Bienio conservador 1931 1933


¡Escribe tu texto aquí!TEMA 9. LA SEGUNDA REPÚBLICA.

· La proclamación de la II República.
El 12 de Abril de 1931 las elecciones municipales convocadas por el gobierno
del almirante Aznar que debían suponer el inicio de la transición para retomar un
sistema constitucional, dieron un claro vuelco político al país.
Estos resultados se explican por el hastío que produjo la Dictadura del general
Miguel Primo de Rivera y por el apoyo que prestó la monarquía a los militares durante
esos años.
El día 14 de Abril se proclamaba en Eibar la II República, hecho que se
extendíó, con gran apoyo popular, a otras importantes ciudades a lo largo de ese mismo día. En ese contexto Alfonso XIII emitía un comunicado y abandonaba el país
partiendo hacia el exilio.
· La formación del gobierno provisional.
En el verano de 1930, con el gobierno en plena crisis, se produjo un pacto de
uníón entre diversos sectores (Pacto de San Sebastián).
Sus principales integrantes fueron:
– El republicanismo “histórico”, encarnado en la figura de Alejandro Lerroux,
fundador del Partido Radical en 1908.
– La nueva izquierda republicana de Manuel Azaña que junto a Marcelino
Domingo y Álvaro Albornoz, representaba los elementos del radical-socialismo.
– El republicanismo moderado con personajes como Niceto Alcalá Zamora o
Miguel Maura. Alcalá Zamora sería elegido presidente del comité revolucionario
creado con la firma del Pacto de San Sebastián.
– Los socialistas, cuyas principales figuras eran Indalecio Prieto y Fernando de
los Ríos. Fue Prieto quien convencíó a los socialistas de que se unieran a las posiciones
pro republicanas.
– El catalanismo de izquierdas con figuras como Carrasco Formiguera, Matías
Malliol y Jaume Aiguader.
– El regionalismo gallego, con Casares Quiroga al frente de la ORGA, partido
republicano gallego.
Una vez proclamada la República serán precisamente los firmantes del Pacto
de San Sebastián los encargados de formar un gobierno provisional con mayoría de
republicanos, socialistas y nacionalistas. Siguiendo lo acordado en el Pacto, se
convocaron elecciones a Cortes Constituyentes para el 28 de Junio con el objetivo de
dotar al nuevo régimen de una Carta Magna. Igualmente, se decretaron una serie de
reformas que consideradas esenciales y de extrema urgencia.
No obstante, desde sus inicios, la II República hubo de enfrentarse a numerosos
problemas. Además de la negativa coyuntura económica a nivel internacional
producida por el crac de Wall Street (1929); podemos destacar los conflictos sociales en
forma de huelgas (Sevilla, Asturias, Barcelona…); la animadversión de empresarios y
grandes propietarios agrícolas y la oposición de la Iglesia, todos ellos temerosos de
las reformas, de los movimientos obreros y del anticlericalismo; o la proclamación de
la república catalana por Francesc Macià.
Finalmente, el 28 de Junio de 1931 se celebraron elecciones con un notable
índice de participación que superaba el 70%.
Las elecciones dieron la mayoría de los escaños a los socialistas y
republicanos, los partidos que pertenecían a la izquierda y al centro. Manuel Azaña,
fue elegido nuevo jefe de gobierno.
· La Constitución de 1931.
Al día siguiente se formó la Comisión constitucional, que rápidamente elaboró
un proyecto y lo presentó al pleno el 27 de Agosto. Después de tres meses de intenso
debate, el 9 de Diciembre quedó definitivamente aprobada. Sus principales
carácterísticas son:
1) La definición del Estado como “República democrática de trabajadores de toda
clase”, subrayando el carácter popular de la soberanía.
2) Una extensa declaración de derechos, la república se convertía así
en unos de los primeros países en reconocer el sufragio universal femenino.
La Constitución regulaba además estrictamente la suspensión de derechos en
casos de notoria e inminente gravedad, concediendo a las Cortes, que no podían ser
disueltas, la última decisión.
En la parte relativa a familia, economía y cultura se recogían los principios más
modernos y democráticos de esta materia: matrimonio civil basado en la igualdad de
los cónyuges y susceptible de disolución (divorcio), etc.
3) Las Cortes quedan configuradas como la representación principal del pueblo.
Elegidas cada cuatro años, constan de una sola cámara.
4)El Presidente de la República es elegido cada seis años por los diputados y un
número igual de compromisarios.
5) Se establece un poder judicial totalmente independiente, con un Tribunal de
Garantías Constitucionales.
6) El debate estrella, fue, sin duda, el de los artículos 26 y 27, en los que se abordaba la
cuestión religiosa.
7) El tema de las autonomías fue, después del religioso, el más debatido y las Cortes
constituyentes lo abordaron con mucha prudencia.
El artículo I definía a España como un “estado integral” y todo el título
primero dibuja la posibilidad de que varias provincias se constituyan en regíón
autónoma.
