Las Aventuras del Capitán Alatriste: Intriga y Duelo en el Siglo de Oro


Introducción: Un Espadachín y su Escudero

Esta es la historia de un espadachín y su escudero.

Cuando Diego Alatriste (también conocido como el Capitán Alatriste) salió de la cárcel, él y su escudero, Íñigo Balboa (hijo huérfano de su mejor amigo), se dirigieron a la Taberna del Turco, donde solían reunirse con sus amigos y hospedarse. Allí encontraron a su amigo Francisco de Quevedo, quien se encontraba en un estado de embriaguez total. Al cabo de un rato, Quevedo inició una pelea con unos extranjeros, la cual se habría consumado de no ser por la intervención del teniente de los alguaciles, quien había entrado en la taberna. El teniente, amigo de Alatriste, le informó que le había conseguido un trabajo como espadachín que resolvería todos sus problemas económicos. Alatriste aceptó y se dirigió solo al lugar indicado por el teniente.

El Primer Encargo: Una Misión Oscura

Una vez allí, Alatriste siguió las instrucciones del teniente y entró en una habitación oscura. A su lado se encontraba otro hombre que también parecía un espadachín, con aspecto italiano. Poco después, la habitación se iluminó, revelando a dos hombres enmascarados: uno alto y delgado, y otro bajo y de cabeza redonda. Ellos les explicaron el trabajo: debían escarmentar a dos personas que venían de incógnito y robarles unos documentos importantes. Eso sí, debían dejarlos con vida. También les explicaron que tenían que trabajar los dos juntos, ya que los objetivos eran dos.

La Intervención de la Inquisición

El hombre alto salió de la habitación, y el otro se quedó explicándoles más detalles. De repente, apareció otro hombre, que no era nada menos que el presidente del Tribunal de la Inquisición, Emilio Bocanegra.

El otro hombre no pareció sorprenderse. Él, junto con Bocanegra, les expuso un plan diferente: querían que los dos espadachines mataran a las dos personas, argumentando que eran ingleses y merecían morir. Alatriste y Gualterio Malatesta (nombre del otro espadachín) aceptaron, ya que, al final, ganarían la misma cantidad.

La Noche del Asalto: Un Giro Inesperado

La noche en que llegaron los ingleses, Alatriste y Malatesta esperaban en el camino. Cuando oyeron llegar un carruaje con los dos hombres, los espadachines se escondieron. Al pasar el carruaje por una calle estrecha, asaltaron a los dos hombres y lucharon contra ellos, ya que estos también portaban espadas. El italiano controlaba muy bien la situación y hasta parecía jugar con su oponente. Alatriste, en cambio, estaba enzarzado en una dura batalla. De repente, el inglés con el que luchaba Alatriste pidió cuartel para su compañero (a quien el italiano estaba propinando una paliza), y lo hizo tres veces. Alatriste, desconcertado, empezó a pensar que todo era muy extraño y, de pronto, decidió ayudar al compañero del inglés. El italiano se mostró contrariado cuando Alatriste le dijo que no lo matara, y se marchó diciendo que si la culpa de todo recaía sobre alguien, sería sobre Alatriste.

Alatriste ayudó a los dos ingleses quienes, contrariados por el repentino cambio de bando del espadachín, dudaban entre la desconfianza o el agradecimiento.

Las Consecuencias: Identidades Reveladas

Alatriste llevó a los dos hombres a casa de un amigo suyo adinerado. Después de descansar allí, su amigo le reveló que había estado a punto de matar al Príncipe de Inglaterra y al Conde de Buckingham. Alatriste habló con los ingleses y les explicó la situación, advirtiéndoles que nadie debía saber lo ocurrido la noche anterior. También le pidió a su amigo que llevara a los dos ingleses a la embajada para que estuvieran seguros.

Al día siguiente, toda España se enteró de que el Príncipe había viajado de incógnito solo para ver a la Princesa española, con quien deseaba casarse (un matrimonio al que la Iglesia y algunos poderes se oponían).

La Persecución y Nuevos Enfrentamientos

Tiempo después, en la Taberna del Turco, unos soldados, encabezados por el teniente de alguaciles, recibieron la orden de capturar a Alatriste. Alatriste los acompañó, llevando una daga oculta en la bota. Subieron a un carruaje, e Íñigo los siguió, cargando las pistolas y la espada. El carruaje se detuvo (Íñigo se escondió entre los árboles) y dejaron a Alatriste en una vieja casa. En la casa estaban Emilio Bocanegra y el personaje bajo enmascarado. Le preguntaron a Alatriste por qué no había matado a los dos hombres y sobre lo ocurrido. Después se marcharon, dejando a Alatriste solo en la casa. Desde fuera, Íñigo vio cómo tres hombres se dirigían a la casa y, poco después, vio salir a Alatriste de ella. Sabiendo que esos hombres lo atacarían, Íñigo tomó las pistolas, disparó a uno de ellos, falló el segundo tiro, y le entregó la espada a Alatriste, quien luchó contra los dos hombres. A uno de ellos lo reconoció: era el italiano. Alatriste ganó, y el italiano huyó corriendo.

El Combate en el Teatro

Un día, Alatriste y sus amigos fueron al teatro. Allí se encontraban el Rey español y los dos ingleses. Alatriste se dio cuenta de que había cinco personas que lo miraban con una atención preocupante. Se acercaron a él y comenzó la lucha (era 1 contra 5). Alatriste no podría resistir mucho tiempo cuando, de repente, apareció Quevedo para ayudarlo. Sin embargo, no fue suficiente; los cinco hombres tenían acorralados a Alatriste y a Quevedo. De pronto, se unieron a la lucha los dos ingleses (el Príncipe y el Conde) y lograron la victoria.

Resolución y Libertad

Finalmente, Alatriste termina en la cárcel y se entrevista con el Valido del Rey, a quien reconoce como el hombre alto que le ofreció el primer trabajo. El Valido se entera de que el Secretario Real (el hombre bajo que ofreció el segundo trabajo) y el presidente del Tribunal de la Inquisición tramaron matar a los ingleses a sus espaldas. Alatriste recibe la libertad y una hoja de privilegios otorgada por el Príncipe de Inglaterra.

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