Historia del Reino de Israel y Judá


El reino de Israel

Con capital en Samaria, fue conformado por diez tribus del norte y centro de Israel, por lo que era más extenso y poderoso. Se caracterizó por una mayor apertura cultural; los soberanos, inclusive, llegaron a casarse con princesas extranjeras y admitir nuevas creencias religiosas.

El reino de Judá

Estaba comprendido por las dos tribus del sur, Judá y Benjamín, que permanecieron fieles a línea sucesora de Salomón. Conservaron como capital Jerusalén y conservaron y desarrollaron la tradición bíblica monoteísta.

Profetas

En el contexto de las disputas entre estos dos reinos surgieron los profetas, hombres humildes y oradores populares que visitaban las tribus predicando y defendiendo el cumplimiento de los Diez Mandamientos y anunciando castigos para quienes los incumplieran.

Primera diáspora

En el año 721 a. C., Israel fue conquistado por los asirios. Esto obligó a los habitantes a exiliarse en Nínive. Judá mantuvo su independencia hasta que en el año 587 a. C. Nabucodonosor II la sometió y obligó al cautiverio en Babilonia al rey y a la clase política y religiosa judía.

Dominio helenístico-romano y segunda diáspora

El ejército persa de Darío III cayó en el año 333 a. C. ante las fuerzas de Alejandro Magno. Así inició el período de dominio heleno sobre Judea a través de gobernantes egipcios (ptolomeos) y sirios (seléucidas), etapa en que fue destruido el Templo de Jerusalén.

Vuelta a Judá y reconstrucción del templo

En el año 536 a. C. Ciro el Grande de Persia conquistó Babilonia y permitió a los exiliados volver a Judá. Nehemías, un importante funcionario persa, y Esdras, un sacerdote, lideraron la reconstrucción del templo edificado por Salomón, así como los muros de Jerusalén.

Impacto religioso

Además del impacto político sobre Israel y Judá, desde el punto de vista religioso, la diáspora ocasionó el surgimiento de facciones internas en la religión.

Revueltas populares

Durante siglos se suscitaron revueltas populares a causa de la presencia romana en Judea, lo que fue deteriorando la autonomía judía en el reino.

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