La Ética y Política de Aristóteles y su Comparación con Kant y Arendt


La Ética y Política de Aristóteles

Aristóteles plantea una ética y política basadas en un enfoque teleológico: toda acción humana tiene como fin la felicidad (eudaimonía), que solo se alcanza en sociedad y mediante el uso de la razón, lo que distingue al ser humano. La felicidad se logra desarrollando virtudes, que pueden ser éticas (hábitos adquiridos por la costumbre, como el equilibrio de carácter) o intelectuales (propias del pensamiento, adquiridas por la educación, como la sabiduría y la prudencia). El ser humano debe controlar sus deseos con la razón. La ciudad-estado es la comunidad perfecta donde se cultivan las virtudes y se busca el bien común. Aristóteles clasifica los gobiernos según si persiguen ese bien común o el interés propio. No obstante, su ideal de excelencia estaba reservado solo a varones griegos adultos de clase alta, excluyendo a mujeres, niños, extranjeros y clases bajas.

Origen de la Sociedad según Aristóteles y los Contractualistas

Origen Convencional de la Sociedad

Hobbes, Locke y Rousseau retoman ideas sofistas al afirmar que los seres humanos crean sociedades mediante pactos para sobrevivir. Al hacerlo, renuncian a parte de su libertad natural para obtener beneficios de vivir en sociedad.

Origen Natural de la Sociedad

A diferencia de Aristóteles, que creía que la sociedad es natural, los pensadores de la Ilustración la ven como una construcción artificial basada en acuerdos humanos. Aunque parten de distintas ideas, todos llegan a conclusiones diferentes sobre la sociedad.

Pensamiento de los Tres Filósofos Contractualistas

  • Hobbes: Pensaba que los humanos son naturalmente malos, como lobos entre sí. Por eso, sin un Estado fuerte, viviríamos en guerra constante. Para evitarlo, propone un Estado absoluto que controle a los individuos, quienes ceden sus derechos y decisiones.
  • Locke: Creía que los humanos tienen derechos naturales y que la sociedad surge para protegerlos mediante un pacto. El Estado debe garantizar vida, libertad y propiedad, lo que lleva a una sociedad liberal.
  • Rousseau: Opinaba que el ser humano era bueno por naturaleza, pero la sociedad lo corrompe. Por eso, para mejorar la convivencia, es necesario que todos participen activamente en la toma de decisiones en una democracia.

Comparación con Kant

Kant no está de acuerdo con Aristóteles sobre la sociabilidad natural del ser humano. Aunque Aristóteles dice que buscamos vivir en sociedad por naturaleza, Kant cree que el ser humano es tanto sociable como insociable: puede colaborar, pero también competir y enfrentarse. Para Kant, la historia progresa hacia una sociedad más justa y moral, aunque con retrocesos y dificultades. La guerra y los conflictos no detienen ese avance, sino que forman parte del proceso que impulsa a las sociedades a mejorar. Tanto Aristóteles como Kant creen que la humanidad tiene una meta: vivir bien en una sociedad justa. Para Aristóteles, esto se logra formando comunidades y ciudades; para Kant, la historia humana avanza hacia una sociedad cosmopolita, aunque con muchos desafíos.

La Ética de Kant

En su obra Crítica de la razón pura, Kant plantea tres grandes preguntas que guían toda su filosofía: ¿qué puedo conocer? ¿qué debo hacer? ¿qué me cabe esperar? Este texto se centra en la segunda: la cuestión moral, que Kant desarrolla sobre todo en su obra Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Kant propone una ética racional y autónoma, es decir, no basada en mandatos religiosos ni en las consecuencias de nuestros actos, sino en el uso de la razón. Para él, lo importante no es lo que conseguimos con nuestras acciones, sino la intención con la que actuamos: si lo hacemos por deber.

El Imperativo Categórico

Su moral se basa en el llamado imperativo categórico, que tiene varias formulaciones, entre ellas:

  • Obra solo según una máxima que pueda valer como ley universal.
  • Trata a los demás como fines en sí mismos, nunca como medios.

Esto quiere decir que debemos actuar de forma que nuestras decisiones puedan servir de ejemplo para todos y que debemos respetar la dignidad de cada ser humano. Además, Kant cree que esta moral es universal, es decir, válida para todos sin importar su cultura o situación. No depende de sentimientos o deseos personales, sino de la razón. Aunque es una ética difícil de seguir, Kant la presenta como un ideal que nos ayuda a ser mejores personas. Su pensamiento refleja los valores de la Ilustración y está relacionado con los principios de la Revolución Francesa, como la libertad, la igualdad y los derechos humanos.

La Perspectiva de Hannah Arendt

Tanto Kant como Arendt piensan que la moral es clave en la política, pero lo enfocan de forma diferente. Hannah Arendt sigue una línea más clásica, parecida a Aristóteles. Para ella, la moral está muy relacionada con actuar bien con los demás y con la responsabilidad hacia el mundo común. No se trata solo de cumplir normas o maximizar el bien, como propone el utilitarismo, sino de juzgar y actuar bien en cada situación concreta.

Arendt no ve la moral como un sentimiento ni como algo basado solo en reglas fijas. Ella cree que los juicios morales no pueden depender de principios universales rígidos, sino que deben adaptarse al contexto y a la historia. Por eso, le da más importancia a la acción moral concreta que a las normas abstractas. En eso se diferencia de Kant, que defiende una moral basada en principios universales válidos para todos, sin depender del contexto. Para Kant, lo importante es el deber moral y actuar por principios racionales que todos puedan compartir. Mientras Kant se enfoca más en la reflexión y en lo que uno debe hacer moralmente, Arendt se centra en la acción, en lo que hacemos con los demás en el espacio público. Además, Arendt destaca la pluralidad, es decir, que cada persona es única, y eso hace que cada juicio moral también deba ser único.

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