Manifiesto fundacional del psoe comentario


El texto tiene naturaleza política ya que es una declaración El texto es una fuente primaria ya que es un documento original.
Se trata del manifiesto fundacional del PSOE, dado  a conocer en julio de 1879. Finalizado el régimen franquista, y sin el impedimento político de la Dictadura, los gobiernos de Suárez y Calvo Sotelo solicitaron el ingreso, pero pronto aparecieron las dificultades; dificultades no ya políticas, sino económicas. Las dificultades aparecieron en la estructura económica española (que chocaba con los intereses europeos, especialmente en agricultura y pesca), lo que llevó a que la petición estuviera ocho años sin ser admitida. Será en el primer gobierno de Felipe González, cuando se admita la solicitud.
Su autor es colectivo, ya que se trata de los miembros fundadores del PSOE (médicos, obreros, tipógrafos), entre los que destaca Pablo Iglesias, líder y fundador del PSOE y la UGT (en 1888) y también primer diputado socialista que fue diputado en el congreso en 1910.
Es un documento público cuyo destinatario es el proletariado, con la intención de analizar la sociedad de clases y dotar al partido de un programa político que les permitiera conseguir su objetivo principal: la emancipación de la clase trabajadora y la abolición de las clases sociales.
La intencionalidad es dar a conocer la ideología del PSOE, con el objetivo de conquistar el poder.
La idea principal del texto gira en torno a la ideología y propósitos de los fundadores del PSOE, destacando los siguientes aspectos:
La división de la sociedad en dos clases, la dominante -burguesía- que posee el capital, los medios de producción y el poder; y la dominada -proletariado- que es explotada económicamente y marginada social y políticamente por aquélla.  
La única forma de acabar con esta injusta desigualdad es mediante la obtención o conquista del poder político por la clase obrera y la transformación de la propiedad privada de los instrumentos de trabajo en la propiedad colectiva de toda la sociedad, lo que ocasionará la desaparición de la clases sociales o la conversión en una sola, la retribución a cada uno del producto total de su trabajo y la formación integral del individuo.


Durante todo el S. XIX, los trabajadores del campo y de las ciudades protestaban sobre sus condiciones de vida mediante métodos tradicionales. Primero los liberales y después los republicanos y los demócratas animaron al pueblo para que reivindicase cambios sociales. A medida que avanzaba el siglo las protestas fueron politizándose de manera que surgieron asociaciones políticas y sindicales. Las primeras manifestaciones obreras en España antes de la Revolución de 1868 tuvieron lugar en forma de protestas ludistas en Galicia y en Alcoy, pero destacan especialmente los sucesos de la fábrica catalana de Bonaplata. Surgieron las primeras agrupaciones como la Asociación de Protección Mutua de los Tejedores del Algodón en 1840, sociedades de socorro mutuo, sindicatos y agrupaciones políticas. A partir de la Revolución del 68 surgieron dos métodos de actuación. Por un lado una corriente que defendía la actividad directa en forma de huelgas y sindicatos y por otro lado una corriente que apoyaba los mítines y los partidos de masas. Los grupos anarquistas defendieron la primera opción y los marxistas siguieron ambas pero especialmente la segunda. Tras la fundación de la I Internacional llegó a España un seguidor de Bakunin, Giuseppe Fanelli, quien favoreció la aparición de los primeros líderes obreros, de carácter evidentemente anarquista, agrupados en la Federación Regional Española creada en 1870.Dos años después un grupode tipógrafos lideradospor Pablo Iglesias crearon en Madrid una célula marxista. Tras el Sexenio Democrático la FRE fue prohibida y en su lugar se creó la Federación de los Trabajadores de la Región Española. Surgió también una asociación terrorista, La Mano Negra, en Andalucía occidental. Al ser perseguidas ambas asociaciones, la FTRE desapareció en 1888En 1879 el núcleo marxista de Madrid creó el PSOE, partido que tuvo a partir de1888 su propio sindicato, la Unión General de Trabajadores. Este partido se afilió a la II Internacional y rechazó la colaboración con los burgueses. La UGT, por su parte, senutrió se las sociedades de oficio para crear federaciones nacionales coordinadas de forma más efectiva que losgrupos anarquistas y conacciones más moderadas que éstos.La UGT tenía cierta independencia respecto al PSOE pero estaba subyugada a éste.A finales del S. XIX contaba con dos corrientes principales. Por un lado las sociedades de oficio madrileñas, concentro en la Casa del Pueblo, y por otro lado los grupos mineros del Norte de España, tanto los metalúrgicos de Vizcayacomo los carboníferosde Asturias El PSOE aprobó su ideario en 1880 y lo ratificó posteriormente en Barcelona justo después de fundarse la UGT. Este ideario fue siempre seguido con firmeza excepto en un detalle, la colaboración con otros grupos de izquierda. Oficialmente la colaboración estaba prohibida pero desde dentro del partido había voces contrarias a esto. A partir de los primeros años de S. XX se permitió la colaboración, hecho que quedó patente en la unión de socialistas, anarquistas yrepublicanos durante la Semana Trágicade 1909 enBarcelona. Ese mismo año se gestó la coalición republicano-socialista que permitió que Pablo Iglesias fuese elegido primer diputado socialista al año siguiente. Aunque en general los socialistas tenían pocas relaciones con los otros grupos de izquierda, hubo importantes momentos de colaboración como dicha coalición, el frente común que formaron anarquistas y socialistas en la huelga general de 1917, el bloque antimonárquico de 1931 y los frentes que unieron prácticamente a toda la izquierdaen las elecciones generales de 1931 y 1936.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *