibles.
  4. Cada uno que se dedique a aquello que le parezca más digno y que vaya más en consonancia con su personalidad.

Es una ética de sentido común, que rechaza ser crítica con la mera tradición.

David Hume: El Empirismo Radical

Filósofo del siglo XVIII que es el máximo representante del empirismo. Su objetivo es contribuir al avance del conocimiento construyendo una única ciencia (la ciencia del hombre) de la que partirían las demás. Pretende alcanzar su objetivo siguiendo los principios empiristas y el método inductivo.

Teoría del Conocimiento: Impresiones e Ideas

Hume se planteó el estudio del conocimiento humano con el fin de descubrir sus límites. Para ello, estudia cómo conocemos y distingue entre:

Impresiones

Percepciones que tienen más fuerza y vivacidad que las ideas. Son las sensaciones, pasiones y emociones. Se dividen en:

  • Simples: Experiencia de una idea simple; no se pueden dividir (ej. color).
  • Complejas: Experiencia de una idea compleja; se pueden dividir (ej. ver una mesa, amor).
  • De Sensación: Surgen del alma a partir de causas desconocidas.
  • De Reflexión: Se derivan de ideas, y estas, derivadas de impresiones.

Ideas

Son representaciones o copias de las impresiones. Se dividen en:

  • Simples: No se pueden dividir.
  • Complejas: Se pueden dividir.
  • De Memoria: Son más complejas y conservan el orden y la forma original.
  • De Imaginación: Pueden ser libremente alteradas.

Por ejemplo: Capto un olor desagradable (impresión de sensación), después recuerdo el olor (idea) y por último, nos produce asco (impresión de reflexión, puesto que se deriva de una idea).

Esta distinción determina un criterio de verdad tajante: una idea será verdadera si podemos señalar la impresión de la que es copia. Si no se cumple este procedimiento de copia, Hume no aceptará la veracidad de una idea. Por lo tanto, la experiencia es el origen y el límite del conocimiento.

Las ideas se presentan a nuestro entendimiento con un cierto orden debido a su asociación de acuerdo con las siguientes leyes:

  • De Semejanza: Nuestra mente asocia espontáneamente aquellas ideas que son semejantes.
  • De Contigüidad: Proximidad espacial y temporal.
  • De Causalidad: El recuerdo de una herida evoca en mí el recuerdo del dolor.

Hume se pregunta cuáles son las formas del conocimiento que están al alcance humano e introduce una distinción entre dos modos de conocimiento:

  • Relaciones de Ideas: Son relaciones de ideas que no dependen de los hechos, por lo tanto, las proposiciones que se expresan son universales y necesarias (lógica y matemática).
  • Cuestiones de Hecho: Necesitan de la experiencia para ser probadas. Los enunciados universales referidos a hechos no pueden ser probados. Las verdades que se refieren a las cuestiones de hecho no son necesarias, puesto que su contrario no implica contradicción. A este conocimiento pertenecen las ciencias empíricas y, como tal, Hume concluirá que les corresponden únicamente razonamientos probables.

Crítica al Principio de Causalidad

Nuestro conocimiento de hechos está limitado a nuestras impresiones. Sin embargo, en nuestra vida cotidiana contamos con que determinados hechos sucederán. Esta certeza se basa en la experiencia, no en la deducción racional. Pero no hay nada en la experiencia que nos garantice que los hechos pasados se repitan en el futuro, salvo que demos por supuesto que siempre se han producido de manera contigua y, por lo tanto, tienen entre sí una relación de causa-efecto.

Nos basamos en una inferencia causal y concebimos la relación causa-efecto como conexión necesaria, según la cual el efecto se producirá necesariamente. Hume aplica el criterio de verdad a la idea de conexión necesaria y concluye que no podemos señalar la impresión a la que corresponde. Únicamente podemos percibir dos hechos contiguos espacio-temporalmente y la experiencia del pasado es que esos dos hechos se han producido uno tras otro. Esta experiencia no justifica que haya una conexión, pero la costumbre genera en nosotros una creencia en dicha conexión. Esta conexión es necesaria e imprescindible para la vida cotidiana, pero no para el conocimiento científico.

