El Declive de Isabel II y la Transformación de España en el Siglo XIX


1. Explicar el final del reinado de Isabel II

El final del reinado de Isabel II estuvo marcado por un profundo desgaste político, institucional y social. El sistema moderado, sostenido durante años mediante el fraude electoral y la intervención constante de la Corona, había agotado su capacidad de integrar a las distintas fuerzas políticas. La reina intervino repetidamente en los gobiernos, favoreciendo a los moderados más conservadores y marginando a progresistas y demócratas, lo que generó un creciente malestar. A ello se sumaban una serie de crisis económicas, como la crisis financiera de 1866, que provocó desempleo, quiebras bancarias y malestar entre las clases populares. Paralelamente, los escándalos en la Corte y la impopularidad personal de la reina contribuyeron a que su figura fuera vista como un obstáculo para la estabilidad. La falta de reformas, la represión de protestas y el carácter autoritario del régimen generaron alianzas entre progresistas, demócratas y parte de la Unión Liberal. Todo culminó en la Revolución Gloriosa de 1868, que derrotó al ejército isabelino en Alcolea y obligó a la reina a exiliarse, poniendo fin a su reinado.


2. Explicar las características de la desamortización general de Madoz

La desamortización general de Madoz, aprobada en 1855, fue una de las medidas económicas más relevantes del liberalismo español. A diferencia de la desamortización de Mendizábal, centrada en bienes eclesiásticos, la de Madoz afectó principalmente a los bienes de los municipios: tierras comunales, propios, pastos y montes, además de propiedades eclesiásticas aún no vendidas. El objetivo fundamental era obtener ingresos de manera rápida y masiva para financiar al Estado, duramente afectado por la deuda pública, y para impulsar grandes proyectos de modernización, sobre todo la construcción del ferrocarril. La venta se realizaba mediante subastas públicas, lo que favoreció a propietarios con capital disponible, no a campesinos sin recursos. En consecuencia, aumentó la concentración de la tierra en manos de grandes propietarios y burgueses urbanos. Aunque permitió al Estado obtener fondos, también privó a muchos pueblos de recursos comunales esenciales para la economía rural. En conjunto, supuso una transformación profunda de la propiedad agraria y un paso clave en el desarrollo del capitalismo en España.


3. Explicar la expansión del ferrocarril

La expansión del ferrocarril en España fue uno de los procesos decisivos para la modernización económica del siglo XIX. Comenzó con fuerza tras la Ley General de Ferrocarriles de 1855, que facilitó las concesiones a empresas privadas y permitió un amplio acceso al capital extranjero, especialmente francés y británico. El Estado ofreció garantías y subvenciones que atrajeron inversiones, ya que la economía española por sí sola no podía financiar la red. El trazado adoptado fue radial, con centro en Madrid, lo que buscaba integrar políticamente el territorio pero generó desequilibrios regionales. Además, se optó por un ancho de vía distinto al europeo, lo que dificultó la conexión internacional. A pesar de estos problemas, el ferrocarril redujo tiempos de transporte, favoreció la circulación de mercancías y personas y contribuyó a la creación de un mercado nacional. También impulsó sectores como la minería y la siderurgia, aunque estos crecieron de forma desigual. En conjunto, supuso un cambio estructural que ayudó a integrar la economía española en el capitalismo europeo.


4. Características de la Constitución de 1869

La Constitución de 1869 fue el texto más avanzado del liberalismo español y representó los ideales de la Revolución Gloriosa. Estableció la soberanía nacional, sustituyendo definitivamente el modelo de soberanía compartida entre la Corona y las Cortes. Reconoció el sufragio universal masculino, ampliando la participación política a todos los varones mayores de 25 años. También garantizó un amplio catálogo de libertades individuales, como la libertad de expresión, reunión, asociación, enseñanza y, por primera vez, libertad de culto en un país tradicionalmente católico. El sistema político quedó configurado como una monarquía parlamentaria, en la que el rey reinaba pero no gobernaba, reduciendo sus poderes efectivos. Se establecieron Cortes bicamerales, con un Congreso elegido por sufragio y un Senado con miembros electos y otros designados por corporaciones. Fue un intento de crear un Estado moderno y plural, que buscaba estabilidad y participación ciudadana en un marco constitucional avanzado.


