La novela española en los últimos 30 años: tendencias y autores destacados


NOVELA DE LA DEMOCRACIA

El ambiente de libertad en el que comenzó a desarrollarse la cultura española tras la muerte del general Franco (20 de noviembre de 1975), permitió un mejor conocimiento de la literatura española en Europa y de la literatura occidental en España. A ello contribuyó significativamente la desaparición de la censura (lo que supuso la publicación de novelas españolas prohibidas en nuestro país y editadas en el extranjero, expurgadas o inéditas), la recuperación de la obra de los escritores exiliados y un mayor conocimiento de la narrativa de otros países.

En suma, dos son los aspectos más significativos de la novela española en los últimos 30 años:

  • El carácter aglutinador. Acoge prácticamente todas las tendencias, modalidades, discursos, temas, experiencias y preocupaciones personales.
  • La individualidad. Cada novelista elegirá la orientación que le resulte más adecuada para encontrar un estilo propio con el que expresar su mundo personal y su particular visión de la realidad. De modo que puede decirse que en las últimas décadas conviven:
  • Novelistas importantes de toda la posguerra: Delibes, Cela y Torrente Ballester, sobre todo.
  • Algunos novelistas de la “Generación del 50”: Juan Goytisolo, Juan Marsé, Carmen Martín Gaite, etc.
  • Los novelistas de la generación del 75. En los setenta hay autores que siguen cultivando la novela experimental e intelectual que tiene su origen principal en Tiempo de silencio de Luis Martín Santos. Suelen prestar más atención a la forma que al contenido, ya que el argumento llega a casi desaparecer. Abundan las historias fragmentadas y los monólogos interiores. Este tipo de novela está dirigido a un lector inteligente y culto, con formación suficiente para comprender las dificultades sintácticas que los autores plantean. Es la llamada generación de 1975 o también generación de 1968 (mayo del 68): Eduardo Mendoza, Félix de Azúa, Juan José Millás, Vicente Molina Foix, Soledad Puértolas, entre otros.
  • Nuevos escritores dados a conocer ya después del franquismo: Manuel Vicent, Julio Llamazares, Javier Marías, Luis Mateo Díez, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Luis Landero, etc.



NUEVAS TENDENCIAS NARRATIVAS

  • Novela policíaca y de intriga.
  • Novela histórica.
  • Novela de la reflexión íntima.
  • Novela de la memoria y del testimonio.
  • Novela culturalista.



POESÍA CULTURALISTA. LOS NOVÍSIMOS

Los años 70 comienzan con la publicación de una antología por el crítico José María Castellet: Nueve novísimos poetas españoles. De ahí procede el nombre de novísimos por el que se les conoce. Incluía a los siguientes autores: Pere Gimferrer (la principal figura), Guillermo Carnero. La intención de este volumen era presentar a una generación que llegaba con una nueva forma de hacer poesía: preocupación por la forma y el lenguaje, ruptura con la cultura tradicional, fascinación por los medios de comunicación o incorporación de referencias muy cultas a obras y autores extranjeros.

Según la crítica, las características de este grupo se pueden resumir así:

  • Una preocupación máxima por el lenguaje.
  • Esteticismo.
  • Formación intelectual muy amplia.
  • La presencia de los mass media.
  • Uso frecuente de procedimientos experimentales.
  • Presencia del surrealismo.
  • Muchos llegan a separar completamente realidad y poesía.



NUEVAS TENDENCIAS POÉTICAS

Poco a poco, el excesivo formalismo de la poesía experimental de los 70 va dejando paso a una poesía más interiorizada y de temas cotidianos. En 1980, con la publicación de la antología Las voces y los ecos, se comienza a hablar de poesía postnovísima. Como características generales se pueden mencionar la recuperación del realismo, la vuelta al concepto de poesía como comunicación y una mayor presencia del humor, la ironía y los temas íntimos. Sin embargo, lo que realmente define a esta década es la variedad de tendencias. Algunas de ellas son:

  • Neosurrealismo: corriente que entronca con la poesía surrealista de la Generación del 27. Son composiciones apasionadas en las que destaca la fuerza del “yo poético” y la irracionalidad del lenguaje (Blanca Andreu, Luisa de Castro, Fernando Beltrán).
  • Neorromanticismo: poesía de temas recurrentes como la noche, el misterio de la naturaleza o la muerte, alejado del barroquismo y apegada a la tradición que remonta a la Antigüedad Clásica, al Renacimiento y al Romanticismo (Antonio Colinas).
  • Neobarroquismo: caracterizado por el dominio de las formas métricas clásicas, presenta una poesía que hunde sus raíces en la tradición clásica para reflexionar sobre el mundo presente y reafirmar el compromiso del poeta con el rigor poético y la belleza (Antonio Carvajal).
  • Sensualismo o poesía erótica: visión del erotismo desde un punto de vista femenino (Ana Rossetti, Almudena Guzmán).
  • Culturalismo: tipo de poesía refinada, culta y decadente, en la que el poeta manifiesta un vasto dominio cultural (Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca).
  • Poesía de la experiencia: inicialmente próxima a planteamientos marxistas, se inspira en Machado, Alberti, Cernuda y la poesía de los años 50. Como reacción al culturalismo, los poetas Álvaro Salvador, Luis García Montero y Javier Egea escriben en Granada el manifiesto La otra sentimentalidad, que reivindica una poesía realista, caracterizada por desarrollar narrativamente, en lenguaje coloquial y sencillo, una anécdota, con una visión desencantada de la vida. Felipe Benítez Reyes, Andrés Trapiello o Justo Navarro son ejemplos de esta tendencia.
  • Poesía del silencio o metafísica: enfrentada a la anterior, abstracta y libre de artificios, heredera de la poesía pura de los años 20, defiende una poesía minimalista en la que cobran suma importancia los espacios entre palabras. Sus precursores son autores asociados con el grupo de los 50 (Antonio Gamoneda, José Ángel Valente) que evolucionarán hacia una poesía menos directa y más sugerente. Los principales autores se reúnen en torno al grupo canario (Andrés Sánchez-Robayna).
  • Surge un llamado realismo sucio, que algunos consideran una derivación de la corriente de la experiencia. Dentro de esta corriente, destacan los autores Antonio Rodríguez Jiménez, José Lupiáñez y Fernando de Villena.

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