Relaciones de ideas y cuestiones de hecho


2-El segundo tipo de objetos de la razón; las cuestiones de hecho, no pueden sér investigadas de la misma manera, ya que lo contrario de un hecho es, en principio;
Siempre posible. No hay ninguna contradicción, dice Hume;
En la proposición «el sol no saldrá mañana»; ni es menos inteligible que la proposición «el sol saldrá mañana». No podríamos demostrar su falsedad recurriendo al principio de contradicción. Todos los razonamientos sobre cuestiones de hechos parecen estar fundados en la relación de causa y efecto. Si estamos convencidos de que un hecho ha de producirse de una determinada manera, es porque la experiencia nos lo ha presentado siempre asociado a otro hecho que le precede o que le sigue, como su causa o efecto. Las causas y efectos no puede ser descubiertas por la razón, sino sólo por experiencia.
Podemos hablar; pues, de dos tipos de conocimiento en Hume: el conocimiento de relaciones de ideas y el conocimiento de hechos. En el primer caso el conocimiento depende de las operaciones de entendimiento reguladas por el principio de contradicción; en el segundo caso las operaciones del entendimiento están reguladas necesariamente por la experiencia.
Es momento de recordar la máxima del Empirismo: Una idea será verdadera si hay una impresión que le corresponde. Pero no hay ninguna impresión que corresponda a la idea de «conexión necesaria» entre causa y efeto. Lo único que observamos en una relación causal es una sucesión de acontecimientos. En cuestiones de hecho sólo poseemos creencia, no certeza racional;
Síntesis: critica de los conocimientos metafísicos
Tras concluir, frente al Racionalismo, que nuestra razón está limitada por nuestros sentidos; Hume afirma que toda idea de la que no podamos encontrar una impresión de la que se derive, será una idea ilegítima. Una pseudoidea. Este primer principio de la naturaleza humana (de validez de las ideas) será aplicado por Hume al análisis crítico-destructivo de cuatro conceptos metafísicos fundamentales: la idea de causalidad como conexión necesaria, la idea de sustancia, la idea del yo como sustancia en la que se dan las percepciones y las pruebas para demostrar la existencia de Dios.
Para situar esta crítica de los conceptos metafísicos, es necesario aclarar que Hume parte, además del principio de validez de las ideas, de la distinción entre relaciones de ideas (relation of ideas) y asuntos de hecho (matter of fact). Hume llama relación de ideas a los juicios cuya verdad es indudable. Universal y necesaria (a priori): cuya verdad no requiere ser demostrada ni puede ser refutada por la experiencia. Por lo que es independiente de los hechos. Son los conocimientos de la Lógica y las Matemáticas (por ejemplo, «el todo es mayor que la parte»). Por otro lado, los asuntos de hecho los forma el conocimiento factual, de hechos, basado en las impresiones, cuya verdad requiere ser demostrada por la experiencia (a posteriori).
Una vez explicados los supuestos de los que parte, analicemos la forma en la que Hume realiza su crítica a los cuatro conceptos fundamentales.
En primer lugar, Hume analiza la idea de causalidad, que expresa la conexión necesaria entre dos fenómenos, de los cuales el primero (causa) produce el segundo (efecto). Esta idea fundamenta todas las afirmaciones sobre el mundo y se obtiene, según Hume, a partir de la experiencia y de la mente. El proceso que permite su formación es el siguiente: a partir de la experiencia, observamos que dos fenómenos mantienen entre sí una relación de contigüidad espacial, prioridad temporal y conjunción constante. Si se observa reiteradas veces que dos fenómenos van siempre juntos, el hábito o la costumbre de verlos relacionados de esta manera provoca que nuestra mente se forme una impresión mental, a partir de la cual establece una conexión necesaria entre ellos. Esta conexión nos permite inferir que uno es consecuencia del otro porque, solo viendo uno, la mente, gracias al hábito o costumbre, ya anticipa o espera al otro. La noción de causa fundamenta, pues, nuestra creencia en los hechos, que se debe al hábito, que es quien nos permite esperar que en el futuro seguirán ocurriendo cosas similares a las ocurridas en el pasado. Podemos creer que un hecho ocurrirá de una determinada manera porque hechos similares se produjeron así en el pasado, pero lo cierto es que la experiencia solo nos da la información de lo ya experimentado, y no podemos justificar la extrapolación al futuro, pues de que algo ocurra de una determinada manera no se sigue que siga siendo igual en el futuro. Por ello, no podemos tener una certeza absoluta sobre los hechos de la realidad, sino solo creer que probablemente se producirán de una determinada manera.

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