Crítica a la Metafísica y las Sustancias Cartesianas

Si el entendimiento está limitado por las impresiones, no nos es posible abordar cuestiones abstractas como el concepto de sustancia. Hume se detiene en el análisis de las sustancias cartesianas:

Sustancia Extensa (Mundo Exterior)

Hume rechaza como cosa que no podemos afirmar, atendiendo al procedimiento de copia, que existan las sustancias. Defiende el nominalismo. No podemos saber si existen objetos fuera de nosotros, puesto que solo conocemos nuestras propias impresiones. Podríamos suponer que la realidad existe porque es la causa de nuestras impresiones, pero esta inferencia causal no puede aceptarse, ya que relacionaría una impresión con algo que está más allá de las impresiones. El escepticismo de Hume es moderado, puesto que solo se refiere al mundo científico y no a la vida cotidiana. No podemos tener conocimiento, pero podemos vivir con las creencias.

Sustancia Infinita (Dios)

Hume analiza los argumentos dados para demostrar la existencia de Dios. El argumento ontológico queda invalidado, ya que la existencia es una cuestión de hecho y solo se puede mostrar a través de la experiencia (impresiones); por lo tanto, deducir la existencia de algo por su concepto no es aceptable. El resto de argumentos tradicionales eran argumentos a posteriori (que buscan explicar a Dios por los efectos): se basan en la inferencia causal. Como de Dios no podemos tener experiencia, no es válida la inferencia causal. Dios es para Hume una hipótesis inútil.

Sustancia Pensante (El «Yo»)

Para que la idea del “yo” fuera verdadera tendríamos que poder señalar la impresión a la que corresponde. Si el “yo” fuera una impresión, tendría que ser una impresión permanente y no tenemos ninguna impresión así. Como consecuencia, el “yo” no es una impresión, sino una realidad psíquica donde van a parar nuestras impresiones. Si el “yo” no puede justificarse racionalmente, Hume se plantea la cuestión de cómo es posible que tengamos conciencia de nuestra identidad personal. La respuesta es que nuestra identidad se basa en la memoria, que hace posible que *imaginemos* la conexión entre las impresiones que se suceden.

Ética: El Emotivismo Moral

Para estudiar la moral, Hume propone la observación de las impresiones que provocan en nosotros las cualidades de ciertos comportamientos en la vida ordinaria. Del sentimiento nace la agradable inclinación a la virtud (cualquier acción mental o cualidad que da al espectador el sentimiento de aprobación) y la desagradable aversión al vicio (lo contrario), que hacen juzgar como amable u odioso una acción según el sentimiento que la naturaleza ha hecho universal a toda la especie, aunque “se requiere mucho razonamiento a fin de experimentar el sentimiento adecuado”.

La utilidad y la simpatía son el fundamento de los sentimientos morales y los que fundamentan la vida moral. Con su emotivismo moral, cercano al de Hutcheson, critica a las éticas convencionales (que derivan del ser el deber ser: falacia naturalista), subordinando la razón a las emociones, que son las que realmente deben guiar la vida práctica.

Teología y Política

Teología

Aparte de su crítica a la sustancia infinita (rechazando el deísmo), hace un análisis psicológico y sociológico del tema de la religión y concluye que las ideas religiosas nacen de las esperanzas y de los temores del ser humano, de la incertidumbre que le hace atribuir los bienes y lo que le amenaza a las distintas causas por encima de él. Aunque Hume considera que la evolución al teísmo es un avance, continúa con su agnosticismo.

Política

Es utilitarista, ya que considera que la organización social se ha constituido por su utilidad, a partir de la única asociación natural: la familia. Las instituciones se ampliaron para garantizar la propiedad y el orden (Hume no contempla el contrato social de Hobbes y Locke). También es la utilidad el fundamento de la obediencia, que es lo que mantiene a los gobiernos, desde el momento en el que existen los hombres que no son capaces de advertir el interés general. El bienestar y la felicidad del individuo están relacionadas con el bienestar colectivo y eso está en la propia naturaleza humana.

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