La Filosofía de Wittgenstein: Dos Períodos Clave
La obra de Ludwig Wittgenstein se divide tradicionalmente en dos grandes períodos, marcados por sus obras cumbre: el primer Wittgenstein, asociado al Tractatus Logico-Philosophicus, y el segundo Wittgenstein, reflejado en las Investigaciones Filosóficas.
1. El Primer Wittgenstein: Atomismo Lógico y la Teoría Figurativa del Lenguaje
En esta etapa temprana, la lógica sirvió de modelo fundamental para Wittgenstein para explicar el mundo. Su idea básica es que el mundo posee la estructura del lenguaje lógico, y que el mundo y el lenguaje comparten la estructura de la lógica.
A. El Mundo: Hechos Atómicos
En el Tractatus, Wittgenstein establece de forma a priori cómo es el mundo. En primer lugar, el mundo es todo lo que acaece, es decir, “la totalidad de los hechos, no de las cosas”. Los hechos que no pueden analizarse en otros más elementales se denominan hechos atómicos. Estos son casuales, contingentes e independientes entre sí, y están constituidos por objetos o cosas simples. Así, el mundo se compone de hechos atómicos.
B. Teoría Figurativa del Significado
Según Wittgenstein, el pensamiento y el lenguaje nos permiten construir figuras lógicas de los hechos. El lenguaje es una representación figurativa o pictórica del mundo. El lenguaje es la totalidad de las proposiciones; a cada hecho atómico del mundo le corresponde una proposición atómica.
- Los nombres tienen significado, que son los objetos que nombran.
- Solo las proposiciones tienen sentido, es decir, poseen una forma lógica.
Si esa estructura coincide con la del hecho que pretende representar, la proposición es verdadera; si no, es falsa. Las proposiciones son figuras de los hechos, y existe entre estos una identidad fundamental de estructura, un isomorfismo. El análisis lógico de las proposiciones equivale al análisis de los hechos. El lenguaje es el instrumento a través del cual conocemos y expresamos la realidad; es como un mapa de la realidad.
C. Los Límites del Lenguaje: Lo Místico
Según Wittgenstein, las proposiciones solo tienen sentido cuando representan hechos que pueden darse en la realidad. Y de las que tienen sentido, solo son verdaderas las proposiciones de la ciencia natural. Lo que queda fuera del lenguaje, queda fuera del mundo: “los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”.
Respecto al lenguaje, Wittgenstein distingue entre decir y mostrar:
- Lo que puede ser dicho con el lenguaje son solo las proposiciones que cumplen la función de figurar o representar una realidad.
- En el lenguaje se muestra, además, su estructura figurativa, su forma lógica. El lenguaje, cuando se pretende representar a sí mismo, deja de ser representativo.
La estructura figurativa es la condición de posibilidad de que el lenguaje tenga sentido, pero no puede ser expresada en el lenguaje.
La metafísica queda fuera del lenguaje figurativo. Sus afirmaciones no pueden ser vertidas al lenguaje lógico-figurativo; sus planteamientos son pseudoproposiciones. La metafísica traspasa los límites del lenguaje, y lo mismo ocurre con las cuestiones de la ética y la estética.
La filosofía, para Wittgenstein en el Tractatus, es la clarificación de la forma lógica de las proposiciones; el filósofo debe manifestar lo que puede ser dicho y lo que no. Solo puede decirse cómo es el mundo como ciencia natural. Lo que sea el mundo constituye lo que Wittgenstein llama “lo místico”.
La metafísica, la ética, etc., no pueden ser planteadas en el lenguaje, aunque el hecho de que no pueda expresarse no significa que no exista el problema. El Tractatus incurre en una gran contradicción, pues se nos transmite aquello que supuestamente solo puede mostrarse. El propio Wittgenstein escribió que el libro ha de concebirse como una escalera que, tras haber subido por ella, había que arrojar, y terminó afirmando que “de lo que no se puede hablar, mejor es callarse”.
2. El Segundo Wittgenstein: Filosofía del Lenguaje Ordinario
A. Una Nueva Concepción del Lenguaje
Las Investigaciones Filosóficas representan una ruptura definitiva con las doctrinas del Tractatus. Sin embargo, algo tienen en común: el protagonismo del lenguaje. Ahora, la atención se dirige hacia el lenguaje ordinario, y la perspectiva para analizar el lenguaje es a posteriori y pragmática.
La diferencia entre las concepciones del lenguaje del primer y el segundo Wittgenstein es el resultado del abandono de las siguientes tres tesis del atomismo lógico:
- Concebir los hechos del mundo como configurados lógicamente.
- Afirmar que los hechos atómicos o elementales constan de elementos simples.
- Considerar que el significado de un término es el objeto nombrado por él.
B. Pluralidad de Usos Lingüísticos
Wittgenstein acabó llegando a la conclusión de que aprender un lenguaje es aprender a usarlo. En las Investigaciones Filosóficas, se habla de la función concreta que realiza el lenguaje en un momento determinado, es decir, de su uso. Los lenguajes se definen por el uso que se hace de ellos; por lo tanto, funcionan como juegos; son “juegos lingüísticos”, como el juego nominativo (dar nombres a las cosas).
El mismo lenguaje parece tener su propia vida: formas expresivas nuevas. El lenguaje es una actividad, y cada lenguaje está determinado por su ámbito vital y ofrece una imagen del mundo. Los lenguajes pueden ser descritos, pero no pueden ser aprendidos fuera de sí mismos, sino solo usándolos. Cada lenguaje tiene sus propias reglas; no puede haber lenguajes privados, ya que la práctica requiere la participación de más de una persona. El lenguaje solo puede concebirse como una actividad social.
Esta concepción supone una refutación de la teoría del primer Wittgenstein. Los juegos del lenguaje son tantos como actividades puedan realizar los hombres, y no se pueden ni definir ni numerar. Wittgenstein concibe ahora el lenguaje como un conjunto de múltiples y variados instrumentos utilizables en las más variadas formas. Para explicitarlo, utiliza la comparación del lenguaje con una caja de herramientas.
C. Las Funciones de la Filosofía
El segundo Wittgenstein sigue pensando que la filosofía debe servir para aclarar lo que se puede y lo que no se puede decir. Cumple dos funciones entrelazadas:
- Función descriptiva y clarificadora de la filosofía. La filosofía no puede interferir en el uso efectivo del lenguaje ordinario, ni justificarlo o fundamentarlo; debe dedicarse a entenderlo y describirlo. La filosofía “deja las cosas como están”.
- Función terapéutica de la filosofía. Para Wittgenstein, muchos problemas filosóficos surgen del mal entendimiento de ciertos usos lingüísticos, ya sea por confundir un juego lingüístico con otro o por considerar algún juego lingüístico particular como el único legítimo. En otros casos, los problemas filosóficos son perplejidades producidas dentro de un juego de lenguaje cuyas reglas no están claramente fijadas.
Wittgenstein sugiere que para abordar estos problemas, el filósofo debe volver la vista al lenguaje ordinario. Se trata así de devolver las palabras de su uso metafísico a su uso cotidiano u ordinario. El error de la metafísica es sacar las palabras de su contexto y darles otra significación.
La actividad filosófica debe hacer que desaparezcan los problemas filosóficos mostrando la causa de su aparición, que no es otra que una confusión. Wittgenstein compara el tratamiento de los problemas filosóficos con el tratamiento de una enfermedad, al señalar que el pensamiento metafísico es un trastorno que desvía el lenguaje de su uso normal y que esta desviación debe ser curada.