5. Explicar los problemas exteriores de España a partir de 1870

A partir de 1870, España enfrentó varios problemas exteriores que debilitaron gravemente la estabilidad del Estado. El mayor desafío fue la Guerra de Cuba, iniciada con el Grito de Yara en 1868, que se convirtió en un conflicto largo y costoso, drenando recursos económicos y humanos. La guerra respondía a tensiones acumuladas en la isla, como la desigualdad económica, el control peninsular y el atraso político de la colonia. A ello se sumaron tensiones internacionales, como el incidente con Estados Unidos por el caso del «Virginius», que generó conflictos diplomáticos. España también mantenía situaciones inestables en otros territorios, como Filipinas y el norte de África, donde había costosas campañas militares. Todo ello coincidió con crisis internas, como la muerte del general Prim y la inestabilidad política que siguió. La presión exterior dificultó la consolidación del régimen surgido en 1868 y contribuyó al fracaso de la monarquía democrática y de la Primera República.


6. La Primera República

La Primera República española, proclamada en febrero de 1873, nació en un contexto de enorme fragilidad política tras la abdicación de Amadeo I. Su principal problema fue la falta de consenso interno: coexistían republicanos unitarios, federales moderados y federales intransigentes, lo que impedía un proyecto común. Además, el país enfrentaba tres grandes conflictos simultáneos: la Tercera Guerra Carlista, la Guerra de Cuba y el cantonalismo, una rebelión federalista radical que proclamó cantones independientes en varias ciudades. Esta situación provocó caos administrativo y enfrentamientos militares. Las sucesivas presidencias (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar) reflejaron la incapacidad de estabilizar el régimen. La intervención del ejército fue creciendo hasta que, en enero de 1874, el general Pavía disolvió las Cortes y dio paso a un gobierno autoritario, preludio del pronunciamiento de Martínez Campos que en diciembre restauró a Alfonso XII. La República fracasó por divisiones internas, guerras simultáneas y falta de apoyo social y militar.


7. Qué pasó desde el gobierno largo de O’Donnell hasta la crisis de 1866 y el agotamiento del régimen isabelino

El gobierno largo de O’Donnell (1858-1863) fue un periodo de relativa estabilidad, caracterizado por obras públicas, desarrollo económico y campañas militares exteriores (Marruecos, México, Indochina). Tras su caída, se alternaron gobiernos moderados y unionistas apoyados en un sistema electoral manipulado, lo que aumentó el descontento político. La reina Isabel II intervino cada vez más en la política, favoreciendo a los sectores moderados más conservadores, lo que rompió el equilibrio entre partidos. La economía entró en crisis en 1864 y especialmente en 1866, con quiebras bancarias, paro y descontento popular. La represión de protestas como la de los estudiantes y sucesos como los fusilamientos de San Gil radicalizaron a la oposición. Progresistas, demócratas y parte de la Unión Liberal formaron un frente común, plasmado en el Pacto de Ostende (1866), cuyo objetivo era destronar a la reina. Esta alianza, unida al desgaste institucional y social, condujo directamente al colapso del régimen y a la Revolución de 1868.


8. La desamortización de Mendizábal y las consecuencias del proceso desamortizador

La desamortización de Mendizábal, llevada a cabo entre 1836 y 1837, consistió en la expropiación y venta de bienes de la Iglesia con el objetivo de obtener recursos para financiar la Primera Guerra Carlista y, al mismo tiempo, reforzar el Estado liberal. También pretendía modernizar la economía mediante la creación de una propiedad privada libre y un mercado agrario más eficiente, rompiendo con las antiguas estructuras del Antiguo Régimen.

En el plano económico, el Estado obtuvo ingresos rápidos gracias a las subastas, pero las tierras fueron adquiridas mayoritariamente por burgueses, nobles liberales y grandes propietarios, ya que los campesinos carecían de recursos para participar en las pujas. Esto impidió la creación de un campesinado propietario y favoreció la concentración de la tierra, limitando la modernización agraria que se buscaba.

Socialmente, la pérdida de bienes comunales perjudicó especialmente a las clases populares, que dependían de ellos para obtener recursos básicos. Al mismo tiempo, la Iglesia vio reducida de forma importante su base económica y su influencia social, lo que generó un fuerte enfrentamiento con los sectores liberales.

En el ámbito político, la desamortización contribuyó a consolidar el régimen liberal al crear una nueva clase de propietarios afines a sus principios, pero también profundizó las tensiones con los grupos conservadores y con la propia Iglesia. En conjunto, fue una reforma decisiva pero con efectos desiguales, que reforzó al Estado liberal pero acentuó las desigualdades sociales y los conflictos ideológicos de la época.

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