Tras la aprobación de la Constitución, el 10 de Diciembre fue elegido Alcalá
Zamora como primer Presidente de la República.
· El bienio reformista (1931-1933).
En ese período se impulsaron una serie de reformas que profundizaron en las
ya realizadas por el gobierno provisional.
A) La cuestión religiosa.
la propia Constitución y la legislación emanada por el gobierno los
primeros meses de la República tenderán a limitar ese poder. Así, el artículo 26
establecía la separación Iglesia-Estado.
A lo largo de 1932 y 1933 la República se dedicó en cuerpo y alma a la
promulgación de leyes destinadas a acabar con la influencia de la Iglesia en la sociedad:
disolución de la Compañía de Jesús y confiscación de sus bienes; matrimonio civil,
divorcio y secularización de cementerios; prohibición de la enseñanza a las órdenes
religiosas.
B) El problema social.
El movimiento anarquista constituía la oposición mas violenta a la República.
En el resto de Europa el anarquismo como fenómeno de masas había desaparecido
después de la I Guerra Mundial, en España siguió creciendo.
C) El problema regional.
La nueva Constitución
republicana mencionaba la posibilidad de conceder la autonomía a aquellas regiones
que lo solicitasen. Atendiendo a las crecientes demandas del catalanismo político, la
República accedíó a que se celebrase un plebiscito en Cataluña para otorgar a dicha
regíón su anhelado estatuto de autonomía. El resultado fue abrumadoramente favorable.
D) El problema militar
Frente a las aspiraciones autonomistas de algunas regiones españolas, el Ejército
se mostró como la institución mas ofendida pues la unidad de la patria les
obsesionaba. La República se propónía modernizar este ejercito anticuado y con exceso de oficiales.
E) El problema agrario.
Los campesinos de toda España esperaban que la llegada de la República
representara el fin de todos sus problemas, especialmente la falta de tierras, que supónía una reforma en el sistema de propiedad.
Una serie de primeros decretos persiguieron proteger a los campesinos sin
tierra y a los arrendatarios: prohibición de poner fin a los contratos de arrendamiento,
jornada laboral de ocho horas, salarios mínimos, obligación de poner en cultivo las
tierras baldías, etc.
Sin embargo, la cuestión de fondo se intentó llevar a cabo con la Ley de
Reforma Agraria.
En definitiva, la reforma agraria sólo sirvió para desilusionar a muchos
jornaleros e irritar a los terratenientes, que se opusieron, aún más si cabe, a la
República.
· El bienio conservador (1933-1936).
Los graves hechos de Casas Viejas junto al crecimiento del número de huelgas y
el peligro de revolución social, hizo que los socialistas abandonaran el gobierno y
obligó a Azaña a dimitir, convocándose elecciones para Noviembre de 1933, a las que
la derecha llegaba, ahora sí, preparada y unida. Sus esperanzas se centraban en una
nueva coalición, la CEDA.
La CEDA se convirtió en el principal partido de las Cortes y Gil Robles en el
ídolo de la España conservadora.
José Antonio Primo de Rivera obtuvo acta por Falange Española, partido fundado hacía pocos meses. Del otro lado Cayetano Bolívar fue el primer representante del PCE en las Cortes. Este hecho denota la polarización y radicalización de la sociedad española, que será constante hasta el estallido de la Guerra.
La izquierda estaba alarmada, convencida que detrás de Gil Robles se escondía
la amenaza del fascismo.
Para calmarles se formó un
gobierno de centro dirigido por el jefe del Partido Radical, Alejandro Lerroux. Gil
Robles y la CEDA lo apoyaban pero no entraron a formar parte del mismo, a pesar de
que era el partido más votado.
La República dio un giro a la derecha, el proceso de reformas quedó
paralizado.
La situación fue tornándose cada vez más confusa. Ante las vacilaciones del
presidente de la República en promulgar la ley que perdonaba a Sanjurjo y los
conspiradores de 1932, Lerroux dimitíó en Mayo de 1934 siendo sustituido por otro
radical, Ricardo Samper, que contaba con muchos menos apoyos en las Cortes.
Alcalá Zamora no hizo otra cosa que volver a encomendar su formación a
Lerroux, pero ahora Gil Robles exigíó que tres de sus partidarios de la CEDA
entraran como ministros.
Todo ello produjo la radicalización de las fuerzas de izquierda y de los
anarquistas, proliferando las huelgas y conflictos sociales a lo que el gobierno respondíó con contundencia. En Barcelona, el presidente de la Generalitat Lluís
Companys proclamó el Estado Catalán.El movimiento revolucionario fracasó en todo el
país con una excepción: Asturias. Las guarniciones en Asturias se vieron impotentes
para frenar una ofensiva revolucionaria que uníó a socialistas, comunistas y anarquistas
y que produjo violentos combates.Los generales Manuel Goded y Francisco Franco coordinaron la ofensiva desde Madrid.
