Eje cronológico del Siglo XVI en España


3.6LOS AUSTRIAS DEL Siglo XVII El Gobierno de los Válidos. Una de las grandes novedades políticas del siglo XVII — la consolidación de la figura del valido, figura enormemente poderosa que ejercía su autoridad exclusivamente por la confianza personal que le otorga el rey.
Practicaban el gobierno al margen de otras instituciones, y por delegar, a su vez, parte de sus funciones en otros personajes menores, y en general por la concesión de puestos a amigos y parientes como medio de asegurarse el control del poder (nepotismo), lo que generó gran corrupción. El reinado de Felipe III (1598-1621): corrupta gestión del Duque de Lerma, quien llegó a enriquecerse enormemente a costa del poder y que solo le libró del proceso el capelo cardenalicio. Al mismo tiempo se produjo la expulsión de los moriscos en 1610, que supuso el abandono del territorio de casi trescientas mil personas. En el reinado de Felipe IV (1621-1665) destaca la figura del conde-duque de Olivares y sus intentos de integración política mediante la creación de la llamada Uníón de Armas, ejército nacional compuesto por hombres aportados de los distintos territorios que compónían la monarquía española. Este hecho, junto con la grave situación internacional provocó los levantamientos en Cataluña y en Portugal en 1640. La crisis de 1640. La inmersión de España en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y el giro adverso que experimenta como consecuencia de la entrada de Francia en el conflicto a partir de 1635, provoca que Olivares adopte unas medidas tendentes a reforzar la posición defensiva de España. Pretende crear una fuerza nacional, la llamada Uníón de Armas,  como consecuencia de la aportación solidaria de hombres provenientes de los distintos territorios de la monarquía. Pero obtiene un resultado totalmente opuesto al previsto: la sublevación de Cataluña y Portugal. Al abrirse un frente de conflicto con Francia por la frontera catalana, la monarquía despliega en el territorio mercenarios castellanos y soldados italianos cuyo comportamiento fue vergonzoso e indisciplinado al asaltar propiedades y saquear pueblos. Todo ello provocó una reacción local que se levantó contra Olivares y el Rey. En Junio de 1640 los sublevados catalanes toman Barcelona y asesinan al Virrey. Felipe IV intenta sofocar el levantamiento, pero fracasa en varias ocasiones. La revuelta no terminará hasta 1652 en que el Rey envía a su hijo bastardo, Juan José de Austria, con un potente ejército a reprimir a los sublevados que, agotados, terminaron por ser sometidos. No obstante, Felipe IV mantuvo los fueros catalanes, aunque con leves modificaciones. Paralelamente se produjo el levantamiento portugués, muy facilitado por la ausencia de tropas en la zona e impulsado por la sublevación catalana, así como la animadversión que creaba también en Portugal la participación en la Uníón de Armas. Todo ello unido a  las simpatías de otras potencias europeas (Inglaterra y Francia) que veían con aprensión la potente uníón ibérica. Difícilmente pudo Olivares controlar el levantamiento secesionista portugués, cuya independencia fue reconocida finalmente en 1665 con el Duque de Bragança como nuevo rey con el nombre de Juan IV. Los sucesos de 1640 precipitaron la caída de Olivares, que se retira en 1643.  Lo acontecido, junto con la pésima situación económica y los desastres militares de España en Europa, precipitarán la decadencia española en la segunda mitad del Siglo XVII.


3.5 EXPLORACIÓN Y COLONIZACIÓN DE AMÉRICA. Exploración. Una vez conquistadas las islas del Caribe, los castellanos tenían las bases aseguradas para iniciar la expansión hacia el continente americano. De este modo, a principios del Siglo XVI comenzaron las expediciones desde Cuba hacia el área mesoamericana (México y parte de Centroamérica) a cargo de Hernán Cortés que, aliado con otros pueblos indígenas, consigue dominar el gran Imperio azteca en 1520 tras la conquista de su capital: Tenochtitlán y la eliminación de su emperador Moctezuma. El deseo por aumentar las riquezas de oro promovíó otra gran conquista capitaneada por Francisco Pizarro, que entre 1532 y 1533 desde Panamá atraviesa los Andes y somete al Imperio Inca del Perú entrando en Cuzco, su capital, sin apenas oposición. Otras expediciones posteriores (Pedro de Mendoza: Río de la Plata; Jiménez Quesada: Colombia; Francisco de Orellana: Amazonas) irían completando el dominio continental por parte de la metrópoli. Colonización y conscuencias. Paralela la conquista dio comienzo la colonización, es decir, la explotación de los recursos y la administración de los territorios. La economía se puso al servicio de la metrópoli explotándose las minas de plata mexicanas (Zacatecas) y peruanas (Potosí), También se llevaron a cabo explotaciones agrícolas por parte de los conquistadores empleando la mano de obra indígena bajo la forma jurídica de la ENCOMIENDA, que se basaba en asignar a los nuevos propietarios amplias parcelas de tierras con grupos de indígenas asociados a ellas y que en la práctica quedarían en manos de una clase terrateniente castellana, lo que daría lugar a muchas situaciones abusivas, denunciadas en ocasiones por religiosos (Bartolomé de las Casas) y que provocarían la intervención arbitral de la Corona (Leyes Nuevas, 1542).


