La Ilustración en España: Razón, Reforma y Literatura del Siglo XVIII


Marco Histórico y Social de la Ilustración en España

Contexto Histórico

A la muerte de Carlos II, no quedaban descendientes directos para el trono español. Felipe V de Anjou fue proclamado rey, pero el archiduque Carlos de Habsburgo también reclamó el trono. Esto provocó la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), que finalizó con el Tratado de Utrecht en 1713. Como consecuencia, España se vio obligada a ceder los Países Bajos e Italia a Austria.

  • Felipe V: Instauró una monarquía absolutista, concentrando todos los poderes en la corona. Gracias a su política exterior, su hijo Carlos (futuro Carlos III de España) fue coronado rey de Nápoles, recuperando así la influencia española en Italia.
  • Carlos III: Su reinado se caracterizó por el despotismo ilustrado. Se rodeó de importantes hombres de cultura, lo que favoreció la modernización de una sociedad española que se encontraba muy atrasada.
  • Carlos IV: Su política interior y exterior se vio condicionada por el estallido de la Revolución Francesa y por diversas epidemias.

Contexto Social

En el siglo XVIII, la sociedad española todavía estaba anclada en las estructuras del Antiguo Régimen. La población trabajadora se dividía, según su ocupación, en burguesía, profesionales liberales o funcionarios. Los estratos más bajos de la sociedad estaban muy desfavorecidos y gozaban de poca consideración. La esclavitud, aunque en declive, persistió, especialmente en los territorios de las Indias.

La Ilustración: Ideas y Géneros Literarios

Los Temas de la Ilustración

La Ilustración, también conocida como el Siglo de las Luces, es un movimiento intelectual que, como su nombre indica, buscaba iluminar con la luz de la razón la oscuridad de la ignorancia. La razón, y en consecuencia la educación y la cultura, se erigieron como los valores fundamentales de este periodo. Además, se empezaron a defender principios como la igualdad de todos los hombres y la libertad individual. Se promovió la difusión de la cultura a un público más amplio, fomentando la reflexión individual frente al pensamiento único. Para este fin, géneros como el ensayo y el teatro se convirtieron en vehículos fundamentales para la educación de personas de todas las clases sociales.

El Ensayo: Didactismo y Reflexión

El ensayo fue el género literario más importante y utilizado durante la Ilustración. Su popularidad se debió a que la prosa de este periodo debía ser útil y cumplir una función didáctica y educativa. El lenguaje empleado era simple y directo, con el objetivo de que todos pudieran comprender los textos y utilizarlos como base para la reflexión. Se caracteriza por su brevedad y por abordar una gran diversidad de temas: científicos, sociales, filosóficos, etc. Estos textos se publicaban con frecuencia en la prensa periódica. Los autores más destacados fueron José Cadalso y Gaspar Melchor de Jovellanos.

José Cadalso

Sus obras más importantes fueron Noches lúgubres y Cartas marruecas. El autor emplea un tono irónico y, en ocasiones, polémico al tratar los diversos temas en sus ensayos. Posee un lenguaje rico pero accesible, influenciado por la literatura europea de su tiempo.

Cartas marruecas

Se trata de una obra epistolar en la que el autor expresa su visión crítica sobre los temas más relevantes de su época. A través de estas cartas, que funcionan como pequeños ensayos, se manifiesta la clara voluntad del autor de educar a los lectores.

Gaspar Melchor de Jovellanos

Fue una figura fundamental de la Ilustración española, impulsando importantes reformas culturales y educativas. Su estilo es sobrio y su lenguaje, directo y comprensible. Sus obras más importantes fueron:

  • Informe sobre la Ley Agraria: Obra en la que analiza la situación de la agricultura española y propone soluciones. Fue un libro prohibido en su tiempo.
  • Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España: En ella, defiende el teatro como un eficaz vehículo de enseñanza y entretenimiento.
  • Memoria sobre la educación pública: Un tratado en el que aborda temas fundamentales para la reforma educativa del país.

El Teatro Neoclásico

En la segunda mitad del siglo XVIII, diversas reformas dieron lugar a un teatro que seguía el modelo grecolatino, conocido como teatro neoclásico. De hecho, se recuperó la regla de las tres unidades aristotélicas: acción, lugar y tiempo. Sus objetivos principales eran la educación del público, la representación de problemas cotidianos con sus posibles soluciones y el estímulo de la reflexión, sin renunciar al entretenimiento.

Leandro Fernández de Moratín

Leandro Fernández de Moratín fue el representante más importante de este género. Su intención era representar en sus obras los vicios y errores comunes de la sociedad para criticarlos. El lenguaje de sus obras era sencillo y se adhería a las normas neoclásicas, especialmente en lo que respecta a la verosimilitud. Su obra cumbre es El sí de las niñas.

Esta obra critica los matrimonios concertados a través de la historia de una joven obligada a casarse con un hombre mucho mayor, a pesar de estar enamorada de un joven. El personaje de Don Diego representa las virtudes del hombre ilustrado, ya que, al final, su razón y bondad permiten que los jóvenes enamorados puedan casarse.

Nacido en Madrid en 1760 en el seno de una familia de literatos, Moratín fue un hombre culto que viajó extensamente. Apoyó a los franceses durante la Guerra de la Independencia, lo que le obligó a exiliarse y pasar sus últimos años en Francia.

La Fábula: Enseñanza y Moral

La fábula fue otro género de gran importancia durante la Ilustración por su eficaz función didáctica. Sus principales exponentes en España fueron Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego.

Este género se caracteriza por tener como protagonistas a animales u objetos que personifican virtudes y defectos humanos. Al final de cada historia, se presenta una moraleja, que es una enseñanza práctica. De este modo, combina literatura y pensamiento para educar a los lectores de forma amena.

Tomás de Iriarte

Nació en Tenerife en 1750. Fue un gran erudito, con profundos conocimientos de latín y griego. Escribió numerosas fábulas, entre las que destaca El burro flautista. En ella, un burro encuentra una flauta y la hace sonar por casualidad al resoplar sobre ella, pero luego se jacta de su supuesto talento musical, criticando así la vanidad y la casualidad.

Félix María de Samaniego

Nació en Laguardia (Álava) y recibió una estricta formación clásica, inspirándose en autores como Esopo, Fedro y La Fontaine. A pesar de seguir modelos clásicos, demostró un gran espíritu innovador para evitar la monotonía. Su obra principal es una colección de 157 fábulas, entre las que se encuentra la célebre La cigarra y la hormiga. Esta narra la historia de una hormiga trabajadora que almacena provisiones para el invierno, mientras la cigarra se dedica a cantar. Al llegar el frío, la hormiga niega su ayuda a la cigarra, enseñando una lección sobre la previsión y el esfuerzo.

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