Relectura de Rerum Novarum por Juan Pablo II
4-11. Resumen de la relectura que hace Juan Pablo II de Rerum Novarum. ¿Añade algo en lo que no habías caído antes en la cuenta?
La encíclica Rerum Novarum introdujo cambios significativos los cuales se fueron desarrollando a medida que se desgranaba la encíclica socialmente. Apareció el **capital** como nueva forma de propiedad y de trabajo.
El trabajo se convertía de este modo en **mercancía**, que podía comprarse y venderse libremente sin tener en cuenta el mínimo necesario para el sustento de la familia. Esta situación trajo gravísimas consecuencias: la división de la sociedad en **clases**, el **liberalismo del Estado**, la **explotación** y la **miseria**.
Según Juan Pablo II, León XIII confirió a la Iglesia una especie de «**carta de ciudadanía**» respecto a las realidades cambiantes de la vida pública con el propósito de esclarecer el conflicto que se había creado entre capital y trabajo; León XIII defendía los **derechos fundamentales de los trabajadores**. Otro principio importante que destacó León XIII fue el **derecho a la propiedad privada** con la que Rerum Novarum afirma también otros derechos como el **derecho a crear asociaciones de empresarios y obreros**, el **derecho al «salario justo»**, el derecho a cumplir libremente los propios deberes religiosos, etc.
Y Juan Pablo II señalando: «La encíclica sobre la cuestión obrera es una encíclica sobre los **pobres** y sobre la **miserable condición** a la que el nuevo y con frecuencia violento proceso de industrialización había reducido a grandes multitudes. También hoy, en gran parte del mundo, semejantes procesos de transformación económica, social y política, originan los mismos males». Personalmente, no me aporta nada nuevo.
Postura ante el liberalismo económico o capitalismo
30-36; 42. Postura ante el liberalismo económico o capitalismo. ¿Te parece nueva respecto a lo que han dicho papas anteriores, e incluso el mismo Juan Pablo II en otros documentos? Señala, si la respuesta es afirmativa, en qué. Y adelanta si se te ocurren, las causas de este cambio.
Juan Pablo II, en Centesimus Annus (CA), condena lo que denomina «**capitalismo salvaje**» pero hace una especie de carta magna de una socialdemocracia moderada, ligeramente a la izquierda de los partidos democristianos de Europa occidental. Según Juan Pablo II, si por «capitalismo» se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la **empresa**, del **mercado**, de la **propiedad privada** y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la **libre creación humana** en el sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva como solución, aunque quizá sería más apropiado hablar de «**economía de empresa**», «**economía de mercado**» o simplemente de «**economía libre**». Pero si por «capitalismo» se entiende un sistema en el cual la libertad, en el ámbito económico, no está encuadrada, de forma estable, en un contexto político que la ponga al servicio de la **libertad humana integral** y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa.
Análisis del Marxismo y causas de su desaparición en Europa
13-15; 23-36; 41. Análisis del Marxismo y de las causas de su desaparición en Europa. ¿Qué añade a lo dicho ya en Laborem Exercens sobre la lucha de clases?
Entre los numerosos factores que el Papa señala en la caída del **marxismo** está el de la **violación de los derechos del trabajador**; también destaca la **ineficiencia del sistema económico**, como consecuencia de la violación de los derechos humanos a la iniciativa, a la propiedad y a la libertad en el sector económico.
Postura ante la ecología
37-39. Postura ante la ecología, prolongación de lo dicho en Sollicitudo Rei Socialis. ¿En qué se diferencia de lo escrito entonces y de lo que sobre este tema escribieron Mater et Magistra y Octogesima Adveniens?
El hombre cree que puede disponer arbitrariamente de la tierra, sometiéndola sin reservas a su voluntad, como si esta no tuviese una fisonomía propia y un destino anterior dados por Dios, y que el hombre puede desarrollar ciertamente, pero que no debe traicionar. En vez de desempeñar su papel de **colaborador de Dios en la obra de la creación**, el hombre suplanta a Dios y con ello provoca la **rebelión de la naturaleza**, más bien tiranizada que gobernada por él. A este respecto, la humanidad de hoy debe ser consciente de sus deberes y de su cometido para con las **generaciones futuras**.