3.9 CRISIS Y DECADENCIA DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: EL REINADO DE Carlos II Y EL PROBLEMA SUCESORIO Cada vez era más evidente que el Imperio europeo edificado en el Siglo XVI no podía mantenerse, a tenor de los acontecimientos del siglo siguiente. De hecho, las grandes potencias europeas buscaban la forma de repartirse el Imperio español al confirmarse la esterilidad del último rey Austria: Carlos II (1675-1700) Efectivamente, Carlos II casó en primeras nupcias con la infanta francesa María Luisa de Orléans, que murió prematuramente sin sucesión. El segundo matrimonio del Rey fue con la princesa alemana Mariana de Neoburgo, con igual fruto negativo. Entre tanto, la Corte de Madrid era un hervidero de intrigas alrededor del viejo Alcázar. Por un lado, se especulaba con la posibilidad de que el monarca estuviera hechizado y una legión de exorcistas y expertos en brujería pululaban por palacio. Por otro lado, los embajadores europeos también revoloteaban en torno al Rey y su posible testamento. Los consejeros de Carlos II comprendían que la única manera de evitar una guerra internacional o una excesiva fragmentación de los territorios hispánicos era nombrar un heredero que no fuera ni el emperador de Austria (perteneciente a la otra rama de los Habsburgo) ni un príncipe francés; Carlos II nombró a José Fernando de Baviera como sucesor, pero éste murió en 1699. Ante esta pérdida, Carlos II declara sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, a quien se nombraba heredero de todos los territorios españoles y ultramarinos. Quedaba, por tanto, descartado el otro gran candidato: Carlos, archiduque de Austria. El 1 de Noviembre de 1700 muere el Rey y con él se extingue la dinastía de los Austrias en España. Felipe de Anjou hará su entrada en Madrid en Febrero de 1701 como nuevo rey (Felipe V) y cabeza de la nueva dinastía: los Borbones.


4.1 LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA Y EL SISTEMA DE Utrecht. Los partidarios del archiduque Carlos van a plantar oposición originándose–Guerra de Sucesión (1701-1713). En esta guerra participará Francia, Inglaterra, Austria y más tarde Portugal (1703). A su vez hubo una división interna ya que Castilla  se mostró partidaria de la causa borbónica mientras que Aragón era claramente austracista. El archiduque Carlos llegó a entrar en Madrid provocando la huida de Felipe V. No obstante las decisivas batallas de Almansa (1707), de Brihuega y de Villaviciosa (1710) fueron favorables a los Borbones. Estos acontecimientos junto con la inesperada muerte del heredero del Imperio austriaco en 1711, supuso la retirada de Inglaterra de la guerra, hecho decisivo para la victoria borbónica. El Tratado de Utrecht (1713) ponía fin a la guerra, aunque con la pérdida de todas las pertenencias europeas (Milán, Nápoles, Sicilia y Cerdeña) Inglaterra obténía Menorca ) y la plaza de Gibraltar. Además conseguían una serie de privilegios comerciales con América como eran el “asiento de negros” para la introducción de esclavos, así como el “navío de permiso anual”, que permitía exportar hasta 500 toneladas de mercancías a los territorios hispanoamericanos. También se consagraba la presencia inglesa en algunos territorios canadienses (Nueva Escocia y Terranova). LOS PACTOS DE FAMILIA  La política exterior de los Borbones se orientó en dos direcciones: la revisión del Tratado de Utrecht y la defensa del Imperio ultramarino. El instrumento diplomático será la alianza francesa en los que han sido conocidos como los Pactos de Familia (1733, 1743 y 1761). El instrumento militar será el nuevo ejército permanente y la marina de guerra potenciada para conservación de los territorios ultramarinos. En Europa se orientó hacia el irredentismo mediterráneo al tratar sobre todo de recuperar los dominios perdidos en Italia. En 1717 se ocupa Cerdeña y en 1718 Sicilia, pero la derrota española obliga al abandono de ambas islas. En 1733, firma del Primer Pacto de Familia que supondrá una alianza con Francia que producirá la reconquista de Nápoles y Sicilia, lo que convertirá en rey a Carlos. La g. De sucesión en Austria fomentó el Segundo Pacto de Familia (1743), lo que permite un segundo dominio borbónico en Italia con los ducados de Parma, Piacenza y Guastalla, cuya titularidad corresponderá al infante Felipe. Con Fernando VI no habrá grandes conflictos exteriores gracias a una política exterior de paz, limitándose su gestión al reforzamiento de la Armada. Con Carlos III se firma el Tercer Pacto de Familia (1761), que arrastra a España a una guerra contra Inglaterra con derrota Franco-española (Guerra de los Siete Años). 1776 Declaración de independencia de las Trece Colonias americanas, que compondrán los Estados Unidos. España apoya a los sublevados y en la Paz de Versalles (1783) Inglaterra devuelve Menorca a España, pero no Gibraltar.