El castigo a los rebeldes de
1934 suscitó las primeras divisiones en el seno del gobierno de centro-derecha. Gil
Robles y la CEDA eran partidarios de la aplicación de varias penas de muerte. Alcalá
Zamora les récordó las medidas de gracia impuestas a los conspiradores de 1932 y no
las ejecutó por lo que los ministros de la CEDA retiraron el apoyo al gobierno radical
de Lerroux aunque en Marzo de 1935 se vio obligado a incluir cinco nuevos ministros
de dicha formación y con Gil Robles al frente del Ministerio de la Guerra.
La influencia de la CEDA se tradujo en un anteproyecto para modificar la
Constitución, en el que se presentaba una visión restrictiva de las autonomías, se abolía
el divorcio o se negaba la posibilidad de socializar la propiedad. No obstante el proyecto no fue votado por el surgimiento de una nueva crisis en el gobierno.Las nuevas elecciones quedaron fijadas para el 16 de Febrero.
· El Frente Popular y el estallido de la Guerra Civil.
Oponiéndose a ellos se formó el Frente Nacional o de Orden cuya
cabeza más visible era la CEDA de Gil Robles que lanzó una agresiva campaña
electoral presentándose como la última y única alternativa de defensa ante una
inevitable revolución bolchevique.
Entre estas dos formaciones se contaban los diferentes partidos de centro.
Vistos los resultados, además de la ajustada victoria del Frente Popular, se
aprecia perfectamente la polarización y división de la
sociedad española.
Tras estos resultados, la población salíó a la calle pidiendo la amnistía para los
opositores del gobierno de 1934.
Las huelgas y las invasiones de tierra aumentaron, los conflictos sociales
y laborales amenazaban más que nunca el orden constitucional.
Unos 15.000 militantes de las juventudes de la CEDA abandonaron el
partido y se unieron a un movimiento más combativo, la Falange, que como ya hemos
visto, había sido fundada por José Antonio Primo de Rivera en 1933.
En 1934, junto a Ramiro Ledesma Ramos y Onésimo Redondo, fundadores de
las JONS había negociado su fusión con la
Falange.
El presidente de la República pidió nuevamente a Manuel Azaña que formara
gobierno. Pero nada podía ya detener las pasiones políticas. En la ciudad los puños y
las pistolas habían reemplazado al debate político, en el campo la violencia se había
convertido en el último recurso para escapar de la pobreza.
El descontento popular tenía el signo opuesto en
Navarra, el feudo carlista de campesinos profundamente conservadores estaban
dispuestos a defender Dios, Patria y Rey hasta la muerte.
Para un número creciente de militares el Golpe de Estado era la única forma
posible de restablecer el orden.
El general Franco fue enviado a las islas Canarias, el General Mola fue únicamente
trasladado a Pamplona donde se convirtió en el “Director”, el cerebro del complot.
Dimitido éste, Manuel Azaña fue el único candidato a ocupar su puesto que estaban dispuestos a votar las izquierdas. La jefatura del gobierno pasó a otro republicano, Santiago Casares Quiroga.
Durante esa jornada, los discursos inflamados del líder socialista
Francisco Largo Caballero contribuyeron a la radicalización de las masas. Largo Caballero, apodado “el Lenin español” se había convertido poco a poco en un líder revolucionario.
Entretanto el 25 de Mayo, el General Mola desde Pamplona dio un plan
estratégico detallado sobre la preparación del alzamiento. Dos días después entró en contacto desde la cárcel Modelo de Madrid con José Antonio, el líder de la Falange, que inicialmente no estuvo completamente de acuerdo con el desarrollo del plan.
Finalmente, desde las Canarias el general Franco se comunicó con el cerebro de
la conspiración a pesar de que aún no estaba seguro de que hubiera llegado el momento propicio para el levantamiento. Pese a todo el plan para trasladar a Franco a Marruecos para ponerse al frente de la rebelión en la zona siguió adelante.
Esa noche en Madrid, iba a desencadenarse la tragedia. El teniente de la Guardia
de Asalto José Castillo salía de su casa para empezar su servicio.
Fue muerto a tiros por cuatro hombres armados que escaparon.
Alguien sugirió que fueran a la casa del líder de la CEDA José María Gil Robles, pero éste se encontraba ausente de vacaciones por lo que finalmente se decidíó ir al domicilio del diputado conservador José Calvo Sotelo.
Calvo Sotelo fue asesinado a pesar de que las autoridades republicanas no habían ordenado su detención. Pero inevitablemente se culpó al gobierno de su muerte.
Por su parte, el gobierno republicano de Casares Quiroga parecía no tomarse
totalmente en serio la situación. Diversos políticos de izquierda visitaron al jefe de
gobierno rogándole que hiciera todo lo posible para evitar cualquier intentona del
ejército, incluso le pidieron que repartiera armas al pueblo, pero Casares, temeroso de
perder su última posibilidad de mantener el orden se negaba constantemente limitándose a decir que estaba seguro de que no ocurriría nada. El 17 de Julio de 1936 nada podía salvar ya a España de una Guerra Civil.

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