Pablo Picasso: Evolución Artística y Legado de un Genio


Pablo Picasso: Un Creador Incansable

Pablo Picasso (1881-1973) conoció los grandes progresos científicos y técnicos de la humanidad, pero vio también cómo eran usados a favor de la guerra y la destrucción. Preocupado por lo que sucedía a su alrededor, quiso profundizar en el sentido de la existencia y ofrecer un testimonio fiel de su tiempo y de los problemas e inquietudes de los seres humanos.

El pintor, nacido en Málaga, es considerado universalmente como uno de los grandes maestros del siglo XX, tanto por sus dotes excepcionales en la pintura como por su inagotable capacidad de crear nuevas propuestas artísticas, renovándose constantemente.

De este modo, el genio creativo de Picasso le permitió no encerrarse en una corriente; a lo largo de su vida, su estilo fue cambiando de manera constante y evolucionando para crear nuevas formas expresivas.

Además de un extraordinario pintor, Picasso realizó también esculturas, grabados, decorados teatrales y cerámica, lo que le convierte en un artista total.

Un Artista Comprometido

Picasso fue uno de los artistas más comprometidos política y socialmente del siglo XX. Para el pintor malagueño, la pintura no tiene solamente una finalidad estética, sino que debe reflejar también el compromiso social del artista con su época.

Así, Picasso empleó sus pinceles y su genio creativo en diversas ocasiones para denunciar con todas sus fuerzas el fascismo y los horrores que provocaba cualquier guerra. Algunas de sus obras más significativas en este sentido son Guernica (1937), La osera (1945), La matanza de Corea (1951) o los murales de la Capilla de Vallauris (1952).

Su compromiso se evidenció también con la participación activa en congresos de intelectuales por la paz, para los que realizó un cartel y una litografía que representaba una paloma blanca, imagen que posteriormente se erigió como símbolo moderno de la paz.

La Época Figurativa

Picasso empezó a pintar desde muy joven, alentado por su padre que era profesor de Bellas Artes. En estos inicios, el joven artista desarrolló una pintura académica y tradicional, en la que pronto destacó como gran dibujante.

En 1895 se trasladó con su familia a Barcelona, donde Picasso entró en contacto con el círculo de pintores más vanguardistas del momento, vinculados al Modernismo y al Impresionismo.

Las Épocas Azul y Rosa

Picasso visitó París en varias ocasiones a partir de 1900 y se instaló en ella en 1902, donde se impregnó de las nuevas propuestas pictóricas. Inmerso en un momento de grave crisis personal, el pintor transmitió su delicado estado de ánimo mediante el uso de tonalidades frías, en las que el azul dominó por completo las composiciones. Asimismo, incorporó también líneas angulosas y cánones alargados que presentan, en un tono dramático, a personajes escuálidos y vencidos por la pobreza.

A partir de 1904, su estancia en París le hizo sentirse mejor, y sustituyó el azul por el rosa, y su mundo de mendigos por el de acróbatas y arlequines de circo.

El Cubismo y el Surrealismo

En su búsqueda de nuevos caminos artísticos, Picasso empezó a investigar las posibilidades de la geometría como lenguaje expresivo. La culminación de esta experiencia le llevó a crear el Cubismo (1907), movimiento que desarrolló hasta 1914, y que representó un punto de inflexión en la evolución del arte contemporáneo. En esta etapa, Picasso también desarrolló el collage, una innovadora técnica en la que se utilizan diversos materiales cotidianos –recortes de periódico, maderas, fotografías, etc.– pegados a la pintura.

Tras una época de retorno al clasicismo en la que retomó el realismo y el dibujo preciso, hacia 1928 el genio malagueño se adentró en el mundo del Surrealismo, pintando formas distorsionadas y monstruosas, así como evocaciones mitológicas.

La Época Expresionista

A principios de la década de 1930, Picasso pintó cuadros cargados de tensión emocional. Estas obras presagiaban el desastre de la Guerra Civil española, cuyo impacto quedó reflejado en sus lienzos. Sus cuadros se llenaron de un profundo sentimiento de angustia y dolor, convirtiendo los rostros humanos en una serie de elipses y líneas angulosas.

Las Últimas Etapas

Finalizada la guerra, se inició un período de calma en el arte picasiano. Se trasladó a vivir a Francia, a orillas del Mediterráneo, donde desarrolló las etapas creativas más fecundas de su vida. Pintó palomas y balcones abiertos al mar, que reflejaban su «alegría de vivir».

Más adelante desarrolló la serie Las Meninas, en las que interpretó el arte de Velázquez con las formas y los parámetros de su estilo.

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