4.2 LA NUEVA MONARQUÍA BORBÓNICA. Los Borbones van a proceder al refuerzo de la monarquía absoluta y a una fuerte centralización administrativa, y emprenderán una serie de reformas. Desde el punto de vista territorial, la centralización se materializó en los Decretos de Nueva Planta (1716) que abolían el sistema foral en toda la Corona de Aragón e implantación de un nuevo régimen más acorde con las exigencias del absolutismo ilustrado. También abolían las Cortes separadas y se establecía la incorporación de todos los representantes aragoneses a las Cortes de Castilla, que quedaban unificadas en las Cortes españolas con la salvedad de Navarra, que mantendrían las propias. Significó un nuevo paso adelante en la construcción de un Estado centralizado. 1713- Felipe V aprueba la Ley Sálica(mujeres no pueden reinar). Remodelación de la Hacienda significó la transferencia de la gestión fiscal a manos del intendente. La máxima innovación fueron las secretarías de Estado, órganos de gobierno que eclipsarían el papel de los viejos consejos. Bajo Felipe V, en 1721, se establecieron cinco secretarías: S. De Estado (exteriores, la más importante); S. De Gracia y Justicia; S. De Hacienda; S. De Guerra; S. De Marina e Indias. Las secretarías se acabaron integrando en un organismo superior, la Junta Suprema de Estado (1787) que funciónó como un verdadero consejo de ministros. Relaciones Iglesia-Estado se movieron dentro de las coordenadas regalistas cuando el poder político trató de imponer su autoridad sobre la Iglesia. El Concordato de 1753 dotaba a los reyes del derecho de Patronato y de presentación de obispos. También se apreció en un mayor control sobre el Santo Oficio.

4.3 LA ESPAÑA DEL Siglo XVIII. El reformismo borbónico también se extendíó en América. Las reformas económicas más importantes se dieron en la plata mexicana, lo que favorecíó a un empresariado minero e impulsaron el progreso tecnológico. También fue importante el decreto de Libre Comercio (1778), que abríó el tráfico a numerosos puertos españoles y americanos. Las reformas administrativas supusieron la creación de dos nuevos virreinatos más: Nueva Granada (1717) y Río de la Plata (1776). También se erigieron nuevas audiencias, así como el refuerzo de ejército y la defensa de las ciudades americanas con una red de fortificaciones.  En España, el aumento demográfico junto con las reformas emprendidas, impulsaron la creación de las Reales Fábricas (cristal de La Granja, porcelana de El Retiro, Tapices de Madrid, etc.) bajo el patrocinio de la Corona, aunque su producción no era abundante ni excesivamente competitiva. Asimismo, especialmente durante el reinado de Carlos III, se potenciaron las industrias privadas, lo que favorecíó especialmente una floreciente producción textil en Cataluña cuya nueva materia prima, el algodón, iba sustituyendo a la lana. Todo esto, junto con el tradicional espíritu emprendedor y comercial de Cataluña, impulsó el especial despegue económico de esta regíón.


