Movimientos Migratorios: Conceptos Fundamentales
Los movimientos migratorios son los desplazamientos espaciales de la población que hacen referencia a la salida o entrada de personas en un área geográfica determinada por diversos motivos, como económicos, políticos o religiosos.
- La emigración es la salida, generalmente de jóvenes, que provoca un descenso de la natalidad, un aumento de la mortalidad y el envejecimiento de la población en el lugar de origen.
- La inmigración es la llegada de población a un lugar, lo que, por el contrario, incrementa la natalidad y disminuye la mortalidad en el lugar de destino.
Los movimientos migratorios pueden clasificarse de diversas maneras:
- Por su duración:
- Definitivos: Establecimiento permanente en el nuevo lugar.
- Temporales: Estancia por un periodo limitado.
- Diarios: Conocidos como movimientos pendulares, son desplazamientos cotidianos entre el hogar y el lugar de trabajo o estudio.
- Por su alcance geográfico:
- Interiores: Realizados dentro del mismo país.
- Exteriores: Salidas fuera del país.
6.1 Migraciones Interiores y su Evolución en España
Las migraciones interiores son desplazamientos de personas dentro del territorio nacional y reflejan la situación económica y social del país. En España, se distinguen varios tipos:
- Éxodo rural: Emigración masiva del campo a la ciudad, impulsada por el exceso de mano de obra en el sector primario y la búsqueda de oportunidades en áreas urbanas.
- Migraciones intrarregionales: Movimientos de corto desplazamiento que se producen dentro de la misma provincia o región.
- Movimientos habituales: Desplazamientos periódicos que se realizan en el entorno de las grandes ciudades, principalmente entre el hogar y el trabajo (movimientos pendulares).
Los movimientos migratorios entre el interior y la periferia han sido habituales en España a partir del siglo XVI. Sin embargo, los actuales desequilibrios de población tienen su origen en los grandes movimientos migratorios iniciados a mediados de los años 50 del siglo XX.
Durante ese periodo, la emigración fue masiva y las áreas con mayor crecimiento natural se convirtieron en zonas de expulsión hacia las grandes áreas de inmigración (principalmente Madrid, Cataluña y el País Vasco). Posteriormente, el desarrollo turístico desplazó gran cantidad de mano de obra hacia las provincias insulares y zonas del Levante. Algunas capitales de provincia también fueron focos de atracción.
Con la crisis económica de 1973, llegó la reconversión de la industria. Los movimientos tan espectaculares de décadas anteriores se ralentizaron y algunas comunidades perdieron población. A partir de 1986, se observó un aumento de las migraciones provinciales de tipo suburbano y el desarrollo de las comunidades autónomas supuso un aumento de los movimientos pendulares.
6.2 Migraciones Exteriores
América
La emigración española a América se mantuvo hasta la independencia de las colonias a principios del siglo XIX. La apertura del mercado americano a gente emprendedora y mano de obra cualificada favoreció la emigración española a Latinoamérica y, en menor medida, a EE. UU. y Canadá.
La Guerra Civil española supuso el fin de este movimiento masivo. Sin embargo, entre los años 1949 y 1950, los puntos de destino preferidos eran las Antillas y Argentina, aunque posteriormente Argentina fue superada por Venezuela y Brasil.
Galicia ha sido tradicionalmente la región más migratoria, debido a que el campo gallego tenía suelos pobres y explotaciones pequeñas. En las dos etapas migratorias principales a países de Latinoamérica, predominó una población de campesinos y obreros de baja cualificación que primero se dedicaron al campo y después a la industria.
El Plan de Estabilización de 1959 cambió el rumbo de la emigración americana hacia Europa, y solamente los trabajadores muy cualificados continuaron emigrando a América. La Ley de Cuotas de los años 20 en Estados Unidos restringió la entrada de muchas personas; solo pudieron asentarse los españoles que trabajaban en el sector terciario y fueran profesionales. La emigración a Australia estuvo muy controlada y con muchas restricciones para los anglosajones.
Después de la Guerra Civil, tuvo lugar un importante trasvase de población. En 40 años, aproximadamente 25 mil personas emigraron a ese continente y a Canadá; eran los mismos inmigrantes que a EE. UU. y estaban muy cualificados.
Europa
La emigración a Europa se dirigió sobre todo a Francia, con una notable presencia de trabajadores andaluces y murcianos. El final de la Guerra Civil supuso la emigración forzosa para muchos exiliados políticos.
El Plan de Estabilización, la apertura de fronteras y la fuerte demanda de mano de obra en el continente provocaron la salida de más de 1 millón de inmigrantes españoles que se dirigieron principalmente a Holanda, Francia y Alemania. La mayoría eran jóvenes desempleados dedicados al campo, procedentes de las comunidades más pobres de España.
Las principales razones de esta emigración masiva fueron:
- La plena expansión de la industria de la Europa occidental, que se encontraba en reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial y necesitaba mano de obra.
- El excedente de población en el sector agrario español, que era incapaz de ser absorbida por la incipiente industria nacional. El campo era deficitario y 1960 fue un año pésimo para la agricultura, lo que impulsó a los excedentes del medio rural a emigrar.
Este movimiento migratorio a Europa tuvo importantes consecuencias para España: saneó la economía nacional, generó divisas (remesas de los emigrantes) y contribuyó a la reducción del paro. Sin embargo, en los años 80 se produjo un retorno masivo de los inmigrantes hacia nuestro país, debido a la crisis económica europea y la mejora de las condiciones en España.
6.3 Inmigración Extranjera en España
Resulta sorprendente cómo España ha pasado de ser un país de emigrantes a convertirse en un destino alternativo de las migraciones extracomunitarias en pocas décadas.
En 2001, entró en vigor la nueva Ley de Extranjería, que recoge los derechos y libertades de los extranjeros en nuestro país y busca su integración en la sociedad.
Según la legislación actual, los extranjeros que deciden residir en España se pueden clasificar en tres grupos principales:
- Aquellos que, tras años de permanencia, se nacionalizan, pasando a ser españoles de pleno derecho.
- Los que mantienen su nacionalidad pero tienen permiso de residencia y trabajo, por lo que son inmigrantes legales.
- Los que se encuentran en situación irregular, conocidos también como «sin papeles».
Geográficamente, desde Gerona a Huelva, incluidas las Islas Baleares, se concentra la mitad de los extranjeros legales que viven en España. Es importante señalar que en algunas zonas, como Cataluña y Andalucía, se han producido episodios de violencia xenófoba contra inmigrantes de Marruecos y subsaharianos, aunque también existen numerosas manifestaciones y movimientos sociales para defender su situación y derechos en España.