Sin embargo, a pesar de su propia contribución al equilibrio general de la tierra, nos esforzamos muy poco por salvaguardar las condiciones morales de una auténtica «**ecología humana**». Es preciso mencionar en este contexto los graves problemas de la moderna urbanización, la necesidad de un urbanismo preocupado por la vida de las personas, así como la debida atención a una «**ecología social**» del trabajo.
La primera estructura fundamental en favor de la «ecología humana» es la **familia**, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué significa amar y ser amado, y por consiguiente qué significa en concreto ser una persona. Es preciso volver a considerar la familia como el **santuario de la vida**. En efecto, es sagrada: es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a los que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. Frente a la llamada **cultura de la muerte**, la familia constituye la sede de la **cultura de la vida**.
En la encíclica Sollicitudo Rei Socialis (SRS) han sido denunciadas las campañas sistemáticas contra la natalidad que, sobre la base de una concepción deformada del problema demográfico y en un clima de «absoluta falta de respeto por la libertad de decisión de las personas interesadas», las someten frecuentemente a «intolerables presiones».
Todo esto se puede resumir afirmando, una vez más, que la **libertad económica** es solamente un elemento de la **libertad humana**.
Condiciones del Estado democrático según Juan Pablo II
44-47. Condiciones que debe reunir el Estado democrático según Juan Pablo II. Enuméralas. Pablo VI había dicho algo semejante en Octogesima Adveniens 22-25. A la luz de estos párrafos y de lo que se afirma en Pacem in Terris 67-74 y en Gaudium et Spes 75, ¿piensas que se puede decir que «La DSI aprecia el sistema democrático»? Fundamenta tu respuesta.
Las condiciones que debe reunir el **Estado democrático**, según Juan Pablo II, son:
- Una auténtica democracia es posible solamente en un **Estado de derecho** y sobre la base de una recta concepción de la **persona humana**.
- Se deben dar unas condiciones necesarias para la **promoción de las personas** mediante la **educación** y la **formación en los verdaderos ideales**.
- Es importante la «**subjetividad**» de la sociedad mediante la creación de estructuras de **participación** y de **corresponsabilidad**.
- Reconocimiento de derechos fundamentales como el **derecho a la vida**, el derecho a vivir en una **familia unida** y en un ambiente moral, el derecho a madurar la propia inteligencia y la propia libertad a través de la búsqueda y el conocimiento de la verdad; el derecho a participar en el trabajo para valorar los bienes de la tierra, el **derecho a la libertad religiosa**, entre otros.
La caída del totalitarismo comunista ha puesto en evidencia la necesidad del **Estado de Derecho**, con la **separación de poderes**, que postula y se nutre de la democracia y se fundamenta en los **Derechos Humanos**.
Haciendo una lectura de dicho documento, se observa que la **Doctrina Social de la Iglesia** (DSI) no valora el sistema democrático, porque analiza la experiencia de los países desarrollados que ya están gobernados por sistemas democráticos, y comprueba que los derechos que anteriormente se han expuesto no son estimados por dichos gobiernos democráticos.
Papel del Estado en lo económico
48. Papel del Estado en lo económico: lo que le toca hacer y lo que no le toca hacer. Complétalo con Centesimus Annus 15 y compara esta opinión con Mater et Magistra 51-58 y con Populorum Progressio 33-34: ¿Ves diferencias de matiz entre ellas? Explícalas y explica por qué.
La primera incumbencia del Estado es, pues, la de garantizar esa **seguridad**, de manera que quien trabaja y produce pueda gozar de los frutos de su trabajo y, por tanto, se sienta estimulado a realizarlo eficiente y honestamente.
Otra incumbencia del Estado es la de vigilar y encauzar el ejercicio de los **derechos humanos** en el sector económico; pero en este campo la primera responsabilidad no es del Estado, sino de cada persona y de los diversos grupos y asociaciones en que se articula la sociedad. El Estado no podría asegurar directamente el **derecho a un puesto de trabajo** de todos los ciudadanos sin estructurar rígidamente toda la vida económica y sofocar la **libre iniciativa** de los individuos.