4.4 IDEAS FUNDAMENTALES DE LA ILUSTRACIÓN. La Ilustración: base teórica o intelectual del reformismo borbónico. Los ilustrados concibieron la monarquía como el motor de la modernidad. El conocimiento científico había de aplicarse a la búsqueda del bienestar general. La finalidad educativa de la creación artística y literaria, el progreso y la felicidad eran metas del pensamiento ilustrado y de su práctica reformista. La Ilustración se dotó de instrumentos de difusión cultural: academias, universidades, Sociedades Económicas de Amigos del País, ediciones, publicaciones periódicas, etc. En 1714 Felipe V funda la Real Academia de la Lengua. A ella siguieron la fundación de otras (Historia, Bella Artes, etc.).Carlos III, (1759-1788) asume con cierta edad el trono español y viene con la experiencia de haber sido rey de Nápoles, alcanza su apogeo lo que se conoce como el despotismo ilustrado, que es una forma de gobierno típica del Siglo XVIII y consiste en compatibilizar el refuerzo del poder absoluto del rey con un programa de reformas cuyo fin es el bien común de los súbditos. El rey tiene que hacer frente a un levantamiento provocado por la carestía de 1766, el descontento ante los ministros extranjeros (Esquilache) y la imposición de una serie de medidas de orden público que alteraba la indumentaria de los súbditos. El Motín de Esquilache respondía a los recelos de una aristocracia española contraria a la amplia política de reformas que pretendía el ministro italiano. Carlos III se vio obligado a cesar a su ministro y sustituirlo por políticos españoles (Conde de Aranda). El Rey utilizó el motín para hacer un alarde de su poder absoluto y se sirvió de él para tener el gran pretexto para la expulsión de los jesuitas en 1767 acusando a éstos de ser los instigadores del levantamiento. Las consecuencias de la expulsión se notaron no sólo en el ámbito de la enseñanza y la formación, sino también en las misiones que la Compañía tenía en América y que era unas variantes más humanitarias que otros tipos de ocupación. Durante el reinado de Carlos III el poder político de la Corona se fortalecíó ampliamente y se opuso a cualquier persona o institución que cuestionara dicho refuerzo.


2.2 AL-ÁNDALUS: REINOS DE TAIFAS. REINO NAZARÍ Los Reinos de los Taifas. En  1031 desaparece el Califato de Córdoba por  las ambiciones y rivalidades entre la nobleza cordobesa, y el califato se fragmenta en pequeños reinos de taifas. Estos fueron en principio 25, pero variaron en número, riqueza y poder, terminando por imponerse las poderosas taifas de Zaragoza, Toledo, Badajoz, Sevilla y Granada. A veces estos reinos eran tributarios de los cristianos (PARIAS),  mantuvieron una prosperidad económica y conocieron un cierto resurgimiento artístico y cultural, pero su estructura militar se fue debilitando y persistíó sólo a costa de un ejército de mercenarios. La conquista de Toledo por los cristianos (1085) exigíó a los musulmanes de Al-Ándalus, la ayuda exterior. Las Invadiones de los imperios norteafricanos. La Península sufríó dos grandes invasiones de pueblos norteafricanos: almorávides (1090-1146) y almohades (1170-1220) e incluso en el Siglo XV, una tercera de menor relevancia: la de los benimerines.  ALMORÁVIDES: los almorávides eran tribus berberiscas del norte de África, cuyo nombre (consagrados a Dios) nos explica el rigor religioso que preconizaban y que se había perdido según ellos en Al-Ándalus. Habían logrado crear un gran Imperio que se extendía desde el Senegal hasta Argelia. Tras la caída de Toledo en poder de Alfonso VI (1085), ALMOTAMID, rey de la Taifa de Sevilla, temiendo que los cristianos en su reconquista pusieran en peligro su propio reino, llamó en su ayuda a los almorávides, quienes consiguieron contener a los cristianos durante algún tiempo. Su dominio apenas duró 50 años, ya que la rebelión de los hispanomusulmanes dio como resultado los Segundos Reinos Taifas. En 1170 un nuevo Imperio, el de los ALMOHADES (unitarios), vendrá a imponerse estableciendo de nuevo la unidad política de  Al- Ándalus. La derrota de los almohades por los cristianos en las Navas de Tolosa (1212) originará la reaparición por tercera vez de los reinos de taifas, que van cayendo en poder cristiano, salvo el Reino nazarí  de Granada, última monarquía musulmana, que comprendíó territorios actuales de Granada, Málaga y Almería, y que en 1492 cayó en poder cristiano tras su conquista por los Reyes Católicos.


