La Ética en los Negocios: Una Percepción General
En la sociedad actual, según surge de los medios de comunicación, existe una percepción generalizada de que nos encontramos en un mundo habituado a la falta de conductas éticas en el ámbito de los negocios. La corrupción que percibe la sociedad en las decisiones de negocios, tanto en el ámbito público como en el privado, permitiría suponer que los actores económicos encargados de esas decisiones tienen una conducta ética inadecuada.
Manifestaciones de la Falta de Ética
Esta falta de conducta ética puede manifestarse en múltiples formas, entre ellas:
- Incumplimiento de contratos y otros engaños, por ejemplo, en publicidad.
- Acciones de colusión y acuerdos de precios que vulneran la competencia.
- Corrupción, por ejemplo, en contrataciones, tanto en el ámbito público como en el privado.
- Cuestiones conocidas como de responsabilidad social empresarial.
Se han documentado casos a nivel internacional, como los de Tyco, Enron, WorldCom y Arthur Andersen (algunos de ellos comentados más adelante en las actividades), con fuertes castigos para los responsables, así como sospechas sobre casos locales que están siendo investigados por la justicia.
Impacto de la Corrupción en el Desarrollo Económico
En general, la falta de una conducta ética en los negocios tiene efectos negativos en la sociedad en su conjunto, al reducir las posibilidades de crecimiento económico. La corrupción, como uno de los extremos en los que se manifiesta la falta de conductas éticas, reduce significativamente las posibilidades de desarrollo económico al provocar inequidades distributivas.
Como se ha señalado, «La corrupción es una de las mayores causas de la pobreza, a la vez que representa una barrera para combatirla. Ambos flagelos se alimentan mutuamente, atrapando a las poblaciones en el círculo vicioso de la miseria. La corrupción debe ser abordada con fuerza si se busca que la ayuda al desarrollo tenga resultados para liberar a los pueblos de la pobreza.» Por otra parte, múltiples estudios muestran que la inversión extranjera es menor en los países percibidos como más corruptos, lo que reduce aún más las oportunidades de prosperar.
Son muchas las empresas que adhieren explícitamente a un comportamiento ético; muchas de ellas (en general, las más grandes y las corporaciones transnacionales) tienen códigos éticos de conducta impresos que todos los empleados deben aplicar. No obstante, vemos que estos códigos no son siempre respetados.
Causas de la Falta de Ética y la Importancia de los Códigos de Conducta
Uno de los mayores motivos que originan la falta de conducta ética, creciente con el tamaño de las organizaciones, es que los distintos actores toman decisiones que demuestran una mayor alineación con objetivos personales debido a incentivos inadecuados (como, por ejemplo, la maximización de ingresos o la minimización de costos en su específica y muy directa área de actuación o para él individualmente), aunque estas decisiones correspondan a metas intermedias mal establecidas y no resulten conducentes a los fines últimos de la organización.
Al respecto, Cortina manifiesta: «Tener conciencia de los fines que se persiguen y habituarse a elegir y obrar en relación con ellos es la clave de una ética de las personas y de una ética de las organizaciones, muy especialmente de las empresas.»
Perspectivas Teóricas sobre la Ética en la Economía y la Administración
Si bien encontramos diferentes enfoques dentro de la administración y la economía, todos ellos rechazan la conducta no ética: algunos desde una visión deontológica (por el deber ser), otros por cuestiones utilitarias, debido a los efectos nocivos que traen para el desarrollo de los negocios. Más allá de estas diferencias teóricas, todos coinciden en que la internalización de la ética, como saber práctico, en la cultura de la empresa resulta imprescindible para lograr que los objetivos de las empresas sean sostenibles en el largo plazo.
También cabe destacar que las doctrinas económicas, tanto de raíz liberal como socialista, destacan la necesidad de tener un comportamiento moral adecuado.
La Visión de Adam Smith
Adam Smith, uno de los padres del liberalismo, señala la necesidad de garantizar la lealtad y la transparencia en las relaciones sociales, el respeto a los derechos humanos y, en general, el juego limpio.
En tal sentido, destaca en su obra Teoría de los Sentimientos Morales:
«En la carrera hacia la riqueza, los honores, los privilegios, él podrá correr con todas sus fuerzas y tensar cada nervio y cada músculo para vencer a sus rivales. Pero si empuja o derriba a alguno de ellos, la indulgencia de los espectadores se esfuma. Se trata de una violación del juego limpio que no podrán aceptar.»
Y en La Riqueza de las Naciones, Smith sostiene:
«Los mercados funcionan mejor en condiciones de libertad económica basadas en la justicia conmutativa, cuando la gente es parsimoniosa y prudente, y cooperativa así como competitiva. Los mercados funcionan mejor cuando están inscritos en una economía política que garantiza la observancia de los derechos humanos, los pactos contractuales y el juego limpio.»
La Perspectiva de Chester I. Barnard
Específicamente en administración, podemos mencionar que ya en 1938 Chester L. Barnard menciona la importancia que reside en la calidad moral en los ejecutivos y el liderazgo.
«La calidad del liderazgo, la persistencia de su influencia, la durabilidad de las organizaciones relacionadas, el poder de la cooperación que atrae, todo expresa la altura de las aspiraciones morales, la amplitud de los cimientos morales.»
Barnard indica como concepto central del liderazgo la responsabilidad, definiéndola:
«Condición emocional que da al individuo la sensación de aguda insatisfacción debido a no hacer lo que siente que está moralmente obligado a realizar o por hacer lo que él considera que es moralmente inadecuado, en situaciones concretas.»
Más adelante, en 1958, Chester L. Barnard señala:
«En gran medida, las decisiones gerenciales tienen relación con temas morales… me refiero por comportamiento moral a aquel que está gobernado por creencias o sentimientos de qué es bueno o malo, independientemente del interés propio o de las consecuencias que una decisión de ejecutar o no ejecutar acciones específicas bajo condiciones particulares.»