El Estado tiene, además, el derecho a intervenir cuando situaciones particulares de **monopolio** creen rémoras u obstáculos al desarrollo. Pero, aparte de estas incumbencias de armonización y dirección del desarrollo, el Estado puede ejercer funciones de **suplencia** en situaciones excepcionales, cuando sectores sociales o sistemas de empresas sean inadecuados para su cometido.
Sin embargo, deficiencias y abusos del mismo derivan de una inadecuada comprensión de los deberes propios del Estado. En este ámbito también debe ser respetado el **principio de subsidiariedad**. Una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándola de sus competencias, sino que más bien debe sostenerla en caso de necesidad y ayudarla a coordinar su acción con la de los demás componentes sociales, con miras al **bien común**.
Es por ello que, al intervenir directamente y quitar responsabilidad a la sociedad, el **Estado asistencial** provoca la pérdida de energías humanas y el aumento exagerado de los aparatos públicos, dominados por lógicas burocráticas más que por la preocupación de servir a los usuarios, con enorme crecimiento de los gastos.
Papel de la Iglesia en los asuntos públicos y comunes
49 y 52. Papel de la Iglesia en los asuntos públicos y comunes.
La Iglesia, fiel al mandato de Cristo, su Fundador, está presente desde siempre con sus obras, que tienden a ofrecer al hombre necesitado un **apoyo material** que no lo humille ni lo reduzca a ser únicamente objeto de asistencia, sino que lo ayude a salir de su situación precaria, promoviendo su **dignidad de persona**. Gracias a Dios, hay que decir que la **caridad operante** nunca se ha apagado en la Iglesia y, es más, tiene actualmente un multiforme y consolador incremento. A este respecto, es digno de mención especial el fenómeno del **voluntariado**, que la Iglesia favorece y promueve, solicitando la colaboración de todos para sostenerlo y animarlo en sus iniciativas.
Es urgente, entonces, promover **iniciativas políticas** no solo en favor de la familia, sino también **políticas sociales** que tengan como objetivo principal a la familia misma, ayudándola mediante la asignación de recursos adecuados e instrumentos eficaces de ayuda, bien sea para la educación de los hijos, bien sea para la atención de los ancianos, evitando su alejamiento del núcleo familiar y consolidando las relaciones entre las generaciones.
Por esto hace falta un gran esfuerzo de **comprensión recíproca**, de conocimiento y **sensibilización de las conciencias**. He ahí la deseada cultura que hace aumentar la confianza en las potencialidades humanas del pobre y, por tanto, en su capacidad de mejorar la propia condición mediante el trabajo y contribuir positivamente al bienestar económico.
La cultura según Juan Pablo II
50-51. Completa estos números con lo que dice el Papa en Centesimus Annus 24 sobre la cultura y esboza una descripción de lo que, a partir de estos números, entiende Juan Pablo II por «cultura».
Cuando una cultura se encierra en sí misma y trata de perpetuar formas de vida anticuadas, rechazando cualquier cambio y confrontación sobre la verdad del hombre, entonces se vuelve estéril y lleva a su decadencia. Toda la actividad humana tiene lugar dentro de una cultura y tiene una **relación recíproca** con ella. A ella dedica también su capacidad de **autodominio**, de **sacrificio personal**, de **solidaridad** y disponibilidad para promover el **bien común**. Por esto, la primera y más importante labor se realiza en el **corazón del hombre**. Es a este nivel donde tiene lugar la contribución específica y decisiva de la Iglesia en favor de la **verdadera cultura**. Ella promueve el nivel de los comportamientos humanos que favorecen la **cultura de la paz** frente a los modelos que anulan al hombre en la masa, ignoran el papel de su **creatividad** y **libertad** y ponen la grandeza del hombre en sus dotes para el conflicto y para la guerra.
Por esto hace falta un gran esfuerzo de **comprensión recíproca**, de conocimiento y **sensibilización de las conciencias**. He ahí la deseada cultura que hace aumentar la confianza en las potencialidades humanas del pobre y, por tanto, en su capacidad de mejorar la propia condición mediante el trabajo y contribuir positivamente al bienestar económico.