2.6 ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LA CORONA DE Castilla. R. De Castilla. La forma de gobierno  fue la MONARQUÍA AUTORITARIA, es decir, el monarca, en teoría tenía todo el poder en sus manos, aunque en algunos territorios del Reino era común que los reyes cedieran a nobles destacados el ejercicio de funciones de gobierno y administrativas en su nombre.  Los grupos sociales más destacados formaban las CORTES, organismo consultivo en el que estaban representados los llamados «tres brazos» de la sociedad: nobleza, clero y aristocracia urbana. Las Cortes eran convocadas por el rey y no tenían gran capacidad decisoria en Castilla, sino consultiva. Sin embargo, sí podían decidir la concesión o no de nuevos tributos a petición real. En las ciudades castellanas, el órgano de gobierno municipal eran los CONCEJOS, pero estas instituciones fueron perdiendo influencia frente a los CORREGIDORES, delegados del poder del rey en las ciudades.Corona de Aragón: el sistema político se organizaba en torno a una MONARQUÍA PACTISTA, es decir,  el rey tenía ciertos poderes, pero era una monarquía concebida como resultado de un pacto entre el monarca y los súbditos, es decir, los reyes se comprometían a respetar y cumplir las leyes de cada uno de los Estados y recíprocamente recibían el juramento de fidelidad de sus gentes. Territorialmente, la Corona de Aragón era una federación de tres Estados autónomos: el Reino de Aragón, el Condado de Cataluña (del que dependían Las Baleares) y el Reino de Valencia. Cada uno de ellos conservaron peculiaridades específicas así, por ejemplo, en el Reino de Aragón existía el JUSTICIA MAYOR, autoridad encargada de defender los fueros aragoneses.; en Cataluña, la GENERALITAT era también encargada de vigilar que se cumpliese lo pactado entre el rey de Aragón y las Corts catalanas. Para la administración del territorio delegaba su poder en los VEGERS de Cataluña, MERINOS en Aragón y GOBERNADORES en Valencia, que eran delegados territoriales del poder real. En la Corona de Aragón, las CORTES tuvieron un papel mucho más destacado que en Castilla porque tenían un mayor poder decisorio. También reunían a los grupos sociales más poderosos y tuvieron tres funciones importantes: legislativas, la facultad de presentar agravios al rey y la concesión de tributos especiales. Existían unas cortes para cada territorio (aragonesas, valencianas y catalanas), aunque en laguna ocasión, el rey podía convocar una reuníón conjunta de Cortes de toda la Corona. R. De Navarra: el poder territorial de la nobleza local era muy grande de modo que el Rey se tenía que someter a un pacto con los miembros de este poderoso grupo que, reunido en Cortes, deliberaba y finalmente acordaba con la Corona las diversas medidas que afectaban al territorio. De este modo, cuando Navarra terminó incorporada al Reino de Castilla, a principios del Siglo XVI, pudo mantener un régimen especial, conocido como el régimen foral, que obligaba a los nuevos reyes a no imponer normas desde Castilla, sino a negociar con las Cortes de Navarra cualquier decisión que afectara al territorio foral.


3.8 PRINCIPALES FACTORES DE LA CRISIS DEMOGRÁFICA…Desde el punto de vista demográfico y social, la población entre Castilla y Aragón en el Siglo XVII era de unos ocho millones de habitantes y así se mantuvo a lo largo del siglo. Hablamos por tanto de un estancamiento demográfico provocado por las epidemias, la emigración, guerra, malas cosechas y expulsión de los moriscos. El Rey se rodéó de una nobleza parasitaria e improductiva. También existía una baja nobleza (hidalgos) que vivía en condiciones casi miserables, pero cuyo origen les impedía trabajar. El clero aumentó enormemente (sobre todo regulares) ya que era una forma de sobrevivir en épocas de miseria, lo que implicó corrupción en muchos casos. Aumentó el número de vagabundos, bandoleros y delincuentes que buscaban sobrevivir en una sociedad donde el “caldo de cultivo” para la picaresca estaba servido. Desde el punto de vista económico, un mal que azotó de forma crónica a todos los periodos del Siglo XVII fue la quiebra de la Hacienda estatal llegando en muchos momentos a ser los gastos tres veces superiores a los ingresos. Las torpes soluciones que se daban desde el poder no hacían sino agravar el problema: los resellos y las excesivas emisiones de moneda generaban un proceso de inflación galopante. Todo ello se hacía para evitar la impopular medida de aumentar los ingresos a base de la subida de impuestos, algo a los que finalmente había que recurrir y que generaba fuertes tensiones sociales. En cuanto a la producción, se aprecia una crisis general que afecta mucho más a las áreas centrales de la Península, aunque también, en menor medida, incide en áreas periféricas. La agricultura experimenta una decadencia en la explotación de cereales y un avance de algunos nuevos cultivos como el maíz. También avanzaron los pastizales de ganadería ovina frente a las tierras de agricultura. Prácticamente un tercio de las antiguas tierras de cultivo se vuelven de baldío. La expulsión de los moriscos también afectó al Levante de manera decisiva, ya que despobló la zona de una mano de obra fundamental para los cultivos La producción manufacturera también decayó, lo que supuso una balanza comercial negativa. Las grandes ferias perdieron mucha fuerza, mientras la fue ganando una creciente presencia extranjera en los puertos españoles.

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